En la entrada anterior, Lola pregunta:
¿Por qué todo tiene que ser tan masculino? ¿Por qué el mundo es tan de hombres?
No sé por qué motivo ese escrito y las respuestas le llevan a Lola a hacer esas preguntas. No sé qué relación tiene con lo que yo escribí ni con las respuestas y, sin embargo, las dos preguntas me parecen perfectamente apropiadas en ese contexto. Ignoro por qué.
No sé acotar «ese mundo tan de hombres», ponerle fronteras. Quizá no las tenga. En muchas ocasiones advierto un mundo ramplón que me resulta vomitivo. En otras me revienta la ceguera y el dolor que causa el desprecio que insulta. Lo más peligroso y empobrecedor, sin embargo, quizá se dé cuando resulta menos obsceno el desprecio hacia la mujer (no sólo de los hombres).
Lola, me intriga saber por qué escribió esas preguntas, por qué se sintió incómoda. No me sorprende leerlas y sin embargo no se me hubiera ocurrido nunca preguntarlas en ese contexto. Estoy seguro de que si «todo es muy masculino» todos salimos perdiendo. Y probablemente sea cierto.
Me gustaría intentar dibujar ese «mundo tan de hombres». ¿Podemos hacerlo entre todas? ¿A alguna de ustedes le sorprendieron las preguntas de Lola? ¿A alguna no?