En un momento de desánimo económico general, de falta de recursos, de grandes cifras de desempleo, gran parte de la ciudadanía atribuye la culpa de lo que sucede a la corrupción. «Si los políticos no robaran no habría crisis, no habría que recortar sueldos, ni reducir las prestaciones de la sanidad» es una de las afirmaciones habituales. Esta idea es muy nociva, porque empobrece mucho. La corrupción es intolerable, pero todavía es más venenosa si los ciudadanos la utilizamos como excusa para evadir nuestras responsabilidades.
La sociedad española tiene que cambiar, los ciudadanos tenemos que cambiar, tenemos que asumir más riesgos, olvidarnos de tantas riquezas conseguidas en el pasado, de tantos derechos logrados, y ponerlos en riesgo si queremos mantener al menos una parte de esas riquezas anteriores. La corrupción es tóxica porque, además de los daños directos que causa, genera comportamientos nocivos en toda la sociedad.
La enfermedad letal de nuestra economía no es la corrupción, si bien la corrupción actúa colateralmente para que esa enfermedad letal avance con mayor rapidez. La corrupción deteriora todo lo que toca, nos corrompe a los ciudadanos, porque permite justificar que no pongamos nuestro saber y esfuerzo en buscar salidas a una situación tan delicada. Y, además, elimina toda esperanza e ilusión. «Quien sea que gobierne hará lo mismo» es otra de esas frases habituales.
Los ciudadanos tenemos que luchar contra la corrupción con toda nuestra fuerza y nuestra exigencia. Y tenemos que luchar contra ella con las mismas armas que tenemos que luchar para salir de esta crisis económica. No estamos acostumbrados a arriesgar, pero tenemos que tener claro que si no creamos nuevos partidos, nuevas formas de organización social, renunciamos a nuestra comodidad, sino arriesgamos y creamos élites diferentes si son necesarias, si no buscamos nuevas vías para salir de este infierno, nos quedaremos en él. Llevamos demasiado tiempo haciendo lo mismo, votando a los mismos, utilizando los mismos «derechos» fundamentales, que durante siglos y siglos no ha han sido ni derechos ni fundamentales.
En otras sociedades renuncian a una sanidad pública y universal a cambio de incrementar su competitividad. Asumen el riesgo de enfermar y de morir y les compensa porque no tienen nada que perder. Nosotros tenemos mucho que perder. Tenemos todo que perder. Y si nos encastillamos en nuestro fuerte, si no arriesgamos, si no buscamos nuevos gestores de la cosa pública, si no renunciamos a parte de nuestras riquezas para salvaguardar otras, lo perderemos todo. Si somos conservadores, lo perderemos todo. Casi me atrevo a decir que el conservadurismo es una forma de corrupción.
La corrupción es venenosa, pero no podemos dejar que nos envenene. Tenemos que detenerla y buscar entre todos las alternativas para salir de estas aguas putrefactas en las que pisamos todos los días. Sin echarle la culpa a nadie. La culpa es de todos, por no arriesgar, por proteger con cien mil espadas y escudos algo que si alguien lo ganó, no tenía pr qué ser para nosotros. Tanto esfuerzo por proteger lo que tenemos es lo que nos está empobreciendo más.
Que no que no.
De tóxica nada.
Conoce a algún corrupto?
Mírele a la cara; sano, feliz, importante, encantado de haberse conocido.
La corrupción, gracias a Dios, se ha democratizado, se ha extendido y ahora cualquiera puede ser corrupto.
Somos corruptos, pero nos falta formación y ganas de trabajar.
Por eso nos pillan.
De lo contrario seríamos inmensamente ricos.
Tóxica dice.
Javier, creo que tiene alguna parte de razón, pero no mucha. Los paises como EEUU que no tienen sanidad pública, no lo hacen para ser mas competitivos, si no porque nunca han sido un estado protector, al personal no les cabe en la cabeza pagar de su bolsillo la sanidad de otros que no se esfuerzan tanto como ellos, tampoco les cabe en la cabeza pagar como impuestos la mitad de sus ingresos para que el estado los malgaste, como hace el nuestro.
Y tienen mucha razón, como bien dicen los ancestros, el que quiera peces que se moje el culo.
Y Como dice el gallego ese, hay que currar mas y quejarse menos.
Y luchar porque se convoquen elecciones generales lo antes posible, es la única via legal. Quemar coches y pegar tiros creo que no debería ser lo nuestro, aunque….
@1
Olvida usted la inmensa satisfacción que proporciona al corrupto:
a) escojonarse ampliamente del personal orgulloso de estar donde está gracias a su esfuerzo, dedicación, mérito, y demas blablablas.
b) caso de encontrarnos con un corrupto rama casta politica, añadase el plus de que la masa votante recompensa el mearte en su boca, con mogollón de votos, cuando no con mayorias absolutas.
Javier, estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dice pero me parece que mezcla churras con merinas. Fíjese que no tengo claro si es algo bueno o algo malo porque a mi, por lo menos, me sirve estimular el pensamiento lateral y descubrir nuevas relaciones en cosas que no me había planteado.
Creo que el mercado político no es un mercado perfecto. No sólo la oferta es limitada (muy limitada) sino que los compradores poseen muy poca información respecto a los productos que compran (los candidatos). Esto es así porque en España, tradicionalmente, ese producto viene ligado a grandes bloques empresariales e informativos que se ocupan de distorsionar más aún el mercado. Para colmo, en España se sigue votando «con el hígado» con lo que entran elementos irracionales en la elección y cada uno vota «a los suyos» sin plantearse si son o no la mejor opción para el conjunto de la sociedad o incluso para uno mismo. ¿La solución? A mi sólo se me ocurre una forma de perfeccionar ese proceso y es:
1) Listas abiertas donde yo no me tenga que comprar el surtido de frutas de yogures si los yogures de fresa no me gustan. Además, el sistema actual de listas cerradas tiende a premiar a los yogures que se quedan más calladitos durante toda su trayectoria política que, al cabo de 15 años y de forma inexplicable, llegan a presidentes del gobierno(o candidatos, Señor Rubalcaba que también va por usted).
2) Una Ley de Transparencia que me permita saberlo todo respecto de cada uno de los yogures (candidatos) de cada partido para así votar de la manera más informada posible. Y sí, cuando digo TODO me refiero a su formación académica, sus artículos publicados, sus ingresos… TODO.
Está claro que los grupos políticos y empresariales de este país no les interesa ni el punto 1, ni el 2 porque supondría otorgar un nivel de control al ciudadano que prefieren ejercer ellos. ¿Eso supone que es imposible cambiarlo todo? No, existen alternativas pero -para entendernos- encontrarlas en un mercado como el nuestro supone dejar de votar en el supermercado e irse uno mismo a por los tomates a Almería y eso, para el votante medio, resulta agotador, me temo.
Respecto al riesgo, entiendo que usted nos invita a votar «arriesgado» y luego lo extrapola a la sanidad pública y otros terrenos. A mi me parece bien que arriesguemos como país y estoy dispuesto a correr riesgos como individuo pero deberíamos asegurarnos de que quien toma esas decisiones arriesgadas nos representa a un porcentaje significativo de los españoles y no sólo a 8 millones de personas. (En un país de 46 millones, esa cifra no alcanza el 20% por muy mayoría absoluta que sea)
También me planteo lo siguiente. ¿Y si la crisis no fuese una crisis? ¿Y si a lo que llamamos crisis fuese el nivel de actividad económica en el que vamos a tener que vivir los próximos 20 años? Por un lado, esto haría especialmente vital adaptar nuestra sociedad y nuestros derechos a la realidad actual pero… ¿No sería entonces especialmente importante asegurarse de esa adaptación no se lleva por delante al dependiente, al enfermo, al anciano… ?
Saludos laterales
Yo no estoy de acuerdo nuestro problema es la corrupción y la clase política que no ha llevado hasta aquí y la cultura de «me lo paso todo por el arco del triumfo». Este es nuestro problema no se cumple la ley.
¿Estaríamos igual si no hubiesemos gastado el dinero en imbecilidades y robado a manpuertas? No. Y como eso nos ha llevado hasta aquí sólo si cambiamos eso podremos salir.
Tenemos una casta diregentes politicos incompetentes que no asumen sus responsabilidades penales, ni rinden cuentas a la justicia. La monarquía como fraude de ley que es de la constitución, está por encima de la ley. Ningún hombre ha de estar encima de la ley.
Despues los lumbreras se quejan del separatismo catalan, corrupto y pueblerino como el sólo, pero es fruto de una crisi de estado. De no estar sometidos en este país todos al imperio de la ley.
No me cansaré de repetir, que quien opine que «mande quien mande hará lo mismo» que voten a iniciativas como ciudadanos en blanco que precisamente es lo que buscan, dejar el parlamento vacío, no ocupar sus escaños y dejar sus asientos sin ocupar, es una forma muy efectiva de queja.
Yo me asombré muchísimo de los resultados de las últimas elecciones, ¿dar el poder a un partido con un historial cercano de tanta corrupción?, recordemos todo lo que pasó en la comunidad Valenciana por poner un ejemplo, para que vengan ahora sacando pecho de transparencia, pero en fin, es lo que ha elegido el pueblo.
Pueblo que, por otro lado, no debe de usar la corrupción como excusa tal y como plantea D. Javier, no debe achacar sus problemas a dicha corrupción. «Son unos ladroes y unos estafadores, ahora nos encontramos yo y mi mujer los 2 en la puta calle con una hipoteca a cuestas», nadie te puso una pistola para que firmaras aquella hipoteca con una situación personal tan precaria, hay que asumir nuestras responsabilidades, admitir nuestra parte de culpa, y luchando a la vez contra la corrupción con los medios y métodos que estén a nuestro alcance.
Sí que estoy de acuerdo en que se necesita un cambio social. Principalmente, convertir a millones de menores de edad mentales en adultos. Me gustaría saber cómo y ponerlo en práctica.
Pero me viene hace tiempo una duda. Todo eso, ¿para qué? Millones de ciudadanos quieren esto, lo refrendan una y otra vez, es una realidad que existe. ¿Por qué hay que ser más competitivos? Nunca lo hemos sido y ya ve qué nivel de vida hemos llegado a tener en algunos momentos. Estamos en la champions de smartphones per capita, en consumo de cannabis, de cocaína y de alcohol. En oferta de ocio nocturno, en todos los deportes de equipo. En siniestralidad laboral, en paro, en corrupción no sólo política y económica, también social. A nivel colectivo, no somos más vagos porque ya eso costaría esfuerzo y aún así, nos da para todo esto. España está sostenida por no mucho más de 5 millones de personas y llevamos 74 años sin estar en guerra, lo nunca visto.
Con este panorama, con lo fácil que nos sigue resultado ver al daño al vecino mientras nos quedamos quietos a ver si nos pasa de largo y el año que viene seguimos aquí, que ya alguien hará algo, ¿para qué cambiar nada?
La corrupción es mala por dos motivos: hace que no ganen los mejores y desmoraliza a los que se esfuerzan.
Quien la achaque sólo o principalmente a los políticos es que no sabe de qué habla o trata de ocultar la realidad.
Saltarse las normas es el deporte nacional. Junto con poner muchas, para que sea más fácil desplazar a los que las cumplen (ya saben: prohibir aparcar en una zona para luego no hacer nada contra los que aparcan en ella es una forma de asegurar aparcamiento gratuito para los caraduras).
30.000 honrados ciudadanos cobrando dependencia fraudulentamente (con los supuestos dependientes ya muertos) no son mejores que la chusma de los sobres de las comisiones ilegales. Lo mismo podríamos decir con los millares de tarjetas de minusválidos fraudulentas, los partes de seguro falsos, las bajas laborales fingidas….
No es tan extraño que no se castigue electoralmente la corrupción. Hay que verle el lado positivo: somos ladrones, pero no hipócritas.
Estoy de acuerdo con «8 Jota».
O le damos la vuelta a la tortilla o vamos camino de Italia: admirar y seguir votando a corruptos y vividores.
Estoy en parte de acuerdo con lo puesto, en otra parte no, aquí cada uno tiene su visión.
Mi opinión es que la culpa es nuestra de entrada. Me olvido de los que meten la mano y se corrompen porque la culpa no es de ellos (que también), sino mía por dejarlo hacer. Si vas por la calle y alguien te intenta quitar la cartera, reaccionas para que no te la quite. Esa cartera es tuya, la tienes en tu bolsillo, e intentas protegerla. Un anglosajón o un japonés haría lo mismo.
Si vas por la calle y ves a alguien que se lleva el dinero de todos, no hacemos nada, lo dejas pasar. Si actuáramos con la misma celeridad que si nos quitan la cartera propia, esto no pasaría. Es mas, si el que se lleva el dinero de todos tuviera miedo a que al día siguiente que lo pillaran iba a recibir el castigo del resto, se lo pensaría. Un anglosajón o un japonés no haría lo mismo, actuaría.
Creo que es nuestra cultura, la latina, solo nos miramos a nosotros mismos, y por eso pienso que la culpa es nuestra de entrada, y poco o nada estamos dispuestos a hacer, solo cuando »nos toca directamente» a nosotros.
¿estamos dispuestos a »arriesgar»?, es decir, si estamos dispuestos a perder lo que tenemos saliendo a la calle a sacar de las »orejas» a quién está metiendo la mano. De momento no, y me culpo yo el primero.