Antes de comparar el Tucson y el Sportage, antes de tenerlos los dos en las manos y de poner uno al lado del otro, estaba convencido de que eran dos coches idénticos. De hecho, cuando Alfonso Herrero me propuso que los comparáramos pensé que era una comparativa sin sentido.
Mi primera impresión, antes de medirlos, de medir consumos, prestaciones, la carrocería y todo lo que medimos a los coches, la idea de comparar el Tucson y el Sportage me recordaba al chiste de las ovejas blancas y las ovejas negras que nos contaba el profesor de química en primero de carrera cuando nos explicaba las reacciones de oxidación reducción. (No explico el chiste porque se encuentra fácilmente en internet).
Luces
Sin embargo, después de conducir el Sportage por la noche, para ver cómo iluminaba la carretera, me quedé enamorado de sus luces. Al principio fue lo único que inclinaba mi opinión a favor de uno de ellos. Las luces de los dos coches alumbran muy bien, pero el sistema del sportage que oscurece sólo las zonas donde puede deslumbrar funciona de forma impecable.
Hay otro motivo a favor del Sportage y es el selector del cambio, un mando circular. En el Tucson, por el contrario, se elige el avance, el retroceso y el punto muerto con botones. Prefiero el mando circular, pero no tengo ningún argumento a favor, más que mi gusto particular y seguramente que no requiere dirigir tanto la mirada para seleccionar una posición u otra. Con los botones, al menos en mi caso, es imperativo mirar con atención. Como con tantos detalles de los que hablamos quienes cambiamos de coche cada semana, supongo que a los botones te acostumbras y con el tiempo los pulsas sin mirar. Por tanto, de momento, solo las luces decantaban mi parecer a favor del Sportage.
Aceleración, frenada y consumo.
En aceleración, el Sportage lo hace todo un poquito más rápido y, para remate, consume claramente menos. La diferencia de aceleración es poco relevante a mi juicio, pero la de consumo no. Y en principio no hay ningún motivo que justifique esa diferencia, especialmente en ciudad, porque los sistemas de propulsión son idénticos, la diferencia de peso la compensamos con la diferencia de peso entre los conductores y en zonas urbanas la aerodinámica no influye. Sin embargo, los datos son claros a favor del Sportage, aunque desconozcamos los motivos. Los dos coches frenan excepcionalmente bien.
¡Esa puerta!
Lo cuento cronológicamente, como mal periodista que soy, a medida que lo he ido descubriendo. El factor fundamental y estructural que hace que estos dos coches no sean ni parecidos e el tamaño de las puertas traseras. Las puertas posteriores del KIA son muchísimo más anchas que las del Sportage. La anchura de la puerta es casi un 20 por ciento mayor en el Sportage y esa diferencia, en dos coches que miden lo mismo por fuera y por dentro, es determinante para convertirlo en un coche más cómodo.
Salvo para quienes consideren que una puerta grande afea el coche, no veo que haya ningún otro inconveniente, salvo el ligero incremento de peso de un cristal de mayor tamaño y unos motores quizá sobredimensionados para el elevalunas. Porque para las personas altas, para quienes tienen que colocar a niños en sillas y atarlos, para las personas mayores y para prácticamente todo el mundo, una puerta tanto mayor aporta una ventaja indiscutible.
¡Comparativa en vídeo!
Alfonso Herrero descubrió que las puertas eran diferentes al mirar los coches, no al mirar nuestras mediciones. Todos dábamos por sentado que las puertas posteriores eran iguales y no nos detuvimos en estudiar los datos. Lo descubrimos gracias a que pensamos en hacere una comparativa en vídeo. Haremos más.
Lo curioso es que ninguno de los periodistas probadores de km77 nos hubiéramos dado cuenta antes de esta diferencia. Supongo que KIA no puede presumir de que la puerta de su coche es mayor que la de su hermano y socio. Porque lo «normal» es que en las publicidades e informaciones de prensa destacaran este hecho. Pero o bien nosotros no leemos los dosieres de prensa con suficiente atención o no hay nada publicado en la información que suministra KIA sobre este hecho.
Sea como sea, me alegro de que hayamos encontrado esta diferencia. Me hace sentir bien comprobar una vez más que el equipo de probadores de km77 hace su trabajo y que factores que podrían pasar desapercibidos, en este caso al menos no ha ocurrido y nos permite informar mejor.
Enhorabuena por la comparativa. Las diferencias entre dos coches iguales solo están al alcance de los mejores. Gracias por serlo 🙂 Sería genial que alguien de Kia pudiera decir algo sobre su ventaja en consumo.
Esos faros «inteligentes» de tecnología led con cambio automático de largas a cortas son una maravilla entre automovilistas pero una pesadilla para los ciclistas y peatones que se los encuentran de frente .