El cabrón de Víctor. Todo lo que tocaba lo hacía intenso. Parecía que pudiera tocar poco. No. Lo tocaba todo.
Lloro y a ratos lloro sin parar y no sé por qué lloro. Si estuviera con Víctor, seguro que intentaríamos explicarlo. Vamos a intentarlo otra vez, company.
Lloro, seguro, por la felicidad de haberlo conocido. Por la felicidad de haber vivido un viaje que, también seguro, ha cambiado el mundo, mi mundo.
Lloro por puro egoísmo. Por todos los proyectos que habíamos pensado juntos. Por encima de todo, por esa canción que íbamos a ensayar juntos para cantar en el Toni2 (un piano bar decadente de Madrid). ¿Ahora con quién canto, a ver?
Lloro por la mala suerte de haberlo conocido tan tarde y en época de exámenes. Desde que regresamos lo he dejado en paz, para que estudiara. (Grrr)
Lloro por la rabia. No lloro por pena. ¿Pena de qué? Ha tenido una vida intensa, feliz. Utilizo intensa porque lo es. Lo escribía él en “Vamos a intentarlo”. En sus 34 años ha vivido con una intensidad y profundidad desconocidas. Estoy seguro de que no han sido pocos años. Ninguna pena. ¿Rabia de qué? No lo sé. De todo. (Grrr)
Lloro porque pienso en sus padres. Lo quieren tanto y él los quería tanto. ¿Cómo es posible que ese amor no sea un antídoto infalible contra la muerte? ¿De qué sirve el amor si no es capaz de pegar, de unir, mientras lo sientes? ¿Cómo es posible que no sea posible abrazar a alguien que quieres y protegerlo de todo? (Más grrr)
Lloro de felicidad. Por los recuerdos que tengo y por ver en el entierro a tantas otras personas que lloraban inconsolables, seguramente también sin saber exactamente por qué. Lloro por sentir la felicidad de saberlo tan querido como me sentía yo con él, como sé que él se sentía conmigo.
Lloro porque nos queríamos. Lo supimos enseguida y no nos lo escondimos ni un segundo. Nunca fue tan fácil querer como con Víctor (Alguna más sí). Sin posesión, sin exigencia.
Lloro porque nunca un hombre me había hablado de su amor por las mujeres a las que quiere con esa mezcla que siento tan cercana de deseo, poder, respeto, delicadeza, miedo y fuerza. Nunca. Nunca he conocido a un hombre que exprese una violencia de sentimientos tan respetuosa.
Lloro porque siento a Víctor tan discapacitado como yo y tan poco discapacitado como yo.
Lloro por no volver a agarrarlo en mis brazos.
Lloro, seguramente, porque no tengo más motivo para llorar que el agradecimiento.
Preciosas palabras Javier,,,sin lugar a dudas que grandes somos las personas,cuando sentimos a otros,cuando ayudamos y recibimos el cariño sin más,,,un abrazo de alguien que vio vuestros videos buscando las auroras boreales…descansa en paz Victor.
Hola Javier, solamente enviarte ánimos…fui compañera de colegio de Victor. Él iba un curso por encima de mi, la verdad es que no fuimos nunca ni siquiera amigos de verdad, pero nos conocíamos de siempre. Terrassa al fin y al cabo es un pueblo… Nuestros caminos nunca fueron en paralelo, pero le recuerdo mucho, del colegio, creo que como todo el resto de compañeros, eramos solo una clase por curso, y nos conocíamos quien más quien menos, entre todos. Recuerdo ganarse nuestro respeto con alguna conversación y sonrisas que habíamos cruzado en el Patio, en los pasillos, excursiones.. y alguna que otra broma…Estoy orgullosa, pq siempre nos enseñaron a no «temer», como le pasa a mucha gente, a su «pequeña» discapacidad. Yo también pienso que los discapacitados somos el resto. Fue la primera lección, de la que me doy cuenta ahora…En los últimos años, nos encontramos varias veces de fiesta por Terrassa en nuestros «veintitantos», y estuvimos alguna noche de charla nocturna por Faktoria, ahora ya hace algunos años jejeje…Ayer por suerte o por desgracia descubrí este rincón vuestro, y vuestras hazañas en la caza de las Auroras boreales, y esta mañana te he escuchado en la radio…y me habéis conseguido esbozar una sonrisa, y también admiración y envidia sana…Ayer no me atreví a ir a decirle adiós, lo dejé para su gente más cercana, pero sí me permitiré hacerlo desde este medio… dicen que siempre hay gente que se cruza en tu camino, y te enseña algo. Gracias, Victor, un abrazo donde estés. La segunda lección me la guardo para mi. Y otro para ti, Javier, así como otro abrazo para su familia y resto de amigos.
Joder.
Mi peque (4 años) ahora anda preocupado con el tema de la muerte… lo que a él le hace preguntar mucho y a nosotros contestar con dificultad.
Joder. Parafraseando a Orwell en Rebelión en la granja, es siempre una putada… pero no todas las putadas son iguales.
Descanse en paz.
Llora si llorar te consuela,pero no dejes que la pena arraigue en tu corazón. Estoy segura que Victor no querría que eso sucediese.
Sin conocerle, su melena, su sonrisa y su presencia nos acompaña a todos los que hicimos el viaje con vosotros en el asiento de atrás.
Grande Victor, al que las auroras boreales saludaron, grande Javier que le llevo a cumplir su sueño
Descanse en RIP
Ya no lloro, no puedo llorar más, un corazón destrozado no tiene lugar para lágrimas.
Voy a intentar recomponerlo con la metodología de Víctor.
Hace diez o doce días me dijo: Papá soy muy feliz, estoy muy enamorado. Hijo, le dije, No me gustaría que te hicieran daño; y sin darle más importancia me contestó «Es lo que hay».
Y siguió viviendo su amor intensamente hasta su último momento.
En sus 34 años Víctor jamás ha dejado de sorprenderme.
Víctor no ha tenido unos padres. Unos padres han tenido a Víctor.
Nos hemos quedado huérfanos.
«Es lo que hay». Os lo decía en la carta que os escribí ayer. Te la enlazo que no sé si la habéis visto:
https://www.km77.com/revista/teletransporte/13553/a-los-padres-de-victor-jimenez-coquard/
Escribir me ha servido para saber que no lloro de tristeza. Bueno, un poco sí, pero pasará. Lloro de agradecimiento por todo lo que me ha dado, sus padres incluidos.
Todos nos hemos quedado huérfanos de vuestro hijo. Que Víctor no haya dejado de sorprenderos en 34 años es mérito vuestro. Sólo vuestro. Lo sabéis.
Hola Javier,
Tus palabras y el recuerdo de Víctor no me dejan «hablar». Tengo muchas cosas que escupir y sacar de dentro de mi, pero no puedo. Y, al final, en algun momento, también lloro.
Sólo decirte que, cuando hablé con Víctor para que presentarais vuestra aventura en el colegio de mi hija, o en las pocas veces que hablabamos de vuestro viaje, a Víctor se le iluminaba la cara y la sonrisa. Se le notaba que tenía respeto, admiración, cariño y sentía una gran amistad hacía ti.
Así que llora, pero llora dos veces. Una porque echas en falta su fuerza y su manera de ser, pero llora también de orgullo por ser capaz de hacer iluminar a Víctor.
Gracias por esos dos regalos. El viaje que le hiciste disfrutar y la alegria que reflejaba al pensar o hablar de ti. Dos sensaciones que transmitía y hacía vivir a través de él.
No me sale nada que escribir, no se porque.
Silencio y vacío nada mas.
Alex.
Gracias por las palabras Javier, sion my bonitas y Victor me contó lo mucho que conectásteis.
El muy cabrito nos deja con la birra en la mano, aún no se ni como echarle de menos…ni tan sólo soy capaz de imaginarme estar sin él, sea como sea, tengo claro una cosa, fué, es y será una gran parte de mi.
Hola. Gracias a todos por vuestras palabras de ánimo.
Txavu, qué pena que ya no podamos dar esa charla en el colegio de tu hija. Me parecía una idea preciosa. Me hacía mucha ilusión tener motivos para ver a Víctor y me parecía precioso el proyecto de contar los dos nuestra experiencia a niños. Yo nunca tuve contacto en mi vida con personas que iban en silla de ruedas. Es una experiencia reciente. Tenerlo de niño, viendo a alguien que te cuenta un viaje tan especial, con esas fotos y vídeos, tiene que ayudar mucho a que esas barreras se rompan.
En cuanto nos contaste la idea, a los dos nos pareció preciosa.
Estoy orgulloso, es cierto. Orgullosos de haber tenido la iniciativa para conocerlo y de disfrutar 20 días tan intensos con él.
Muchas gracias por tus palabras. Me hacen bien.
Latin. Éramos dos cuerpos y un cerebro o un cuerpo y dos cerebros, todavía no lo sé. Lo bueno es que es una gran parte de todos ¡¡y no se acaba!!
Vaya, No me esperaba esta noticia.
creo este homenaje te gustara.
https://www.youtube.com/watch?v=9byzugwlfhw
Llora cuanto necesites, que después esos momentos pasarán y te quedarás con los buenos recuerdos. Un abrazo Javier.