Pongamos que el gobierno tiene razón y que por circular a 110 kilómetros por hora en lugar de a 120 se consume un 10% menos. (Mis mediciones de muchos años dicen que es del orden del 5%)
Pongamos que el promedio obtenido por circular a 120 km/h es de 120 km/h y que por circular a 110 km/h es de 110 km/h. (En realidad el promedio a 120 estará en el entorno de 105 y a 100 en el entorno de 95)
Pongamos que el consumo medio de los coches españoles a 120 km/h es de 7,0 litros cada 100 km. (cifra aproximada a la realidad)
Con el ahorro del 10 por ciento, a 110 se consumiría de media 6,3 l/100 km.
Cada mil kilómetros, tardamos 45 minutos más a 110 que a 120 km/h.
En esos 1.000 kilómetros consumimos 7 litros menos a 110 que a 120 km/h.
Con la gasolina a 1,3 Euros el litro, el ahorro durante esos 45 minutos es de 9,1 Euros (De los cuales, más o menos la mitad deja de ingresarlos el Estado). 12 Euros la hora. Es muy posible que en el coche viaje más de una persona, con lo que el precio por hora de cada una de esas personas será igual a 12 dividido por el número de ocupantes.
El valor asignado a nuestra hora sería, en el mejor de los casos, de 12 Euros. Es inferior debido a que en los coches viaja de media más de una persona.
Esta valoración implícita de nuestro tiempo da medida de la mala gestión de un gobierno. El valor añadido que le falta a nuestra economía no se consigue mediante ahorros que perjudican la competitividad. El equivalente exagerado sería ir a pie todas las mañanas al trabajo para ahorrar combustible. No sería rentable. Para producir hay que consumir y hay que hacerlo con la mayor eficiencia posible. Gastar menos para reducir el valor añadido que producen nuestras horas es un mal negocio. Consumir menos en cada proceso es beneficioso sí y sólo si incrementa la productividad, no si la reduce.