En este artículo del «Almacén de Derecho» hay un excelente artículo de Pablo de Lora que nos ayuda a ahondar en sentencia de La Manada y, creo yo, a mejorar la civilización. He dicho ya varias veces que a mí la sentencia me parecía una sentencia excelente, aunque yo no esté de acuerdo con ella y, aunque, como decía ayer, me parezca una sentencia muy dolorosa. Independientemente de mi dolor, se trata de una sentencia bien trabajada, bien motivada y que por la dificultad del caso tiene que resolver dilemas complicados. Utiliza la figura del «prevalimiento» de forma arbitraria en lugar de la «intimidación», , pero lo contrario también sería juicios de valor y de sentimientos de «La Manada» y de la mujer-chica. Los hechos probados están muy claros, por lo que se puede recurrir con garantías de juicio justo sobre hechos correctamente descritos. Se trata de una sentencia sobre la que se puede trabajar con arreglo a lo que entendemos por justicia.
Dice Pablo de Lora casi al final de su artículo:
«(…) en absoluto el tribunal, con su fallo, está mandando el mensaje a las mujeres de que deben resistirse heroicamente ante quienes se proponen abusar o agredirlas sexualmente pues de otro modo no serán consideradas como víctimas de una violación. No: el tribunal está aplicando un estándar civilizatorio, las garantías propias de un sistema que asume como más odioso condenar al inocente que absolver al culpable, de acuerdo con la célebre máxima, y que cuando falla no está descreyendo a la denunciante, sino constatando razonadamente la inexistencia de prueba de cargo suficiente para condenar. Un Estado al fin que ha de procurar dar las máximas garantías antes de aplicar toda su fuerza legítima en la forma de una privación de libertad que, en este supuesto, podía llegar hasta los 25 años de cárcel.»
Estoy totalmente de acuerdo. El esfuerzo por alcanzar la civilización es heroico para el ser humano. A mi juicio, la civilización no está en nuestra naturaleza y cada paso hacia ella obliga a un proceso de racionalización ímprobo. Cada pasito tarda siglos en asentarse entre un porcentaje apreciable de la humanidad. Quedan milenios para que la civilización sea una realidad, entre otros motivos porque no tenemos ni idea de en qué consiste, pero no queda más remedio que ir trabajando para descubrirla, para futuras generaciones.
En ese camino hacia la civilización, las relaciones sexuales, en las que se dan esos comportamientos entre racionales y animales del hombre, suponen un escollo. Si racionalizamos las relaciones sexuales, si las civilizamos, parece que pierden parte de su encanto. En cambio, si no lo hacemos, el abuso y la violencia afloran en demasiadas ocasiones. Los celos, la posesividad, el amor loco y la pasión ciega se mueven entre lo deseado y lo aborrecible.
Dice Pablo de Lora en su artículo a este respecto:
«Muchas feministas han reclamado que, en un contexto de desigualdad estructural entre hombres y mujeres, el consentimiento tácito no basta sino que tiene que ser afirmativo (se trata de la política del sí es sí sobre la que me ocupé hace un tiempo). El problema es que muchas relaciones sexuales no discurren así, mediando la afirmación previa de consentir a todos y cada uno de los actos que concita el sexo entre dos personas adultas, y nadie piensa que se cometan por ello delitos de naturaleza sexual. En el límite, se ha dicho con razón, tendríamos que someter las relaciones sexuales a una suerte de “contractualización”, una perspectiva nada estimulante, la verdad.»
Aquuí es donde discrepo del autor de este artículo. ¿Una perspectiva nada estimulante, la verdad? ¿Por qué es una perspectiva nada estimulante?
Ese contrato no tiene que ser escrito, pero sí evidente para las dos partes.
¿La mujer-chica de Navarra, tomó la iniciativa en algún momento, se desnudó ella, la desnudó alguien a ella con un mínimo de sensualidad, desnudó ella a alguien, acarició a alguien, jugó con alguien, alguien la acarició a ella, dio ella alguna señal, aunque fuera mínima, de que quería participar en ese acto múltiple? En la sentencia no aparece, desde luego. ¿Hace falta algún indicio más para darse cuenta de que no hay ningún tipo de contrato entre las partes? Para mí ese comportamiento de la chica es un grito desesperado de «No quiero».
No sé cuántas veces le he preguntado a chicas, ya acostados y desnudos en la cama, ante las que dudaba que de verdad quisieran tener sexo conmigo, si de verdad querían. ¡No sé cuántas, pero muchas! Basta con estar un poco pendiente de la otra persona, con la que vas a tener una relación (o no), ver cómo se mueve, ver qué hace, para formalizar ese contrato. No lo he apuntado, pero decenas de veces he recibido la respuesta de «vamos a ir despacio, por favor. Vamos a conocernos primero» o «vamos a dejar que nuestros cuerpos se conozcan antes de avanzar» y eso que yo intento ser cuidadoso (intento ser muy cuidadoso) y no soy consciente de haber empujado nunca a ninguna mujer hacia la cama. Aun así, muchas veces, mejor dicho, un porcentaje alto de las veces que ocurren estas cosas a lo largo de la vida, el sí no está presente.
En algunos casos no hay ninguna duda. En otros sí. Estar pendiente de la otra persona, preguntar, es someter las relaciones sexuales a una suerte de «contractualización» que a mí me parece imprescindible entre seres civilizados.
Varias veces he sido yo el que ha dicho que no ante situaciones de sexo inminente. A veces las mujeres lo han entendido y otras no. La vida es así. No tienen nada que entender, igual que yo no tengo nada que entender cuando una mujer no quiere tener sexo conmigo.
No es no. Y una mínima duda o indicio de duda, también es no, al menos de momento. Es un contrato bien sencillo.
Sr Moltó, comenta Vd acertadamente que
«No sé cuántas veces le he preguntado a chicas, ya acostados y desnudos en la cama, ante las que dudaba que de verdad quisieran tener sexo conmigo, si de verdad querían. ¡No sé cuántas, pero muchas!»
Le manco en este punto. Desde la plataforma No+autónomos creemos que practicar sexo es una tarea no autónoma que debe ser legislada y controlada correctamente.
Para estos menesteres, el equipo jurídico de No+autónomos tiene preparado un modelo de contrato para una correcta copulación.
En dicho contrato, se especifican una serie de cláusulas de consentimiento (veces que se mete, veces que se saca, modo de desviste, copulación con ropa, sin ropa, de emergencia, con calcetines, sin calcetines…) y, además, unas cláusulas de renovación del contrato para alargar la copulación, siempre bajo la decisión de quien recibe el falo, que siempre suele ser la hembra en la pareja.
El modelo básico incluye una copulación de no mas de 5 minutos, en postura misionera, en la cama y con la luz apagada. Dicho contrato se puede renovar bajo decisión de la hembra hasta no nas de 3 veces. Las distintas posturas y métodos de penetración o variantes sexuales (felación, beso negro, cunilingus,…) se deben firmar en anexos separados, bajo presencia de un (1) abogado, dos (2) notarios, cuatro (4) representantes de asociaciones feministas, dos (2) policías femeninas y tres (3) guardias civiles (también de género visualizado femenino). Sí, al final en la habitación son ciento y la madre, pero se realiza todo de forma CORRECTA y minimizando las posibilidades de una relación no consentida
Reciba un cordial saludo de No+autónomos
No hay manera. Ni en mi web favorita del mundo del motor consigo librarme del coñazo mediático que estan montando las feministas radicales y su industria del victimismo. Qué cruz…
Señor Moltó, me parece que sus prácticas vienen causadas por la mala experiencia por usted sufrida, pero no me parece que sean ni mucho menos de uso común por el resto de la gente. Aparte de eso, como podrá tener validez un contrato no escrito ante una denuncia en falso? No digo que sea el caso de la sentencia que le motiva a escribir los dos últimos post, pero casos así también hay.
Las formas de llegar a un encuentro sexual son muy variadas y cuando se dan en bacanales como son hoy en día los sanfermines, donde la mayoría de esas relaciones se sostienen -como vulgarmente se dice- a salto de mata y entre personas que se acaban de conocer, esas delicadas precauciones que usted nos relata no suelen tener lugar. Es lo que ocurre cuando se copula en lugares públicos sin tener asegurada la mínima intimidad y habiendo consumido elevadas cantidades de alcohol. Precisamente es en este tipo de situaciones cuando se dan denuncias por violación donde los acusados del abuso o agresión no suelen ser delincuentes tipo «el violador del ensanche» o semejantes, sino personas más «normales» que se dejan llevar por una concepción hedonista y estereotipada de las relaciones sexuales, como parece que era el caso de estos cinco abusones.
Por lo demás no consigo entender como califica de excelente algo con lo que no está de acuerdo, más cuando afirma que la sentencia utiliza de forma «arbitraria» la figura del prevalimiento en lugar de la intimidación que es la que a usted le parece la correcta para el caso. Yo no calificaría de excelente algo que entienda como «arbitrario».
Saludos.
Lastra.
La sentencia es excelente porque está muy bien trabajada y motivada. El fallo es arbitrario e igualmente de arbitrario sería si hubiera calificado el delito como intimidación y como violación. No tengo que estar de acuerdo con lo que piensa Schopenhauer para tener claro que su forma de pensar y de exponer es excelente. Que no esté de acuerdo con un pensamiento, con una decisión, no quiere decir que esa decisión esté excelentemente motivada.
¿Ha leído la sentencia? Los contratos no escritos tienen mucho valor.
BirutasF1 y Lastra.
cada encuentro sexual está plagado de acuerdos y todos juntos forman un contrato. Parte de ese contrato puede ser utilicemos preservativo, no me hagas daño, hazme esto que me gusta, déjame que te haga eso que me gusta, te dejo que me hagas eso que te gusta, hazme daño que me gusta…
Hay contratos en muchos encuentros sexuales, esporádicos o no. Cuanto mejor lo acordemos, mejor para las dos partes.
Moltó, la queja popular no viene de que no se quiera respetar el in dubio pro reo, viene de que en los hechos probados descritos como tales en la propia sentencia se dice que la chica estaba claramente intimidada pero al dictar sentencia la esta certeza se esfuma y prima la percepción del equipo colegiado. No soy jurista, pero no es descabellado indignarse por dictar sentencia sin tener en cuenta los hechos probados.
Ya de que le roben el movil para ganar tiempo y que ella, tirada en un portal, sola y borracha en una ciudad desconocida no pueda avisar a nadie y sea simplemente hurto, sin ninguna intencionalidad delictiva asociada que suponga un agravante de ese hurto, mejor no hablamos.
Esa, y no otra cosa es el meollo del asunto.
De todos modos a mi lo que mas me flipa del caso es que hay un montón de señores por ahí que estoy seguro de que tienen perfectamente claro cuando es no y cuando es si, y que en su vida han metido a una adolescente borracha en un portal junto con otros cuatro amigos para follarsela, defendiendo la forma de proceder de un grupo de depredadores.
@lastra » sino personas más “normales” que se dejan llevar por una concepción hedonista y estereotipada de las relaciones sexuales, como parece que era el caso de estos cinco abusones.»
¿En serio?
¿Recuerda ud. los mensajes recuperados del chat de Whatsapp de estos «hombres normales? Aquel donde decían lindezas como «luego queremos violar todos» o «preparad la burundanga y las cuerdas» ¿Recuerda que hay procesos abiertos contra algunos de ellos por casos similares? No sé qué entiende ud. por «normalidad» y hedonismo; o cuáles son sus estereotipos en cuanto a relaciones sexuales (no es una pregunta, no pretendo inmiscuirme en su intimidad).
Lo que no me parece tolerable es hacer pasar a una panda de energúmenos por personas normales que se pasaron un poco con el alcohol he hicieron pasar un mal rato (o quizá no tal malo, ¿no? a una chica.
#6 Usar las comunicaciones privadas de las personas para extraer conclusiones no suele llevar a ningún lado, las personas cuando hablamos en tono jocoso podemos decir barbaridades que de ninguna manera cometeríamos. En ese grupo de Whatsapp había 21 personas, no solo los cinco condenados.
Por lo demás creo que la comparación entre estos tipos, calificados por mí como de más normales -entrecomillado normales- frente a delincuentes multireincidentes como los diversos violador del …. (póngale ud el apellido, hay muchos), es bastante clara salvo que se quiera buscar los tres pies al gato. Usted mismo.