La ingravidez existe. Pesa. No hace ruido. Tiene nombre de mujer.
Existe en el ‘Duke Ellington Ballet‘. Vayan a verlo si tienen oportunidad. Hoy actúan de nuevo en Madrid y espero que lo hagan en otros lugares de España. Tiene momentos prescindibles. Otros, justifican una vida.
Cuerpo de baile japonés, coreógrafo francés y una bailarina guipuzcoana que flota: Lucía Lacarra. Una de las insignes cachorras del ballet de Víctor Ullate. Como Tamara Rojo, ahí es nada.
Leyendo ahora al repasar cómo se organizan los comentarios del blog, me doy cuenta de una cosa.
Lucía Lacarra flota cuando está posada. Su ingravidez tiene punto de apoyo. Magia pura.