Independientemente de los carteles, algunos pasajeros se levantan de sus asientos para cederlos a otras personas, pero la mayoría no lo hace. Y además de eso, muchos de los asientos de los autobuses, están situados muy lejos de las puertas o encima de escalones (los que van situados sobre los ejes de las ruedas) por lo que tampoco son útiles para personas cargadas o con dificultades de movimiento.
Al menos en Madrid, a partir de media mañana, la proporción de personas mayores que suben a los autobuses es elevada. Personas ya jubiladas, con vitalidad, que van a museos, a tomar el sol al Retiro, a nadar a las piscinas o a tomar el aperitivo. A partir de las once de la mañana no hay suficientes asientos en los autobuses y muchas de esas personas van de pie, agarradas como pueden a las barras, sometidas a los continuos acelerones y frenazos.
En alguna ocasión que he coincidido en el autobús con ellos a esas horas, en todas las paradas de mi trayecto he tenido la oportunidad de ayudar a descender del autobús a una o varias personas mayores, que se mueven con mucha dificultad, que tienen que salvar el gran escalón entre el autobús y el suelo (a pesar de que algunos autobuses se inclinan notablemente para reducir esa distancia cuando están parados).
El envejecimiento de la población no ha hecho más que empezar y los autobuses municipales madrileños (supongo que en la mayoría de ciudades sucede lo mismo) no están preparados para ello. Los cambios de marcha tendrían que ser más suaves, igual que los acelerones y los frenazos (siempre que no sean imprevistos). Los pasajeros que han tenido la suerte de sentarse, se levantan de sus asientos antes de que los coches lleguen a las paradas porque de lo contrario no llegan a tiempo para bajarse. Ese momento es de mucho riesgo, porque se levantan mientras el autobús frena o tiene que frenar.
Son autobuses preparados para gente joven, con pocos asientos para mayores y sin una previsión adecuada para que no haya que correr para bajarse entre apretujones y prisas. Paso miedo cuando voy en los autobuses, no por mí, sino por personas de 20 y 30 años más que yo.
Los conductores tiene que cumplir sus horarios, y a veces conducen despepitados en mitad del tráfico. Los asientos son escasos y los procesos de bajada peligrosos. Son nuestros mayores. No pueden competir por llegar a la puerta en menos de 10 segundos, empujando a unos y otros que no se apartan en mitad de las sacudidas. Y no tienen fuerza para agarrarse a las barras con la seguridad necesaria.
Normalmente las personas mayores se conectan poco a internet. Me gustaría oír sus opiniones, aunque fuera a través de los hijos y nietos. Quizá mi percepción sea errónea y ellos vayan bien y no necesiten mayores cuidados. Pero tengo la impresión de que no me equivoco.