Ayer, en la Plaza de Cibeles, centro de Madrid, me acercaba a una de las isletas donde paran los autobuses. Antes de subir el bordillo, me detuve sobre los adoquines del suelo porque la acera estaba ocupada por dos chicos jóvenes, alrededor de quince años, que caminaban hacia otra de las isletas. Uno de ellos bajó del bordillo con dificultad y se apoyaba intermitentemente, como a puñetazos, en el otro que le precedía más o menos en diagonal, justo a la distancia de un brazo.
El que iba por delante era delgado y esbelto. Me fijé en el que caminaba con dificultad, que buscaba la ayuda de su compañero sólo cuando era imprescindible. Al bajar del bordillo, le golpeó en varios instantes, cuando se desequilibraba. Luego cruzó sobre los adoquines sin ayuda, con esfuerzo, zarandeando las piernas en semicírculos, sin doblar las rodillas, en un movimiento acompasado con el equilibrio del tronco. Al llegar al siguiente bordillo, una mano sutil surgió del cuerpo del amigo, un punto de apoyo, que podía ser utilizado o no. El contacto fue breve, invisible. Un instante para subir el escalón.
Mientras esperaban la llegada del autobús, pude ver la sonrisa amplia en la cara del chico con dificultad para caminar. Se movía constantemente para guardar el equilibrio con ligeros golpes de cadera. Su amigo, con una cara seria y cercana a la vez, le miraba sosegado. Pensé que irían al cine.
Llegó el autobús y subieron a él en el orden habitual. No subió nadie más y el autobús arrancó cuando los dos todavía caminaban hacia el interior. Apareció de nuevo fugaz un brazo, a la distancia exacta. Un apoyo imperceptible y sólido.
Porque lo ha titulado «el amor»?
No es habitual ser testigo de este tipo de escenas… Máxime si el «ayudante» no es familia directa.
Yo lo habría titulado «amistad», «amigos», «compañeros»… Supongo que D. Javier habrá visto algo más en la escena, o lo habrá interpretado de otra manera, qué sé yo.
Yo sí estoy acostumbrado a escenas de ese tipo: personas con alguna discapacidad perfectamente integradas en su entorno, y que sólo cuando precisan ayuda ésta aparece, en forma de mano amiga o de otra manera, pero sutilmente, sin querer hacerse notar, y sin pedir nada a cambio, ni un sencillo «gracias». Y a veces es más común en amigos que en familiares, porque éstos últimos tienden a la sobre-protección, mientras que los amigos tienden a un equilibrio del conjunto.
¿Acaso no va el amor «incorporado» a la amistad y el compañerismo? El aprecio que se puede sentir por otra persona, ¿no es un tipo de amor, aunque distinto del que se siente por la pareja sentimental (por poner un ejemplo)? Creo que a eso se refería Javier. ¿Me equivoco? 🙂
Saludos,
Gabriel.
#2 JoseGL: No se en que ciudad habita… Pero me gustaría conocerla. Un buen ejemplo de civismo.
#3 Gabriel: Para mí el amor no es extrapolable más allá de una relación sentimental. Evidenteme es una opinión personal. Se puede tener cariño a otras personas, pero para mí, el amor esta reservado para mi pareja. Aún así, la RAE nos ampara y da la razón a los dos:
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un
don a sus amores
7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
9. m. ant. Voluntad, consentimiento.
10. m. ant. Convenio o ajuste.
11. m. pl. Relaciones amorosas.
12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.
14. m. pl. cadillo (‖ planta umbelífera).
Hoy, al volver de la piscina, me he cruzado con una ancianita que, muy encorvada, se apoyaba, para andar, en el brazo de una chica sudamericana, contratada, supongo, para ayudarla. La anciana miraba inexpresivamente hacia delante. La chica miraba también al frente, con expresión aburrida. No vi amor por ninguna parte. Y me acordé de este post.
Esta mañana, se me ha encendido la luz de la reserva de combustible.
Suelo ir a una gasolinera de esas que aún tienen quien se encargue de llenarte el depósito y al llegar le he pedido que llenara de 98, por favor.
Al acabar, y tras pagar el importe correspondiente, le he dado -como acostumbro- una moneda de un euro en concepto de propina.
Tampoco he visto amor en el gasolinero.
Por otro lado, lo he agradecido, quitaquita.
JM
Sr. JotaEme… ¿le ha dado propina al gasolinero? ¿En estos tiempos oscuros de crisis y desempleo generalizados? ¿Y el gasolinero no le ha (siquiera) sonreído? ¡Eso es amor no correspondido! Yo le habría dado las gracias (como acostumbro), pero de propina… ni hablar. 😛
Saludos,
Gabriel.
Los chicos de ayer no tenían pinta de estar enamorados. Seguro que no se gustaban el uno al otro. Lo que yo llamo amor nada tiene que ver ni con el sexo ni con el enamoramiento.
Era una proporción precisa y mágica, «un estado polar del aire» de complicidad, ganas de estar con el otro, respeto, apoyo y distancia exacta.
Una proporción exacta imposible, seguro que imposible de conseguir para otras muchas personas que también quieren ayudar a cruzar la calle a este chico. Una proporción exacta que sus padres seguramente no saben cómo conseguir (quizá sea imposible que la consigan nunca), o sus hermanos, o su posible novia. La relación entre estos dos seres, la de ayer al cruzar entre las isletas, era única.
No hace falta llamarle amor. Pero se puede llamar así. Sea como sea, ese equilibrio es imposible. Para mí fue una felicidad verlos y admirarlos. Ellos, lógicamente, no se daban cuenta de que eran tan importantes para otro. En ellos era natural. O lo parecía.
(He escrito el texto para intentar reflejar ese instante mágico, ese «estado polar del aire». Que no lo haya conseguido no me quita el placer de haberlo visto y de intentar dibujarlo aquí)
Mire, lo del amor, pase.
Pero lo del «estado polar del aire» le ha quedado super-ñoño.
Se lo digo desde el cariño (que no amor) que le profeso, Javier.
JM
Que es lo que tiene la diferencia entre afecto, y amor, no?
Uséase, que ha visto signos de afecto, no de amor.
Déjele, ambassador, se nos ha hecho un lío el pobre y es que como es un ser hiperracional, analítico y poco dado al sentimiento, cuando recibe un input emocional, se queda tócuajáo.
JM
Ni caso, Sr. Moltó, que tienen el corazón de piedra.
PD: sí es cierto, sin embargo, que lo del «estado polar del aire» le ha quedado un poco así.
#4 Cupraboy:
Desgraciadamente el civismo no es excepcional en mi ciudad, ni para bien ni para mal. El ejemplo que le puse es de una pandilla de amigos y amigos, entre 18 y 25 años, en el que uno de ellos tiene una discapacidad física que le impide realizar bien ciertos movimientos. Los he visto juntos muchas veces y siempre me llamó la atención el hecho de que ese muchacho es uno más. Cuando están sentados en una terraza de un bar nadie nota que es especial y sus amigos no lo tratan de forma especial. Sólo cuando él tiene que levantarse de la silla, el compañero o compañera más cercano, no siempre es el mismo, le extiende el brazo sin dejar de charlar con los demás, como si fuese algo mecánico y rutinario, para que este muchacho se pueda incorporar sin problemas.
Es algo tan normal entre ellos que no se oye un «gracias» y un posterior «de nada». Siguen la conversación entre risas como si nada raro hubiese pasado, y tan sólo las miradas furtivas desde otras mesas rompen la naturalidad de la escena.
Sin embargo, cuando he visto al muchacho con su madre, es un constante «ten cuidado», «espera que te ayudo», «deja que lo hago yo, que tú no puedes», mientras él pone cara de resignación con una sonrisa y le dice: «mamá, yo puedo, y si no puedo, te pediré ayuda, pero no me hagas un inútil, porque no quiero serlo».
Lo primero para mí es compañerismo, amistad y lealtad. Lo segundo, amor, amor de madre, y aunque ambos son dos tipos de afecto tienen alcances y repercusiones diferentes.
Un saludo.
Lo del “estado polar del aire” es una cita de una novela cuyas dos primeras páginas contienen la literatura más bella que se ha escrito en este país, probablemente junto a San Juan de la Cruz.
No puedo citar y decir qué es lo que cito. Con el entrecomillado vale. Quien lo sitúa sabe de lo que hablo. Quien no, puede encontrarlo ñoño. qué le vamos a hacer.
Para su regocijo:
LA NOCHE OSCURA
Canciones del alma que se goza de haber llegado al
alto estado de la perfección, que es la unión con Dios,
por el camino de la negación espiritual.
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
El mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Leo esta mañana la definición del RAE que ha copiado cupraboy, la primera:
«Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.»
¿¿Partiendo de su propia insuficiencia??
No lo entiendo. ¿Insuficiencia de qué? ¿De amor? ¿Alguien lo comprende?
#16 marta: Si te sirve de consuelo no lo entendí… Lei todas las definiciones cuando lo pegué. Quizás tenga que ver con la insuficiencia para realizarse por uno mismo, necesitando apoyarse en otro para llegar a ser una persona completa, plena, feliz.
Yo creo que lo de la RAE va por el lado de que el amor es buscar el complemento, y si uno requiere un complemento es porque se sabe incompleto, o insuficiente. De todas maneras me parece demasiado poetico para la RAE, pero no le encuentro otro sentido.
Saludos.
Señor Moltó,
me pone los pelos de punta, me lo ha puesto su entrada del Amor (al borde de la lágrima), y me lo pone la poesía, eso es romanticismo del bueno, qué bonita.
Gracias.
Sr. Moltó, no se disguste, pero esa expresión, sea de quien sea, así puesta, en su relato, queda peripuesta y pelín afectada (¿es eso sinónimo de ñoña? no sé). Y que conste que yo estoy de su lado, que su relato me gusta y que entendí a la primera lo que quería usted decir.
Por cierto, que ya ha citado usted antes esa la misma novela: http://www.km77.com/lecturas/op/Firm/Jmolto/region.asp
Debe gustarle mucho.
¿Pero cómo me voy a disgustar pgonzalezs?
Yo escribo por muchas cosas. Una de ellas es que ustedes disfruten. Aprecio que me digan lo que no les gusta.
Bien diferente es que les haga caso.
Si se pone en google «estado polar del aire» en cuarto lugar aparece un enlace a un archivo pdf con la novela «Volverás a Región» de Juan Benet. Si el Sr. Moltó se estaba refiriendo a esta novela (que intentaré leer), lo de Google comienza a dar mucho mucho miedo…
Mire: «estado», lo entiendo, «polar», también, y lo mismo «del aire».
Lo que no entiendo es «estado polar del aire», es una juntura de palabras que no tiene significado alguno. Como «aproximación fecal astrolabio», pongo por caso, o «casete mañana porras».
A usted le dice mucho, vale, le ha encendido un testigo, de acuerdo. Pero parece que la paternidad del sinsentido es de Juan Benet, y por más que el juntamiento sea paternidad de Benet es un sumatorio vacío.
Y además, no sé lo que tiene que ver Benet con San Juan de la Cruz a salvo de que ambos le gusten a usted mucho.
Podemos discrepar en que sea o no ñoño, pero no podemos hacerlo en que resulte un sumatorio vacío.
JM
Pues me parece más fácil de entender «estado polar del aire» que la «insuficiencia» de la que habla la RAE.
Antes de saber que la imagen «estado polar del aire» era de una novela de Benet, había pensado que, si en lugar de escribirla Moltó, lo hubiera hecho un escritor conocido, la mayoría de la gente lo habría considerado un acierto. Es extraña pero, si se piensa dos veces, es muy exacta y maravillosa.
La escena que describes, Moltó, es muy tierna, solo que hay que tener una sensibilidad especial para captar los detalles que has encontrado en ella. Para la mayoría se trataba sólo de un chico normal y de otro con una minusvalía; hay que tener un corazón de poeta, como creo que tú tienes, para descubrir la delicadeza que encerraba cada pequeño gesto.
¿Amor?. Claro que es amor. Y con mayúsculas. ¿Qué es al amistad, la verdadera amistad, sino amor?. ¿Sabemos por qué nos gustan nuestros amigos?. Si lo analizamos bien, sabemos tan poco por qué nos gustan nuestros amigos como por qué nos gusta nuestra pareja. Pero somos capaces de hacer cualquier cosa por todos ellos. Y, por ridículo que parezca, sientes amor hacia el gasolinero al que das un euro porque piensas que tiene un sueldo miserable (aunque ni te sonría), sientes amor cuando cedes el asiento en autobús abarrotado y sienten amor por sus semejantes todos los que en regímenes totalitarios se juegan el pellejo para luchar contra las injusticias que quizás ellos no padecen, pero otras personas, sí.
¿Insuficiencia?. Yo tampoco la veo por ninguna parte. Como no se hayan querido referir a aquello de que el alma está partida en dos y busca incesantemente su complemento…
La RAE tiene a veces definiciones que son de antología del humor.
Sr. Moltó gracias por compartir ese mágico instante, el título me parece acertadísimo y la cita «polar» una elegante estocada que debería ablandar la coraza de más de uno.
Me ha encantado el relato. Es como si hubiese estado allí viéndolo todo con mis propios ojos.