Bonoloto, Euromillón, primitiva, quiniela hípica, lotería, cuponazo, apuestas deportivas, bingos, casinos… juegos y juegos de azar. En este país se juega.
¿Perjudica a alguien que se juegue? Si perjudicara, ¿convendría prohibir el juego?
Gracias al juego se crean muchos puestos de trabajo en España y el Estado recauda grandes sumas de dinero. No he buscado la cifra, pero la cantidad concreta es irrelevante para mi exposición. La ONCE, además, gracias al juego, da trabajo a personas con capacidades disminuidas y realiza un trabajo de valor social.
Aparentemente, el juego sólo aporta beneficios a la sociedad, salvo para los ludópatas. El Estado ingresa grandes cantidades de dinero, se crean puestos de trabajo y se realiza labor social. ¿Por qué preocuparse por el juego?
A pesar de las apariencias, el juego es una lacra para la economía de un país. No genera riqueza, no dirige adecuadamente los recursos de inversión, no evalúa los riesgos. Los juegos de azar fomentan la cultura del pelotazo y crean en los ciudadanos expectativas e ilusiones imposibles de cumplir. La expectativa de la suerte en lugar del rendimiento del trabajo. Estoy seguro de que a medio plazo se crearían más puestos de trabajo que los que se destruirían si en España se destinara menos dinero al juego.
La labor social no debe realizarse mediante un sistema que empobrece la economía. Es necesario que el Estado proteja a los más desfavorecidos, pero es obligación de todos buscar los mecanismos más eficientes para realizar esa tarea.
Sin embargo, a la vez, los adultos deben poder disponer de su dinero (una vez pagados los impuestos) como mejor les parezca. Unos invierten en bolsa con mucho riesgo, otro en empresas piramidales, otros van a ver el fútbol o la Fórmula 1 y otros se lo gastan en el juego. Es su dinero y parece razonable que tengan la libertad de gastarlo como mejor consideren. Otro argumento a favor de que no se prohíba el juego es que sabemos por experiencia que las prohibiciones crean mafias, deseos añadidos, corrupción y violencia. Prohibir no parece la solución.
Sin embargo, entre prohibir y fomentar existe un amplio trecho. El Estado fomenta el juego con muchos millones de Euros en publicidad y permite también la publicidad de apuestas privadas. ¿Convendría prohibir la publicidad de los juegos de azar?
No recuerdo opiniones ni debates sobre este asunto (No se habla de los perjuicios y beneficios del juego de azar, ¿por qué?) . No tengo, por tanto, una opinión contrastada. (Me sucede con frecuencia)
Por lo que cavilo solito, sin ayuda de nadie, mi opinión es favorable a que no se fomenten los juegos de azar con publicidad.
Entiendo que prohibir la publicidad supondría un fuerte impacto económico en algunos negocios. La prohibición, en todo caso, debería realizarse de con un periodo de transición que modificara gradualmente la situación.