Hace dos noches fui a cenar a un restaurante japonés – peruano, caro, de Madrid. Se llama Nikkei 225. Nos costó 160 Euros (dos personas) con vino blanco de 30 Euros. Salimos felices de los sabores, de los hallazgos que nos presentaron en la mesa y de las recomendaciones que nos dieron para elegir. A mi juicio, sólo le falta (aparte de precios más bajos, pero en eso entiendo que se impone la oferta y la demanda y estaba lleno) una carta con champanes menos costosos. Existen buenos champanes sin necesidad de que sólo el champán cueste más que el resto de la comida de los dos. Lo demás, delicioso e impecable.
Pero (no es pero, pero vale), por encima de los sabores, de la decoración, de la carta y los vinos estuvo Marjoli, que nos atendió a la mesa. Mi pareja en la cena (mujer) y yo (hombre) nos hubiéramos casado los dos con ella. Un trato delicado, respetuoso y tierno, ilustrando nuestra ignorancia con dulzura.
Si no le pedimos que se casara con nosotros fue porque hubiéramos tenido pelea para ver quién de los dos se la quedaba para siempre.
Gracias Marjoli, por convertir una cena deliciosa en una cena excepcional. Le dedico esta entrada de Navidad a usted, que pasa estos días lejos de su tierra y probablemente de parte de su familia. No sé su apellido. Espero que tenga aquí en Madrid a quien la cuide bien. Si no, nosotros la adoptamos. Se lo aseguro. Mil gracias y Feliz Navidad.
Breve pero concisa entrada. Me ha encantado. Se ve que anteayer disfrutaron de verdad, no solo con la cena, sino con el trato excelente, que yo creo que es lo que verdaderamente perdura. Estoy convencido de que si quieren repetir en el mismo lugar, 6 meses después, antes de hacer memoria de qué tal cenaron, lo primero que les vendrá a la mente será qué tal les trataron, si fueron corteses, si pusieron esta atención que todos buscamos, sin prisas, con delicadeza. Y encontrar sitios que, a pesar del precio, sean realmente recomendable, no es tarea fácil, es como buscar una aguja en un pajar, porque siempre pecan de algo. Guarde el nombre del restaurante en su mente, como oro en paño, porque además seguirá recordando que tuvo una noche excelente.
Feliz dia a todos.
Coño don javier, no me pague 30 € por un vino blanco que me duele el alma…
Espero que la compañia compensara el atraco.
Lo dicho feliz dia.
Me encantan los japoneses. ¿Me leva un día si paso por Madrid? 🙂
Por cierto, según Tim Harford (en «El Economista camuflado») los platos que los restaurantes sirven al final como los postres, las copas o el champán (champagne, por si hay algún lector delicado) son más caros porque cuando el cliente los pide se queda más tiempo ocupando la mesa y paga el coste de oportunidad de no tener otro cliente.
Feliz navidad Sr. Moltó y si no celebra ninguna festividad religiosa, disfrute de estar cerca de las personas a las que quiere, que, no sé por qué, en estas fechas apetece.
Un abrazo.
¿Japonés-peruano? ¿Mande?
Creo que es tan importante la comida en sí como el trato recibido: si un sitio da bien de comer pero me tratan mal, no vuelvo.
Feliz Navidad.
Chandler,
Le suena algo un tal Fujimori. Al igual que en Europa recibimos inmigrantes de las regiones, continentes limitrófes, en el caso de America, a principios y mediados del siglo pasado, fue la costa del Pacífico la que recibió a muchos inmigrantes asiaticos. Japón hasta mediados del S.XX, no era la potencia tecnológica que todos conocemos.
Me alegro que disfrute tanto de la vida Sr. Moltó y que nos haga partícipes de ello con todos nosotros.
Ráfagas, GTO.
Sabe qué significa marjoli ?
Hola omar c. ¿Qué significa? A mí me pareció que era el nombre que me decía.
Ah, disculpe, pensé que se había dado cuenta… es una tontería la verdad, pero transmitió tanto éxtasis emocional, que era para hacer un guiño cómplice: joli en francés significa bonito.
🙂
No me había dado cuenta Omar. Lo siento. «La mar de bonita». Pues sí. Una «bonita» forma de verlo. Pero soy un cazurro y no me fijé. Gracias.