Hoy voy a asistir a unas sesiones informativas de BMW sobre lo que ellos denominan ConnectedDrive.
Ayer, durante la cena, mientras hablaba con la responsable alemana de comunicación de BMW para estos asuntos, me di cuenta de que necesitamos un coche en la nube.
Un coche adaptable cada día a las necesidades de los usuarios. No tiene sentido tener un coche fijo de cinco plazas, 77 caballos, con navegador y ACC y una altura al suelo de 17 centímetros.
Necesitamos un coche en la nube, en el que podamos aumentar la potencia de un día para otro (con software no parece tan difícil y probablemente lo será menos con motores eléctricos) y pagar por esa cantidad de potencia sólo para ese día en el que venimos a Alemania a acelerar en las autopistas de este país en el que estoy ahora.
Tampoco necesitamos el navegador todos los días. Pagar por el navegador los días que lo necesitamos es más que suficiente. Lo del navegador es fácil. Y también lo del ACC. Un sistema de velocidad de crucero que se adapte a las condiciones de tráfico tampoco nos sirve para cada día. Por qué pagar por ello para tenerlo apagado.
Tampoco necesitamos un coche de siete plazas todo el día. Quizá sólo sea útil por la mañana para llevar los niños al cole, pero luego nos basta con una moto. Adaptar el tamaño del coche, subiendo y bajando necesidades de la nube es más difícil, pero quizá con impresoras 3D se puedan hacer coches baratos de usar y tirar para cada mañana…
Soñar no está mal. El único problema en los coches es que para fabricarlos y para moverlos hacen falta cantidades ingentes de energía. Y la energía no se puede almacenar en ninguna nube. La energía tiene sus principios insoslayables, nada que ver con la información digitalizada, con los ceros y los unos, que son tan fáciles de poner aquí y allá. Lo primero que necesitamos es una nube de energía conectada perennemente al coche, que permita incrementar la autonomía de los eléctricos, y eso, que parece tan de nube (parece que sean electrones y nada más) ya nos cuesta un quintal.
El car sharing enriquecido podría parecerse al coche en la nube. Pero requiere organizarse previamente, saber si mañana vamos a viajar a Pernambuco (en coche) o sólo a Cazorla, que no requiere logística. La nube permite improvisar, incrementar y reducir capacidades sobre la marcha. El car sharing requiere de planificación y logística. Un rollo.
Alguien escribió hace tiempo, en un comentario de este blog, algo así: «Todo lo que puedas imaginar, se puede hacer». Es una pena que no sea cierto.
Desconocía esta historia. Me ha parecido increíble, a este tipo de personas son a los que hay que dedicar una curva y un buen documental televisivo.
Como dice una marca de refrescos, «el ser humano es extraordinario».
Cambio el título y le pongo «El coche en el Parking»
(puede parecer obvio pero no lo es tanto, la otra opción sería Car As A Service, Car at Home…)
En mi bloque hay 177 viviendas. En el parking de debajo, donde guardo nuestros coches, calculo que habrá unos 300 coches. Los hay de todo tipo, monovolumenes, pequeños, deportivos, furgonetas, motos… Y no todos se mueven todos los días.
Imaginemos que monto una pequeña oficinita de «alquiler diario», cuya flota van a ser esos 300 vehículos.
Con un sistema de pre-reserva que debería ser sencillo, cada usuario podría elegir cada día (o cada momento del día) el coche que se quiere llevar. Pagaría en función de la «categoría» del coche, o como queramos llamarlo. De ese pago, una parte iría a la gestión de la «oficinita»; y otra parte lógicamente al dueño del coche utilizado (que así minimizaría el coste de poseer un vehículo). Una familia podría entonces tener un único coche, sin necesidad de tener 2. Y se elimina lo peor del alquiler, que es tener que ir a recoger/devolver el coche a un sitio lejos de casa.
Lo podría llamar: Parquiler
Seguro que habría que refinar mil flecos, pero se me ha ocurrido en cinco minutos y llevo toda la mañana sin café, no me exijan más. 🙂
El problema no es la energia, el problema es la masa (aunque Albert dira que es lo mismo, ya saben como son estos fisicos). El problema es que la demanda de coches no es constante, sino que varia enormemente y en fechas y horas precisas, por lo que hacer eso significaria tener un monton de coches parados la mayor parte del tiempo para que todos podamos tener un monovolumen para irnos afuera en los festivos. Es eso o tener que reservar el coche con tiempo para esas fechas y que los ultimos se queden con lo que haya (familia compeleta a la playa en moto). Vamos, bastante parecido a lo que pasa con los boletos de avion.
Hasta el coche de siete plazas iba Ud. muy bien y interesante.
A partir de ahí empieza a patinar. Y no sólo por la energía y masa. Nuestra movilidad tiende a ser multidestino: esto es, no vamos de casa a la oficina y vuelta. Vamos de casa al cole de los niños, dejamos al marido/esposa/pareja/parejo en su trabajo y por fin llegamos al nuestro.
Y no digamos a la vuelta: ¿quién va a casa después del trabajo?. Que si recoger a los niños, que si parar en el super, que si ir a la pisci/gym, que si tomar una caña con los amigotes…
Las idas y, sobre todo, las vueltas del trabajo, son enemigas del car-sharing. Compartir coche, vamos. Por eso no funciona en casi ningún sitio. Excepto con los algunos funcionarios y bancarios, que entrando a las 8 y saliendo a las 3, como que la ir pueden hacer y a la vuelta sólo desean llegar a comer a casa.
Para esa otra modalidad de compartir coche que Ud. propone, los manovolúmenes iban a ponerse a precio de oro en agosto…La energía y la masa. Por no hablar de los engorrosos trámites. Con lo sencillo que es bajar al garaje, arrancar el coche y marchar por ahí…
Hola Javier;
Supongo que has oído hablar del Toyota Camatte57s. Es lo más parecido al «coche en la nube» que existe, o no existe aun , hoy en día.
http://youtu.be/s4bzuFXQv9Y
Un saludo
Se supone que la desconexión de cilindros, por ejemplo, es un paso en esa dirección de utilizar sólo lo que necesitemos y lo que Vd. -Sr. Moltó- habla de manipular las centralitas de gestión del motor, pues también. Y algunos prototipos de Renault, de allá por los últimos 80 y primeros 90, antes justo de los Velsatis, ya experimentaban con un maletero tipo acordeón que permitiese reducir ampliar capacidad de carga y dimensiones. No es muy virtual, pero es real. Por otra parte, me parece que tampoco está mal que haya limitaciones físicas, sino al final nos volvemos muy caprichosos y queremos llevarnos el apartamento a cuestas para un fin de semana o queremos Pilotar como Alonso con un carnet de Vespinos: Que cueste dinero la potencia es una garantía de seguridad. Además, los que viajamos en avión a menudo, ya sabemos apañarnos con una «trolley» pequeña (camisas y chaquetas que no se desplanchan, lavanderías autoservicio en hoteles, etc.)