Esta es una carta para ti, Pepe. Una carta pública. Una declaración pública de amor.
La hago pública porque quiero que haya mucha gente que te conozca aunque no sepa quién eres, que sepa que existe una persona como tú. Una cabeza prodigiosa metida dentro de otra cabeza prodigiosa. Una cabeza capaz de pensarlo y de recordarlo todo, rodeada de una cabeza inclinada hacia el amor generoso como casi ninguna.
Te escribo una carta pública para decirle al mundo que el mundo será peor dentro de poco tiempo, cuando ya no existas. Quienes no te conocen no lo saben. Pero vivirán en un mundo peor. Quienes te conocemos no tenemos ninguna duda. Por eso estamos tristes. Un mundo sin ti vale mucho menos la pena. Lo aceptaríamos normalmente si no te hubiéramos conocido, pero qué duro se hace después de estos años. Estamos tristes y a la vez tan felices por haberte conocido.
Seguramente eres poco consciente de todo lo que me has dado, de todo lo que te quiero. Conocerte, haber compartido cervezas contigo, lecturas contigo, comidas y cenas contigo, discusiones y discrepancias contigo ha sido uno de los privilegios de mi vida. Siempre me he sentido pequeño a tu lado. Tu cabeza prodigiosa es inalcanzable para mí.
Me parece imposible que puedas sentir aprecio por mí. Esa es la realidad. Tu cabeza es tan potente, la veo tan lejana, que me parece imposible. Y, a la vez, me he sentido tan querido por ti, he recibido tanto de ti, me has dado tanto, los hechos son tan potentes, que tus intenciones y sentimientos son insignificantes a su lado. Hechos. Los hechos que siempre reclamas, tú los fabricas para los demás.
Me hace feliz quererte.
No espero a que mueras para escribirte esta carta. Sería una estafa. No quiero sólo presumir ante los demás de mi cercanía contigo. Quiero decírtelo a ti. Para que tengas la posibilidad de saber que me has hecho mejor persona.
He aprendido tanto de tu generosidad, aunque no sea capaz de aplicarla. He aprendido tanto de tus conocimientos, aunque no sea capaz de retenerlos. He disfrutado tanto contigo, que sé que soy un privilegiado entre los seres humanos.
Gracias, Pepe.
Sí, vale, oye Javier, estupendo tío. Pero que te acuerdes de que me debes 600 euros que te presté en abril. Que todo eso de que me quieres, pues está bien, pero devuélveme la tela, tío, que no vivo del aire. Y yo encantado de tomar cervezas contigo, pero a ver si cuando pagas tú la ronda, no nos forramos a cacahuetes, que cuando me toca a mí bien que pongo calamares y tortilla, y contigo no hay manera. Agarrao. Que eres un agarrao. Nos vemos, campeón.
-Pepe
Para información de todos los lectores, el comentario número 1, firmado con el nombre de Pepe, no tiene nada que ver con el Pepe al que yo me refiero.
No lo ha escrito nadie que sea amigo mío.
Lo puntualizo porque otro amigo mío, que no conoce a Pepe, me ha llamado extrañado.
Hola Javier, siento mucho lo de su amigo. No veo el sentido, la oportunidad ni la ocurrencia del mensaje de quien firma con el nombre de quien es su amigo, no sé si pretendiendo, confundiendo o coincidiendo. Pero yo lo borraba, sin más y cerraría los comentarios a esta entrada.
No es fácil despedirse, no estamos preparados para hacerlo, pero la vida nos fuerza a despedirnos con frecuencia. No tiene ninguna gracia una despedida y es bonito que lo haya hecho así.
JM
Gracias JotaEme. Muchas gracias.
No voy a borrar ese mensaje. Sería hacerle un favor demasiado grande a quien lo ha escrito. Y no estoy de humor.
No es es que sea difícil despedirse. Es imposible. Para mí lo es.
Muchísimas gracias por su abrazo.
Cuando se va alguien a quien apreciamos de verdad, se lleva parte de nuestra propia existencia y nos deja dolor y recuerdo. El recuerdo debe servir para mitigar el dolor y el desconsuelo, no para alimentarlos.
Quédese con eso, con lo bueno de su amigo Pepe y lo bueno que les ha dado a todos ustedes.
Un saludo y ánimo.
Uno de mis mejores amigos se nos fue a la edad de 26 años. Incluso aunque tenìa todas las papeletas era de una personalidad tan genial, tan arrolladora, que en su tumba, muy acertadamente reza …»conocerte un placer, olvidarte es imposible»
Lo que me ha hecho este bloc de Pepe es evocar evocar a ese amigo que algunos dejamos ya hace años. Ànimo, y de verdad que sepa vd. recordar por siempre lo bueno y olvidar su dolor.
Gracias Hans Topo y gracias José GL.
Pepe ya no está. Ha sido una de las personas importantes de mi vida.
Lo recuerdo con mucha felicidad. Me ha hecho muy feliz.
Ahora la tristeza es enorme. Pero el recuerdo será maravilloso. Gracias Pepe.
Acabo de entender quien era Pepe. Yo no le conocí nunca en persona, pero le seguí en su tarea de divulgador y tuitero. Me acabo de enterar de su muerte y me ha dejado echo polvo. ¿Se puede echar de menos a alguien a quien no conoces? Se puede.
El mundo es hoy un lugar un poco más triste y más idiota 🙁
Un abrazo enorme.
Mi corrector ha cambiado un hecho por echo. Lo que le faltaba al mundo…
He buscado esta carta tras leer a Nacho porque estos días me he acordado mucho de ti y del buen rato que pasamos en enero en aquella agridulce comida con Pepe. Rastreo los textos donde le recordáis porque así me parece que le pierdo un poco menos. Gracias por el tuyo. Un abrazo
Mucho ánimo, Javier.
Te acompaño en el sentimiento.