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La tienda de ultramarinos

Hace varios años me invitaron a un concierto de Alejandro Sanz.

Fue irresistible. Me tuve que marchar antes de que empezara.

La organización del concierto decidió sortear o elegir a personas entre el público para que pudieran ‘conocer’ a Alejandro Sanz. Supongo que ese ‘conocer’ es hacerse una foto con él y darle la mano o un par de besos. ¿Conocer?

Muchos asistentes al concierto levantaban las manos, berreaban y saltaban entre el público para que la cámara se fijara en ellos y resultaran los elegidos para ‘conocer’ a Alejandro Sanz. Luego lloraban, cuando eran elegidos.

Las ganas de vomitar eran irresistibles. La atracción de la calle también.

¿Necesita Alejandro Sanz hacer algo más que cantar para vender entradas y atraer al público a sus conciertos? ¿Necesita fomentar esas bobadas?

Algunos días debatimos sobre monarquía o república. Algunos días parecemos tontos.

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