Sábado 29 de noviembre. Madrid. 12:00 de la mañana (aprox).
El autobús de la línea 26 de los autobuses municipales llega a la Plaza Antón Martín, por la calle Magdalena, desde la Plaza Tirso de Molina. En la plaza Antón Martín, en una curva que impide ver el resto de la calle, comienza la bajada por un carril entre aceras hacia la calle Atocha.
El carril está cortado con un cono. El cono está situado en el punto B del mapa.
Plano de situación A.
En el cruce hay un guardia urbano. El conductor del autobús le pregunta sorprendido que qué pasa. El guardia le responde que la calle está cortada (peaso información. El cono ya lo habíamos visto). Por el carril contrario vienen coches a raudales. Parece que el acto, cualquiera que sea, todavía no ha empezado. El conductor le pide al guardia que quite el cono y le deje pasar. El guardia le indica con altanería (con la mano, sin hablar, así, muy chulito, como si estuviera allí para ser obedecido por su cara bonita en lugar de para ayudar a gestionar el tráfico) la dirección de la calle Santa Isabel.
Plano de la situación B.
El guardia, al que parece que le cuesta hablar, no informa al conductor de por dónde está cortada la calle Atocha, por dónde nos podemos reintegrar a la calle o si tenemos que buscar rutas alternativas para llegar hasta al punto C del recorrido, donde se supone que las calles ya no están cortadas.
Ante tanta colaboración por parte del guardia, el conductor del autobús dice que él no se mete por la calle Santa Isabel con el autobús. Que no sabe por dónde podrá salir (en el caso de que pueda salir).
Allí que nos paramos, de tal forma que el autobús, pegado al cono, bloquea la calle por detrás. Los coches que nos siguen tampoco pueden girar hacia Santa Isabel. La mayoría de pasajeros del autobús empiezan a bajar y yo me quedo para ver cómo termina la parada.
Hay una cosa que ha dicho el guardia que no he entendido bien, pero me ha dado la impresión de que amenazaba al conductor con una sanción si no seguía su recorrido hacia la calle Santa Isabel. El conductor le ha dicho que no podía meter el autobús en esa calle y le pedía que al menos quitara el cono para avanzar unos metros, para permitir el paso a todos los coches que venían por detrás. El guardia se ha negado. Una chica, que venía en un coche por detrás, se ha bajado y le ha pedido lo mismo al guardia (cuando se ha enterado de qué iba el problema). El hombre de uniforme y pistola al cinto se ha vuelto a negar.
El conductor del autobús, con mucha tranquilidad, ha llamado a no sé dónde: «Soy el 6 de la línea 26. La calle Atocha está cortada de bajada. No me dejan pasar. ¿Qué hago?»
No parecían darle soluciones. La chica estaba desesperada. Yo también, porque he perdido mi camarita de hacer fotos (debí dejármela en un avión) y no podía hacer fotos. El guardia chulesco, tan tranquilo, como si la cosa no fuera con él, y el conductor del autobús, no sé si chulesco o no porque no le veía la cara, también muy tranquilo. Yo, además, nervioso porque llegaba tarde a una cita , e intranquilo por ver cómo acababa la comedia de situación.
Finalmente el guardia se ha puesto a hablar por el interfono que llevaba en el hombro derecho, se ha dirigido hacia el cono, lo ha lvantado y apartado, le ha dicho al conductor del autobús que pasara y…
Sorpresa, en la calle Atocha no pasaba nada de nada. Ni siquiera más gente de lo habitual, ni un camión de mudanzas… Nada. Quizá estuviera previsto el paso de una vuelta ciclista por algún lugar o no sé qué. Pero por el otro lado los coches seguían circulando con toda normalidad y todo parecía normal.
Sea como fuere, lo que no entiendo es que la policía municipal corte una calle y no avise inmediatamente (o mucho antes a poder ser) a la empresa municipal de transportes. Ya me parece inconcebible que no avisen con un cartel enorme tres cruces antes, para que los conductores puedan buscar alternativas, pero que no avisen ni a los autobuses de la EMT me parece inaudito.
No sé qué podemos hacer los ciudadanos para conseguir unos gestores más eficientes. Más ineficientes me parece imposible, por lo que mejorar un poquito la situación no debiera ser muy costoso.
Pos fijate que yo empiezo a comprender ciertas cosas que pasan por el mundo y no precisamente pacíficas, ante semejante desprecio de cualquier tipo de autoridad (centar, autonómica o local) a cualquier cosa, ente o ser que no sean ellos…y casi me atrevería a decir que lo justificaría
Hacer las cosas mejor, Javier, es muy sencillo y a la vez enormemente dificil, porque el primer requisito es tener la voluntad de hacer las cosas mejor. Pero parece ser que es pedir demasiado, vease si no el caso del guardia urbano este…
Por cierto, lo de la actitud chulesca me tiene hasta las narices. Es vergonzoso que tengamos en los cuerpos de seguridad del estado (en general, en todo el funcionariado) a tipos de esta calaña, a los que se les infla el ego en cuanto se ponen un uniforme, olvidandose de que su funcion es servir a la misma gente a la que ignoran o miran por encima del hombro.
Como cuento en otro lado, soy lento. Porque ahora me doy cuenta de que tenía que haber pedido el número de identificación al guardia y escribir una queja sobre su comportamiento.
Entiendo que su trabajo es ayudar, participar en la búsqueda de soluciones, intentarlo al menos. Quizá lo hizo desde el primer momento a través de su interfono y yo no me enteré. Es posible. Pero no me dio esa impresión. (La actitud chulesca no ayudaba a que diera esa impresión)
Si de verdad se les hiciera un análisis sicológico a los candidadtos, nos ahorraríamos lamnetaciones después. Pero claro, si se hubiera cerrado «el balcón de rosales» hace mucho, Álvaro Ussá seguiría vivo …suma y sigue
Por motivos laborales -rodajes- me veo obligado a solicitar cortes de calles y alteraciones del tráfico con cierta frecuencia a las autoridades municipales. Jamás, ni aún solicitándolo, me ha facilitado el Ayto. de Madrid una ruta alternativa para facilitar a los conductores. En una ocasión, intentando poner una señalización «anticipatoria» en una calle de un barrio angosto -la idea era que los conductores pudiesen evitar los cortes intermitentes desviándose antes de tiempo- , la policía municipal me recriminó duramente por ello y me amenazaron con multarme.
El Ayto. de Madrid -y en concreto su concejalía de Movilidad- es un auténtico despropósito en el cual nadie informa a los Policías Municipales o Agentes de movilidad de los cortes autorizados o probables y en el que, una vez informados, éstos huyen despavoridos de cualquier punto «conflictivo» o se enfrentan en batallas bizantinas como la que describes, Javier.
¿La solución? Que votásemos gestores y no partidos porque, no nos engañemos, esto ha funcionado igual de mal ayer y hoy. Y nadie parece dispuesto a mejorarlo.
Oiga y ¿por qué no cogió el metro?
No cogí el metro porque el autobús me dejaba más cerca. No iba al final del recorrido que dibujé en el mapa. La ruta del autobús se aparta de la línea del metro a partir de la estación de Atocha.