Por primera vez en mi vida he hecho un viaje largo en moto. Casi 500 kilómetros el domingo, desde Madrid a La Vila Joiosa y otros 500 kilómetros el lunes, de Vila Joiosa a Madrid. No sabía si llegaría, si tendría que parar a mitad de camino a causa del agotamiento, la tensión, la incomodidad, el frío el viento, el calor o el miedo. No ha pasado nada. Llegué a La Vila Joiosa de un tirón, con dos paradas para repostar (autonomía con el depósito lleno es de alrededor de 300 kilómetros) que me vinieron muy bien.
En moto, a diferencia de los coches, que la autonomía me obligue a parar, me viene bien. Que yo sepa, me viene bien en esta moto, porque es la única con la que he recorrido distancias largas de un tirón. Es posible que en otras motos mi cuerpo no necesitara un descanso.
Sentado sobre el sillín de la BMW R 1200 GS, con la posición del asiento y las estriberas, mi cuerpo tiene ligera tendencia a desplazarse hacia adelante. Pero el pantalón no resbala sobre el sillín, por lo que la tendencia del cuerpo a desplazarse hacia adelante encuentra tope en el propio pantalón. Significa que la zona perineal presiona contra el pantalón, que le hace de tope, con la consiguiente molestia a medio plazo.
Es fácil de entender. Sentados en la silla mientras leen esto, aprieten el culo contra el asiento para que el pantalón no deslice y hagan fuerza hacia adelante como si quisieran resbalar hasta el borde de la silla. Si llevan faldas mientras leen esto olvídense de hacer la prueba, porque no les servirá de nada. Pero, si llevan pantalones, y consiguen que no deslicen sobre el tapizado de la silla, empezarán a notar una presión en la zona perineal que a medio plazo les resultará incómoda. A mí, tras 300 kilómetros, el dolor en el culo y en el perineo, más el calor y la tensión en los brazos, hacía que me viniera muy bien una paradita para repostar.
Esta detallada explicación de la incomodidad en la zona perineal he podido darla después de fijarme detalladamente qué era lo que ocurría. No crean que es una percepción inmediata. Al subir a la moto intentaba estirar bien los pantalones para que el tope de los pantalones se situara en las rodillas de tal forma que se creara un hueco natural en la entrepierna para que corriera el aire. No lo conseguí. Otro de los asuntos que debo aprender en este camino de motorista novato es la importancia de tener un buen equipamiento para viajar. No sé si hay pantalones especialmente diseñados para que resulten más cómodos.
El inconveniente de los pantalones, el sillín y la zona del perineo requirió que dedicara tiempo a observar el proceso. En cambio, no me costó nada darme cuenta de que necesitaba un sistema de control de velocidad de crucero que me permitiera liberar la presión de la mano derecha sobre el puño del acelerador. En autovía y sin tráfico, en las motos tiene mucho menos sentido que en los coches tener que hacer fuerza de forma constante para mantener el acelerador en una posición fija o para conseguir velocidad constante. Cualquiera de las dos soluciones sería útil: un pasador para mantener el puño girado, aunque la velocidad disminuyera en las cuestas o un sistema que permitiera mantener velocidad constante. (Quizá exista ese sistema, pero por más que miré no encontré nada que lo pareciese. Quizá tenga que poner fin a esta cabezonería de no querer leer los libros de usuario).
Tener que hacer fuerza constantemente sobre el puño del acelerador en autovía y sin tráfico es un sinsentido, porque cansa innecesariamente la mano derecha. Por poca fuerza que sea. Al cabo de un rato se nota que la mano derecha está más cansada que la izquierda.
La BMW R 1200 GS lleva un sistema de accionamiento de intermitentes diferente al que había probado hasta ahora. Una palanca para el pulgar derecho acciona el intermitente de la derecha y otra palanca en el lado izquierdo del manillar sirve para activar el intermitente de la izquierda. En alguna ocasión, de noche, al querer darle al intermitente izquierdo para adelantar le di a la bocina (Pido disculpas a los conductores que iban a ser adelantados. No debían de entender nada). La luz intermitente se detiene por sí sola al cabo de unos segundos. Para mí, este sistema es más cómodo que el que he probado hasta ahora en el que todos los intermitentes se gestionan con el pulgar de la mano izquierda.
De noche, por carretera de curvas, por la nacional entre La Vila Joiosa y Cullera, la iluminación me pareció suficiente pero claramente peor que en los coches y probablemente una buena iluminación sea más necesaria en moto que en coche. Al menos igual. Con un solo faro, a los conductores de las motos les vendría muy bien que existiera un sistema de luces orientables, que permitira iluminar el interior de las curvas y también la salida con la moto tumbada. Además, la palanca para pasar de luz de cruce a luz de carretera no facilita un paso rápido de una a otra. No con tanta rapidez como en los coches.
La BMW R 1200 GS es la moto más alta, grande y pesada que he llevado nunca. Tan alta que en parado llegaba con las puntillas al suelo cuando iba solo. Cuando sube un pasajero, la altura del asiento se reduce varios centímetros y se llega mucho mejor para apoyar los pies. Pero el segundo ocupante va situado en una posición muy alta, hace que el centro de gravedad suba mucho, y mantener la moto estable en el instante previo a la detención se complica para un conductor inexperto. Si a mi inexperiencia se suma mi baja estatura, se entiende mejor la dificultad que me supone llevar una persona de paquete en esta moto por ciudad.
Por carretera (he ido solo) no he tenido ningún problema reseñable con la moto. El carenado protege muy bien del viento e incluso por encima de las velocidades legales se viaja con comodidad. Todo va bien y yo me tengo que acostumbrar a ir en moto.
En un par de ocasiones existió la posibilidad de colisionar con aves. En una ocasión con un pequeño gorrión, pero otra, de noche, era un pájaro blanco mucho mayor, no sé si una paloma o una gaviota. Si llego a chocar contra ese mastodonte, me arranca la cabeza de cuajo. ¿Qué hay que hacer para evitarlo? En coche freno muchas veces para evitar el impacto con pájaros, pero en alguna ocasión, a pesar de mis esfuerzos, no consigo evitar el golpe. En moto, aparte de frenar, sólo se me ocurre esconder la cabeza por debajo del carenado y esperar que resista.
En moto, conductor y pasajero van situados en territorio hostil. Se nota claramente al circular por detrás de otro coche. Las turbulencias aerodinámicas, que en coche no se aprecian, en la moto son molestas. En moto debe ser posible vaticinar el buen o mal coeficiente aerodinámico del coche que nos precede, por el aire turbulento que genera.
El único lugar protegido, que se parece al habitáculo de un coche, es el interior del casco, que protege la cabeza. En un momento en el que introduje el dedo por la zona inferior, para rascarme la barbilla, noté la diferencia. «¡Esto es como llevar el dedo en coche!» pensé. Sin turbulencias ni ráfagas de aire.
Los espejos dejan ver bien la carretera. Estos espejos circulares son mucho más útiles que los de las otras motos BMW que he conducido. O quizá no sea la forma del espejo sino su situación relativa a los ojos. En cualquier caso, tanto con la moto en línea recta como con la moto tumbada ligeramente en curva, los espejos cumplen la función.
El motor es muy sencillo de conducir. Se puede conducir desde bajas revoluciones sin tirones y con fuerza suficiente. Si se gira el puño con determinación acelera con fuerza, pero no me ha parecido una fuerza desbordante. En comparación con un coche, las aceleraciones son fulgurantes. Los adelantamientos son como pequeñas funciones de magia. Nada por aquí, nada por allá, coche adelantado y todavía quedan metros para no pisar la línea continua. Son distancias inimaginables para cualquier coche, incluso el más potente del mercado. en esta moto, si lo imaginas, lo haces.
El paso de una marcha a otra tanto para subir como para bajar se ejecuta con precisión a poca atención que se preste para sincronizar con acelerador y embrague. Al arrancar el motor o cuando se acelera con fuerza desde poca revoluciones, la moto se mueve de un lado a otro, como reacción al giro del motor. Es una sensación peculiar.
No soy capaz de decir cómo iría en curva en manos de un motorista experto. En mis manos ya a mi velocidad, me parece una moto que se maneja con facilidad para hacer trazadas limpias, para pasar por donde uno quiere. Mi mayor dificultad en moto es la transición entre la recta y la curva, es decir, el momento de entrada de la curva. No soy capaz de saber dónde estaría el límite aceptable para cualquier moto, a qué velocidad máxima se la puede hacer entrar en una curva. De eso no opino. En ese punto voy muy despacio y consigo que la moto gire. A pesar de su peso y tamaño, me parece que no resulta difícil ni lento que la R 1200 GS cambie de apoyo. Yo no necesito más, al menos de momento. Y no sé cuánto más de sí pueda dar la moto. Para necesidades de conductor experto no me consulten a mí.
La mayor dificultad con esta moto la encuentro a velocidad muy baja y en parado. Todavía no soy capaz de manejar bien los frenos traseros de las motos. Ni a alta velocidad ni a baja velocidad. No freno con la precisión con la que estoy acostumbrado en un coche. No sé si esa precisión se consigue en moto. Supongo que sí. En carretera nunca sé cuántos metros necesito para llegar a la velocidad que quiero antes de una curva (claro que tampoco suelo saber qué velocidad quiero) y a muy baja velocidad no consigo que la moto pare exactamente donde tengo previsto si no me ayudo con el freno delantero, que es muy brusco generalmente. El freno trasero es una de mis asignaturas pendientes. En la R 1200 GS me ha costado especialmente frenar bien con el freno trasero. No sé si se debe a un pedal con el recorrido muy largo o a mi impericia manifiesta.
Para bajarme de la moto tengo que poner primero la pata de cabra. Es una moto a la que no me puedo subir y de la que no me puedo bajar si no está perfectamente apoyada. Subir y bajar me cuesta esfuerzo, porque la pierna me llega con dificultad. Con todo, lo peor de lo peor, la única tarea imposible salvo en condiciones ideales, es subir la moto al caballete. Mis 70 kilogramos de peso no son suficientes para que la moto responda al brazo de palanca sobre el que me esfuerzo para que la moto quede bien colocada y segura. En Vila Joiosa, en una calle situada en ligera pendiente, tuve que pedirle a un transeúnte que me ayudara. Sea apiadó de mí y me ayudó.
Estoy seguro de que es una gran moto, pero para los bajitos novatos y de poco peso como yo, quizá resulte excesiva a baja velocidad.
En BMW España me han prestado la moto con maletas y navegador. El navegador es muy útil para viajar, porque en la moto resulta imposible consultar un mapa. Tapa apreciablemente el cuentavueltas y cuanto más alto eres más lo tapa. Pero si no conoces a dónde vas, su ayuda es primordial.
Las maletas, a pesar de lo que abultan, son muy pequeñas. En la de la izquierda no cabe prácticamente nada porque el tubo de escape le resta casi todo el volumen. La de la derecha es mayor, pero cabe poco.
Probablemente, el mayor inconveniente de una moto para viajar es la ausencia de espacio para llevar equipaje. Ese inconveniente se puede transformar en oportunidad. Viajar con poco, o sin nada, es un sueño. Pero en la moto es casi imposible. Me gustaría saber cómo se apaña Alicia Sornosa en su viaje en moto alrededor del mundo. Viaja por zonas cálidas y por zonas frías, tiene que llevar equipamiento para invierno y para verano, algo de ropa para cuando no vaya en moto. Se lo preguntaré. El viaje de Alicia es apasionante. Ella es más pequeña y ligera que yo, pero seguro que no tiene mis problemas para subir y bajar de la moto. Así es la vida.