En el debate político se ha olvidado la ideología. Sólo se debate sobre la herramienta.
Criticar a los mercados es uno de de los discursos favoritos de quienes se denominan de izquierdas.
Criticar al Estado es el pasatiempo favorito de quienes se llaman de derechas.
El Estado y los mercados son herramientas. Sirven para unas cosas y para otras no. Las dos herramientas, mercado y Estado, tienen ventajas e inconvenientes, a la vez, para la mayoría de operaciones que se deben realizar con ellas.
El disparate es convertir las herramientas en un asunto ideológico. ¿El destornillador es más o menos de izquierdas que la llave inglesa?
Mercado y Estado son neutrales ideológicamente. La ideología se basa en los objetivos, no en las herramientas. Para saber qué herramientas funcionan mejor para alcanzar unos objetivos u otros no queda más remedio que emprender un procedimiento científico de prueba y error.
Ese procedimiento científico hay que abordarlo sin prejuicios y con tiempo. Los destornilladores son una buena herramienta, pero son mejor herramienta si la perfeccionamos para cada uno de sus cometidos. Lo mismo pasa con el Estado y con los mercados. Pueden ser buenas herramientas, pero seguro que podemos mejorarlas.
Lo que no tiene poco sentido es pelearse por cuál es la mejor herramienta desde un prejuicio ideológico. El mundo cambia mucho, los instrumentos también y la idoneidad de las herramientas también. Es imprescindible mejorarlas, adaptarlas e intentar descubrir cada día qué herramienta se adapta mejor a cada objetivo.
El debate sobre las herramientas no tiene nada que ver con el debate ideológico. Con lo que tiene que ver es con la defensa de intereses, de objetivos ocultos no ideológicos, de derechos adquiridos o de ideologías no confesadas.
El debate político habría que reconducirlo. Buscar las diferencias de objetivos. Diseccionar las diferencias ideológicas y posteriormente debatir sobre las herramientas, una vez se conocen con claridad los objetivos.
Por este motivo, lo primero que deberíamos exigir a los partidos es que diseccionaran su propuesta ideológica y a continuación que explicaran las herramientas de gestión que quieren utilizar para conseguir esos objetivos.
Los partidos se tendrían que diferenciar por esa ideología. Y como también hay diferentes técnicas de gestión, también podrían diferenciarse por la herramienta que prefieren utilizar.
Cualquier principio ideológico es bueno para desarrollar la cadena que crea los conjuntos de afinidades.
– Sanidad universal pagada por el Estado.
¿Compartimos el principio o no?
a) Si compartimos el principio (misma ideología), resta encontrar la mejor herramienta para conseguir la sanidad de la calidad que establezcamos, al menor coste posible.
b) Si no lo compartimos, tenemos que buscar grupos de personas que no lo comparten para llegar a acuerdos compartidos y buscar las herramientas.
En el punto a) anterior hemos establecido un nuevo principio.
– El menor coste posible (a igualdad de calidad)
¿Compartimos el principio sí o no?
a) Si lo compartimos (misma ideología)…
b) Si no lo compartimos…
Primero tenemos que definir con precisión la ideología para pasar al debate de la herramienta. No podemos perfeccionar las herramientas sin saber con precisión para qué las queremos utilizar.
Buff.
Antes de comer paso.
Me recuerda en su razonamiento la técnica de mapas mentales para enfocar proyectos. En resumen, podríamos decir que se trata de escribir (hay programas informáticos que ayudan) las ideas que llevan al interesado a alcanzar un objetivo.
Posteriormente, se desarrolla una relación de causa-efecto.
En el ejemplo que propone, el de la sanidad, hay mucho matices. Demasiados y todos ellos acaban convirtiéndose en puntos de máximo interés. Puede desear sanidad universal, pero decidir que también existirá una sanidad privada y que financiará a la pública. O puede decidir que directamente será el sector privado quien debe proporcionar la sanidad pública con un catálogo de servicios fijado gracias a una ley. Entonces, el centro de la sanidad pública pasa a ser el catálogo de servicios incluido.
Esos matices, propician la aparición de lobbies que presionan en un sentido u otro y se acaba por tener un híbrido que trata de contentar a todos y no contenta a nadie. Imagine una sanidad pública universal prestada por un sector privado que debe reparar el daño en el dedo gordo del pie, pero no en el meñique porque, como estamos en crisis, se recortan las prestaciones. Es absurdo sí, pero, ¿Y si en ese mismo contexto se incluyera la ortodoncia? Parece prescindible, pero ¿Y si el paciente hubiera sido víctima de una agresión? Ya no parece tan prescindible.
Actualmente, aún estando la sanidad pública al servicio del estado y pagada directamente con impuestos, hay prestaciones que no queda claro que sean necesarias.
Recuerde que el fin no justifica los medios y que un matiz del razonamiento puede llevar al traste la consecución del objetivo principal. Dada la divergencia ideológica de los legisladores, probablemente nunca llegarían a un acuerdo.
A mí el problema político me parece que adolece de otro mal: la política se ha convertido en un gremio y los mandatarios son primero miembros del partido, después son personas y después son mandatarios. Por tanto, la idoneidad de las medidas debe favorecer, por el orden que describo, a los colectivos afectados y, sólo al final, está el ciudadano.
En mi comunidad se ha dado un serio problema económico porque el gobierno ha gastado un dinero que no tiene y ha dejado impagados a empresas y ciudadanos. Creo que el motivo principal es que no recibió del gobierno central (del mismo partido) el dinero acordado. Un mandatario comprometido con su cargo, habría expuesto públicamente el problema y habría procurado no gastar más de lo que la recaudación y la financiación permitían, pero no fue así. Ahora los empresarios y ciudadanos están ahogados por los impagos del gobierno autonómico y el mandatario ha recibido un cargo de senador como gratificación por su buena labor como hombre del partido.
Luego, desde esta perspectiva, ¿Cómo podemos confiar en que los múltiples razonamientos que deben hacerse y resolverse para llevar a cabo medidas de tanto calado como la sanidad pública o la educación pública se hagan realmente con criterios objetivos? No lo verán nuestros ojos. (pero me gusta que sea así de positivo porque a veces es necesario darse cuenta de que las cosas que están mal están mal aunque no vayan a cambiar de un día para otro)
«El debate sobre las herramientas no tiene nada que ver con el debate ideológico. Con lo que tiene que ver es con la defensa de intereses, de objetivos ocultos no ideológicos, de derechos adquiridos o de ideologías no confesadas.»
Esto es válido para casi cualquier iniciativa social,empresarial o incluso amorosa.
Yo se lo decía a Vd. en la discusión sobre la publicidad y su empresa en particular.
Y la otra cuestión de fondo es: ¿existen las ideologías?
En mi opinión las cosas estaban de una forma en el s XII, de otra en el XVIII y ahora lo están de otra que poco o nada tiene que ver con aquello.
En realidad tiene más que ver con las necesidades y la formación de las personas.
La estampa de un sindicalista subido en un cajón gritando a sus compañeros, cuando estos trabajan en la mina 20h hasta caer literalmente muertos en su puesto de trabajo, poco tiene que ver con los orondos representantes de los trabajadores y liberados sindicales actuales que han convertido su sacerdocio en un medio de llegar a la ansiada jubilación sin pasar por su puesto de trabajo.
Las cosas han cambiado con los siglos, pero los estómagos agradecidos siguen campando y medrando, entre otras cosas porque los hombres de bien rara vez quieren problemas.
Así que en política se meten los de siempre, los seleccionados por la madre naturaleza , no por sus cerebros privilegiados no, sino más bien por su especial capacidad para reptar por las cloacas y llegar al escaño sin mácula.
Para la izquierda, la herramienta perfecta es el Estado y, a través de él, se nutre y hace propaganda, tanto su ideología como sus acciones.
Para la derecha, la herramienta perfecta es el mercado libre y competitivo. El Estado es una herramienta secundaria y no por eso innecesaria. El Estado se utiliza, en parte, para regir el mercado.
Se confunde. El debate político (no sé si algún día fue otra cosa) no es intelectual ni racional.
Es una competición. Ganar es lo que importa (porque da dinero al que gana, a los amigos del que gana y a los que han pagado la competición del que gana).
Muchos ciudadanos saben que es así (o lo intuyen) y por eso siguen votando pese a las evidencias de corrupción, ineficacia o mentira del partido al que votan. Sólo esperan que si gana «el suyo» les toque algo en el reparto.
Otros muchos ciudadanos son simplemente imbéciles y, además, están encantados de serlo (son de los que evitan entrar en cualquier discusión fundada y rechazan explicaciones que no sean aptas para niños de 3 años).
Yo es que creo que el invento «un hombre, un voto» no es tan bueno como lo venden porque hay muchos individuos a los que la etiqueta de «animal racional» les cae muy grande.
Si pregunta por lo de la sanidad, mucha gente le dirá que lo que quiere es sanidad universal, gratuita y que no le cueste nada en impuestos.
Y yo que los veo a todos igualicos…. de hecho tienen un fin común, justificar su función para evitar ser prescindibles. Y para ello se inventan todo tipo de artimañas que alimenten al pueblo entretenido. Expertos prestidigitadores….
#5, pregunte a los machupichus si quieren sanidad gratuita. Mira si la quieren que vienen a España al médico y a operarse. Igual que muchos europeos. España es el médico de guardia….
Se equivoca de medio a medio.
La ideología ya no se debate. Los dos grandes partidos tienen la misma. Los partidos nacionalistas también tienen la misma, pero con barretina o txapela (a elegir).
La única vía realista hoy en día, es la vía del mercado con servicios básicos asegurados por el estado. O sea, un mix de las 2 grandes ideologías tradicionales en el siglo XX.
Unos consideran que debería decantarse un pelín hacia un lado, y otros otro pelín hacia otro… pero al final, la discusión está en el detalle.
Estoy muy de acuerdo, nada que decir…
Yo creo que para resolver un problema económico hay muchas soluciones distintas, lo que hay que hacer es implementarlas bien. A la crisis se puede salir gastando menos o gastando mas, lo que hay que hacer es gastar mas o menos donde corresponda. El problema es la mediocridad de los que toman decisiones, que lo hacen todo a la ligera mas pensando en salir en el telediario que en mejorar el país. Aunque tampoco los veo muy alejados de la mediocridad general de los ciudadanos del pais.
oalfonso, quizá tenga razón, pero yo doy un paso atrás. Usted habla de resolver un problema económico. Un problema siempre parte de un modelo de sociedad preferido. Para muchos, lo que usted llama problema, en realidad es la solución.
Jota, el debate no tien por qué ser en la tele o en los medios de comunicación. Puede ser en casa de uno o en este blog. Nosotros podemos tener un debate político serio, sin necesidad de los demás.
Jose, claro que existen las ideologías. Mire EE.UU. Algunos en el Tea Party consideran que hay que dejar enfermo a quien no ha contratado un seguro médico si se pone enfermo. Es igual de legítimo pensar eso que pensar que a ese tenemos que cuidarlo entre los impuestos de todos. Hay quien quiere educación igual para todos (sacrificando a quienes pudieran tener una educación mejor) y hay quien defiende diferentes educaciones, hay quien defiende la igualdad de oportunidades y hay quien no. Las diferencias ideológicas existen, y por tanto el debate ideológico es necesario. Pero se camufla con un debate de herramientas que le da a todo un aspecto menos definido, en el que resulta menos comprometido opinar.
Paco Ros. Los matices vienen después, con las herramientas, pero primero tenemos que determinar el objetivo con claridad, de lo contrario no hay forma de definir las herramientas.
Sanidad pagada por el Estado para todos, sanidad pagada por el estado para los nacidos en Cuenca, sanidad pagada por el Estado para los jóvenes…
Lo primero para poder profundizar en el debate es definir el modelo de sociedad que perseguimos. Los que queramos debatirlo,. por supuesto. Hay muchas personas que no quieren debatir ni profundizar. Sólo quieren reñir y pelearse. Eso no tiene nada que ver con lo que yo digo.
Javier Molto.
Mi ideología es como la de la constitución de los EEUU:
– Todos los hombres fueron creados iguales.
– El hombre tiene derecho a la felicidad.
¿está de acuerdo en esa ideología? Si es así, entonces, podemos discutir las herramientas.
P.D.
El Tea Party no está diciendo que la gente pobre se muera… sino que el estado no pague una sanidad universal.
No dice nada de que no puedan haber hospitales de beneficencia, fundaciones pagadas con fondos privados, etc.
El Tea Party discute lo que usted llama «las herramientas».
Por otra parte, estos debates se suelen plantear cuando el centroizquierda ha dejado el país hecho polvo.
No vamos a decir «que se vayan estos y vengan otros», no. En vez de eso: «ahora que vemos que todo va mal… vamos a cambiarlo todo».
Los posibles cambios de sistema se deben hacer cuando se ha salido del abismo. «no puedes cambiar de caballo cuando estás en mitad del rio».
La política española sólo consiste en quien gestiona. La ideología es la misma.
Ah, y de cuando en cuando, cuando no tienen mayoría suficiente… los de la barretina les ayudan a cambio de una pequeña separación más de España. Así, palmito a palmito, hasta que sin darnos cuenta y por la puerta de atrás… ya no exista España.
Si el modelo que queremos es que papa Estado pague todo, lo único que podemos conseguir es llegar a la situación del comunismo, dígase Cuba. Desde mi punto de vista, en un país como España no puede haber barra libre, porque haremos el efecto llamada a inmigrantes de otros países y generará un colapso de tamaño extra, entre otra cosas.
Si los españolitos seríamos gente que sabe administrar la economía familiar, entonces podríamos tener un Estado de barra libre. Porque el Estado tendrá menos cargas y eso se traduciría en menos impuestos a los ciudadanos. Con lo que los ciudadanos tendríamos más poder adquisitivo.
En resumidas cuentas, el Estado dejaría de ser el mediador y los ciudadanos «responsables», con menos presión fiscal y menos impuestos en general, pagarían sanidad, educación,….
Bamboo:
«Si los españolitos seríamos gente que sabe administrar la economía familiar»
Muy muy mal.
– Si los españoles FUERAMOS gente que SUPIERA administrar…
Tiene usted que repasar la voz pasiva. Suspenso de septiembre y no le toca otra que repetir.
@ 13, que pesado! aburre, el discurso de los inmigrantes, gitanos, peruanos. uruguayos…
Me imagino que Vd y su familia no emigraron como gallegos, extremeños, andaluces… y no vivieron en barracones ni cruzaron fronteras ilegalmente.
Y sepa Vd. que esos emigrantes llegaron a ser el 18% de los ingresos de la Seguridad Social de este país, seguramente porque sin contrato no hay papeles y sin papeles no hay contrato. Y mientras a los españoles nacidos en España no se nos expulsa por no tener empleo esos inmigrantes ya han tenido que regresar a sus paises de origen.
Por cierto que ese 18% de ingresos de la Seguridad Social, se emplea / ba, para pagar las pensiones de su padre y el mío, así como sus medicamentos y demás. No para enviarlos a los padres de los gitanos, peruanos, uruguayos..
Don´t feed the troll.
#15, Pero…¿qué me está contando? ¿De verdad se cree todo lo que dice? Vamos, hombre, tenga un poco de cordura….
Los españoles, cuando emigraron, iban con papeles de contrato. Los inmigrantes que llegan a España vienen con las manos en la cabeza y con toda su familia parental y maternal.
Si que aportaron los inmigrantes un 18%, claro que si. Pero eso no da derecho a quedarse toda la vida en España sin dar un palo al agua. Esta clarísimo: el que no tenga contrato, para su país.
Oiga, y no piense que sólo han trabajado los inmigrantes estos últimos años. Que algunos trabajamos sin parar, ¿eh?
Ese 18% del que usted habla, se lo han comido los inmigrantes hace tiempos. Ahora están utilizando de mi seguridad social y le están dejando a mi padre sin pensión. Nos ha jodido….
#16, 🙂
#14, Thank you for being there
#15, y que sepa usted que un inmigrante en España consume lo justito y el resto de pasta que le sobra, la manda para su país. Así que ya me dirá usted como vamos a levantar cabeza con esa mentalidad y con esa descapitalización. Y mire que hay unos cuantos inmigrantes en España, ¿eh?
Yo tambien gasto lo justito.
El resto lo mando a una cuenta en las islas caiman.
Y soy español, eh, de pelo en pecho y mear en pared.
No me compare con nadie.
Seguro que es para evadirse fiscalmente….. Pero seguro que lo terminará de gastar en España.
Joder, con los del paraiso fiscal y el Estado a pagar…. Quien le ha visto y quien le ve.
Evadirse fiscalmente??
Yo solo me evado a base de pacharán.
Como se atreve?
Mi dinero va donde menos impuestos pague.
Y me lo gastaré en Brasil o las Maldivas, donde con pasta eres el puto amo.
Soy liberal hasta la medula.
Ah, ¿y usted quiere que el Estado pague todo? ¿Hasta el colegio de sus hijos?
De mayor quiero ser como usted…..
Señor Moltó, me centré en el problema económico porque pensaba que era del que hablaba, se puede llevar a todos los ámbitos. Una de las cosas que nos enseñan a los informáticos es que para un problema hay muchas soluciones, todas ellas válidas, lo que hay que hacer es implementarlas bien.
oalfonso, estoy totalmente de acuerdo con lo que dice. Yo estoy convencido de que Estado y mercado son herramientas de utilidad parecida si se consiguen optimizar. Lo que sucede es que en algunas ocasiones es muy difícil optimizar los mercados y en otras es muy difícil optimizar el Estado. Y en la mayoría de ocasiones es muy difícil para el ser humano optimizar cualquiera de los dos. (No le digo yo que no fuera un trabajo sencillísimo para un extraterrestre inteligente, si nos visitara alguno alguna vez. Mi convencimiento de que no hay ningún motivo por el que los seres humanos nos podamos considerar inteligentes lo he contado ya alguna vez)
En cualquier caso, antes de debatir sobre qué herramienta utilizar (una o varias y de qué forma), es imprescindible definir con precisión cuáles son nuestros objetivos. Un debate confuso de objetivos y herramientas no permite avanzar.