El título de estos reportajillos (pocos) de las vacaciones es un homenaje a Pedro Horrillo, ciclista, que tuvo un accidente serio hace unos meses.
Pedro Horrillo escribe una columna en el diario El País, que titula «Desde mi sillín» (cuando participa en la prueba que narra). Nosotros vamos dos en la furgona. Es nuestra, el vehículo de nuestras vacaciones. Desde la furgona cuento y contaré algunas cosillas. Pocas.
La primera sorpresa es que desde una furgona también se pone el sol. Increíble.
Ésta foto la hice yo ayer:
Ésta no la hice yo:
Esta sí la hice yo. Cuando la recogí. Nuestra furgona. Para vacaciones de anuncio.
Con este maletero (todavía sin sugus):
Ventajas de la furgona:
1) Que nos permite viajar a dos personas por un precio razonable. 282 Euros por ocho días de alquiler. Nos lleva a los mismos sitios que cualquier otro coche y nos deja ver las puestas de sol.
2) Ventaja relativa. Hace mucho ruido cuando pasa de 120 km/h. Resuena mucho la caja vacía. En principio, cuesta ir más rápido que el límite impuesto en autovías. Pero es mentira. Hay infinidad de límites absurdos, mal señalizados. Seguro que me ponen multas igualmente.
Inconvenientes:
1) El retrovisor. Al ser de puertas no acristaladas, el retrovisor interior es inútil. Yo miro el retrovisor instintivamente de reojo. Nuestro Berlingo lo lleva y lo veo y me quedo tan tranquilo porque no veo movimiento por detrás. De día choca más, pero al anochecer parece que la carretera por detrás está oscura.
Yo creo que preferiría que no llevara espejo interior. Así no me quedaría tan tranquilo al dirigir la mirada hacia el espejo.
2) No hay espacios para dejar determinadas cosas. En un coche normal puedes dejar el ordenador en el maletero, bien sujeto entre otros bultos o puedes atarlo en el asiento de atrás, si está libre, con el cinturón de seguridad. Es lo que yo suelo hacer. En la Berlingo e carga no hay espacio ni detrás de los asientos delanteros ni en nigín otro lugar como para dejar el ordenador de forma segura.
3) No hay forma de sujetar bien los equipajes en el maletero con suelo de madera. En las curvas se mueven como canicas.
De momento eso es todo. De vacaciones se está muy bien. Escribiré poco por aquí estos días, salvo que la chica guapa que comparte furgona conmigo siga durmiendo tanto como hoy. En ese caso sí tendré tiempo para perrear con el ordenador y contarles cosas, que me gusta mucho.
Jaume Sisa tenía (digo tenía porque no sé qué es de ese genio estrambótico) una canción deliciosa que se llama «Qualsevol nit pot sortir el sol». Otra de las ventajas de una furgona es que cualquier noche también puede salir el sol. El espacio de carga de esta Berlingo es pequeño para dormir, pero aprovechable en caso de necesidad. Con los portones abiertos (abren 180 grados) se puede ver el amanecer, acostado, en cualquier playa. Hay mejores opciones de vehículo para hacer eso, sí, pero más caras. Quizá el año que viene nos aventuremos con una de esas opciones.
(Sean felices)