En una ocasión un colega me contó la siguiente historia.
1) Un periodista bien reputado propuso al director de su revista publicar un artículo en el que se contaban irregularidades de un ministro con su patrimonio y su pago de impuestos.
2) El ministro se enteró de que se iba a publicar esa historia.
3) El ministro se plantó en el despacho del director del medio. Después de hablar entre ellos, llamaron al periodista bien reputado y el ministro dijo que si no publicaban el artículo duplicarían o triplicarían la publicidad de su ministerio en la revista.
4) El periodista bien reputado se negó al conchaveo, se obstinó en publicar el artículo, convenció a su director y lo publicaron.
5) ¡Bravo!
6) El periodista que me la contó lo hizo para que me quedara claro lo buen periodista que era el que se había negado al conchabeo. Habían trabajado juntos. Él lo conocía bien.
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¿Bravo?
¿De verdad es ése el comportamiento de un buen profesional del periodismo?
Si toda la historia es cierta, que no lo sé y que tantísimos años después ya no vale de nada averigüar, me parece el comportamiento de periodista rastrero. Un buen periodista tenía que haber publicado el intento de soborno del ministro con dinero público: ofrecía dinero de todos los españoles para evitar una información que manchaba su nombre.
Los periodistas, rápidamente, tendemos ponernos medallas. Somos buenos porque hemos superado las presiones y publicamos. ¿Es eso ser bueno? Ser bueno es contar las presiones, los cambalaches, las cesiones y negociaciones para publicar una parte y otra no.
Yo no soy un periodista bueno. Yo soy un periodista malo. Si fuera un periodista mínimamente bueno, investigaría si esa historia es cierta o no y daría nombres y apellidos del ministro y de los periodistas.
Al periodista que me contó la historia le dije que iba a contrastar lo que me contaba y que iba a publicarlo. (Me miraba atónito y me pidió de mil formas diferentes que no la publicara. ¿Por qué? Me parece gravísimo que un ministro utilice así el dinero de todos los españoles.
Pero, tan grave o más me parece que haya toda una redacción de presuntos periodistas que conozca el asunto de primera mano y que ni se plantee publicarlo, probablemente porque peligraría su puesto de trabajo.
Ser periodista es un rollo. Muchas de las cosas que sabemos no las contamos (si yo les contara…). No las podemos contar porque tenemos compromisos previos, intereses, sueldos, amigos… y, además, somos corporativistas. Ser periodista y no contar asuntos de interés para los lectores es equivalente a llevarse dinero de la caja pública. Uno defrauda a sus lectores, se corrompe, cuando antepone sus intereses a los de la sociedad que espera encontrar la mejor información. No somos vendedores de zapatillas de andar por casa.
Los periodistas, todos, somos poco de fiar. Como el resto del mundo. Fiarse de un desconocido es un disparate. Pero, ¿Cómo hacemos para fiscalizar a quienes nos informan, para no estar en manos de periodistas cuyo primer interés es ganar un sueldo y el segundo informar? Algo falla en este sistema. ¿Cómo le damos la vuelta? ¿Cómo hacemos para que su sueldo dependa de los ciudadanos y no de los políticos (por poner un caso) o de los ciudadanos y no de los fabricantes de coches (por poner otro caso)?
No basta con que sean los ciudadanos los que paguen por tener la información. El dinero de la publicidad y las fuentes de información son elementos con fuerza corruptora similar.
Tendríamos que poder cambiarlo, pero primero tenemos que conocer un modelo aparentemente mejor. Y a mí no se me ocurre. Porque ¿cómo se acaba con el corporativismo, esa forma de corrupción tan extendida y que todo el mundo le parece tan natural, tolerable e incluso necesaria?
No esperen que yo les cuente que una marca me pide que publique más de ese coche que de otro. Que lo compare con aquel y no con el de más allá. Que lo publique en tal fecha y no en otra y por supuesto que lo cuente con cariño que de nuestras crónicas depende el trabajo de muchas personas.
No se lo voy a contar. Con que sepan que existe me basta. Pero también creo que esa presión de las marcas no es equiparable al intento de soborno por parte de un ministro con el dinero de todos los españoles. Si me pasara a mí, lo publicaría con profusión de detalles. Y estoy seguro de que si lo hiciera luego no me faltaría el empleo. A veces nos acobardamos por miedo a riesgos inexistentes.
Cuando leía esto (y por tercera vez me he pasado de estación de metro leyendo el blog) he pensado lo mismo: era mas noticia el intento de soborno que la noticia inicial. Me suena a fake, cualquiera en su sano juicio de periodista hubiera dicho: tome usted, firme aqui donde pone X3 publicidad para el año que viene.
Uno es libre cuando está fuea del sistema. El sistema forja un esqueleto de relaciones, compromisos, ataduras, agradecimientos, deudas, acreedores y deudores y mientras eso es así, uno está atado y no puede plantearse hacer lo que quiere, ni siquiera lo que debe, sino lo que puede.
Atados. Corruptos. Feos. Vermouth. Shakira.
Caca
JM
JotaEme. Está que lo borda. Sus asociaciones libres inconmensurables.
Atados. Corruptos. Feos. Vermouth. Shakira.
Estoy de rodillas.
Freud. También lo clava. Hace usted exactamente lo más saludable. Pensar que es fake. Cuando leemos una cosa así, es imprescindible pensar que es fake. Ya está bien de intoxicar. A mí me lo contó un miembro de esa redacción. ¿Y qué? Fake. ¿Acaso lo he comprobado? ¿Acaso tengo pruebas? Palabras de un hombre del que desconozco sus intereses. Fake. Bravo
No sé si es un fake o no, pero quizá la noticia inicial era fácil de demostrar y el intento de soborno no lo era.
Yo espero a que publique el nombre de los implicados de la pseudo corruptela (mas habitual de lo que parece) y luego el nombre de las marcas que le piden mimos extras (si cuenta una, yo le cuento otra 😉 ). Yo creo que no es tan mal periodista, al menos eso creo. Pero lo que si es es muy listo. Un rato largo 😉 😀
Contar que Morgan le presiona a Vd. para que hable bien del Aero no tiene valor alguno para el lector. Es lógico que Morgan, que gasta su dinero en publicitarse en su medio cuando podría hacerlo en otros con más visibilidad intente hacer valor su inversión en publicidad cubierta en forma de publicidad encubierta. Sin embargo, las cualidades del coche son las mismas, con y sin presión. Y si a vd. el Aero le parece una pachurrada de coche, lo contará porque en caso contrario sus opiniones carecerían de confianza, los lectores huirían y vd. acabaría perdiendo la publicidad de Morgan, igualmente.
PD. No me gusta nada que hayan sustituido el separador de miles por el espacio. Que conste.
La noticia suena a bola. Como si fuera la primera vez que se publican chanchullos varios de ministros. Tendría importancia si el periodismo fuera una profesión seria. Todos esperamos que el mundo le de cancha a ciertas noticias involucrando a ciertos politicos y que público le de cancha a ciertas noticias manchando a determinados otros politicos, no necesariamente del mismo color y/o textura que los primeros.
Pero es buena introducción para hablar de honestidad, principios, valores, moral, interes propio y colectivo, etc, etc.
¡Ay! (Suspiros de España).
La raíz del problema está en… Pues claro, en que todos trabajamos por dinero. Por eso un profesional del periodismo que entre al servicio de un periódico siempre contará las cosas (las que cuente) de forma que su periódico se venda lo mejor posible a su público objetivo: Gente que le gusta que le den la razón. (Abstenerse de hacer el chiste, que ya es viejo).
¿O acaso un lector (oyente o televidente) pretende que le digan que está equivocado?
Entonces es cuando a mí me surge la duda (de duda nada y menos a estas alturas): ¿Seguro que la gente quiere saber la verdad?
No. La verdad duele. Y, mucho peor, saber la verdad obliga a hacer algo para cambiar la realidad. Y eso, ay, eso sí que es imposible. El compromiso es peor que el olor de una cebolla podrida. Todos huyen despavorido.
Entonces, ¿y si quitásemos el dinero de en medio? Si los medios de comunicación no ingresasen en función de los lectores, anunciantes, prestamos bancarios o financiaciones estatales…
Entonces los periodistas podrían decir la verdad a la gente aunque no les gustase oírla. Pero no les creerían. El mundo es muy satisfactorio cuando te empeñas en no ver las partes que no te gustan. Así que al final, aunque no tuviesen que pagarles o no pudieran dejar de pagarles, los lectores seguirían sin prestar atención a la verdad.
Por eso en los cines españoles era obligatorio entrar antes de que empezara el Noticiario Documental (NODO). Al menos durante los primeros años tras la última guerra civil.
¿La profesión periodística tiene entonces alguna posibilidad de ser absolutamente libre y neutral?
A ver si va a resultar ahora que los medios de comunicación no son ONG de la información.
Pues yo le cuento otra primicia. Novedad absoluta:
Un amigo mío circulaba con su coche por una carretera secundaria. Se encontró una autoestopista vestida de blanco a la que recogió.
Ésta permaneció en silencio un buen rato en el coche… hasta que de repente gritó «¡cuidado!, ¡la curva!»… y mi amigo frenó justo antes de una curva en la que de haber seguido a esa velocidad… se habría accidentado de forma irremediable.
Cuando se giró para agradecer su advertencia…. la autoestopista ¡HABÍA DESAPARECIDO!.
Yo me imagine al director del periódico donde trabaja spiderman de fotógrafo diciendo no al soborno je je je… Imposible verdad?. Otra cosa es que hicieran un calculo rapido y el publicar la noticia les diera mas redito a largo plazo que multiplicar por tres la inversión de publicidad de ese anunciante.
Yo pienso que el director del periodico acepto (soborno es una palabra muy fea) la oferta del » Miniktro» con Atico en la calle Ayala y envolvio su bocadillo de panceta con el codigo deontologico del periodismo.
Pero si cualquiera que tome decisiones en un negocio se cuida muy mucho de no perjudicar a sus mejores clientes (quiero decir,perjudicarles y que se den cuenta..), eso ya es una forma de prostitución espiritual.
La dictadura del dinero es insoslayable, reitero.
No seamos fariseos.
PD-fariseo=hipócrita, no la liemos…
Uno sólo puede ser libre de hacer lo que en conciencia estime más oportuno si tiene sus gastos pagados.
Pongo por caso que el Sr. Moltó y sus socios tengan un grupo empresarial que genere el dinero bastante como para compensar las pérdidas a corto plazo derivadas de un km77.com verdaderamente libre, donde se digan las cosas claras con la contundencia debida y no con esa marca de la casa de crítica taimada «de los modelos de su categoría y tamaño, no es de los más espaciosos» o «para un coche de su potencia y peso, no es de los más veloces».
Vamos. Que el primer coche es angustioso por dentro y el segundo es lento.
Quien se exprese así, descontentará a corto plazo a las marcas que ceden sus vehículos para pruebas. A medio plazo, se conseguirá el rendido apoyo de los lectores, hartos de publirreportajes, medias tintas, pasteles y compromisos. Con el favor de los últimos, las vehículos de prensa volverán a fluir.
Pero claro. Mejor no hablemos del panorama de los periodistas del motor, que algunos, pocos, competentes, están maniatados, pero otros, muchos, maniatados o no, no tienen puta idea de lo que hablan, y algunos parecería que no tienen carnet de conducir por lo mal que conducen.
JM
Lo cual nos lleva a la pirámide de «Maslou». Sólo podemos sacar lo mejor que llevamos dentro cuando tenemos todas nuestras necesidades físicas y mentales cubiertas. Una persona que tiene hambre será capaz de darte un bocao en el brazo si hace falta por un trozo de pan.
Pensaremos que es un salvaje. Quizá lo sea. Pero es que tiene hambre.
Y aun así, muchos de los que tienen las necesidades cubiertas se dedican a hacer lo que les da la gana, pero no hacen el bien. Hacen el mal. Son muy malos, y se ríen con eco cavernario mientras maquinan cómo hacer el mal. Jajajaja (con eco). Y los demás lloramos plañideros gua, gua, gua vendiéndonos por unos billetes con la ilusión de que algún día tengamos nuestras necesidades cubiertas y hagamos el bien o el mal, según nos proceda, cuando no tengamos que pensar en comer, comprar zapatos o pagar hipotecas.
JotaEme, un inciso.
Cuando decimos “de los modelos de su categoría y tamaño, no es de los más espaciosos” nos equivocamos. Estamos informando muy mal. Pero eso no es porque queramos ahorrarnos una crítica, sino porque el periodista que ha escrito esa información la escribe mal (puedo ser yo mismo)
Decir «no es de los más espaciosos» es un horror. Tenemos tablas de mediciones y tenemos que situar perfectamente los coches. O en el grupo de los más espaciosos, o en el grupo medio o en el grupo de los menos espaciosos. Lo mismo para las prestaciones.
Por desgracia informamos mal en demasiadas ocasiones. No debería ocurrir nunca. No debería ocurrir porque no es nuestro propósito y porque damos un servicio muy malo a nuestros lectores.
Le agradezco que haya seleccionado una frase como esta, porque me pego con quienes las escriben a menudo. Son un horror, porque no informan de nada.
Además, para colmo, algunos lectores, como usted, cuando leen algo así pueden interpretar que queremos decir algo que en realidad no queremos decir. «No es de los más espaciosos» no es sinónimo de «angustioso por dentro». no es de los más espaciosos es un error de escritura, una expresión equivocada que nunca deberíamos utilizar.
Gracias
Yo he ido cambiando de revista con los años según he podido ir constatando todo este mamoneo de la publicidad y los publireportajes, la vag-filia, la francofobia, la estupidez extrema de algunos reportajes… siempre me ha gustado el papel, lo reconozco, soy de los que me llevo una revista al wc… he dejado por el camino, autopistas, car and drivers, autobild, etc… llevo unos años comprando sólo autofacil, me gustaba el tema de las flechitas y esas cosas, no les notaba francofobicos (toda la vida con mis citröen) ni «babosos» (buen sentido) con BMW (como autobild) aunque también sea una marca de referencia para mi… el tema es que «oliendo» al golf se pueden averiguar muchas cosas (filias y fobias) y en la prueba de uno barato (1.4 5p Edition) en el apartado de luces, leí: no lleva xenon ni en opción, y deduje, pues flecha para abajo ¿no?, pues no flecha para la derecha y una nota: Los faros cuentan con doble parábola -para luz corta y larga; eso los hace más eficaces.
ohhhhh !!!!, que gran cosa !!!!… desde entonces me replanteo leer solo blogs de coches.
Algunos periodistas del motor no difieren mucho (para lo bueno y lo malo) de los de las revistas del corazón.
Estoy con JM. Hay una cierta dejadez en la forma de informar de algunos medios. Por ejemplo, no entiendo el énfasis que hacen muchos medios en criticar que no quepan tres adultos en el asiento trasero de la mayoría de los coches como un fallo, cuando no caben en la gran mayoría. Mas cuando, estar homologado para tres ocupantes, no significa que estén pensados para tres adultos. Y no hablemos de los análisis del comportamiento dinámico de un vehículo de uso eminentemente familiar. En otros medios he visto llamar «deportivo» a un monovolumen de 5 metros sin que el autor se sonroje lo mas mínimo. Y podríamos seguir, que hay tela. 😀
Es que no es tan fácil. Por muy periodista, muy honesto y muy concienzado que esté, a ver quien se atreve a contar una de estas historias sin tener todas las pruebas y el respaldo necesario para defenderlas… Respaldo que ademas vendrá de quien mas interesado esté en vapulear al contrario, por lo que hará cuestionar que el interés del periodista no sea partidista.
Porque… alguien no anónimo podria publicar esto, un ejemplo imaginario?
El novio del Miguel Sebastián se carga con su locuacidad la entrada de Luis del Rivero en BBVA y su salida de Neguri para establecer a la entidad en Madrid.
Suponiendo que fuera cierto, quien se atrevería a publicarlo?
Yo hubiera esperado de este artículo que dijera con pelos y detalles quién le contó eso, quién era el ministro, quién era el periodista, el director y el medio dado que precisamente se está quejando de eso. De lo contrario está haciendo más o menos lo mismo.
Seguro que cuando estudió la carrera de periodismo (por cierto, la tiene, no?) le explicaron muchas cosas.
Hola Casta. Hace bien en esperar lo que quiera. Puede esperar sentada. Lo explico en el texto, no lo voy a volver a explicar.
Nunca estudié la carrera de periodismo. Nunca estudié ninguna carrera. En la de periodismo no me matriculé.
Leo el comentario 17 y reconozco como mía, gran parte de la trayectoria lectora de su autor. Yo también soy un rebotado del «papel», aunque por algún que otro blog también empieza a oler ese tufillo familiar que dejan tras de sí algunos redactores, incluso de prestigio.
Evidentemente, los periodistas no pueden hacer mucho hincapié en los aspectos negativos, porque se quedan sin su parte del queso; cuando te invitan a todas las presentaciones y eventos, te facilitan coches y vives exclusivamente de ésto, no puedes ser demasiado «incomodo» y las críticas suelen ser a toro pasado:
«…la incorporación de la transmisión a ambos ejes soluciona definitivamente la `delicada` conducción de los anteriores 911».
«…el grupo vag ha acertado de pleno con sus nuevos TDI common rail que sustituyen a los más ruidosos y menos progresivos `bomba-inyector´»
o bien no pasan de ser críticas «yoya»:
«…yo ya dije hace tiempo que el planteamiento de tal modelo era un error»
«…yo ya suponía que los datos del motor eran incompletos y que tal motor era el mismo de siempre pero con ocho válvulas menos».
Es una pena ver a profesionales de gran conocimiento haciendo hincapié en diferencias de consumo de 0,4 l a los 100 Km. y pasando de puntillas o simplemente esquivando el espinoso tema de los famosos caudalímetros que cascan a las primeras de cambio, haciéndo desembolsar a su dueño 300 lereles porque no los cubre la garantía.
En fin, es lo que hay. Ya lo dijo Groucho: «estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros».
Estimado compañero, no era una acusación y lamentaría si lo hubiera entendido así.
En primer lugar es cierto, usted dice en el artículo que es un mal periodista: «Yo no soy un periodista bueno. Yo soy un periodista malo.» Seguramente por eso ha escrito el artículo así.
En segundo lugar, lamentablemente en nuestra profesión de periodistas hay muchos que ejercen como tales y no lo son, o al menos no tienen la carrera que certifica que lo son. Uno puede construir casas, pero no por eso es arquitecto, es constructor de casas, que no es lo mismo. Usted ejerce de periodista, pero no lo es. No es ni mejor ni peor. Es lo que es. Usted ha montado un medio de comunicación, lo dirige, y sabe lo que quiere. No es periodista, pero sabe cómo quiere que sea su medio. Seguramente por eso su redacción estará compuesta de periodistas. O no. Posiblemente algunos lo sean y otros trabajan de periodistas sin serlo.
Suerte con su medio. Yo he llegado aquí por referencias, no suelo leerle. Intentaré hacerlo.
Alarido a lo Boris Izaguirre:
¡QUE NO TIENE LA LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN! NO ME LO PUEDO CREER.
Sonido de rasgadura de millares de vestiduras.
Pues bienvenido al club de las profesiones para las que se creó una carrera sin ser necesaria.
Algún día alguien creará el título universitario de Escritor Escadinavo de Novelas para pavos. O aquel otro de «Doctor Ingeniero de Telecomunicaciones con Contrato en Prácticas para Programar Páginas web». Tan sinsentido es lo uno como lo otro. Máxime si uno piensa que las páginas web, como soporte multimedia, se han estirado hasta su límite y tienen los años contados.
El futuro de la transferencia de información ya está asomandose por los centros de investigación. Y tendrá dos efectos principales. Como siempre, uno bueno y otro pésimo. Lo bueno es que acabará con la ONCE en unos 20 a 50 años, porque ya no habrá ciegos.
Lo malo es que van a alejar a la gente de las «redes sociales», de los blogs, de los foros online y de cualquier medio de INTER-comunicación de masas que hubiera permitido cambiar el mundo. En su lugar nos sumergiremos en solitarios mundos de fantasía mantenidos desde el mismo mundo de siempre. Es decir, más que como en «Matrix», como en «ExistenZ», como en «Los sustitutos», pero sin cuerpo a manejar en un mundo real, que seguirá siendo como siempre fue y será mientras no lo cambiemos.
Es la evolución lógica: Tras el control de las masas de jóvenes que quieren cambiar el mundo con drogas en los 70 y promesas de consumismo sin fin en los 80 y 90, ante la imposibilidad de esto último tendremos que volver a lo primero.
A nivel periodístico… Pues ya lo he dicho: Si puedes vegetar en un mundo de fantasía lleno de alicientes, ¿qué información necesitas sobre un mundo real en el que no puedes aspirar ni a la décima parte de lo que sí puedes conseguir en el mundo de mentira? Es como pretender que quien compra el Marca todos los días también lea los análisis a largo plazo de la Economía que se hacen en la prensa especializada: Si él no tiene ni un millón ¡de pesetas! para poder invertir.
El que trocea los mensajes, amplíe esto último por favor. Me interesa y no me explico por qué.
Sale en programas (escasos) de divulgación científica, incluso en algún extraño telediario:
Los científicos están (presente) conectando el sistema nervioso de personas que no pueden ver a aparatos que les permiten distinguir si una mujer es más o menos alta y si lleva el pelo largo o corto. Todo esto a una distancia de metros y sin, aparentemente, nada demasiado «aparatoso». También están consiguiendo que personas con amputaciones controlen prótesis articuladas mediante impulsos nerviosos.
Es decir, _ya_ «somos» capaces de recibir información sin nuestros sentidos y de realizar acciones sin nuestro cuerpo. Lo que se describe en la ciencia ficción desde hace 60 años.
Eso sí pregunta por el cómo. Si pregunta por el qué, la cuestión es mucho más sencilla, porque se lleva repitiendo aquí desde la cultura de El Argar: Para una mayoría de personas el truco en esta vida está en tener lo máximo posible haciendo el mínimo esfuerzo posible.
Muchos para ello no dudan en abusar de los demás. Y la mejor de las formas de hacerlo es que los demás colaboren. Ya lo decían en «El golpe»: El mejor timo es aquel en que el primo ni tan siquiera se da cuenta de que le están tomando el pelo incluso cuando todo ha pasado.
Y si es por el tema periodístico, hay que irse a la Psicología:
Aunque yo me suelo pasar antes por la odontología del siglo pasado (XX): Si uno mata el nervio que hay bajo la muela, ya puede hacer lo que quiera con la muela, que el paciente ni se enterará.
Volviendo al negocio editorial, si uno arrastra las pasiones, las positivas pero especialmente las negativas, con el Marca, con la prensa deportiva, del corazón, de cualquier actividad o hecho social más que secundarios, entonces para las cosas esenciales no queda nada de pasión.
Si acaso, el temor, la incertidumbre y la duda. Que es lo que ahora impera en el ámbito de la economía. A la gente se la asusta en vez de decírsele qué es lo que hace cada vez que usa una tarjeta de crédito o firma un contrato de telefonía.