De pequeño, en mi casa, había un cenicero irrompible. Mis hermana mayor y mi madre decían que era un cenicero irrompible. Yo era pequeño. Eso lo sé ahora. El cenicero era irrompible.
Una cosa irrompible no se rompe. Le dije a mi hermana mayor que quería tirarlo al suelo, con todas mis fuerzas, porque era irrompible. Mi hermana mayor me dejó. También tenía ganas de saber cuánto de irrompible era. Agarré el cenicero con mi mano. Lo tiré contra el suelo con todas mis fuerzas.
Estalló en mil pedazos. No era irrompible. En mi casa teníamos un cenicero irrompible. Todo el mundo lo decía. Lo pulvericé. ¿Por qué era irrompible?
¿Por qué me acuerdo todavía?