Desde hace varios años está en curso un debate para dilucidar qué significa ser de izquierdas y de derechas. Hace muchos años leí varios libros y todavía leo artículos en los que básicamente la izquierda se plantea qué significa ser de izquierdas. Las personas de derechas, los llamados conservadores, parece que lo tienen más claro. Su suelo intelectual no ha temblado tanto como el de la izquierda y no tienen tantas preguntas sin respuesta.
Sin ánimo de banalizar el debate, pero sin ponerme tampoco muy serio, quiero aportar lo que pienso que caracteriza a la izquierda y a la derecha en España. No sé si esta visión es certera ni tampoco si es extrapolable. Me gustaría saber qué opinan ustedes.
La derecha en España se caracteriza básicamente porque considera que existe un Estado de bienestar, pero que nos llegará después de la muerte. Tienen fe en que existe Estado de características mágicas para las reglas de física que conocemos en la tierra.
La izquierda en España considera que ese Estado de bienestar puede existir en la tierra. Que tiene que existir una fórmula para conseguir que los ciudadanos podamos crear con los impuestos un Estado de bienestar amplio y universal, que nos proteja a todos de las inclemencias del mundo.
A mi juicio no hay mucha más diferencia entre la izquierda y la derecha. Los dos tienen fe. Unos tienen fe y están seguros de que existe una fórmula para crear una suerte de paraíso en la tierra al igual que los otros tiene fe y creen que ese paraíso existe en algún lugar del cielo.
Unos aspiran al bienestar con este cuerpo y en este lugar y otros aspiran al bienestar infinito con el alma.
Cuando Eva mordió la manzana creó el primer principio de la termodinámica. El paraíso se hizo imposible y hubo que sudar (transformar energía) para conseguir pan para comer. El primer principio de la termodinámica limita la generación de riqueza. No puede haber más riqueza que la energía inicial de la que partimos y que somos capaces de transformar en energía aprovechable para el hombre. La riqueza es la cantidad de energía que hayamos sido capaces de transformar para convertirla en casas, viajes, carreteras, joyas, sanidad, alimentos… todo es energía transformada para ser utilizada por el ser humano.
Durante millones y millones de años la tierra ha ahorrado cantidades ingentes de energía. El único ahorro que hemos recibido del pasado. Este ahorro se llama petróleo. Con este ahorro de muchísimos millones de años hemos podido generar en un solo siglo una suerte de paraíso de riqueza impensable para el ser humano durante toda la historia de la humanidad. (El carbón ayudó a dar los primeros pasos).
Cualquier ciudadano actual de occidente y de otros muchos lugares es inmensamente más rico que Carlos V, porque tenemos mucha más capacidad de transformar energía cada día de la que tenía el Rey que fue a morir a Yuste. (¿Cuánto tiempo tardó en llegar de Laredo a Yuste? Hoy lo hacemos en unas horas)
La crisis que estamos viviendo está causada por el encarecimiento del petróleo (por la previsión de escasez y la mayor demanda mundial). Es una tendencia inexorable. Hasta que encontremos una fuente de energía alternativa real, por coste y abundancia, los seres humanos nos empobreceremos por término medio.
Toda la riqueza de la humanidad parte de la energía inicial que sabemos aprovechar. Toda. No puede venir de ningún otro lado. Si no la sabemos aprovechar es como si no existiera.
Si tenemos menos energía o si es más cara, todos seremos menos ricos.
La izquierda sufre más en esta situación, porque tiene fe en la existencia del paraíso en la tierra y no encontrar la fórmula les resquebraja su entramado teórico. La izquierda se niega admitir que sea imposible el bienestar para todos. Es cuestión de fe.
La derecha tiene menos quebrantos intelectuales en esta ocasión, porque su dogma de fe no está en este terreno pantanoso.
A mi juicio, predicar la fe en el paraíso terrenal es muy perjudicial, porque a quienes más va a perjudicar su inexistencia es precisamente a quienes más confían en que existe, porque son quienes más lo necesitan. Quienes esperen que los Estados, con los impuestos y las deudas de todos, puedan generar bienestar globalizado, son los que más van a sufrir por su carencia.
Yo propongo a las personas de izquierdas que dejen de predicar, porque su prédica perjudica sobre todo a los más débiles. Les pido que asuman que no puede haber Estado del bienestar para todos hasta que no encontremos una fuente de energía aprovechable para el ser humano que tenga un precio por unidad energética equivalente al del petróleo.
Les pido que nos pongamos de acuerdo en quiénes tienen que ser protegidos con prioridad, quiénes son los más débiles, para que los protejamos los primeros. Una vez estén protegidos los más débiles, veamos cuánto dinero nos queda y pasemos a proteger a los segundos más débiles. Y así sucesivamente. No hay alternativa. Mejor asumirlo cuanto antes.