No tengo datos estadísticos, pero tengo la impresión de que no hay ninguna otra cuestión que enfrente tanto a los españoles como la discusión sobre el derecho de las mujeres a abortar.
Las posturas parecen irreconciliables. Los antiabortistas consideran que el feto («nasciturus») es un ser humano y que como tal debe ser protegido y amparado por la ley como el resto de ser humanos. Igual que no se puede matar al vecino (por más ganas que tengas), tampoco se puede matar al feto de tu vientre.
Los defensores del derecho de las mujeres a abortar tienen, por resumir, dos argumentos. Uno, que el feto no es un ser humano, sino un conjunto de células en crecimiento en cuyo proceso hay que fijar una fecha para considerar a ese conjunto de células un ser humano. La concepción no convierte al cigoto en sujeto jurídico. El segundo, que independientemente de la valoración jurídica del feto, el feto depende del cuerpo de la mujer y que por tanto la mujer tiene que ser libre para disponer de su cuerpo para incubar o no incubar al feto.
Son dos posturas irreconciliables. Los antiabortistas, algunos al menos, consideran que también los espermatozoides y los óvulos son «bienes jurídicos» que deben protegerse y por ese motivo reniegan de la utilización de métodos anticonceptivos. Para ellos, el feto no es humano al ser engendrado, podría decirse que cada espermatozoide y cada óvulo engendrados ya eran humanos antes de juntarse y por tanto hay que defenderlos.
Los defensores del derecho de las mujeres a abortar consideran que es la sociedad (o la comunidad científica) la que debe fijar la fecha en la que ese conjunto de células pueda ser sujeto del derecho. Pero, independientemente de lo anterior, a la vez o por separado, también opinan que el derecho de las mujeres a decidir es inalienable, porque es su cuerpo es que contiene al feto y que nadie debe estar por encima de ellas en la forma de utilizar su cuerpo.
Yo pertenezco al grupo de personas que defiende el derecho de las mujeres a decidir cómo utilizar su cuerpo. Entiendo bien los argumentos de los abortistas. No estoy de acuerdo con ellos, pero para lo que quiero contar hoy eso es irrelevante.
Sobre lo que quiero hacer hincapié es sobre otro asunto. La diferencia que supone para la libertad de cada mujer una postura y otra.
Los antiabortistas, al prohibir el derecho al aborto con respaldo de la mayoría, consideran que tienen legitimidad para determinar cómo debe utilizar cada mujer su cuerpo.
Yo me pregunto. ¿Consideran los antiabortistas que la mayoría tiene legitimidad para decidir por bien del interés general que no deben tener hijos? ¿La mayoría tiene legitimidad para imponer la castración química de todos los hombres?
Ya que hablamos de bienes jurídicos. ¿Tiene la mayoría legitimidad para imponernos a alguien a que donemos un riñón para salvar la vida a otro ciudadano? ¿Tiene la mayoría legitimadad para imponernos que demos cobijo en casa a una persona que puede morir de frío en la calle?
Los antiabortistas se consideran con legitimidad, porque son mayoría, para promulgar mediante ley que el cuerpo de la mujer debe ser utilizado como una vasija. Esta anteproyecto de ley del aborto convierte el cuerpo de la mujer en una vasija, con la legitimidad que da la mayoría. Las mujeres no pueden decidir sobre su cuerpo, es la mayoría la que lo hace, para proteger al feto que esa vasija lleva en su interior.
Menuda forma de proteger al feto, me digo yo. Primero convertimos a la mujer en un frasco y luego queremos que ese feto, sea hombre o mujer cuando nazca, le tenga respeto a esa mujer y saque partido de todo el potencial de su madre como persona. ¿Cómo vamos a lograrlo si primero la convertimos por ley en una vasija?
No hay ninguna ley, ninguna, que nos trate así a los hombres (Cuando escribí esto me equivoqué. La prohibición de la eutanasia nos trata a hombres y mujeres del mismo modo que la ley que prohibe el aborto). Si yo fuera mujer me subiría por las paredes. Y siendo hombre también me subo. El respeto a la capacidad de las mujeres para decidir qué hacer con su cuerpo, la necesidad de tratarlas como iguales, como lo que son, para disfrutar y aprender más de ellas, para tener una vida mucho mejor, para sacar más partido de ellas, para exprimirlas y para que me expriman es vital en mi vida. Cualquier trato vejatorio a las mujeres lo siento como si fuera a mí.
En una sociedad civilizada, debiéramos aprender que la fuerza de la mayoría, la fuerza de los votos de la mayoría, tiene unos límites. Los límites de respeto y dignidad del individuo. Del mismo modo que una mayoría no debiera poderme obligar a donar mis órganos para salvar la vida de otra persona, tampoco debiera poder obligar a la mujer a dar vida a un feto que depende totalmente de su cuerpo.
Es una norma discriminatoria; ya estoy harto de tanto empeño por discriminar al varón.
Reivindico el derecho de los varones a poder abortar también.
Además somos los varones los que ponemos el pincho USB en el puerto correspondiente, no sólo la mujer puede disponer de la barra de pan en el interior de su horno, porque sin los ingredientes del varón, no hay pan. Y aquí hay levadura y horno, no sólo horno.
Demasiado poder para el horno.
JM
Totalmente de acuerdo con JM. Me parece lo más sensato que he leído estos últimos días.
¿Esos límites, como la dignidad del individuo, ni insinuará usted que sean una suerte de derecho natural? :-p
D. Javier, tiene un error en el título.
Estoy de acuerdo con ambos JM.
Y ahora, aun no siendo mujer, doy mi opinión:
1º Las leyes que regulan los derechos de los ciudadanos, normalmente, se redactan basándose en el sentido común, es decir, hábitos, cosutumbres, cultura, tradición, etc… que atañen al pais donde se pretende implantar, en este caso España.
– Si someten esta ley a referendum solamente estará de acuerdo un porcentaje mínimo de la población, desconozco si hay estadística pero mientras alguien no me demuestre lo contrario pensaré que es una ley totalmente partidista, que la iglesia está detrás de ella, que los antiabortistas son 4 gatos que meten mucho ruido con sus lecciones de vida, y que es una ley de esas que recuerdan a tiempos del fascismo.
2º Una ley se aprueba para solucionar un problema, no para generarlo.
– ¿Alguien cree que esta ley va a solventar más problemas de los que genere… yo es que me parto.
Fin de la cita
Salu2!!
@1 JM, estoy de acuerdo pero la cosa requeire matices y profundizar porque, en caso de desacuerdo, ¿quién debería tener la última palabra? Cuando tomamos decisiones grandes, las consecuencias son grandes siempre y afectan a terceros. Si yo soy el padre de tres hijos en edad escolar y contraigo un cáncer ¿Puedo tomar solo la decisión de no tratarme y dejarme morir? Legalmente sí pero esa decisión tiene consecuencias gravísimas para mi mujer o mis hijos. ¿Deberían obligarme a tratarme? Parece cosa de sentido común y, si quiere mi opinión, la ley no debería entrar en terrenos donde impera o debería imperar el sentido común. (Aunque eso se les olvide a los legisladores de este país con una frecuencia acojonante)
Para mi, el problema de fondo es el que plantea Davidcico: ¿Esta ley soluciona algún problema? ¿A quién? ?¿Se obligaba a alguien a abortar en este país bajo la ley anterior (la actualmente vigente)? ¿Por qué hay grupos sociales a los que el comportamiento de otros individuos les produce tanto malestar cuando no se produce daño a terceros?
Y dicho esto, añado que, en contra de lo que viene diciendo la funesta oposición, están absolutamente legitimados para legislar sobre lo que quieran. La gente les votó. Ahora ejercen.
Al final, la responsabilidad individual es la clave de todo pero vamos de cabeza hacia un mundo donde todos seremos irresponsables y el estado terminará legislando si yo puedo o no meterme el dedo en la nariz mientras conduzco.
Saludos
Jaime
¿Que algunos de esos niños nacerán con malformaciones? Pues que se le va a hacer, es designio divino y nosotros (y mucho menos sus futuras madres) somos nadie para contradecir su sagrada voluntad. Mejor tener cristianos incapacitados físicos (puesto que psíquicamente la mayoría del rebaño ya lo es) que permitir que el demonio musulmán nos supere en número. Y claro, nada de piedad o conmiseración con aquellas gestantes que faltando a su sagrado deber maternal, opten cobardemente por segar la vida de su inocente mórula o blástula con alma inmortal incluída (aún cuando el resultado sea un monstruoso alumbramiento como ya hacen otros cristianos países latinoamericanos de los que debemos aprender) y al tener que ponerse en manos de matarifes del tres al cuarto en condiciones de falta de higiene y seguridad sanitaria acaben muriendo. Para ellas, únicamente desearles una bien merecida eternidad de sufrimiento y castigo en el Averno bajo la batuta de Satanás y sus infernales huestes. Pero eso sí, sólo recordar que dios es infinitamente misericorde con sus ovejas. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2013/09/los-mas-elevados-sentimientos.html
Estoy de Acuerdo con usted sr. Molto. Para bien o para mal ellas son las que se quedan embarazadas y obligar a alguien a pasar por todo un proceso peligroso de embarazo porque a alguien le parece inmoral… no es más inmoral usar a mujeres como meras incubadoras?
Luego están los que dicen que el aborto es «matar una vida»… pues espero queesos mismos a losque les importa tanto lavida humana donen el 80% de su sueldo a una ong para dar de comer a niños del tercer mundo. Y que cuando vean un indigente en la calle les den de comer igual mente ya que si el mendigo se muere de hambre habrá sido en parte por su culpa porque no les dio de comer.
En conclusión: realmente nos importa un pito la vida humana que no sea la nuestra y la de nuestros conocidos. Sin embargo algunos se creen con derecho a legislar sobre las mujeres embarazadas. Total no van a ser ellos los que se sufran en sus propias carnes el criar a alguien con Fuertes discapacidades que no puede ni hablar ni moverse ni comer si quiera.
JM yo antes pensaba igual que usted pero después lo pensé mejor. si quiero ser padre y ella no, no tengo derecho a obligar a nadie a pasar un calvario de 9 meses porque dispongo de su cuerpo a mi voluntad y eso no está bien. Imagínese al revés, que usted se pusiera quedar embarazado y no lo deseara pero sU pareja si. ¿No le parece injusto tener que pasar todo un embarazo por designios de un tercero?
Moltó, la democracia se inventó para no tener que decidir por consenso sobre los asuntos comunes. Cabe deducir que habrá ganadores y perdedores, y que os límites de la dignidad y el respeto hacia estos últimos tambien son asuntos a decidir. S las decisiones de la mayoria son insoportables para la minoria, ésta no le queda otra que echarse al monte: las bombas, la resistencia pasiva, los lobbys, el exilio, etc, etc.
Me parece deducir, como el comentarista @3, que usted cree que el respeto y la dignidad son valores objetivos o naruralmente otorgados al hombre. Creo que son consecuencia de un equilibrio de fuerzas, en consecuencia variables.
En cuanto a la decisión de las lumbreras que nos administran, se pueden hacer peor las cosas, pero es dificil saber como:
– parece ser un guiño al electorado mas hard, pero también que no habra reditos electorados puesto que este mismo electorado votaria siglas asi se hicieran representar por la cabra de la legión
– no han cambiado los resultados practicos de la ley anterior, toda vez que han dejado abierto el coladero de los daños sicologocos para la madre y han cerrado el de las malformaciones, un supuesto que contaba con una gran aceptación. Y la gente abortará en el extranjero.
– dan fantasticos argumentos a la oposición para agitar el espantajo de la derechona franquista, carca, involucionista, retrograda, clasista, etc, etc.
>Un poco mas tontos y se salen de la definición.
Léanse «Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra» de John Irving, y para los que no quieran o no sepan leer, vean «las normas de la casa de la sidra» del director Lasse Hallström. Después, si acaso pensamos, cosa que no está muy de moda en este país y, sobre todo, de unos años a esta parte.
Hay que entender los reparos culturales, psicológicos, o religiosos del individo; lo que jamás hay que aceptar es que ello intervenga en leyes generalistas que rijan a cualquier sociedad de derecho como es la que nos gobierna.
Una ley no tiene por qué obligar a…, sino encauzar qué o qué no se hará. La ley de plazos no obligaba a abortar a nadie, sino que ponía las bases de cómo se debía hacer cuando una mujer o pareja quería abortar. Igualmente la ley de matrimonio no obligaba a casarse a un o una omosexual. Las leyes simplemente regulan.
Y no, nos pongamos como nos pongamos, un feto dentro de las 14 semanas que contemplaba la ley de plazos no es viable sin la madre, y dado que no es viable dudo mucho que pudiese ser un sujeto jurídico. Se han cubierto de gloria pero es lo que se decía por ahí arriba.Una mayoría del país con derecho a voto y que se acercó a votar, los autorizó a hacer esto. La solución ya la saben, en las próximas elecciones vuelvan a quedarse en casa.
Esta es una ley para volver a lo de antes. ¿Y lo de antes es que no había abortos? No, lo de antes es que cuando alguien quería abortar (y ese alguien podía ser la hija adolescente y fiestera de un decente prohombre de recto proceder y, por supuesto, antiabortista) se iba a Londres un par de semanas y asunto resuelto. A no ser que no se pudiera costear el viaje, en cuyo caso se iba a ver a una matrona en paro que tenía una percha, unas toallas y pocos escrupulos.
Por esto perderán las próximas elecciones.
Reforma laboral (tibia a mi juicio), impuestos, chapuzas de todo tipo.
Hubieran vuelto a ganar.
Pero esto denota ceguera, retraso, estulticia sociológica y negar la evidencia en el siglo XXI.
Un pequeño paso atrás para el PP y un gran paso atrás para España.
10.- Al espantajo de la derechona franquista se le esta empezando a mirar con añoranza, al menos se preocupaba de dar pan y circo, a la mayoria de la gente le parece mucho mejor que la derechona democrática de ahora.
Aquí estamos, hablando del aborto y olvidando por unas cuantas semanas la crisis, la corrupción, el desastre energético y el delirio nacionalista. No sé si se les funcionará electoralmente esta vuelta a la España rancia y meapilas, pero sí afirmo que utilizar a las mujeres para una maniobra política cortoplacista es ruin y mezquino.
Independientemente de la ley sobre el aborto, creo que tenemos el peor gobierno de la actual democracia, se le ven 2 cosas, es reaccionario a mas no poder y se dedica a pagar favores antiguos.
2000 años de medicina para que una embarazada vaya al médico y este le diga «tiene Vd. un feto de 10 semanas que no podrá valerse nunca por si mismo y tenemos los medios para abortar y Vd. podrá volver a quedarse embarazada o no, pero Vd. no puede decidir abortar por que la ley no lo permite».
Estoy de acuerdo en casi todo con lo que dice Javier Moltó, menos en una cosa.
¿Es realmente la mayoría de los españoles antiabortista? Que el partido en el gobierno plantée una ley antiabortista y que ese partido haya sido elegido por mayoría, no implica, necesariamente, que la mayoría comparta esa opinión. Es posible que sea así, que lo ignoro, pero no creo que se deba afirmar. ¿Estaba este proyecto de Ley en el programa electoral del PP? ¿Lo conocían sus votantes? ¿Qué peso tenía este proyecto en la decisión final del votante?
A lo mejor la mayoría de españoles no quiere/queremos esta ley, aunque por el contrario sí quiere/queremos que sea el PP el que nos gobierne. (Que conste que me incluyo en el grupo de españoles, no en el de proabortistas-antiabortistas ni en el de votantes-no votantes del PP)
Hola. Gracias por opinar. Me parece
JotaEme. En España había una norma que a mi juicio supone algo similar a la futura ley del aborto. La ley que obligaba a cumplir el servicio militar. No porque fuera sólo para los varones, sino porque el Estado disponía de los cuerpos de los ciudadanos sin posibilidad de renuncia. Me parece inadmisible.
EJ25MT5, me gusta mucho su pregunta. No tengo una respuesta elaborada. No he leído nada sobre esto y no lo he pensado nunca antes. Improviso.
Desconozco el origen de lo que denominamos dignidad. No sé si la dignidad es parte de la condición humana, parte de nuestra herencia genética, si proviene de la educación y cultura o si su procedencia es compartida entre estos factores y otros más:
La dignidad, como la sumisión, me parecen factores individuales. Hay individuos dignos y hay individuos sumisos. Hay quien acepta las órdenes y quien se niega a someterse voluntariamente a ningún tipo de chantaje o de condiciones que le vengan impuestas si no las considera legítimas.
Los límites no están en la naturaleza. Si lo estuvieran, todos los individuos se comportarían con la misma dignidad o sumisión y no ocurre. La constitución debería fijar esos límites de la dignidad, límites que hay que negociar. La declaración universal de los derechos humanos es una suerte de declaración de los límites, si bien no es un «conjunto de leyes» legitimado por el voto directo, salvo en los países que se incluyen en la constitución.
Para unos es natural arrodillarse ante un ser poderoso (o ante la mayoría) y obedecer sus mandatos y para otros es natural preguntarse si ese ser poderoso (o esa mayoría) tiene legitimidad para imponer esos mandatos. Para unos es natural arrodillarse y ser sumiso para preservar la vida y para otros es natural rebelarse y luchar por una vida digna.
La fuerza es un factor de la naturaleza e impone su ley. La ley de la fuerza sí es una ley natural. ¿Podemos llamara eso Derecho natural o son más bien leyes de la física?
Sea como sea, que no lo sé, gracias por hacer una pregunta inteligente y por hacerme pensar.
Kontaminadorrr. Ilústreme por favor. ¿a qué error se refiere? Seguro que lo dice por algo, que no se trata de una errata, pero mi perspicacia no llega para saber interpretarle.
Sera para tanto??? De verdad cree que «la democracia se inventó para no tener que decidir por consenso sobre los asuntos comunes»? Me parece una afirmación graciosa.
Pero independientemente de esa afirmación, como usted dice, los límites de la dignidad hay que decidirlos y aprobarlos por mayoría (he hablado antes de eso). Por eso hay que negociar la constitución.
Una mayoría puede prohibir y puede obligar de todo. Depende de lo chalada que esté. La mayoría no es razonable, la mayoría sólo es mayoría (es decir, más fuerte que la minoría).
¿Somos capaces de delimitar por mayoría los límites que las mayorías no deben traspasar? De eso se trata. A muchos individuos nos interesa que las mayorías no traspasen ciertos límites. ¿somos capaces de plasmarlos en la constitución?
En teoría esos límites están plasmados en La Constitución. ¿Están todos los límites bien plasmados en la Constitución española? ¿Se votó en una momento que permitía plasmarlos bien?
Con la venia.
El problema fundamental sobre si la ley considera a la mujer una vasija (un objeto) contenedora de algo que obliga a cuidar de ese «algo», es la consideración que demos a lo que contiene.
Dicho así, parece indicar que un feto no «es» el cuerpo de la mujer, sino que «está» en el cuerpo de la mujer. Así que cuando se proclama el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, conviene aclarar si un feto es, precisamente, su cuerpo, (y me refiero a «es», no a «estar» ni a «depende de»).
Es biológicamente indiscutible que es un ser distinto, con un ADN diferente. Puede que el quid de la cuestión sea determinar desde cuándo es un ser humano, no lo sé. Por un lado, la postura de la Iglesia Católica, que data la cosa en el mismo momento de la concepción. Y por el otro extremo, el célebre filósofo Peter Singer que establece tal acontecimiento en el momento en que el ser adquiere racionalidad, autonomía y conciencia de sí mismo, (lo que ocurre después, bastante después del nacimiento), y por lo tanto no sería comparable matar a un recién nacido y matar a una «persona».
El argumento del aspecto visual del cigoto es más una solución de compromiso del legislador que real, a partir de la 3ª semana, no se puede decir que un feto sea un puñado de células. Y con 3 meses, desde luego es un mini niño.
El argumento de la dependencia del feto hacia la mujer no es muy particular, muchas personas dependen de otras y no consideramos por ello admisible que, por ejemplo, una madre abandone a sus hijos, aunque esquilmen su salario, horas de sueño y puede que su propia felicidad.
Personalmente creo que se debe obligar a una madre a tener a un hijo que no quiere, que me deben obligar a proporcionar el adecuado sustento a mis hijos, y que me deben obligar a cuidar de mis padres cuando no puedan valerse por sí mismos.
Resulta muy delicado hablar de este tema, y más en el día de hoy, 24 de Diciembre, Navidad. Pero no puedo dejar de expresar mi opinión sobre el mismo; la cual coincide casi punto por punto con la de Javier Moltó, aunque con ciertos reparos a lo de la consideración de la mujer como «vasija» y a lo de hacer con su cuerpo lo que quiera. Porque en este caso no lo está haciendo exactamente con su cuerpo, sino que el meollo de la cuestión radica en decidir cuando lo que lleva dentro se convierte en un ser con personalidad autónoma, aunque vaya dentro de ella.
Pero por este camino de la «vasija» no llegamos demasiado lejos; estoy totalmente de acuerdo con los comentarios de @8 Prais y @11 Juan, que considero acotan aspectos muy importantes.
Pero también creo que hay un aspecto que nadie ha tocado, salvo @19 Ángel, pero con el que estoy en total desacuerdo respecto a las conclusiones que saca. Y creo que ese aspecto a tener muy en cuenta es no enfocar el asunto como el del asesinato de una persona que no acabaremos nunca de ponernos de acuerdo en cuando empieza a serlo, sino como el de TRAER AL MUNDO HIJOS DESEADOS. La frase bíblica de «creced y multiplicaos» creo que está más que suficientemente asegurada, a pesar de los genocidios y guerras sobre los que a todas estas asociaciones antiabortistas (porque parece que no es una, sino muchas) no se les oye pronunciarse. De hecho, me gustaría saber si todos ellos son contrarios a la pena de muerte para los criminales, que también son personas.
Por supuesto, que la clave inicial sería tener la educación y cultura suficientes para que no haya embarazos no deseados; pero la vida es muy complicada, y eso sería intentar ponerle puertas al campo. Hay que situarse ante el hecho consumado de un embarazo, y entonces decidir si la mujer (o la pareja, que de esto casi no se ha hablado) quieren o no tener ese hij@. Cuando es sólo la mujer la que tiene que decidirlo, para mí la cosa está clara; si es una pareja, entonces lo de la «vasija» ya se tambalea, porque se trata de una decisión que afecta a dos, y el hipotético futuro padre también supongo que tiene algo que decir.
Eso de que, aunque de momento no le quieras, luego nada más verle nacer le coges cariño, puede ser cierto o no, pero nadie tiene derecho a suponerlo; porque no hay cosa más triste que nacer si tu madre, o padres, no desean que nazcas. Por supuesto que lo ideal sería haber evitado la concepción, pero repito que hay que plantearse el hecho consumado.
Por otra parte, y acabo, creo que este mismo tipo de personas antiabortistas son los que han implantado o defendido unas normas que hacen dificilísimo adoptar un niño en España; y por ello tenemos la cantiad de adopciones de ninos chinos, africanos e hispanoamericanos que podemos ver si vamos por la calle con los ojos bien abiertos. O sea, que quieren obligar a la madre a tener el hijo, pero luego ponen dificultades a que otros lo adopten. De manera que ese hijo tan defendido por quienes no son familia suya, debe acabar viviendo con una madre que no lo deseaba, o en un orfanato. Bonito panorama el que diseñan para ese niño tan ferozmente defendido, pero sólo cuando todavía no está claro si es o no persona.
Todos han aportado puntos muy interesantes, aunque coincido más exactamente con A. de A.
Yo no estoy a favor del aborto (si quieren digan que estoy en contra, pero a mí me suena distinto…), pero en mi opinión debería de ser libre y gratuito. Luego debería venir la normativa reguladora, algo demasiado difícil y denso para mí.
Coincido con ustedes en varios puntos:
– Se debería invertir mucho más en educación preventiva, para evitar esos embarazos indeseados. No sé hasta qué punto se puede diagnosticar las posibilidades de malformaciones graves antes del propio embarazo, pero en esto también habría que poner inversión.
– No podemos olvidarnos de la voluntad del padre. Habría que ver hasta dónde debe de poder llegar, en caso de desacuerdo entre él y la madre (tanto si son pareja, como si no).
– Del mismo modo que facilitamos el aborto, y la educación preventiva; deberíamos facilitar en la misma media el acceso a la adopción.
– Habría que revisar otros supuestos de «disposición de cuerpos». Yo he manifestado mi voluntad de ser donante «de todo lo que valga» a mi fallecimiento. Si se diera el desgraciado caso doble conmigo y mi sra., con mis hijos menores de edad, esta decisión quedaría en manos de mis padres, a los que adoro, pero no estoy seguro al 100% de que fueran a cumplir exactamente mi voluntad. ¿Hay una manera de llevar esto de un modo más práctico, y yo la desconozco?
saludos
rafa
Redondeando, en España se realizan 110000 abortos, aproximadamente un 20% de las gestaciones acaban en aborto. En España las cifras son clarísimas, con unos informes sensacionales. En el resto de Europa debemos acudir a Eurostat, que da abortos por cada mil mujeres y cosas así. Un amigo experto en estadística hizo unos cálculos y llegó a la conclusión de que, en el conjunto de Europa, una de cada tres gestaciones acaba en aborto. En Rusia… hay más abortos que nacimientos directamente.
Ríase de los accidentes de tráfico.
El texto de Moltó es demasiado anarcocapitalista para mi y posiblemente lo es para la mayoría. Por una lado denuncia la reducción al «estado de vasija» a la mujer gestante, pero en en mi opinión, ejercer el «derecho a abortar» supone considerarse a si mismo una vasija, que puede abrirse a voluntad, y no sólo la voluntad propia, también la de otros o incluso de la sociedad en conjunto.
Ahí radica uno de los problemas más apasionantes de los sistemas complejos: La conexión micro-macro. De cómo actuaciones tomadas individualmente afectan al conjunto de la sociedad y viceversa, cómo las costumbres y las reglas afectan a los individuos. Y, en mi opinión, el comportamiento proabortista afecta de forma demasiado radical al núcleo de lo que significa ser humano y pertenecer a una sociedad.
La posición de Moltó reduce al nivel de órgano o tejido un ser humano en gestación, y además lo hace propiedad de la madre, como un coche o un bolígrafo. Por pequeño y mudo, el bebé no puede hacer defenderse ni en el útero, ¡pero tampoco años años después! Lo que nos impide asesinar niños de forma masiva (100.000 al año en España, insisto) una vez que están fuera de sus madres es la simple visión de los mismos, empatizar con otros seres humanos, aunque sean pequeños.
Por ello, no estoy de acuerdo con el aborto libre. No creo que sea un derecho. El aborto libre establece un estado de las cosas que rechazo completamente, como la esclavitud y el tráfico de seres humanos. Se ha practicado extensamente en el pasado y ahora (no voy a repasarlo, hay muchos ejemplos). Hoy, estas prácticas nos parecen reprobables, pero el aborto no, ¿por qué? Por que es invisible y silencioso.
@22 La Ley Actual del Aborto -la que se va a derogar- se aprobó en 2010. Ese año se practicaron 113.000 abortos, al siguiente se practicaron 118.000 y al siguiente 112.000 (con un descenso notable). ¿Sabe cuántos abortos se practicaron en 2009, con la ley de plazos anterior en vigor? 111.000 y antes de eso se alcanzó la notable cifra de 115.000.
Pretender modificar los hábitos sanitarios de la población española a golpe de decreto ley es bastante poco eficaz. Lo único que varía la ley que aprobará en breve el Sr. Gallardón es el nivel de seguridad de profesionales y pacientes cuando se sometan a este tipo de intervenciones y, sobre todo, el porcentaje de éstos que se practican dentro del SNS. Me apuesto ahora mismo un suculento chocolate con churros con usted a que al año siguiente de la aprobación de la ley el número de abortos permanece inalterado.
En esos 110.000 abortos se incluyen muchos practicados a los pocos días de gestación y no se incluyen más que unos pocos casos excepcionales en los que el zigoto alcance esos niveles de desarrollo que usted pretende insinuar en su texto, superadas las 12 semanas. ¿»El bebé»? Oiga, un bebé es un ser nato. Lo otro son otras fases del desarrollo que tienen sus correspondientes nombres, embrión, feto, etc. A mi también me vendría muy bien que me dejasen llamar embrión al fulano del 3º izquierda que tiene ahora mismo el reaggeton a todo volumen para practicarle un aborto pero no puede ser. Desgraciadamente, el tipo tiene plenos derechos y eso incluye un gusto musical mejorable.
Por otra parte, el discurso del aborto como «apertura» de una vasija me parece un pelín desmedido para lo que supone la extración del embrión en la mayor parte de casos. Entiendo que las imágenes de fetos sacados de vientres de sus madres son espectaculares y venden pero el procedimiento se parece bastante poco a eso. No se abre a casi nadie hoy en día para realizarle un aborto y, desde luego, si lo que le preocupa al gobierno actual es la salud de la madre no tengo la impresión de que enviar a esas madres a clínicas privadas y «off the récord» sea la solución para mejorar la seguridad del procedimiento.
El aborto libre no ha existido nunca en España. El aborto siempre ha estado limitado a un periodo de tiempo dentro de la gestación y, como comentaba más arriba, que sea libre o esté sometido a supuestos no ha conseguido modificar los comportamientos de la población. (En realidad, si establecemos una ratio aborto/habitantes veremos que éstos se vienen reduciendo). A mi lo que me recuerda a la esclavitud o a la trata de blancas es cuando un colectivo decide que sus principios morales (absolutamente respetables) son los que deben regir al resto de la ciudadanía, les guste o no y diga lo que diga la ciencia al respecto.
Un saludo
Jaime
E. del Arco.
Dice que «ejercer el “derecho a abortar” supone considerarse a sí mismo una vasija».
Si alguien ejerce un derecho implica que tiene cerebro, porque toma una decisión. No conozco a ninguna vasija con cerebro. Cuando te obligan a no utilizar los órganos de tu cuerpo como quiere tu cerebro, tu cuerpo y tu cerebro, todo, tu persona, se convierte en vasija.
Una mujer, con cerebro, debe poder decidir cómo utiliza los órganos de su cuerpo. Igual que un hombre. Impedir el derecho a la eutanasia es otro ejemplo. Al prohibir la eutanasia, al no facilitarla, los estados convierten a las personas en vasijas sin cerebro. Nos prohiben disponer de mecanismos para morir con facilidad si así lo deseamos. La mayoría decide que nuestro cerebro no es capaz o digno de tomar esas decisiones adecuadamente.
Decía en el texto que no hay leyes que traten así a los hombres, pero me equivocaba. Prohibir la eutanasia es del mimso rango que prohibir el aborto. Gracias por hacerme dar cuenta de que me equivoco.
Llego un poco tarde y este es un tema que me interesa especialmente, pero no para escribir a través de un teléfono.
Les felicito por sus comentarios y el respeto reinante.
Comparto aquí una interesante observación que he encontrado en otro foro. Cito:
<>
Aquí la fuente: http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=3522354
¿Hasta dónde deben llegar los límites de la libertad individual en cuanto ésta afecta a la salud de terceros? ¿O el feto no debe considerarse un tercero? ¿Debería prohibirse explícitamente el consumo de alcohol y tabaco a las mujeres embarazadas, o se debe confiar en su buen criterio? ¿Por qué prohibimos el aborto y no ésto, o al revés?
El tema de la eutanasia es ligeramente diferente ya que la única salud física en juego es la del propio individuo consciente. A mi modo de ver necesita un debate aparte.
Comparto aquí una interesante observación que he encontrado en otro foro. Cito:
«A los que defendéis el aborto como un derecho de la mujer, la cual es libre para decidir qué hacer y qué no hacer con su cuerpo… ¿Pensáis lo mismo si veis esto [mirar foto abajo] por la calle? ¿También pensáis que está en su derecho de hacer lo que quiera con su cuerpo y que su actitud no es moralmente reprochable?»
Foto: http://i44.tinypic.com/2cdv48p.jpg
Aquí la fuente: http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=3522354
¿Hasta dónde deben llegar los límites de la libertad individual en cuanto ésta afecta a la salud de terceros? ¿O el feto no debe considerarse un tercero? ¿Debería prohibirse explícitamente el consumo de alcohol y tabaco a las mujeres embarazadas, o se debe confiar en su buen criterio? ¿Por qué prohibimos el aborto y no ésto, o al revés?
El tema de la eutanasia es ligeramente diferente ya que la única salud física en juego es la del propio individuo consciente. A mi modo de ver necesita un debate aparte.
Yo creo que los antiabortistas, también autodenominados patéticamente «provida», se quedan cortos. Puesto que para ellos es un ser humano la primera milésima de segundo postrera al ayuntamiento entre óvulo y espermatozoide, podemos decir también que ambos por separado son seres humanos, vida en potencia, tan sólo dos partes con un potencial que debidamente combinados generan una vida. Pero la vida generada depende del potencial óvulo y espermatozoide. Así pues, el óvulo y el espermatozoide también son personas.
Por lo tanto, la ley del aborto y la penalización del mismo debería de extenderse también a la gente que se hace pajas, mayormente los hombres, que dejan en cualquier calzoncillo, calcetín o rollo de papel higiénico una vida potencial indignamente lanzada por un retrete. Debería de extenderse a todas aquellas personas de mal vivir, que fuman, beben, se drogan, o las tres cosas a la vez, sean hombres o mujeres, y que con su actitud disoluta e irresponsable aniquilan millones de vidas a diario dentro de sus organismos.
Deberían de aplicar la ley del aborto y meter en la cárcel incluso a las madres recién paridas, porque durante un tiempo no están en capacidad de poder volver a tener hijos, qué se habrán creído ellas, permitirse el lujo de ir contra la voluntad divina, incluso a las mujeres que ovulan y que durante su vida desperdician a manos juntas montones de vidas cada 30 días.
No sé si la embarazada es una vasija. Pero, desde luego, lo que lleva dentro es un ser diferente a ella. No es su cuerpo, sino otro, con un ADN distinto y de origen en parte extraño a su cuerpo. Por supuesto, depende de ella durante algunas semanas -cada vez menos- del mismo modo que depende de ella una vez nacido -cuando algunas madres se sienten «vacas lecheras»- o, en su ancianidad, dependa de sus hijos o de una cuidadora.
La cuestión esencial es que no se trata de su cuerpo, sino de otro cuerpo. Sea desde una perspectiva tomista o, digamos, genética o científica.
Por tanto, bienvenida sea una Ley que amplía derechos. La historia de la humanidad es, en buena medida, y con muchos vaivenes, la historia de la consolidación del respeto a la vida. Y si en los adultos ha estado siempre relativamente protegida, no ha sido así históricamente en la infancia: los niños, esas mediopersonas, apenas gozaban de derechos, los padres solían desentenderse de ellos. Sólo a partir del siglo XVII empiezan a cambiar las cosas. Aún así, el infanticidio -al modo de muchas especies animales- fue y es legal en muchos países. China no es el único. En occidente hace mucho que está penado. El paso siguiente se dirige a proteger al no nacido. Por eso, las leyes que regulan el aborto lo que hacen, en realidad, es restringir las posibilidades de abortar. Que abortar era común hasta bien avanzado el XIX. Porque la ciencia nos demuestra que el feto es una entidad propia, cada vez con viabilidad más temprana, y la Ley acompaña a la ciencia extendiendo esos derechos. El aborto es, a mi entender, un residuo de pretéritas prácticas infanticidas. Otra cosa es que la defensa del no nacido por parte de la Iglesia desde los albores del siglo XX haya sido contraatacado por las izquierdas -cuyo principal enemigo ideológico es el llamado «opio del pueblo»- con la defensa del aborto -en especial desde los años 50- para salvaguardar el derecho de la mujer a una libre sexualidad.
La Ley española avanza en esos derechos, protegiendo al nasciturus. Claro que otros lo ven como una restricción de derechos de la madre. No estoy de acuerdo. El derecho a la vida, a modo de ver, está por encima del derecho de la madre a su sexualidad (Caso distinto es el conflicto entre el derecho a la vida de la madre y el no nacido, o la inviabilidad futura del no nacido). Porque es este y no otro el derecho que está en conflicto. El embarazo no es más que una consecuencia. Y en el actual estado del arte de la contracepción, la sexualidad puede y debe ser responsable.
Y es aquí -además de en la contradicción entre la despenalización y la restricción que me parece observar en la Ley- donde veo el principal punto débil de la Ley: echo en falta la extensión de una educación sexual -en el actual estado del arte de la contracepción, los embarazos no deseados deberían tender a cero- que haga hincapié en la responsabilidad -si hablan con cualquier sexólogo/a se sorprenderán- incluyendo también, especialmente entre adolescentes (las que más abortan), la opción de la castidad -les remito de nuevo a lo que cuentan los sexólogos- especialmente entre los adolescentes varones, cada vez más machistas, irresponsables, hedonistas y tendentes a considerar a las chicas como «vasija». Por no mentar el apoyo exigente de la sociedad a la madre -ser madre sola multiplica el riesgo de exclusión, y las ayudas pueden tener efectos perversos, como en UK- la apertura de las posibilidades de adopción, etc.
Por todo ello, esta Ley me parece un paso adelante. Pero me parece que está coja. Y es sin duda esa cojera -en especial la catastrófica educación sexual en España, pero también la protección a la madre/padres- la que marca diferencias en un asunto capital como éste y no una ley más o menos restrictiva. Pero estoy casi seguro de que, en décadas, quizá un siglo o dos, nuestros descendientes verán la práctica del aborto de nuestros días como una barbaridad similar a la que a nosotros se nos antoja el infanticidio.
La fecundación es un suceso contingente. Biológicamente, es por completo imprescindible que, con determinada tasa de éxito, llegue a término y continúe hasta que el nuevo miembro de la especie alcance la madurez sexual y se reproduzca.
Las especies capaces de adaptarse al medio y a la coyuntura tienden a autoregular la reproducción para reducir al mínimo el riesgo de desaparecer.
Si la especie humana sobrevive es porque también ha sido capaz de regular la reproducción. Ahora, ese proceso se desenvuelve, en países como el nuestro, revestido de una confrontación ideológica.
Evolutivamente, la única regla sagrada es la de la supervivencia de la especie. A escala del tiempo de una vida humana, incluso de varias generaciones, actualmente al menos, nada que legislemos respecto del aborto podrá tener una influencia significativa para la supervivencia de la especie.
El carácter estrictamente contingente de la fecundación y del éxito de la misma excluye racionalmente las posiciones de todo o nada, se refieran a la libertad de la mujer o a la vida del feto, tan caras a los líderes políticos y de opinión que vienen hablando más alto.
La empatía con el feto, que crece junto con el feto, es un mecanismo evolutivo del todo conveniente para una especie que emplea mucho tiempo en la suma de dos procesos necesarios, la gestación y la crianza.
En consecuencia, por lo general, la disposición a abortar decrece de forma natural con el paso de los meses de gestación, aunque no desaparece completamente, al igual que existe en todo momento una cierta propensión a eliminar a otros humanos de toda edad y condición.
Si esto es así, estimo más razonable una ley de plazos que una ley de supuestos. Por otra parte, una ley de supuestos es contradictoria con la posición antiabortista de principio. Un límite antes del parto actuaría como una «zona de seguridad» en la que la contingencia no podría ser ya alimentada con la discrecionalidad de ninguno de los actores, que habrían tenido un tiempo apreciable para decidir.
En todo caso, insistiendo en el carácter contingente de la fecundación y crecimiento del feto, lo que parece obvio es que siempre se discutirán diversas opciones de legislación del aborto y que habrá que admitir para ello el resultado que en cada momento decida el Parlamento.
Sinceramente me fascina que hayan surgido tantos antibortistas en apenas 30 comentarios. Me fascina porque no entiendo que haya tanta gente con ganas de incidir en las decisiones de los demás.
Si hay una ley que permita el aborto, no limita las opciones de nadie, tampoco obliga a nadie a ir en contra de sus principios. En cambio, con una ley que limite el aborto a unos supuestos mínimos, la ideología de un grupo de la población queda impuesta.
No entiendo como se puede defender imposición frente a decisión propia. Una sociedad que coarta libertades y limita poder de decisión individual no es una sociedad madura.
Por otra parte, y en otro orden de cosas, entiendo que los antiabortistas aplican su defensión del prójimo (aunque este sea un conjunto de células en formación sin consciencia alguna) en todos los ámbitos de su vida. Es decir, que si saben de un vecino que lo está pasando mal lo ayudarán a salir del bache, por ejemplo. ¿O es que la defensión de la vida sólo alcanza a que esta se produzca y no a su calidad?
«Pragmático» ha expresado con absoluta claridad lo que yo quería decir. El aborto es un horror de tiempos pasados, completamente innecesario en una sociedad realmente civilizada. Es equivalente a la esclavitud porque cosifica a los seres humanos, los reduce a una mercancía deseada o no deseada, y como tal, se puede desechar a voluntad. Con la cantidad de mecanismos anticonceptivos que existen… ¿violaciones? Por favor, miren los datos de la antigua ley de plazos y comparen el orden de magnitud. (Disponibles en excelentes documentos del Ministerio de Sanidad, elaborados por funcionarios de carrera y no por politicastros).
Si el vientre de la madre fuera transparente o tuviera una ventanilla, como una especie de «techo solar panorámico», no habría abortos. Es que es tan evidente que el feto NO es un órgano de ni un homúnculo o sub-humano. ¡Es un ser humano total! Sólo le separan del mundo visible unos centímetros de carne mientras alcanza el desarrollo.
En efecto, lo que falta en esta ley es un programa bien dotado económicamente para educar ¡EN EL ESTADO DEL ARTE! de lo que es la vida y la sexualidad. En un plazo razonable conseguiríamos una juventud mucho menos machista y sexista, mucho más responsable y feliz con su vida sexual. Sí, feliz. Y para esto no se necesitan iglesias ni mezquitas, por cierto.
Espero vivir lo suficiente para ver el fin de esta práctica espantosa que es el aborto.
«Yo pertenezco al grupo de personas que defiende el derecho de las mujeres a decidir cómo utilizar su cuerpo»… sin palabras..
¿qué tiene eso que ver con el aborto?
Moltó, de su último comentario compruebo que conoce poco de historia y de antropología, vamos que no ve las consecuencias de los actos sociales y humanos, y a qué tipo de sociedad conducen (ya que estas cuestiones no son nuevas)
«Qué lástima» que el mundo se empeñase en impedirle a Hitler lo que le parecía un derecho. Aquí no se habla de derechos sino de justificar lo que a cada uno le apetece hacer, y así convertirlo en un acto «bueno». Abortar es asesinar, la eutanasia es asesinar, lo de Hitler lo era, y tantos otros casos aunque sea de diferente forma realizados.
Un niño de 1 año no tiene consciencia de sí mismo…¿lo matamos?, un niño sin tener desarrollado su aparato reproductor no puede reproducirse, y esto es una característica de un ser vivo…¿lo matamos?… ¿por qué en distintos países hay distinta legislación? Una verdad ¿depende de cómo se legisle para serlo o no?. Si el aborto no es asesinato ¿por qué hay necesidad de legislarlo?
@32 Oiga, qué plastas son ustedes con lo del vientre de la madre transparente. Por si le pica la curiosidad, un embrión de doce semanas (límite absoluto, le recuerdo para la IVE en este país) pesa 10 gramos y mide 6 cm. Buena parte de los embarazos tienen lugar antes de la octava semana con un embrión que no llega a los tres centímetros. Personalmente, he visto unos cuantos embriones y, si tuviese que tomar una decisión como abortar por motivos de fuerza mayor, me iba a dar absolutamente igual que el embrión de marras tuviese mis ojos y mi entrecejo.
Me enerva profundamente el rollito sensiblero y emotivo que se le quiere dar siempre al debate del aborto. Una decisión así es muy jodida, claro que sí, pero es justo el tipo de decisión difícil que se toma de forma racional y meditada. Uno no aborta «por un calentón». Eso no es posible ahora y no lo ha sido nunca. No entiendo porque se obstinan en que, aunque las mujeres que toman esta decisión y tienen claros los motivos para tomarla, son adultas, independientes y capaces, lo hacen porque no «ven el interior de su vientre».
Por si le interesa algún dato más para vencer esos tópicos que circulan por ahí, le dejo esto:
http://medicocritico.blogspot.com.es/2013/12/salmo-responsorial-el-aborto-se-ha.html
Un saludo
Jaime
@35 Buen enlace.
https://www.youtube.com/watch?v=zk6gOeggViw
Mentes sensibles, abstenerse.
Segun los autores Levitt y Dubner –tengan en cuenta, son economistas, no juristas, clérigos o sociólogos– , existe una relación clara entre la legalización (ilegalización) del aborto y el decremento (incremento) de los índices de criminalidad. Al margen de cualquier consideración religiosa, ideológica o jurídica, el resultado de los autores parece dar la razón a quienes defienden el aborto como una opción de libertad de elección de las mujeres, decisión que parece traducirse en la disminución de la criminalidad.
Mientras que en la Rumania del dictador Ceaucescu la prohibición del aborto en el año 1966 incidió claramente en el incremento de los índices de pobreza y criminalidad, en EEUU, en cambio, la decisión de la Suprema Corte de 1973 por la que se permitió la posibilidad de que las mujeres abortaran parece incidir en la disminución de los índices de criminalidad juvenil en EEUU acontecida a principios de los noventa.
@34 Perplejo, se ha perdido Vd. Creo que aquí estamos opinando seria y respetuosamente. Meter a Hitler por medio y su «derecho» a asesinar a otros, poco tiene que ver con el derecho de cada uno a una muerte digna, no podemos elegir nacer, así que por lo menos dejeme elegir como morir.
El aborto en España nunca fué libre, había supuestos y plazos, no estoy de acuerdo con el uso del aborto como método anticonceptivo, pero si en casos de personas capaces de valorar y tomar decisiones y por supuesto en cualquier momento del embarazo por motivos de riesgo médico.
Para reducir el Nº de embarazos no deseados sobre todo en adolescentes, que es el que habitualmente subyace en la mente de todos, «que la niña no venga preñada» miedo de todo padre / madre lo manifestemos o no, hace falta educación. Y para educar para el futuro, la educación tiene que ser progresista, y los que nos dirigen no lo son precisamente.
Me gusta ser un plasta y además pienso que no hay nada más cursi y pedante que utilizar la expresión «me enerva profundamente».
Ejemplo de uso de «me enerva»:
«Ains, es que Loli deja la taza del retrete abierta y es que me enervo y me enojo, hasta me sonrojo, todo ello profundamente, sabes?»
¿Y alguien me podría definir con un poco de rigor, si es posible, que es la «educación progresista» exactamente? Es que con cinco leyes de educación en 30 años, boloñesas y pisas, estoy algo perdido.
PD: Alguna vez ha visto un embrión de 3 cm? Es un humano pequeño, con tronco, cabeza y extremidades. El corazón también funciona.
@38 Me parece fabuloso que sus gustos idiomáticos no coincidan con los míos. De momento, se lleva el dudoso honor de ser el primero en este debate en recurrir al argumento «ad hominem». Apúnteselo en su haber.
He visto embriones de 1, 2 y 3 centímetros. A montones. Sé como son. Sé que les funciona el corazón y sé que son humanos en pequeñito. Todo eso siguen siendo argumentos emocionales que me parece fabuloso que usted quiera tener en consideración. Yo lo que quiero es que, si una mujer se ve en la situación de no poder mantener un hijo o de ir a tener un hijo con una malformación genética pueda elegir racionalmente. ¿Ve la diferencia? Yo no quiero obligar a nadie a abortar si él o ella cree que legítimamente no debe hacerlo. Usted pretende que quien quiera hacerlo no pueda hacerlo porque a usted le provoca emociones (muy respetables) ver embrioncitos con su corazón latiendo.
Saludos y no se me enerve, que baja el nivel del debate 😉
Pd. De la educación podemos tener otro debate muy interesante otro día. Pero estoy de acuerdo con usted en que 11 leyes educativas en 30 años es una barbaridad.
#39, lo que nos lleva al principio de esta discusión, que cada uno concede un valor distinto al embrión, siendo para unos una pelota de células más o menos graciosamente dispuestas, y para otras es un humano en chiquitito. Igual que un torero puede despachar seis toros en una tarde, y acto seguido retirarse a su finca, con sus caballos y sus perros y considerarse a sí mismo, con todas sus razones, un amante de los animales, mientras que para los autodenominados animalistas es un monstruo. Opiniones como colores y ejemplos como estos, mil.
Por eso las posturas son irreconciliables.
Pero el artículo trataba del derecho de unos a decidir sobre otros (otras, en este caso), lo de los supuestos y particularidades concretas que usted menciona es otra discusión.
Llego tarde a este debate pero quería dejar varias ideas encima de la mesa, por si sirven:
– respecto a si un embrión o feto es un ser humano desde la concepción yo pienso que sí, no por motivos religiosos, si no por una cuestión biológica con derivaciones éticas: es un ser vivo, tiene un ADN distinto al de su madre, y me cuesta pensar que haya fases pre-humanas en su desarrollo. No es una pestaña.
– a la vez, entiendo que alguien pueda pensar que un feto tiene todavía poca entidad y es desechable si su madre así lo decide: me parece una aberración, pero hay margen para una duda razonable, sobre todo cuando sólo es un grupo de células o un ser sin diferenciación orgánica.
– en cualquier sociedad la linea roja la marcará la mayoría, que no sé donde está en España: es cierto que la mayoría parlamentaria la tiene el PP, que se inclina por la primera opción, pero me temo que la mayoría social pueda ver las cosas de la segunda forma.
– la ley del PP es mas restrictiva con las mujeres, correcto, pero simplemente porque es menos restrictiva con los no-nacidos, que lo que se juegan es su vida. Por cierto, de los 120,000 seres humanos prenatales que se eliminaron en España en 2012, unas 60,000 eran mujeres.
– lo de que algunos piensan que el ovulo o espermatozoide tiene también derechos no lo había oído nunca. Es cierto que la moral católica exige que no se usen métodos anticonceptivos que no sean naturales, pero eso no tiene que ver con ninguna dignidad de los gametos – estos si que son como una pestaña.
Reinvindicación de la conciencia moral
La razón de lo que está pasando y la explicación de la anestesia de la sociedad española hay que buscarla en la crisis de la «verdad» que venimos sufriendo en este momento calificado de postmoderno o postcristiano.
15/01/14 12:53 PM | Imprimir | Enviar
Monseñor Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares
Oímos constantemente que el aborto es un «drama» para las mujeres y que es una realidad «muy sensible» que afecta a muchos. ¿Por qué es un drama? Lo calificamos como drama porque lo que está en juego es la vida o la muerte de un hijo, de un ser humano inocente e indefenso. Hablamos de drama para la mujer embarazada y de realidad «muy sensible» porque el aborto conlleva mucho sufrimiento para la madre y, hemos de suponer, para el padre de la criatura y los entornos familiares y amigos de la mujer embarazada. Si en este año de 2014 se va a llegar a los dos millones de abortos registrados en las estadísticas en España desde 1985, podemos imaginar que esta herida del aborto afecta a muchísimos españoles. Si a ello añadimos el sufrimiento del síndrome postaborto que acompaña a tantas mujeres, no cabe ninguna duda de que nos enfrentamos ante un colosal problema.
¿Qué podemos hacer ante este problema y ante tanto sufrimiento? La solución de los partidos políticos llamados de izquierda presentes en el parlamento español y la propuesta de los sindicatos mayoritarios va en la dirección de afirmar el aborto como un derecho de la mujer y favorecer el mayor permisivismo de las leyes. Frente a esta postura el Partido Popular ‒ desconocemos si con la ayuda de algunos grupos minoritarios del parlamento o con el apoyo de otros diputados ‒ se propone aprobar una nueva ley que teóricamente parece más restrictiva y que quiere señalar la importancia jurídica del concebido y no nacido. Esto ha provocado la reacción de algunos representantes del Partido Popular indicando que el anteproyecto debe abrirse a ser corregido buscando un mayor «consenso».
Si analizamos bien los hechos podemos concluir que la cuestión de la vida o la muerte de los inocentes concebidos-no nacidos se pone a merced del juego político de mayorías y minorías sin afrontar la cuestión de fondo: el aborto es un crimen, es la muerte de un ser humano inocente provocada por la libertad despótica de quienes tienen la responsabilidad de protegerlo ‒ el padre, la madre y los médicos ‒, y avalada por las leyes de un llamado hipócritamente «Estado de derecho». ¿Cómo es posible tanta incongruencia?
La razón de lo que está pasando y la explicación de la anestesia de la sociedad española hay que buscarla en la crisis de la «verdad» que venimos sufriendo en este momento calificado de postmoderno o postcristiano. La crisis de la «verdad» y la debilidad de la razón para abrazarla han conducido a lo que el Papa Benedicto XVI llamaba la «dictadura del relativismo». Este virus maligno se ha introducido en la «cultura hegemónica», en la política y en la vida de las personas a base de transformar la conciencia moral en mero subjetivismo o simple ejercicio de una libertad individual creadora del bien o del mal. Pero ¿es esto así?
Para deshacer este entuerto que conduce al nihilismo conviene recordar que la conciencia moral es «discípula» y no «maestra» de la verdad. Quien obliga y debe dirigir la conducta humana es la verdad que resuena y es personalizada en la conciencia moral. Por eso lo propio de la conciencia es «oír» y por tanto seguir la verdad, obedecer (ob-audire). No es la arbitrariedad sino la «verdad» lo que pone en pie al hombre y hace digna y habitable (ecología) una sociedad. «A quienes querrían negar la existencia de la conciencia moral en el hombre, reduciendo su voz al resultado de condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emotivo, es importante reafirmar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco u opcional, ni tampoco una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es común a todo ser humano. En la conciencia moral Dios habla a cada persona e invita a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador está la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su inviolabilidad» (Benedicto XVI, Discurso a la Asamblea General de la Academia Pontificia para la vida, 26-2-2011).
La cuestión del aborto que provoca la muerte de un ser humano inocente y daña a las madres debe ser sacada del juego de mayorías o minorías. Este es un tema ‒ la vida humana ‒ anterior al parlamento y que debe fundamentar todo el orden constitucional encaminado a la protección y cuidado del bien humano que comienza con el «derecho a la vida».
Este no es el momento del debate de pareceres o consensos extraños, sino el momento de reconocer lo que la biología y la genética nos han hecho descubrir. No reconocer la vida humana y protegerla desde el inicio es ponerse de espaldas a la realidad. Por eso, más allá de las soluciones pseudopolíticas, reivindico los derechos de una conciencia moral rectamente formada; es decir, una conciencia capaz de conocer la verdad y obedecerla. Es esto lo que puede engrandecernos a todos y, de manera especial, a las mujeres. Es hora de que florezca en la sociedad española un gran movimiento de mujeres que pongan de manifiesto el «genio femenino» y reivindiquen sus vientres como el lugar más seguro para que florezca la vida humana y sea custodiada. Acoger a un hijo es acoger a una persona, el mayor don humanamente hablando; de ahí deriva la importancia de la maternidad y de la paternidad.
España está en estos momentos en una encrucijada. Es el momento de apostar por el triunfo de la vida o la permanencia de la cultura de la muerte. El Partido Popular tiene la gran oportunidad histórica de iniciar un cambio de rumbo en Europa. Yo apelo, con humildad, a la conciencia moral de todos los diputados y senadores de los distintos partidos políticos en España. Si la conciencia, como nos recordaba Benedicto XVI, «se reduce al ámbito de lo subjetivo, al que se relegan la religión y la moral, la crisis de occidente no tiene remedio y Europa está destinada a la involución. En cambio, si la conciencia vuelve a descubrirse como lugar de escucha de la verdad y del bien, lugar de la responsabilidad ante Dios y los hermanos en humanidad, que es la fuerza contra cualquier dictadura, entonces hay esperanza de futuro» (Discurso en Zagreb, 4-6-2011).
España envejece y está perdiendo población. Necesitamos por tanto promover entre todos una cultura de la vida que enaltezca la maternidad y procure la ayuda real a las madres. En cualquier caso, nos recuerda el Papa Francisco, «no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana» (Evangelii gaudium, 214). Nuestros políticos harían bien en considerar los pasos del que es su patrono, Santo Tomás Moro, el gran campeón de la conciencia moral rectamente formada.
+ Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares