En el ensayo «Reformemos el Islam», su autora, Ayaan Hirsi Ali, se pregunta en el capítulo séptimo: ¿Es el Yihadismo curable? Y cuenta como Jessica Stern, en un artículo, relata el programa de rehabilitación de yihadistas violentos en Arabia Saudí.
Al leer la pregunta de Ayaan Hirsi Ali inmediatamente se me ha desviado el pensamiento hacia una de mis obsesiones ¿Es curabble la fe de quienes creen en las pseudociencias? Y, paso inmediato, mi cerebro me ha llevado a simplificar ¿Es curable la fe?
Hay muchas teorías sobre la necesidad de creer del ser humano. Los presocráticos dieron los primeros pasos hace casi tres mil años para dejar de explicar la tierra con mitos, dioses e imaginación y se empeñaron en buscar explicaciones que pudieran comprobarse mediante la observación. Es el paso del mito al logos y el inicio de la filosofía.
Pero ese paso que iniciaron en occidente los presocráticos no es un paso sin retorno. Recordemos a Eratóstenes y su cálculo sobre el diámetro de la tierra. Su sabiduría, su capacidad de cálculo precisa (aunque él no pudiera comprobar que fuera cierta) se perdió. A Eratóstenes había que creerlo, porque no había forma de comprobar la veracidad de sus cálculos. Ptolomeo «creyó» a Posidonio de Apamea, sus cálculos debieron de parecerle «mejor pensados» y durante muchos siglos, entre quienes «creían» que la tierra era redonda, se propagó el error.
La fe no obliga a creer ideas y conceptos falsos. Yo «creo» que la tierra es redonda. Nunca lo he comprobado. Estoy casi completamente seguro de que mi creencia se corresponde con la realidad. No lo he comprobado, pero tengo voluntad de verdad, y leo a quienes dicen que sí lo han comprobado y todas las piezas encajan. La explicación es completamente verosímil y hasta me enseñan fotos que dicen que son de satélites que dan la vuelta a nuestro planeta. Me lo creo.
Del mismo modo, creemos (quien crea) en un dios creador, especialmente cuando uno es pequeño, porque el pensamiento mágico de los niños no hace preguntas incómodas (o no determinantes, al menos). Pero la fe no se limita sólo a creencias que permiten explicar la naturaleza. La fe también alumbra caminos de esperanza. Por ejemplo, creemos en la posibilidad de una convivencia civilizada, creemos en la posibilidad de repartir la riqueza sin perjudicar a los que menos tienen, creemos en métodos curativos para casi todas las enfermedades basados en la voluntad, creemos en milagros, creemos en la capacidad de las leyes para cambiar la sociedad, creemos en los políticos y en las promesas que nos hacen, creemos en la tecnología y en su capacidad ilimitada para solucionar los problemas del ser humano, creemos en la autoridad de quien ha estudiado sobre cualquier asunto más que nosotros y le damos pábulo… Creemos en general.
«Ten fe» es una expresión cotidiana. ¿Fe? ¿Por qué es bueno tener fe? ¿De qué sirve? Fe en los médicos, fe en el devenir que todo lo soluciona, fe en la bondad humana, fe. A saber en qué. Ten fe (en que todo se arreglará).
Frente a la fe, que yo sepa, sólo existe el método científico. El método al que apuntaban los presocráticos y al que Descartes puso nombre. «El discurso del método». Digo el método científico por resumir, el método científico (que incluye muchos métodos diferentes) como concepto de experimentación, prueba, verificación y repetibilidad.
Es sorprendente, para mí, porque hay quien habla de la fe en el método científico, cuando el método científico es precisamente lo contrario a la fe: «Si no lo veo no lo creo» (con todas las dificultades que implica saber qué significa ver a través de sistemas de medición diseñados por el hombre, con herramientas diseñadas por el hombre y cuánto interfieren esos propios sistemas de medición en la propia «vista».)
Hay una hipótesis, directamente ligada al psicoanálisis, que a mí me fascina. Por resumir, en mi lenguaje, la hipótesis es como sigue: «La palabra es el bisturí con el que podemos operar algunas de las enfermedades psíquicas del cerebro». Es una hipótesis tan sugerente y tan enamoradora para los que adoramos (¿adoramos porque tenemos fe?) las palabras. Una hipótesis de este calibre despierta la fe de forma inmediata. Sin embargo, por sugerente que sea, su potencia puede ser equivalente a cero si no se muestra cierta, tarea por otro lado imposible porque no hay forma de aplicar un método de verificación científica a este asunto, o al menos ess lo que decía Popper. (Y por tanto, hay que poner en cuarentena. «Si no lo demuestro, no lo sé»)
Con todo, lo que me preocupa, no es por qué existe la fe (según mis sensores es un hecho incuestionable) y por qué la fe está tan extendida en todos los sectores del pensamiento humano. Lo que me preocupa es si existen métodos para rehabilitarnos, si existen métodos para curar la fe.
Cuando discuto con personas que defienden la homeopatía o el reiki, me planteo cuál es el método más adecuado para hacerles ver que están equivocados. No es fácil, porque ellos están convencidos de que quien está equivocado soy yo. Y su punto de vista es exactamente el mismo que el mío, pero al contrario. ¿Qué hacer?
Leo, con frecuencia, a científicos que desprecian a personas que creen en la homeopatía y teorías similares por su capacidad para sanar y curar. Los científicos no tienen paciencia para consentir lo que ellos consideran chorradas o intereses oscuros. No ocurre sólo con la homeopatía. Cuando yo digo: «Dios no existe», los creyentes se sienten despreciados, atacados y dolidos y lo único que consigo al decirlo es acrecentar su fe y su renuncia a considerar otras posibilidades. Está claro que mi objetivo no es ese. Mi objetivo es que utilicemos el método científico y que si no podemos demostrar que dios existe, lo pongamos en cuarentena (en beneficio de todos).
La otra posibilidad es discutir punto por punto. Por ejemplo, decir que toda la fe en Dios se basa en un libro escrito hace miles de años, por seres ingnorantes, que ni siquiera sabían que la tierra era redonda, ni sabían que existían los principios de la termodinámica, que podía existir la penicilina y que la edad del universo (parece ser) ronda los 14 000 millones de años (a saber qué significará eso, especialmente con un tiempo tan deforme en los primeros instantes :). ¿Puede ser La Biblia, El Corán o cualquier otro libro tan antiguo fuente de sabiduría y verdad para algún conocimiento actual?
Porque, ¿de verdad es la fe algo más que una superstición infundada, una creencia formada en nuestro interior sin ninguna prueba externa? ¿Es algo más que un autoengaño?
Yo estoy convencido firmemente de que lo es y no veo posibilidad de que sea otra cosa. Pero de nada sirve que yo esté convencido si otros no lo están.
No lo están y no lo entienden quienes tienen fe, por ejemplo, en que hay métodos alternativos a las vacunas. Y, yo, por ejemplo, tengo fe (creo, porque no lo he comprobado científicamente) que las vacunas sí funcionan. ¿Por qué? Porque me han explicado cómo funcionan y, aunque no lo he comprobado nunca personalmente, entiendo su funcionamiento y veo que dan buenos resultados para aumentar las defensas contra los virus (qué bichos más especiales, por cierto).
Al contrario de la opinión generalizada, la mía es que la formación no es un antídoto contra la fe y las creencias. Conozco a muchas personas con muchos estudios que están convencidas que el Reiki les puede sanar, personas que hablan de energía como si hablaran de la «varita mágica» de Cenicienta.
Al final de una discusión con un «fakir» pro-homeopatía, el sujeto en cuestión me dijo: «como dicen en Colombia, «sabéis tanto que sabéis a mierda».
Para mucha de estas personas el conocimiento deshumaniza. Hablar de termodinámica en lugar de hablar de dios, de posibilidades reales en lugar de esoterismo o de espiritualidad, deshumaniza. Saber, llevado al intento de demostrarlo todo, supone ser un mierda.
Yo me considero tan humano como el que más y me gustaría explicar a mis amigos, y que lo entendieran, que rezar es equivalente al vudú que ellos desprecian. Que puedo ser un mierda, pero que no tenemos más herramientas que las de medir para saber, para tener conocimiento. Que todo lo que no medimos, que todo lo que queda fuera de la ciencia, del método científico, puede ser muy sugestivo, pero que como humanos limitados que somos, privados de superpoderes para ver en las tinieblas y en el interior de los objetos, tenemos que tratarlo de forma metódica y meticulosa, con un método pegado al suelo, sin fuegos artificiales, para conocer la verdad.
¿Cómo sabemos quiénes son los científicos serios y quiénes los mentirosos? Pues para eso no tenemos herramientas suficientes. Yo al menos no las tengo. Hay científicos laureados que engañan a sabiendas.
El escepticismo no es un fin. Es un camino, un proceso, dice mi amigo Retiario.
Lo único que sucede es que me gustaría encontrar un método para convencernos los unos a los otros cuando estamos evidentemente equivocados. El desprecio hacia los que tienen fe, hacia los que «creen» que la homepatía cura enfermedades como el cáncer, es contraproducente. Lo veo todos los días. Sin embargo, ¿Qué herramientas tenemos para convencer de la verdad científica a quien no quiere conocer y quiere seguir creyendo? (Hablo de quienes creen de verdad, no de quienes utilizan la fe de otros para enriquecerse sin voluntad alguna de verdad)
¿Existe alguna herramienta para conseguir que los humanos dejemos de tener fe? Si no la hubiere, ¿existe alguna posibilidad de evolución? ¿Es la fe lo que nos hace humanos? Carl Sagan decía algo así como que el primer logro del ser humano es la duda y que el primer error es la fe. Pero la fe en el ser humano es muy anterior a la duda, tanto en la humanidad como en cada individuo. ¿Es curable?
Javier, Amigo mío, desengáñese: la batalla la hemos perdido ya, peor, la batalla la hemos perdido desde el comienzo; nunca lograremos que el ser humano no crea. Nunca tuvimos la menor posibilidad de que el ser humano haya salido completamente de su idiocia primordial. Suerte tendremos si ellos no acaban por romper todo lo conseguido hasta ahora. El método científico ha logrado hacernos como somos pese a ellos y sus creencias, pero lo dicho, la batalla está perdida de antemano.
Y no, la culturización y los estudios no valen para esto. Al igual que VD, he comprobado que el nivel de estudios no significa absolutamente nada en este sentido… bueno…, probablemente el nivel de estudios no significa absolutamente nada en ningún sentido.
Es curioso que sea usted el que duda y que el del reiki lo tenga todo tan claro. En fin…
Esta noticia podría hacer explotar nuestros cerebros: médicos ultracatólicos alemanes ofrecen curar la homosexualidad con métodos homeopáticos http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/06/internacional/1307344533.html
En que berenjenal se está metiendooo… Por otra parte me encantan sus berenjenales.
A mi entender, nuestra mayor ventaja juega en contra nuestra. Nuestro cerebro «analógico» y su costumbre de hacer las cosas por aproximación, genera demasiado ruido. Seguro que si fuese digital no tendríamos dudas pero posiblemente tampoco tendríamos imaginación, capacidad para inventar y seguro que tampoco habríamos sobrevivido.
Pretender «curarse» de la fe, es como pretender «curarse» de la buena salud.
Entiendo que usted ha ya superado la mitad de su vida, y ve como poco a poco, la decadencia física le anuncia el final de su existencia.
Como no ha conseguido tener la suerte de tener fe (lo siento por usted), pretende erigirse en «profeta del ateísmo».
Porque le da rabia que haya millones de personas en el mundo que no tengan la angustia vital que usted tiene.
En vano… porque sus argumentos son bastante mediocres… como no podría ser de otra forma (¿es curable la mediocridad de Javier Moltó?, tal vez debería iniciar un hilo con ese título).
Y en vano también… porque la religiosidad en Europa, lejos de disminuir, aumenta.
Más variopinta que antes, sí. Menos centrada en una única religión hegemónica… pero religiosidad al fin y al cabo.
Y oiga… a usted igual le angustia que en un par o tres de décadas, su existencia vaya a llegar a su fin… a mi no.
Porque hace años ya que alguien vino a dar la buena nueva… y a mí, oiga, me convencieron.
Y no me hable de termodinámica, que probablemente le pudiera dar unas cuantas lecciones.
Me he peleado con las puñeteras entropías, las energías de Gibbs, etc., unas cuantas veces, durante unos cuantos años.
Probablemente, de mecánica cuántica, también le pueda dar alguna que otra lección… y sobre la estructura íntima de la materia (ya sabe, lo de los quarks, los bosones, muones, y toda esa fiesta).
Por lo tanto, no me venga con que la gente cree por ignorancia… porque mis conocimientos en el campo de la física son, probablemente mucho, más avanzados que los que tenga usted (por fuerza… mi formación es científico-técnica).
Probablemente, a mi lado, es usted un ignorante en física.
Como dijo Pasteur: «un poco de ciencia, le aleja a uno de Dios… mucha ciencia, le acerca a uno a Dios».
Pero qué sabría ese engreído de Pasteur…. o el tontol’haba de Newton (ferviente creyente, y además del mayor físico y matemático de nuestra historia, también ocupó gran parte de su tiempo en el estudio de la biblia).
O… qué sabría Monseñor Georges Lemaitre… el primero que postuló la hipótesis del Big Bang… uno de los físicos más grandes del siglo XX… silenciado por la comunidad científica, debido a que era religioso…
(Einstein se negaba a creer en el Big Bang, porque la idea de un momento inicial, le recordaba demasiado al mito de la creación… por lo tanto, lo prefería negar, e imaginar un Universo constante… hasta que se tuvo que rendir a las evidencias… y reconocer que ese cura belga tenía razón, y él estaba equivocado).
En fin… usted no deja de abrir su post periódico sobre la religión… y yo creo que es porque le molesta que la gente tenga esperanza en algo más allá de la inevitable muerte y desaparición física.
Como siente esa angustia vital… desea que todo el mundo la tenga. No porque crea que eso es mejor para la humanidad… sino porque, bueno… siente envidia de quien no tiene su angustia, y ya sabe… mal de muchos, consuelo etcétera.
Querido D. Javier:
Me recuerda a los que «curan» la homosexualidad.
¿Por qué no se limita a tolerar a los que no son como usted?
Si usted escuchara a alguien decir que cura la homosexualidad seguramente saldría en tromba calificando eso de homofobia y todo eso que se suele decir; por el contrario en el tema de la fe sabe que nadie se va a meter con usted, es como pegarle a un niño, está un poco feo.
Nunca he entendido su afán por dedicar tanto de su tiempo en intentar contradecir las convicciones íntimas de las personas, de verdad que no lo entiendo.
Sea tolerante, acepte que hay más persona en el mundo que creen en cosas que usted no entiende, persona que no creen en el método científico, tolere, respete, acepte la diversidad; no le va a hacer ningún daño, puede que hasta le enriquezca.
EJ25MT5,
Yo defiendo que quien quiera sea homófobo. Lo he defendido en este blog varias veces y a muchas personas tampoco les ha gustado. ¿Pero cómo va a ser posible que no permitamos que alguien sea homófobo? Lo que no podemos permitir es que actúe violentamente contra los homosexuales. Yo puedo estar ideológicamente totalmente en contra de los homófobos y de los machistas y de los fascistas y de los comunistas y de los… buff . Pero de ninguna manera quiero que ellos dejen de ser libres para pensar como piensan y que dejen de ser libres para exponer lo que piensan. Lo mismo reclamo para mí.
Yo me hago una pregunta. Sólo me hago una pregunta. ¿Cómo no va a ser perfectamente lícito y saludable hacerse preguntas?
Yo no sé si la fe es una enfermedad o no lo es. Ni siquiera sé qué significa exactamente eso de enfermedad. ¿Algo que no puede curarse es una enfermedad? ¿Lo que mata es una enfermedad? ¿La vejez es una enfermedad? ¿Puede curarse la vejez? Preguntas, sólo preguntas.
No se sienta ofendido. Yo no me ofendería si usted preguntara ¿Puede curarse la falta de fe?
Lo que yo hago no tiene nada que ver con pegarle a un niño. Nada que ver. Hago preguntas en público y nada más. ¿A usted le molesta que haga preguntas? Usted sabrá por qué le molesta.
Las convicciones íntimas de las personas no tienen ningún valor para mí. Ni las suyas ni las mías. Todo pueden seer convicciones íntimas de unos y de otros. Los homeópatas tienen la convicción íntima de que el agua con azúcar cura y yo tengo la convicción íntima de que la tierra gira alrededor del sol. ¿No podemos debatir abiertamente sobre eso? Pues vaya.
Soy tolerante, absolutamente tolerante. El que no tolera que yo hable sobre estas cosas es usted. Yo tolero perfectamente que quien sea crea en Dios o en dios o en el profeta o en Alá o en la dictadura fascista o del proletariado. Los respeto a todos, a nadie le quito la comida de la boca, a nadie le dificulto el trabajo, a nadie dejo de abrirle la puerta para que pase el primero cuando vamos juntos. Respeto a todo el mundo y tolero (yo no tengo que tolerar nada, no soy quien para tolerar nada, pero nos entendemos). Lo que no hago es respetar ni una idea. Ni las mías. ¿Por qué vamos a tener que respetar las ideas? ¿Por qué no va a poder alguien preguntarse si la homosexualidad es una enfermedad? El problema no es que se pregunte eso, sino que pretenda tratar a los homosexuales de una determinada forma u otra.
Yo podría pretender que los creyentes no pudieran casarse entre ellos, por ejemplo. Estoy en mi derecho de pretenderlo. Como algunos quieren impedir que los homosexuales se casen entre ellos. Perfecto. Tienes la libertad de pensar y de votar, pero con tu voto estás tratando de impedir la libertad de otra persona. Esa es una frontera diferente. Yo, que yo sepa, no me he metido nunca en ese camino. (Pero puedo haberme equivocado una y mil veces)
Nada más lejos de mi intención que molestar. Otra cosa es que hacer preguntas a veces sea molesto. A mí por ejemplo me podría molestar mi propia pregunta: ¿De verdad puedo ser tan tonto como para meterme en estos berenjenales sin que nadie me pague por ello y sólo por el placer de discutir y aprender?
La respuesta es obvia. Sí. Soy tan tonto.
Javier, no sé de donde saca que yo pueda estar ofendido, no lo estoy y no sé de donde lo deduce.
No sé si soy intolerante por sugerirle que tolere que haya personas que crean en cosas que usted no cree y que además le parecen del todo absurdas, no sé si considerar a alguien que no piensa como usted como un enfermo es una muestra de tolerancia; a primera vista no me lo parece.
A mí no me molesta en absoluto nada de lo que usted hace en este post, símplemente me llama la atención y me divierte.
Usted debata sobre la fe, que no será ni el primero ni el último que lo haga, pero no me diga que preguntarse si se puede curar a los que la tienen es debatir sobre la fe; eso en realidad es no aceptar la existencia de los que la tienen y considerar un esfuerzo justificable eliminarla, o curarla como usted dice.
Mi fe en Dios es escasa o practicamente nula, pero eso no significa que entienda que hay una gran mayoría de la población mundial que sí tiene fe en uno o varios dioses o entidades superiores, lo cual me hace pensar que el raro soy yo, pero ciertamente no me preocupa demasiado 😛
Yo también curo la Fé y la no Fé y hasta el votar a Podremos.
Solo pido la voluntad.
Es interesante cómo los creyentes siguen interpretando la defensa de la inexistencia de Dios (apoyada por milenios de ausencia absoluta de evidencias) como un ataque personal de gente «mediocre» y «atormentada».
La mayoria de los ateos no solo no creemos en Dios sino que nos alegramos de su inexistencia. Son los creyentes los que deberían preocuparse, si de verdad creen en un amigo imaginario tan tarado que a pesar de ser omniscente y todopoderoso permite un universo plagado de injusticias y aberraciones.
Dios, amigo, como ya te dijo mi admirado Phil Collins en «in the air tonight», si viera que te estabas ahogando, no te tendería mi mano, porque se lo que has hecho, lo he visto con mis propios ojos.
Mejor solos que mal acompañados. Dios ha hecho mucho bien entre los que necesitan el miedo para actuar con justicia, pero también es la justificacion de la mayoria de las salvajadas perpetradas por la humanidad. Cuyo nombre «homo sapiens», es evidentemente, una generalización poco realista.
La ética no necesita a Dios. La regla de oro se justifica por si sola, e incluso en teoria de juegos se ha demostrado que a largo plazo la colaboracion es la mejor estrategia egoista, frente a la competencia. En cambio, sí que hace falta creer en un amigo imaginario trascendente para mostrar el desprecio al mundo real que a menudo muestran los creyentes.
La negación de la evidencia no es buen mimbre para hacer un cesto. Pero la cura no creo que sea sencilla. Porque aunque la realidad sea objetiva, una mente aturdida raramente recupera la lucidez. Ojalá fuese tan fácil como realmente lo es. Si no fuera por nosotros mismos, y nuestra naturaleza humana. Quiero decir, divina. Whatever…
EJ25MT5,
Cuando no equipara lo que escribo con pegar a un niño es mucho más fácil responderle.
¿Por qué escribo estas cosas?
Es obvio. Porque tengo fe.Tengo fe en el ser humano y en su capacidad par utilizar la razón. Estoy convencido, íntimamente convencido, de que algún día, dentro de algunos milenios, los seres humanos vivirán mejor, porque no se dejarán llevar por la fe y por la esperanza basada en la fe (como yo sí hago), sino que utilizarán la razón.
Los aviones no han volado nunca gracias a los rezos, las enfermedades no se curan sistemáticamente gracias al agua bendita de la homepatía, los coches no funcionan gracias a ls plegarias al volcán en torno a una hoguera.
Todo lo que ha conseguido el ser humano, absolutamente todo, ha sido gracias a la razón y a la ciencia. A la duda metódica y no a la fe y a la esperanza.
Tengo fe en que dentro de algún milenio el hombre vivirá mejor. Y me parece que es obligación de todos contribuir a esa mejora. Nosotros vivimos así de bien como vivimos gracias al esfuerzo de nuestros antepasados. sin tantaos y tantos físicos amenazados y castigados por sus descubrimientos no viviríamos así de bien.
Es nuestra obligación de ciudadanos, la mía al menos, intentar que las futuras generaciones puedan vivir mejor que nosotros, sin guerras, por ejemplo. Eso sólo se conseguirá cuando la razón se imponga a la fe.
El virus de la fe me ha infectado. Tengo el convencimiento porque analizo la historia. Pero no tengo ninguna confirmación demostrable de que sea así. Soy un creyente.
Los «niños soldado» se «curan».
Los criminales genocidas del África Central se curan. Aunque solo sean los muertos de hambre locales, no los altos directivos de las multinacionales que compran el coltan de nuestra electrónica, ni tan siquiera nosotros, los consumidores inconscientes o irresponsables.
Los (intelectuales) fascistas se curan. Por lo menos en España, donde hubo tiempo sobrante para que algunos se dieran cuenta de lo que había, incluso para que lo dijesen en público y para que, consecuentemente, doña Francisquita y el resto de monos de la jaula les reprimiera. Y es que ya lo dijeron Onésimo y De Grelle, esto no tenía nada de revolucionario ni de social, sino que era la continuación del cacicato postfeudal ibérico, vestidito de azul, con su camisita y su canesú.
Las religiones se curan. O aunque sea disminuyen los síntomas: Hoy mismo se ha publicado que la Policía ha liberado a tres monjas indias retenidas contra su voluntad en un convento gallego. El reconocimiento de la libertad de la mujer a decidir sobre su vida frente a la voluntad de los demás (la superiora, el obispo o Dios) es algo muy reciente. Pero es que hace ya muchos años que los sacerdotes cuelgan los hábitos y que ni siquiera se ordenan.
Eso sí, mi fe en el ser humano es inquebrantable: Vamos camino de la (tercera) destrucción de la civilización y a marchas forzadas. Y ya veremos cuánto disminuye la población y cuánto tarda en recuperarse la especie humana.
#4 Emprendeitor, no sé de dónde saca Ud. que los que no creen en Fantasía y en la Emperatriz Infantil o en el Bendito Ratoncito Pérez, o en Iove / Yavé, Teshub / Zeus / Dios(es) varios con varios nombres…
sienten una «angustia vital» ante la muerte.
Por el contrario hay registradas toda una colección de últimas palabras (antes de morir) de sacerdotes de diversos cultos que desmienten el supuesto sosiego, la supuesta paz de espíritu y, en no pocos casos, la confianza en una vida tras la vida.
Acéptelo ya, hombre: Cuando muera se acabó. No crea ser nada mejor que la planaria o el águila. Se acabó y punto. Y si necesita creer que hay otra cosa para no lloriquear durante sus últimos 40 (ó 4) años de vida, pues qué poco temple el suyo. Los españoles antes no eran así. No será usted portugués, ¿verdad?
Mientras pasa el tiempo hasta nuestra completa e irreversible desaparición, procure no andar molestando a los demás tratando de vendernos su iconodulia sincretico-herética, sus amuletos hechos de cadáveres, sus aguas mágicas para que los pobres se lavasen, sus bollitos sin cocer y su vino para los menesterosos a los que al principio no se chantajeaba exigiendo la confesión de la maldad. Y desde luego sus aceites de oliva para ungirse la frente imitando a los reyes hebreos, los mesías de verdad, con el fin de tener poder sobre nosotros.
Por cierto, Dios odia a los cobardes.
Aplíquelo a lo que la Tetera de Rusell piensa sobre ese miedo de ustedes a la muerte.
Efectivamente @4 es la respuesta.
Qué coño de angustia ?
La fe es el exabrupto del cobarde.
Los que somos igual de cobardes pero no insultamos a los demás no somos regalados con la virtud (no olvidar, virtud) de la fe.
Algún día moriremos, claro que si, pero para disgusto del creyente no todos los días se muere uno.
Esperemos tranquilamente.
En mi opinión, las religiones y las pseudociencias se nutren de la necesidad del ser humano de ser aceptado socialmente en un grupo. El compartir ideas con otras personas hace nuestra existencia más fácil, nos da una «certeza mental» de no estar equivocados, porque tenemos un grupo a nuestro alrededor que nos apoya. Sin embargo, ir contracorriente es difícil, te convierte en un ser bastante aislado, pues no hay gente que reafirme tus creencias. Eres tu el que debe convencer a los demás de que estás en lo cierto. En eso se basa el método científico; hacerse preguntas que expliquen cosas inexplicadas y nadar contracorriente siempre. Esa aproximación siempre será más difícil que tomar una creencia preestablecida de la estantería, y los humanos, igual que el resto de los animales, nos regimos por la ley del mínimo esfuerzo. Sin embargo, gracias a esas personas que nadan siempre contracorriente la sociedad consigue hacer avanzar el conocimiento, en vez de basarnos en creencias preestablecidas y erróneas. Si tuviéramos que mejorar por la mano de algún Dios en vez de por nuestra iniciativa todavía estaríamos colgando de los árboles.
Lo que nunca entenderé es la «bilis» que destilan algunos creyentes en sus comentarios. Nos llaman intolerantes a los agnósticos, cuando nosotros estamos abiertos a cualquier argumento mientras que ellos no.
Hola Javier
No he encontrado mejor sitio que este para avisaros de que no aparece en las listas de ventas de enero el SUZUKI VITARA cuando sí que aparecen varios modelos de otras marcas que han vendido menos unidades.
Es lógico que en 2015 no apareciera por ser modelo nuevo de ese año, pero esa ausencia la habeis arrastrado al 2016 erróneamente.
Un cordial saludo.
¿Has hablado de esto con Juan Manuel de Prada? Podría resultar interesante el debate, igual se convierte en un tipo de misa diaria.
https://www.youtube.com/watch?v=DvTPgid4DFc
Hola GMola,
Muchas gracias por el aviso. Ya lo hemos corregido.