En este blog he hecho fotos de muchos espejos retrovisores del lado derecho. Adivinanzas les llamo. Es cosa de internet.
Hace 25 años, cuando empecé a trabajar en revistas de coches, la mayoría de coches no tenían espejo derecho. No quedaban raros en las fotos frontales, aunque eran asimétricos. Poco a poco, cuando los espejos laterales derechos fueron proliferando, al ver fotos de esos coches en las portadas de las revistas, fotos de los coches de frente en un cambio de rasante, con el cielo de fondo y sin espejo en el lado izquierdo, el coche quedaba desangelado. De segunda categoría.
Por aquellas épocas, los espejos se regulaban a dedo. Cuando todavía no estaban carenados, hace más décadas, se agarraba con la mano el soporte del espejo entero y se movía sin dejar huella. En cambio, a partir de principios de la década de los ochenta, si no recuerdo mal, con los espejos carenados, la huella de la yema del dedo se quedaba irremediablemente impregnada en el retrovisor. Como en el carnet de identidad.
El conductor regulaba el espejo de su lado. Presionaba sobre el cristal por un extremo o por otro, por arriba o por abajo hasta que lo dejaba perfectamente ajustado. Con manchas de yemas en los cuatro puntos cardinales del espejo. Para regular el espejo del lado derecho, cuando había, tener novio o novia ayudaba mucho.
El conductor solo lo tenía difícil, porque uno no puede ser a la vez conductor y acompañante. Recuerdo que alguna vez probé a regular el retrovisor del lado derecho desde fuera del coche. Ponía los ojos en el lugar que tenía que ser visto por el conductor. Si desde ese punto veía el reposacabezas, el espejo debía estar razonablemente bien situado. En alguna ocasión no tuve necesidad de moverlo desde dentro. Pero las huellas siempre se quedaban impregnadas.
En un paso posterior, los fabricantes pusieron palanquitas para mover los retrovisores desde el interior del coche, sin necesidad de abrir la ventanilla ni de ensuciar el cristal con los dedos. Algunas de esas palanquitas eran muy débiles y se rompían ineludiblemente.
Hoy, la mayoría de coches tienen un sistema de orientación del espejo derecho regulable a distancia. El conductor solo, sin desviar la cabeza de su lugar de conductor, mediante un botoncito puede orientar el cristal del espejo, para colocarlo con precisión.
Estamos tan acostumbrados que parece inherente a los coches. No siempre fue así. Hace muchos años, cuando no existía internet, no hubiera podido hacer mis adivinanzas. Los dedazos no nos hubieran dejado ver el bosque. La falta de dedazos, tampoco.