Si yo fuera juez de un jurado de fotografía periodística le daría un premio a esta foto. Por muchos motivos que no voy a contar. Les muestro la foto y ustedes deciden si creen que merece premio o no.
Quizá ustedes no conozcan nada de la historia de la persona que aparece en esta fotografía. Yo un poco sí. Seguro que eso influye en que me parezca un fotón. Pero no creo que ese conocimiento nuble tanto mi entendimiento.
Para que puedan valorar mejor la fotografía les pongo en situación. Rosa, la mujer que aparece, acaba de terminar el primer maratón en el que ha participado en su vida.
Gracias por la foto, Rosa. Gracias por la foto, Alberto.
Es (me parece) una foto periodística de primer nivel. No podía dejar de publicarla.
Qué le pasa a la chica esta, ¿se encuentra mal?. Tiene cara de esfuerzo, como de hacer de vientre. Imagino que estará cansada. ¿Y qué lleva en la mano, un amuleto?. Parece un caparazón de tortuga, buaj, qué saquete.
El solo hecho de terminar una maratón es ya un premio por sí mismo. Que además se lleve consigo una medalla de «finisher» es un recuerdo que poder enseñar a los amigos y familiares con total satisfacción, ya que para determinadas personas no es fácil correr 42 km del tirón.
La gente que acaba su primera carrera de 42 km reacciona de formas muy diversas de la misma manera que cada uno pide el café a su gusto. Es un momento muy intenso que se solapa con la ausencia casi total de fuerzas.
Incluso se hacen muecas que parecen sonrisas forzadas pero en realidad son reflejos del dolor de piernas o de algún calambre ya sostenido en el tiempo.
La foto me parece estupenda.
Saludos cordiales,
James Marshall.
Gracias por su comentario, James Marshall
Nunca he corrido un maratón y sospecho que ya no lo correré nunca. Me parece dificilísimo correr 42 kilómetros. Y, a la vez, apetecible.