La semana pasada, Michelin me invitó a un curso de conducción en el Circuito del Jarama. Un curso que realizamos con varios Mercedes-Benz AMG. Es el mismo curso que reciben los clientes de modelos AMG. Seguramente vale la pena comprarse uno de estos coches, aunque sólo sea para que te den el curso.
No voy a hablar de neumáticos. No tengo nada que decir sobre ellos. Sólo que estaban puestos en los coches que condujimos. Tampoco voy a hablar sobre los Mercedes-Benz AMG, salvo que eran los coches en los que me senté para dar algunas vueltas con mayor o menor fortuna al Jarama y a pistas deslizantes. ¿Qué soy capaz de decir sobre ellos salvo vaguedades? Nada.
Voy a hablar de Ernesto Nava y de la Escuela de conducción del RACE.
Tengo una capacidad asombrosa para quedar mal con todo el mundo. Michelin me invita, seguramente con la intención de que hable de sus neumáticos. Pero no tengo nada que decir sobre Michelin después de este curso. Mercedes-Benz, que pone los coches, también podría desear que mencionara sus potentísimos AMG. Pero yo no soy capaz de decir algo interesante sobre ellos tras unas vueltas en el Jarama.
En cambio, Ernesto Nava, Director de la Escuela de conducción del RACE, seguro que no quiere que hable de él en esta ocasión. Seguro que no quiere ser el protagonista, porque Mercedes-Benz y Michelin son sus clientes y preferiría que hablara de ellos. Lo siento por todos, pero la vida es así.
Por último, es posible que también quede mal con ustedes, con alguno de ustedes, que seguro que preferiría que les contara no sé qué historias de derrapadas controladas o no y de contravolantes, subido en coches de varios cientos de caballos con unos neumáticos que permiten un guiado muy fino. No puede ser.
La historia con la que me vine bajo el brazo del Jarama no tiene que ver ni con coches ni con neumáticos. Tiene que ver con personas y con una escuela de conducción. Así es la vida. Si no les gusta, pueden esperar a que llegue un artículo que les guste más. Sin embargo, lo hago con la intención de que les guste.
Ernesto Nava, Director de la Escuela de Conducción del RACE
Hace muchos años, muchísimos años, que conozco a Ernesto Nava. Nunca había asistido a una clase teórica de las que imparte. Me pareció excelente. Me gustó lo que dice y la forma en que lo dice. El cuidado del lenguaje, la calidad del vocabulario, la búsqueda del detalle, el objetivo último: la seguridad vial. Ernesto disfruta del placer de hacer bien su trabajo.
Mientras estaba en la «teórica», tuve claro que me hubiera gustado grabarla en video. Lo pensé tarde. Yo iba preparado a grabar derrapadas y caballitos. Lo mejor del día se me quedó en el hueco entre la tarjeta y la memoria. Soy lento de reflejos. Eso, lógicamente, es malo también para conducir.
Ernesto nos explicó qué significa trazar bien una curva y por qué hay trazados buenos y malos. No tengo espacio para transponer aquí su charla, pero lo haré, ya veremos cómo, en otro momento. También habló de la frenada, del acelerador, de tracción delantera y de propulsión (en km77.com lo llamamos tracción trasera a sabiendas de las disputas que acarrea esta denominación. «Los coches de tracción trasera no existen«, dijo Ernesto, en un momento de su charla. «Tracción es tirar desde la zona anterior«. Nosotros no lo tenemos tan claro. Se puede leer en este artículo de Blas Solo).
El momento cumbre de la intervención de Ernesto llegó cuando nos contó que conocerse la teoría es imprescindible, pero que el buen conductor no se distingue por conocer mejor o peor la parte teórica.
«El buen conductor se distingue por la calidad del gesto. Eso es exactamente lo que diferencia al conductor bueno del normal. La suavidad no está reñida con la rapidez. Hay que mover el volante con rapidez cuando sea necesario. Y con suavidad. Eso es imposible de enseñar. O muy difícil. Se tiene o no se tiene.»
Nunca había oído esta definición de buen o mal conductor. Me parece sublime. Merece por sí sola un blog en mi Teletransporte querido.
Otras frases o discursos de Ernesto que merecen un blog todo entero para ellas:
«Una de las cosas buenas de estos cursos es que tocas tierra. Todos conducimos de maravilla, hasta que llegamos aquí. De aquí nos vamos con los pies en el suelo.»
«Y la curva se cerró»
«Esa masa, que es vaga por naturaleza, porque eso es la inercia…»
«El conductor ha metido todos los caballos que se ha comprado. Y los mete on-off, como el interruptor de la luz.»
«Las reacciones tienen que salir de forma espontánea. No sirve con aprenderlo una vez. Tenemos que realizar esta actividad con relativa asiduidad para estar en forma. No siempre sale como sale en las pistas de prácticas.»
«Una ventaja del ESP sobre nosotros: no se emociona. Un inconveniente: no tiene ojos, no ve. Por eso es importantísimo decirle exactamente hacia dónde queremos ir. Realizar muy bien el gesto.»
«Las presiones deben comprobarse una vez al mes. Doce veces al año. No una vez cada doce.»
Después de la «teórica», también me gustó lo que nos explicaban y cómo lo explicaban los instructores. Uno de ellos es Chema Quesada, enorme amigo mío, del que ya he hablado en este blog y al que algún día le dedicaré un blog. A él solo. Entero. Monográfico. Lo tengo claro cuando voy con él al desierto. Las dos veces que he ido con él he vuelto con la idea en la cabeza. Este año, después de un rescate en una duna, prácticamente a oscuras, además de dedicarle una entrada en este blog le teníamos que haber hecho un monumento. Algún día lo contaré. El otro instructor, José María Ginés, nos enseñó sus trazadas por el Jarama. Daba gusto ver la calidad de su gesto. Las últimas vueltas al Jarama las di en un SLS AMG Roadster precedido por Ernesto. No vi la calidad de su gesto al volante, pero desde la distancia sí aprecié la finura de su trazado.
Al terminar el día volvimos al aula. Nos repartieron diplomas del curso y Ernesto nos despidió con brevedad:
«Esto no es el final del curso. Espero que os sirva en un futuro, pero que perdure depende de vuestra voluntad. Que no quede solo en un buen recuerdo. Hay detalles a los que conviene prestar atención siempre.»
«Que tengáis un buen retorno a casa. Gracias en nombre de Michelin y de Mercedes»
Hasta ayer sabía de la existencia de al Escuela de Conducción del RACE, pero nunca la había probado. Desde ayer, quiero repetir.
Yo, que soy muy bobo, me embeleso cuando cuenta estas cosas de la forma en que las cuenta. ¿Cómo explicarlo aquí con palabras cuando son las palabras las que me faltan? Leo mucho, leo a mucha gente, pero con pocos disfruto tanto como con Moltó disfrutando de su trabajo. Me resulta entrañable (ya he dicho que soy bobo), tanto que el otro día le vi por televisión y me emocioné.
Qué grandes frases.
El concepto de suavidad recuerdo que ya ha aparecido por aquí.
Hace mucho, cuando tratábamos de definir al buen conductor por su educación y sus maneras.
Y recuerdo también la definición de un amigo y compañero:
«Conducir bien requiere un 90% de suavidad y un 10% de educación».
No es la misma definición, pero se parece.
Y desde luego, la suavidad no está reñida con la eficacia.
(Era piloto de Cross)
Grandes frases, estoy completamente de acuerdo con ellas.
Lo que no entiendo es la discusión en torno a tracción y propulsión, debe de haber cosas mejores por las que entablar un debate.
En todos los deportes por regla general, el gesto cuanto mas sencillo se haga mas eficaz es.
La conducción fina?…pues claro. El arte está lograrlo con una bestia.
La traccion y la propulsion?, para mi estos son los terminos mas de aficionado, los que he usado siempre.
Teneis por ahí una entrada del buen conductor?, tiene que estar bien. La conduccion para mi siempre han sido las reglas de educacion aplicadas a la carretera, bueno, fue lo que siempre vi en casa, era la definición de mi padre.
Joaquín, que diga eso un amigo crosista, tiene merito, suelen ser algo bruticos, pero seguro que es fino. Se me está pasando por la cabeza mi vieja capra 360, era muy burra, se merendaba las cadenas cosa fina.
Me alegro don javier que disfrutase de su amigo ernesto, ciertamente esa escuela tiene prestigio.
Sr Moltó no se preocupe por la gente de Michelin y de MB, en el resto de los blogs de coches normales ya se encargarán de ponernos al dia. Nosotros a lo nuestro.
Ráfagas, GTO.
La elegancia es sinónimo de eficacia y clase.
Hablo de Zidane, de Ponce, de Alí.
En otras disciplinas quizás no sea tan visible.
Hablamos de quienes han conseguido que la belleza forme parte del éxito deportivo.
A este respecto recuerdo las horas de discusión hace años con algunos amigos aficionados al baloncesto.Era la época de Jordan y Bird.No se la razón pero Jordan me aburría y disfrutaba enormemente viendo jugar a Larry Bird.
No todo es fuerza y furia, que nos lo digan a los españoles estos días tan contentos con el balón.
Prefiero un millón de veces una entrada asi que una explicación de lo bien que van los miguelin :-p. Se agradece el aire fresco, siempre 😉
Bien explicado. La suavidad es lo mejor que podemos aplicar a la conducción. Nuestro cerebro es un procesador relativamente lento y la suavidad nos permite tomar y aplicar las decisiones adecuadas cuando conducimos o pilotamos. Otra cosa es que haya personas con mucho talento para conducir bien y sus tiempos de respuesta resultan mas rápidos e incluso se adelantan a las circunstancias.
¿Y si trasladáramos «la calidad del gesto» a nuestras acciones del día a día? Puede que trazar una curva no sea lo único que se pueda hacer rápido pero suave; bien, preciso.
Pensaré en ello. Gracias por la entrada.
ZSQ 🙂 Muchas gracias.
Totalmente de acuerdo con las afirmaciones. El hacer un cursillo de estos es algo que tengo pendiente; espero no demorarlo mucho mas..
En cuanto a Chema Quesada le tengo una gran admiracion, en mi opinion, un excelente comunicador. Cuando saco su libro, creo que se llama «Control Total», o algo asi, no tarde en comprarlo, y aunque la mayoria de conceptos eran ya conocidos, creo que deberia de ser obligatoria su lectura para cualquiera con el carnet recien sacado y muy recomendable para cualquier conductor.