El debate político entre dos personas en la tele es un atraso. No indica nada, no sirve para votar mejor. Es mejor que nada, sí, ¡pero eso es tan poco! Sirven sólo para demostrar que quienes se presentan a debatir no tienen ni idea de gestionar, de delegar, de trabajar por el futuro de un país. Que acepten ese tipo de debate es el síntoma de su inutilidad y su arrogancia.
Nadie gobierna solo y nadie puede debatir en vacío con rigor. Pretenderlo y acertar muchas veces no significa nada. Eso no es ningún valor para dirigir bien. Debaten sin ordenador y sin equipo. Nadie con dos dedos de frente gestiona de esa forma ni una empresa ni un país.
El debate hablado es un anacronismo. Y el debate entre dos personas desnudas, mucho más. ¿Qué nos quieren vender, su memoria, su elcouencia, su cordialidad, su capacidad de enfadarse?
No escuché el debate porque no me gusta perder el tiempo. ¿De qué puede servir escucharlo? ¿Puede servir para saber quién es más brillante en la conversación? ¿Qué tiene que ver esa brillantez con la capacidad de gobernar bien?
Medimos y votamos a los políticos con técnicas del pasado. Ni los medimos ni los votamos por sus actos, por su experiencia, por su capacidad de profundizar en las cuestiones, escrito rodeado de asesores y datos. Los alabamos cuando recuerdan un dato y nos mofamos cuando cometen equivocaciones en el discurso. Pero, ¿qué tendrán que ver esas capacidades de elocuencia y memoria con la capacidad de gestión, de delegar, de analizar las carencias y las fortalezas?
Seguimos anclados en el pasado y soñamos con tener gobernantes del futuro. La culpa es nuestra. Aparecen dos mendrugos en la tele, que consienten debatir como dos bebés en pañales, y consiguen récords de audiencia.
¿Dónde están los informes, los análisis complejos de la realidad que son los que inducen una decisión u otra? ¿Por qué no se los exigimos? ¿De qué nos quejamos? Los veo (es un decir) y me recuerdan a Goya, con el barro hasta la cintura, dando garrotazos, para cazar votos de quienes los regalan.
Tantos y tantos aplauden su valentía y ensalzan el magnífico periodismo que hay tras el debate. Bullshit. Exijamos a nuestros políticos y a nuestros periodistas, exijamos a nuestros conciudadanos. Exijámonos todos si queremos tener buenos gobernantes. Cerremos los escaparates. De lo contrario, no salimos de este marasmo pocilguero.
Peor todavía.
En este debate y en todos los de este tipo (políticos ) se miente con descaro.
Y otra vez con el consentimiento de todos.
Dicen lo que se supone que la gente quiere oír.
Pues luego no nos quejemos.
O si, da igual.
Estoy de acuerdo en que no son el medio ideal de conocer los partidos y sus mecanismos. Sin embargo, sí son un medio aceptable de conocer a los candidatos: de hecho, son mejor medio que él que teníamos hasta ahora que eran los mitines y las piezas editadas por gabinetes de comunicación de los partidos.
Es bueno recordar, además, que en nuestro país no hay un sólo partido cuyo funcionamiento interno cumpla las mínimas garantías democráticas (no, Podemos tampoco las cumple) y eso hace que muchas decisiones sean personalistas por lo que conocer al candidato termina siendo más importante de lo que parece. De hecho, el estilo de los últimos cuatro años no es un estilo «de equipo», es un estilo absolutamente Marianista que no sé si sus votantes admiran y reconocen con satisfacción o habrían preferido conocer de antemano para votar otra cosa.
Personalmente, creo que a la política nacional le falta algo para parecerse al cuadro de Goya que usted describe, Javier: nadie sobresale del barro. Yo miro y no veo las figuras humanas liándose a garrotazos: sólo veo una plasta de barro en el suelo, de la cual parecen surgir ventosidades intelectuales de vez en cuando. No dan para más. Tampoco creo que nosotros demos para más.
La política debería ser como la medicina: un ejercicio de diagnóstico diferencial y tratamiento (colectivo) de los problemas detectados. Desgraciadamente, se parece más a las labores del mal comercial de una farmaceútica: «yo tengo aquí mi fórmula magistral, désela a sus pacientes y qué más da si se curan o no, lo que importa es que se la lleven a casa». (Ya sé que ningún comercial farmacéutico vende así, es una licencia poética).
Un saludo
Dentro de las pocas herramientas de las que nos dejan disponer el debate sigue siendo útil. Continuando con las metáforas clínicas, es como quien dispone de unas gasas para un profundo corte en una pierna. Algo es algo, aunque haya que trabajar para disponer de más medios.
El problema se escapa hacia algo más grande como que el propio «método político» está anticuado.
Siempre he considerado que una especie de método científico aplicado a la política sería la mejor solución. Ahí cabrían cifras, análisis, respuestas, conclusiones… y crítica constante, basada en argumentos racionales. Pero eso obliga a una sociedad más tranquila, dispuesta a esforzarse intelectualmente, que no sea fácil de comprar con titulares de 24 horas.
Como por ahora no es así, nos quedan los debates como única forma de conocer al candidato. Una suerte de entrevista personal de cara a su incorporación a nuestra empresa (la de llegar a fin de mes…). Aquí cabría esperar que el periodista haga justo las preguntas que nosotros querríamos hacer, y saber ver esos flecos que indican si quieres tener esa persona contigo o no.
Es publicidad. Ni más, ni menos. El arte de crear necesidades donde no las hay, vender humo, ocultar defectos o directamente mentir sobre cualidades inexistentes.
Pero es lo que funciona. Porque el ciudadano medio no piensa, se mueve a impulsos y sigue lo que hace la masa.
Lo difícil es mover a las cinco primeras personas, que el resto va detrás.
Somos un bicho gregario y que se mueve por impulsos.
A ambas cosas se dirige la publicidad, que hace mucho más efecto que cualquier razonamiento.
Lo que usted propone solo interesa a gente que hace mucho que ha dejado de votar (o,al menos, que ha dejado de votar a los partidos que salen por la tele).
No se engañe. En un patio de colegio es muy grande la tentación de convencer con chuches y muy dura la tarea de explicar las cosas.
En efecto, ver quién es mejor vendedor de alfombras no dice mucho de capacidades y talentos, pero sí de posibilidades de convencer a votantes, que es de lo que se trata.
(En algún caso, también dice mucho del sistema de acceso a la alta función pública en España, y los tan cacareados principios de mérito y capacidad que aseguran que la inspiran).
Practicando el antiguo arte del zapping me topé con él nada mas empezar y sí creo que son útiles.
En un debate no pactado y sin papeles que leer puedes intuir quién está mejor preparado, el programa ya lo podrás consultar cuando lo suban a sus respectivas webs.
¿Y de qué me sirve saber quién está mejor preparado y documentado? la verdad es que la pregunta me parece estúpida, se trata de elegir entre dos personas para saber quién me representará mejor (entre otras cosas).
En el debate del otro día quedó patente que uno estaba más preparado que el otro y que en casi todos los asuntos se asesora con expertos que saben más de los temas concretos que él.
Eso en un programa no lo puedes saber, hay que tener en cuenta que votas un programa, unas promesas, pero también a un representante para tu país, el que va a dar la cara por todos en el mundo, y yo quiero que esté preparado.
Ahora sólo falta que todos se animen para poder conocer realmente el resto de opciones, tenga o no intención de votarlas, porque no es lo mismo dar una conferencia que participar en un debate.
Pues si que hay una gran diferencia entre elegir un candidato bien preparado que otro que no lo está. Recuerden la vergüenza ajena que daba Zapatero en Europa, aislado de todos, sin hablar idiomas y acercándose a los famosos para salir en la foto, haciendo el paripé. Denigrante.
Lo que saqué en claro del tiempo que ví del debate:
-El candidato de Ciudadanos tiene mas tablas políticas que el de Podemos. Lo contrario sería extraño ya que lleva bastantes años con cargo público. Del resto no me sirvió para nada.
@6 Joaquín, no considero que saber idiomas sea imprescindible para un presidente de un país como el nuestro, el sueldo de un asistente traductor profesional no nos va a arruinar. Una mala interpretación o una mala decisión si.
Y no me tomen a mal esto: como no tengamos un sistema educativo estable y sigamos peleados con el Bable, Catalá, Castellano, Euskera, Gallego, Mallorquín (Descubrí que no es Catalán el otro día), Valenciá, y el Silbo Gomero Canario (ese que va por silbidos) aviados vamos.
En cuestión de idiomas creo que nos empeñamos en dar demasiadas clases en lengua local (llamese Silbo Canario o Castellano) idiomas que cada niño puede aprender facilmente en casa, en la tele de su autonomía, con libros de la bibliotecas públicas, con los abuelos y de otros modos. Y les negamos lo que realmente van a necesitar y no tienen cerca.
En Portugal las series y las películas son en V.O subtitulada, y hasta en el mas humilde mercado portugués entienden inglés, no les voy a contar el nivel que muestra cualquier universitario portugués.
@6,
Si fuese solo ZP…
https://www.youtube.com/watch?v=7EFoZ6oTxIk
Yo los encuentro moderadamente útiles, sirven para saber si alguno de los candidatos podrá deleitarnos con genialidades como estas http://rajoyquotes.tumblr.com/ Saber que su presidente le va a hacer a uno esbozar una franca sonrisa, e incluso una carcajada con cierta regularidad es un argumento de voto como otro cualquiera.
Para poco mas, este año el tema de moda es nueva politica vs. vieja politica, y en cuanto alguien se sale de este guión o del tradicional pues tu mas deja de salir en los debates, muy mal. Pero como dicen mas arriba, mejor que los mítines. Y peor que algunas (pocas) entrevistas bien hechas. Pero esas no salen en la tele, me temo.
Mientras se emitía la charleta de barra de bar, uno estaba en Marte.
Dada la polvareda mediática levantada, me puse a verlo ayer por la noche por internet.
Aguanté cinco minutos. Si ya de entrada dicen que están cansados y que se van los fines de semana al extranjero para mantener su privacidad ¿¿?? una vez que se sientan con el cafelito y arranca uno -el Peinao- diciendo que piensa corregir la dualidad del mercado laboral con un contrato único, dejé de ver la charleta. Ese arbitrismo absurdo fue suficiente para decidir no votarle.
Lo peor es que nadie, ni Despeinao ni el pésimo periodista que «modera» la charleta, le hacen la más mínima repregunta.
Luego he leído que Peinao propone reformas que ya están hechas.
Pura exhibición de juegos florales. Facundia biensonante pero hueca. Con alguna garicanada.
Mero espectáculo, sucedáneo de transparencia y cercanía.
A estos chicos les queda mucho para ser medianamente creíbles como gobernantes. Cosa distinta es que puedan introducir algo de frescura en la vida parlamentaria.
Igualmente es un atraso comparar coches por su aceleración 0-100km/h, su recuperaciones 80-120, su velocidad punta, su consumo homologado , su consumo en un circuito preestablecido o su precio.
Y seguimos haciendolo.
Sr. Moltó creo que no le falta razón en lo que dice, pero me parece una estupidez criticarlo. Los debates de este tipo son una herramienta más para conocer a los candidatos que se presentan en las próximas elecciones, simplemente.
Y tiene usted razón en eso de que en esos debates no demuestran realmente su capacidad de hacer bien las cosas. Pero es que es imposible hacerlo de otra forma. Si quiere podrían hacer una especie de Gran Hermano con los candidatos encerrados en una especie de Moncloa ficticia presentándoles problemas con los que se podrían encontrar en el supuesto de que llegaran al Gobierno y luego que la audiencia decida quién gana y, por tanto, quién va realmente a la verdadera Moncloa. ¿Le parece esto mejor?
«La mujer del César no ha de ser buena si no además parecerlo». En este caso es igual. El que vaya a ser Presidente de mi país no sólo debe ser bueno si no además parecerlo. Nuestro futuro Presidente tendrá que enfentarse a situaciones muy difíciles en multitud de ocasiones y espero de él, no sólo que gestione todo muy bien y se rodee de grandes asesores, si no que sepa moverse con seguridad, tenga un buen discurso y aparente, por lo menos, ser un gran Presidente que sabe de lo que habla y está al tanto de todo lo que sucede a su alrededor.
Por eso, Moltó, en un debate como el del fin de semana pasado, aunque no se pueda llegar a saber quién será mejor o peor realmente como Presidente, ayuda mucho para conocer mejor a los candidatos, para saber cómo actúan cuando están contra las cuerdas, para saber cuál es su discurso, para saber cuál es su lenguaje gestual, para interpretar si nos la intentan colar o realmente se creen lo que dicen etc.
En definitiva, me parece que estos debates son realmente enriquecedores y los candidatos que se prestan a acudir a ellos son unos valientes porque saben que les van a destripar hasta la saciedad y aún así acuden a ellos.
Además este estilo de debate que pudimos ver el pasado domingo me parece, sin duda, mucho más natural y real que las bazofias que pudimos ver en lesgislaturas pasadas con Rajoy sacando papelitos con gráficas que ni él mismo sabían lo que significaban. Quizás a usted le resulte mejor porque aporta datos y se supone que no va en pañales, pero creo que a la gran mayoría le resultaba mucho más forzado y fingido que en el debate del programa de Évole.
Le animo a que se quite los prejuicios de encima y se anime a verlo sin pensar más allá ni comerse la cabeza con cosas que creo que no tienen mucho sentido, sinceramente.
Para mantener un buen nivel de comunicación con otra persona, permitir confidencias y llegar a acuerdos complicados, es muy conveniente que ambos puedan charlar en un idioma común, sin intermediarios ni testigos. Y si Vd. sabe idiomas, podrá comprobar la enorme cantidad de equívocos y errores que introducen los traductores simultáneos en TV y en otros lugares.
Por eso hay que exigir que los candidatos tengan unos niveles determinados, el resto es una vergüenza indigna de un país que aspire a ser algo. No es cuestión de lo que cuesta un traductor, si no de que no es de recibo que muchos de nuestros políticos no tengan siquiera la formación que se exige a un funcionario de nivel medio. Y encima a veces falsifican un currículo y ahí siguen de diputados, con falsedad en documentos oficiales reconocida (como la del huesito de jamón por ejemplo, que hasta preside cosas)