Javier Castañeda Bernal
Periodista y locutor de informativos
KBS WORLD Radio
Seúl, 27 de marzo de 2020
Este es un post un tanto atípico, pero los tiempos que corren también lo son.
En realidad es más un testimonio, una crónica de primera mano de un periodista español que lleva casi diez años viviendo en Seúl. Surge a petición de Javier Moltó, periodista al que admiro personal y profesionalmente. No busca comparar, ni juzgar, ni dar lecciones. No tiene ánimo de lucro, ningún tinte político, ni mayor fin que reflejar, tras un mes de confinamiento voluntario, cómo se vivió en Corea del Sur la llegada del COVID-19. Es un poco largo (no apto para los que amen la inmediatez del tuit) pero espero merezca la pena a quien tenga la paciencia de leerlo entero.
Un mes después
Hace un mes Corea del Sur entró en «alerta máxima» por COVID-19 y como regalo “de cumplemes», el 23 de marzo los datos nos dieron un respiro. “Tan solo» se registraron 64 nuevos contagios, la menor cifra desde el 20 de enero, cuando fue confirmado el primer caso. También alegró el día la «Mención Especial Halmoni (abuela)», el caso de una señora de 93 años que ha vencido al virus, está totalmente recuperada y ha podido volver a su casa.
Cuando todo empezó, las previsiones (aunque nadie sabía bien cómo podría evolucionar la situación) apuntaban a un total de 10.000 contagios en el país. A 23 de marzo, un mes después de entrar en alerta máxima, el total acumulado sumaba 8.961 casos. Ojalá la gente mantenga la precaución y esa cifra no suba mucho más, aunque el riesgo persiste y es latente. El país no cerró, tampoco cerraron sus fronteras, no se decretó confinamiento obligatorio (la gente se quedó en casa voluntariamente) y las tiendas, el transporte y los servicios en general siguieron funcionando (en algunos casos a mínimos), aunque durante unas semanas los enclaves más concurridos mostraban una apariencia casi fantasmagórica y apenas sin gente.
Me he animado a escribir este post solo para dejar constancia, como decía antes, nunca por “presumir, aleccionar o decir a nadie cómo hay que hacer las cosas”: cada país es muy distinto y tiene sus peculiaridades. Estamos ante una situación gravísima y ahora solo toca colaborar. Quien piense que «no le va a tocar» o que «la película no va con él», quizá no haya entendido la magnitud del problema. Primero porque a estas alturas, quien más o quien menos tiene amigos, parientes o familiares afectados, en su país o en otros. Por ejemplo, en mi caso, mi alegría por la mejora de datos en Corea siempre queda empañada por la crudeza de la situación en otros países del mundo, como España, donde habitan un alto porcentaje de mis afectos.
Un dicho budista recuerda que «solo aquél que ha sufrido puede entender a los que sufren», y la empatía es clave en esta situación – tan paradójica como kafkiana- que devora nuestros días. Hace falta empatía pero también actuar sabiamente, porque estamos ante una poliédrica ecuación de múltiples derivadas, y al que no le afecte el ámbito sanitario directamente, lo hará el laboral, el económico, etc. Cuando esto pase, probablemente veremos grandes cambios en el orden mundial.
Entre virus y Parásitos
Pero en vez de usar “la bola de cristal”, os invito a mirar por el retrovisor. Volviendo a Corea, el contagio comenzó como un problema local, pasó a ser nacional, luego regional, después internacional y ahora es una pandemia global que a 27 de marzo acumula más de medio millón de contagios y 24.000 muertes. Desde que comenzó esta pesadilla he ido haciendo actualizaciones (intentando aportar datos y no opiniones) con la mejor intención: por el mero ánimo de informar y dar a conocer de primera mano lo que estaba pasando en Corea. Ahora las cosas en Corea están mejor, pero aún no se puede bajar la guardia, y nada me gustaría menos que «provocar espejismos happy-flower power» o invitar a pensar que «todo se arreglará por sí solo o sin esfuerzo». Como ya imaginaréis por la experiencia propia: aquí se ha peleado y se sigue peleando mucho.
El nuevo año llegó a Seúl con el bullicio habitual de una trepidante mega ciudad donde, incluyendo el cinturón metropolitano, convivimos unos 25 millones de almas. Es cierto que desde enero sonaba el incesante runrún del brote de un “nuevo virus” en China y, aunque solo fuera por la proximidad geográfica, la gente seguía por el rabillo del ojo ese “algo” todavía sin bautizar. El círculo se estrechaba por pura cercanía y pronto descubriríamos que al virus le encantaba viajar. Así, el 20 de enero fue confirmado el primer caso en el país. Entonces la gente ya levantó las cejas y se puso medio en guardia, pero en general todo transcurría con la “habitual tranquilidad” de una megalópolis conocida por estar abierta 24/7 y que recibe el sobrenombre de “la ciudad que nunca duerme”.
Pese a todo, y aunque se intuía que podía ser grave, el virus aquí aún no había mostrado los colmillos. El país seguía con fruición todo lo relacionado con el éxito de Parásitos, producción cinematográfica que al lograr nada menos que cuatro Premios Óscar, incluido el Óscar a la Mejor Película, llevó a Corea a hacer historia no solo en las postrimerías del centenario del cine coreano, que fue en 2019, sino a nivel mundial. Era la primera vez que una película de habla no inglesa lograba el más alto de reconocimiento por parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas estadounidenses, toda una gesta para los surcoreanos, que llevan en su ADN “el gen de la competición”. El país entero se preparaba para festejar por todo lo alto tan inconmensurable hazaña con un gran despliegue, al igual que celebra cada triunfo de BTS, el archi-popular grupo de K-pop, o cada gol de Son Heung-min. A Corea le gusta ganar.
Como he sido invitado a compartir esta experiencia por todo un experto en el mundo del motor, usaré otro símil automovilístico. El país puso la directa y la euforia en el ambiente auguraba una celebración masiva del éxito de Parásitos cuando el elenco regresara al país, pero… cuando iba en quinta y a toda velocidad, alguien (o mejor algo), algo diminuto y microscópico, tiró del freno de mano llevando a hacer varios trompos y dar un vuelco a toda la sociedad. Obviamente, el nuevo virus desplazó a Parásitos a todos los niveles informativos, y junto con el triunfo en los Óscar llegaba la trágica noticia de un contagio masivo en la ciudad de Daegu, cuando la paciente Nº31 (aka super-spreader), y fiel seguidora de Sincheonji, la secta Iglesia de Jesús del Templo del Tabernáculo del Testimonio, fue un importante vector de contagio, pues al acudir a unos servicios religiosos multitudinarios, aún sin saber que portaba el virus, entró en contacto con unas 30 o 40 personas y fue clave para una multiplicación exponencial de contagios, pasando de un ratio de 2/3 personas por paciente hasta más de 20, cadena que en total generó más de mil contagios.
Como no podía ser de otro modo, ese hecho provocó un total cambio de ritmo en el país, sustituyendo esa ceja alzada de desconfianza y algunas medidas que fueron adoptadas desde el inicio, como controles de temperatura y un protocolo de entrada en el aeropuerto, por un rictus de extrema preocupación. Unas cuarenta y ocho horas después, el país decretaba la alerta máxima.
Respuesta al coronavirus (making-of)
Poco más tarde los contagios subían y el día 23 de febrero publiqué este mensaje en las redes:
Black Sunday for Covid-19 in Korea: 602? & 5 ? * Red Alert ?
Y al día siguiente, el lunes 24, observando la gravedad de la situación, publiqué este otro texto con la mera intención de informar. Fue como una pulsión innata, una necesidad de contar al mundo con datos lo que estaba pasando en Corea, y las implicaciones que a simple vista parecía que el nuevo virus podría tener por su novedad y su explosiva trayectoria de contagios:
February 24 at 10:51 PM
“Sin alarmismo: Corea del Sur está en ‘Alerta Máxima’ por coronavirus. Tras pasar en cuatro días de unos 100 a más de 800 contagios, llevar mes y medio en alerta y tener que usar mascarilla hasta en el trabajo, tras estar informando al respecto a diario y haber visto la evolución en la zona, os aseguro (sin ser un experto) que el potencial de contagio y consecuencias no son las de una gripe común. Eso sin entrar en las pérdidas económicas ni en el estrés psicológico del confinamiento (no quiero ni imaginar lo que debe ser China, sobre todo en las zonas de mayor incidencia).
No se trata solo del número de muertes (por ahora no parece tan letal como otros virus previos). Se trata de como un virus real con un potencial de contagio altamente veloz y masivo puede paralizar una ciudad, una zona o hasta un país, empezando por bloquear los servicios sanitarios, pues ninguna nación dispone de tantas camas o unidades de aislamiento como para atender tantos contagios de golpe, y siguiendo por la parálisis social en sí, al cancelar todo tipo de eventos públicos y privados, clases, cerrar edificios públicos etc.
En “tiempos líquidos” como los que vivimos, al igual que las empresas no se miden por su valor real sino por su cotización en bolsa, esta pandemia no solo debería medirse por el número de muertes, sino también por el terrible caos que puede generar a nivel mundial, algo que jamás provocaría una simple gripe.
Hablamos de incertidumbre y de gestión del riesgo, algo que poquísimos países podrían afrontar con solvencia ante tan esquivo virus, que a veces opera como un auténtico “fantasma”, pues según los expertos, lo transmiten hasta aquellos que no presentan síntomas. Entiendo que a muchos Asia les queda lejos, física y mentalmente, pero los virus no entienden de fronteras.
Por si a alguien le interesa, acabo de toparme con este interesante artículo que da algunas claves para entender por qué ahora hay que extremar las precauciones y cuándo podrá empezarse a bajar la guardia. ¡Salud a todos!”
El vigía mudo
Confieso que en esos días me sentí muy frustrado al intentar dar la “voz de alarma” y ver que nadie escuchaba. Algún día hasta llegué a llorar de impotencia: me sentía “como un vigía mudo”. Como periodista tenía la necesidad de informar, pero como habitante del este planeta me preocupaba que la gente supiera lo que podía llegar a otras zonas, no por alarmar pero sí para prevenir. Entonces publiqué este mensaje:
“Para los que me preguntan sobre la situación del COVID-19 en Corea del Sur. Desde el jueves llevamos una media de entre 500 y 600 nuevos casos diarios. A las 9 a.m. del día 1 de marzo el total acumulado es de 3.526 contagios (hace 10 días teníamos solo 51). Más de 90.000 personas ya han pasado el test y seguimos en alerta máxima para intentar frenar la propagación del virus (están realizando unas 10.000 pruebas al día y quieren subir a 20.000).
Han fallecido 17 personas. El Gobierno surcoreano recomienda a la gente quedarse en casa, han retrasado el inicio del curso escolar y las universidades están cerradas hasta nueva orden. Han cancelado conciertos, ferias y espectáculos y toda actividad masiva en espacios públicos.
Grandes fábricas han tenido que suspender la producción por falta de repuestos de China. Por ahora 78 países restringen o vetan totalmente la entrada a viajeros de Corea del Sur. La gente sale a la calle solo lo imprescindible. Apenas van a los centros comerciales y compran todo online (por suerte esto es el «paraíso del delivery»). Por ahora no falta comida en el súper y existe una «relativa calma» ante posibles desabastecimientos.
A partir de ahora y durante dos semanas, los empleados de grandes empresas trabajaremos desde casa (en mi caso solo iré a la radio a dar el informativo y grabar algún otro programa, y el resto tele-trabajo). Otra variable inesperada es que gente que se había curado, ha vuelto a dar positivo en el test. Y hasta aquí puedo contar: ¡Buenos días!”
A nada que hayáis leído la prensa o visto las noticias los últimos días, ya sabréis perfectamente cómo reaccionó Corea del Sur ante el problema, con una respuesta coordinada en sanidad, tecnología y creatividad para intentar frenar los contagios. Pero quizá os apetezca leer algunas pinceladas costumbristas sobre cómo es la vida aquí, y sobre otros factores que en mi opinión fueron clave para atajar el problema.
Principios de acción y reacción
Me llevaría meses condensar la casi una década que llevo en este país, aunque como resumen diré que no ha dejado de sorprenderme. Nunca. Desde que llegué no he parado de aprender. Mucho y de todo. Constantemente. A todos los niveles.
Por simplificar, recurriré a dos conceptos de física que creo priman en la sociedad coreana: acción y reacción. Por naturaleza el coreano actúa. Es pura acción. No solo cuando ya hay un problema, sino que en general se anticipa: prevé, se prepara, repite una y otra vez, mil si hace falta, siempre para mejorar. El otro principio es el de reacción: son inquietos por naturaleza, eléctricos, puro nervio, de respuesta ágil… como un resorte. Tanto es así que una de las cinco expresiones más escuchadas en Corea es el famoso “pali-pali (빨리빨리)” literalmente “deprisa-deprisa” o “¡apúrate!”. Ya que estamos en una web de motor, esa particularidad al conducir puede suponer un problema si no controlas las variables que te rodean… pero ante una situación así, es toda una ventaja que te lleva a “casi anticiparte”.
Cuando desde aquí (estamos prácticamente enfrente de Hubei) veíamos la tragedia que estaba viviendo China, todos empezamos a seguir el tema con mucha atención, pero sin alarmas. A decir verdad, el tema empezó a cobrar fuerza porque en 2020 el Año Nuevo Lunar (Festividad de Seollal en Corea) es una festividad muy señalada en toda Asia y especialmente en China, donde los ciudadanos tienen bastantes días de vacaciones y aprovechan para viajar. Pero a Corea llegaban muchos menos turistas chinos que otros años, porque antes de las vacaciones ya comenzó a dispararse la tan famosa “curva de contagios” en el país vecino y también a saltar a otros países, impidiendo que muchos turistas chinos pudieran salir de viaje. A otros les pilló todo fuera, comenzaron las cancelaciones, etc. Era solo el principio.
Pero en cuanto confirmaron los primeros contagios, saltaron como un puma. No esperaron a que los enfermos fueran a los hospitales, no: las autoridades sanitarias fueron a buscar a los primeros enfermos, los aislaron, rastrearon todos sus movimientos con el GPS del móvil, y aislaron a todos y cada uno de aquellos con los que habían entrado en contacto. Imaginad todos los movimientos que puede hacer una persona cualquiera en un simple día. Solo seguir la pista de uno ya sería difícil. Ahora empieza a localizar a todos aquellos con los que, aposta o de modo fortuito, esa persona ha entrado en contacto. Luego aíslalos también para hacerles las pruebas, y busca y aísla a sus familiares, amigos, parejas… Para quien todavía no se haga una idea del esfuerzo que eso supone, este gráfico refleja perfectamente la dificultad y complejidad del rastreo.
Además, en paralelo adoptaron otras mil medidas. Muchas “casi las inventaron” de la noche a la mañana, pero algunas decisiones – al mirar por nuestro retrovisor y echar la vista atrás- fueron sumamente inteligentes, como designar algunos hospitales solo para coronavirus (para no contagiar al resto de enfermos ni colapsar la sanidad), o sacar los test de los centros sanitarios (para agilizar, pero sobre todo por economía y profilaxis). Uno de esos ejemplos son los ya conocidos «centros drive-thru«, inspirados en los McAuto, que luego derivaron en el «walk-thru«, las recientes cabinas de presión negativa individuales, que permiten reducir el proceso de testeo a solo 7 minutos.
Al principio algunas voces reclamaban al gobierno que cerrara las fronteras a cal y canto a viajeros procedentes de zonas de riesgo, como hicieron otras naciones, pero Corea optó por otros protocolos especiales de entrada (como una app de seguridad, que ofrece gratuitamente a aquellos países que la soliciten, y cuya misión principal es tener información constante del estado de salud de todos los que entran al país y permitir rastrear el itinerario de los usuarios si hay contagio).
Como muchos extranjeros, turistas o residentes por una temporada, no tienen una dirección fija, necesitan su consentimiento para rastrear sus movimientos en caso de dar positivo al test de COVID-19. Por eso optaron por una app y no por una web normal, pues aquí nueve de cada diez ciudadanos usan smartphone y hay apps para todo. En Corea las apps son mil veces más efectivas porque todo (literal) se hace por el móvil. Sin ir más lejos, en plena crisis de coronavirus, unos alumnos de instituto con conocimientos de informática y aprovechando los datos que publica el gobierno, crearon una app para saber qué farmacias tenían stock de mascarillas y cuales no en tiempo real, para evitar desplazamientos innecesarios. Todo gratis, solo para ayudar.
Entre otras medidas, las autoridades también habilitaron un acceso especial en el aeropuerto, solo para aquellos que venían de zonas de riesgo, para separarles del resto y someterles a estrictos controles sanitarios, conscientes de que con los millones de desplazamientos diarios que hay en el mundo (o al menos había hasta hace poco), frenar solo a los de una zona no sería de gran utilidad. Un virus no es un baúl, y este además este presenta la peculiaridad de no manifestarse hasta dos semanas después del contagio.
Todos a una
Desde que empezó esta pandemia he visto gestos increíbles en Corea, pero si tuviera que destacar algo, diría que me maravilló la actitud de la gente ante un problema de este calado: nada de «yo hago lo que quiero», nada de debates estériles sobre si mata a muchos o a pocos, ni de gente opinando si es gripe o un catarro común, ninguna queja ante clausura de eventos, ferias, congregaciones masivas, etc. Con su drástico confinamiento China “regaló” un tiempo precioso al mundo, pero lamentablemente casi ningún país lo aprovechó. Es más, muchos se burlaron. Ver esa inacción y esas burlas mientras aquí estábamos en “zafarrancho de combate” me hizo «anticipar» la debacle que podía desatarse en España y en muchos otros países si el virus llegaba, aunque es la típica previsión que nunca me hubiera gustado acertar. En cualquier caso y lamentablemente, la realidad es mucho, muchísimo peor de lo que podía imaginarse entonces…
En esencia, quería destacar que al margen de los avances tecnológicos o del elefantiásico volumen de test realizados, entre otras muchas medidas, a diario se me saltaban las lágrimas al ver el civismo y el respeto de la gente ante un problemón así, gracias a un ejercicio colectivo de humildad y de «contención ciudadana». No sé si es por la herencia del confucianismo, por las omnipresentes cámaras de circuito cerrado o por una extremada conciencia cívica, pero lo cierto es que a la primera de cambio, la gente agachó la cabeza, se puso la mascarilla como recomendaban las autoridades y se guardó en su casa durante un mes, no porque no les guste salir, que les encanta, sino porque sabían que las consecuencias de salir y no frenar el contagio serían mucho peores. Además, un factor clave fue la experiencia previa con el MERS en 2015, que sirvió como “ensayo general” para adoptar medidas ante posibles epidemias.
Pero en estas líneas quería destacar la importancia de ese “Todos a una, Fuenteovejuna” cuando se trata de temas que afectan al país, ese anteponer el bien común al individual ante situaciones así, te pone los pelos como escarpias. Sin una réplica, sin un rechistar, sin una trifulca, sin un desorden.
Resiliencia extrema
Para terminar, no quiero que nadie piense que «esto es Wonderland». Como dije antes, todos los países tienen cosas buenas y otras a mejorar, y la vida aquí no siempre es fácil para los coreanos. Pero son muy luchadores: su vida es una batalla constante. Hay que sortear los caprichos del clima, combatir el esmog, aprender a convivir con infinidad de condicionantes como las amenazas del Norte, con los atascos del tránsito, con los horarios infinitos, con estar conectado y operativo 24/7, con una exacerbada competencia desde la etapa escolar… mil cosas. Un coreano promedio debe sortear muchas dificultades diarias casi desde la infancia, pero ese duro entrenamiento les hace ser extremadamente resilientes ante las dificultades. No en vano otra de las expresiones más populares del país para insuflar ánimo es “Fighting!” (¡lucha!), que se escribe 파이팅 y se pronuncia [faitiŋ]) o también “Hwaiting!!, que se escribe 화이팅 y se pronuncia [ɸwaitiŋ]). Ese “eslogan” se usa a diario porque la realidad del día a día no siempre es fácil pero, tal vez por eso, cuando “se presenta alguna batalla” dan un salto, se ponen en pie y se unen codo con codo por el bien del país.
Un dato que seguro muchos ya conocerán es que después de la guerra, y en solo unas décadas, Corea pasó de la extrema pobreza y de recibir fondos de ayuda humanitaria a ser uno de los principales donantes a nivel mundial en los programas de ayuda oficial al desarrollo (AOD), hecho que algunos achacan a su capital humano. Sin duda algo así imprime carácter, al tiempo que ayuda a entender el trasfondo del país.
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Corea… El mejor sistema educativo, sector naval muy potente, la mejor relación calidad precio en coches, electrónica de consumo dominante, Ejército de primera línea…
¿Tal vez ahora mismo el país m´ás avanzado del mundo?
Qué envidia! Tendríamos que copiar de ellos todo lo que podamos…
#1 Pues podríamos empezar por su modelo de sanidad privada, de calidad y asequible. Resultado: 12 camas por habitante, por menos de 3 en España.
@1 Km77_fan: no, pero es un buen sitio. Faltan libertades, pero van avanzando. De hecho, en muchas cosas, quizás mejor que Japón a pesar de que Japón les lleva varias décadas de ventaja en democracia y bienestar social.
En general, nos tenemos que poner las pilas en Europa para no descolgarnos de Asia. La diferencia ya no está en variables «medibles» como crecimiento, desempleo o éxito educativo, sino que simple y sencillamente tienen mejor calidad de vida que nosotros.
Una de las claves, como bien comenta el artículo, es la implicación individual para mejorar lo común: baja delincuencia y cultura del esfuerzo (de verdad, no la de pega que tienen en el Norte de Europa). Pero también otras cosas como proteccionismo de sus empresas e imposiciones al trabajador, aunque luego se recompensen.
En España sinceramente sólo nos salva nuestra capacidad para arrimar el hombro y el optimismo/fatalismo.
No entiendo demasiado esta obsesión que existe con Corea del Sur respecto al coronavirus…
De acuerdo que han conseguido contener la transmisión: con una curva que empieza a dispararse desde el 20 de febrero con unos máximos diarios de unos 700 contagios/dia a inicios de marzo y bajada a unos 100 casos/día desde el 12 de marzo hasta día de ayer. En total a día de ayer 9.583 casos, 152 muertes y 5.033 recuperados con una población de 52,5 millones.
Japón con mas de 126 millones de habitantes, con un crecimiento contenido desde el 15 de febrero por debajo de 100 contagios/día hasta ayer con 225. En total 1.693 contagios, 52 muertes, 424 recuperados.
Si estamos hablando de buena gestión creo que el espejo debería ser Japón por la excelente contención inicial que esta haciendo del virus a pesar de su alta densidad demografica.
Siloniz,
Estoy totalmente de acuerdo con usted. En Japón lo han bordado. No conozco a nadie que viva en Japón para que nos pueda dar información de primera mano. Me encantaría.
En mi caso no se trata de una obsesión por Corea, sólo que seguramente de Corea también podamos aprender. Si pudiéramos aprender de Japón sería maravilloso, pero no he encontrado explicaciones para entender su milagro (visto lo que ocurre en otros paises, lo denomino milagro)
Siloniz, en Japón no hay apenas contagios por un motivo muy sencillo: no se están haciendo test. Según me comentan periodistas allí, optaron por esa línea desde el principio porque querían mantener los juegos y de haber reportado cifras elevadas hubieran tenido que cancelarlos. Al final los han postergado igualmente pero por presión de otros países al COI, pero vamos, es de cajón: si no haces pruebas, no tienes casos.
http://theconversation.com/coronavirus-in-japan-why-is-the-infection-rate-relatively-low-133648
Saludos, Javier Castañeda
Siloniz, en cuanto lo que llamas “obsesión” quizá tenga que ver con que cuando Corea sufrió una epidemia de MERS en 2015, en solo unos meses se comió un trimestre de la productividad del año y todo el país comprobó de primera mano el daño que cualquier mal similar podría causar al país, no solo a nivel sanitario, sino también a nivel económico. Saludos,
Javier Castañeda
Los taiwaneses también parecen haberlo gestionado con éxito.
@3 Clint Eastwood,
¿En qué se basa para afirmar que tienen mejor calidad de vida que nosotros?
Conozco muchos coreanos que trabajan 10-12 horas al día, por lo general 6 y en ocasiones 7 días a la semana, con dos semanas de vacaciones al año.
También conozco algún que otro español con esa rutina, probablemente Javier Mol´tó no ande muy lejos de ahí, pero aquí es algo mucho menos frecuente.
En Corea, como se ha dicho, el nivel de exigencia tan alto, no sólo se da en las empresas. Comienza desde las escuelas y también es patente en el servicio militar.
No creo que los coreanos sean más felices que nosotros. De hecho las nuevas generaciones de coreanos empiezan a cuestionarse sí ese nivel de sacrificio es tan necesario ahora que Corea es un país prospero.
Apreciado Käfer, muy acertado apunte.
Taiwán, lo ha hecho muy bien. También Macao, y la respuesta de Singapur, por ejemplo, ha sido increíble. Sobre todo a nivel de comunicación desde el inicio el mensaje de su PM fue impecable, pese a que el cierre de fronteras tiene un impacto brutal en esa ciudad-Estado (https://www.straitstimes.com/politics/outbreak-will-continue-for-a-year-or-longer-pm-lee).
Lo digo por aportar otros ejemplos de buenas prácticas, además de Corea.
En cuanto a lo que mencionas de los horarios coreanos, lamentablemente es así. De hecho hace no mucho establecieron una ley para reducir el máximo de laborables a 52 a la semana y está costando horrores implementarla. En cuanto a vacaciones, cuando fui por primera vez a la peluquería por hablar de algo para romper el hielo, hablando de viajes mi peluquero me dijo que tenía tres días de vacaciones al año. La mayoría toma una semana de descanso (aunque por ley sean dos) porque está mal visto no trabajar. Son súper sacrificados (no lo juzgo en un sentido ni en otro, solo describo).
Y en lo de la felicidad, aunque es un «intangible» difícil de medir salvo en países como Bután, que tienen hasta un índice (Gross National Happiness) o Felicidad Nacional Bruta, también aciertas bastante.
Siempre es osado comparar pero no creo que sean «más felices» que nosotros, no por falta de capacidad, sino porque tienen tantas cargas encima que eso les pesa muchísimo como para relajarse…
Y efectivamente, las nuevas generaciones están empezando a romper algunos esquemas que parecían imbatibles, además ha sido justo en la última década, porque cuando llegué aquí no era así. Pero poco a poco van soplando vientos de cambio, que hasta se reflejan en eslóganes de gran calado en la sociedad coreana como YOLO (You Only Live Once), y muchas otras tendencias que me reservo para sucesivos post 😉
Muchísimas gracias por tu aportación, veo que conoces bastante bien la sociedad coreana.
Saludos cordiales,
Javier Castañeda
@2. Angel. Las dos cifras son imposibles.
https://www.google.com/amp/s/amp.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/espana-rompe-la-barrera-de-los-800-hospitales-por-primera-vez-en-una-decada-3819
@ 6 Javier,
Independientemente de los juegos o no juegos, hay que entender un poco la cultura japonesa ( y de otros países de la zona).
Hay una gran diferencia cultural. Por un lado está lo que es correcto decir públicamente y otra muy diferente lo que se sabe y no se dice públicamente.
Una cosa es lo que se debería hacer y se comenta públicamente y otra que puede ser absolutamente diferente es lo que se hace, o incluso la realidad.
Y es su educación.
Y son muy disciplinados con ello. Y lo he vivido en persona, e incluso algunos japoneses con los que he trabajado me lo han confirmado.
Tienen su propia «censura» social.
Fuerza, ánimo e higiene!
Hola Álex,
Totalmente de acuerdo en que son culturas muy diferentes y es tal y como describes. Desde hace unos 20 años mi trabajo ha estado relacionado al 100% con Asia, diez en España y otros casi diez aquí, y esa experiencia me ha permitido viajar y también residir por diversos proyectos (con estancias de hasta un mes) en lugares como Japón, país al que viajo con frecuencia pues Tokio está a un par de horas de Seúl.
Y desde siempre me ha fascinado su comportamiento, su civismo extremo y su buen hacer en el trato exterior. Otra cosa es lo que piensen o no por dentro, pero el trato hacia los demás es exquisito. La primera vez que fui en 2008 recuerdo que una de las cosas que me sorprendió, entre miles, era que los cajeros de esos de esos gigantescos centros comerciales llevaran todos mascarilla. Al preguntar me explicaron que precisamente era por cortesía, y por si tenían algún resfriado o similar, no contagiar a compañeros y clientes. En su trato son exquisitos y un ejemplo indescriptible para mí en muchas cosas. Nunca me canso de viajar a Japón.
Quizá por eso me ha sorprendido tanto su reacción esta vez, y no hablo solo de los juegos, tengo buenos amigos allí además de colegas corresponsales españoles, y todos, algunos japoneses, en privado me comentan que «no entienden nada». Algunos están aterrados. No entienden por qué su gobierno no está realizando test ni adoptando otras medidas de cautela, como todos los países vecinos. De hecho, no sé si lo seguiste pero su gestión con el crucero Diamond Princess fue por decirlo suavemente (no soy quien para señalar a nadie ni es el momento) «muy cuestionable».
Para esa cuestión no tengo respuesta, pero al ser un país con un elevado porcentaje de ancianos (de hecho los informes predicen que en un par de décadas pasarán de unos 125 millones de personas a una población de 75 millones, al fallecer muchos ancianos longevos), sorprende más aún que hayan decidido no hacer test. Según una buena amiga, la gente no ha dejado en ningún momento de «hacer su vida normal». No hay restricciones. Claro que, si muchos de esos ancianos fallecen, tampoco serán registrados como víctimas del covid.
Pero volviendo a tu comentario, efectivamente en su sociedad opera la «autocensura» en el trato social, aparte de que ya de por sí la sociedad es muy «contact-less», es decir, apenas se tocan, mantienen la distancia con extraños, muchas puertas, dispositivos de pago y hasta los bidets, etc., no requieren entrar en contacto con ninguna superficie directamente.
Gracias por tu aportacio´n y saludos cordiales,
¡Ah! Y me ha encantado tu eslogan: fuerza, ánimo e higiene.
Salud para todos
Javier Castañeda
Cuando decia lo de «obsesión» por Corea del Sur me estaba refieriendo a que a veces tengo la sensación de que «compramos» lo que nos venden bien(hay paises que estan vendiendo su gestión del COVID, no nos engañemos) y no buscamos lo que de verdad funciona bien, y no me refiero solo a Japon sino a otras gestiones de la epidemia que hayan dado buenos resultados en el mundo.
Efectivamente el número de casos va asociado al número de tests efectuados, pero el problema es que este último dato no esta siendo accesible y no se el nivel de fiabilidad de los que se estan dando a nivel mundial.
https://ourworldindata.org/covid-testing
En principio no parece que Japon haya optado por los test masivos, esta a un nivelo similar a España… ¿eso es bueno o malo? no tengo ni idea.
La cifra que parece que es menos «manejable» es la cifra de muertes por COVID y los datos a la fecha son:
– Japon: 56 muertos/ 126 millones de habitantes
– Corea del Sur: 162 muertos/ 52,5 millones de habitantes
Dando por buenos estos datos (en caso contrario ¿quien da los datos «reales» y quien no? entramos en las valoraciones subjetivas) parece que en este dato intervienen sobre todo la piramide de edad, el sistema sanitario, la detección precoz y la tasa de detección de casos menos graves.
Japon es el pais con mayor porcentaje de población mayor de 65 años en el mundo, 27,58% en 2018 (14,42% en Corea del Sur) y en cuanto a sistemas sanitarios no creo que las diferencias entre Japon y Corea del Sur sean determinantes.
Con lo que solo puedo entender esa baja tasa de mortalidad por la gestión que han hecho en detección, transmisión,… no se en que y es lo que me gustaría entender.
@13 Siloniz, lea bien los comentarios 11 y 12, creo que no los ha leído. Si no tienes datos de infectados y tienes una población muy mayor con «muertes naturales» y usas los datos con cuidado, pues eso, blanco y en botella y si tienes un interés como los Juegos Olímpicos en juego, pues hay que medirse.
Si a los datos de infectados y fallecidos de España restas los ancianos fallecidos por contagio en residencias pues te sale un dato.
Si no se comprueba el motivo de la muerte pues tenemos otro dato.
Saludos
Comparando los datos totales de fallecidos del registro civil, con los de los mismos meses de los años anteriores, es sencillo hacer una estimación de los fallecidos por COVID… Blanco y en BOTIJA o VASIJA, leche fija. Saludos
Hola Siloniz,
No puedo responder por otras personas o países, pero en Corea los datos han sido mostrados con total transparencia. Tampoco tengo respuesta a algunas de tus cuestiones, imagino que con el tiempo y si los países ofrecen más datos «para extrapolar» porque es cierto que comparar todos a la vez cuando cada país usa estándares distintos de medida o cómputo, o directamente no hacen test o quizá oculten casos, es poco recomendable a nivel estadístico si quieres tener una gráfica fiable. Pese a todo, los datos que manejamos sí permiten al menos «hacerse una idea» de por dónde van las cosas en cada lugar.
Sin ir más lejos, desde el principio parecía obvio que España tendría muchos más casos si se pudieran hacer test a nivel masivo (de hecho ayer el Imperial College estimaba 7 millones de personas contagiadas). Ojalá se equivoque.
https://elpais.com/ciencia/2020-03-31/hay-ya-siete-millones-de-infectados-en-espana.html
En cuanto a Japón, lamentablemente podría ser un caso de «espoleta retardada». Desde hace días «suena el runrún» de que podrían decretar «emergencia nacional», ayer mismo nos llegaba este cable de agencia, que dimos en las noticias, donde tuvo que salir el portavoz gubernamental a desmentirlo, pero cuando el río suena…
«En tanto, todo el archipiélago ha entrado en pánico tras la muerte por COVID-19 del comediante Ken Shimura, una de las celebridades más queridas y populares de Japón.
En este contexto, el portavoz del Gobierno japonés declaró que las autoridades apenas están pudiendo gestionar la crisis sanitaria. No obstante, refutó algunas especulaciones que afirmaban que el 1 de abril el gabinete de Tokio decretaría «emergencia nacional», medida que permitiría limitar parcialmente ciertos derechos de sus ciudadanos, tales como restringir la libertad de movimiento».
Tal y como explicaba en otras respuestas, aunque no estoy allí tengo buenos amigos en Tokio y me explican que la gente vive con miedo y no entienden que pese a tener kits los estén reservando. Pero la muerte de este famoso y querido comediante ha sido como un reactivo en todo el país. De hecho muchos doctores ya se han empezado a quejar, algo impensable en un país como Japón:
«On March 18th, the Japan Medical Association announced that there were 290 cases of doctors deciding that a patient needed to be tested for coronavirus, and even then the patients were not tested. The term used by JMA “不適切事例” literally translated means “inappropriate/unsuitable cases”.
The government of Prime Minister Shinzo Abe seems intent on keeping the official numbers of infected down and that means not only making the standards for getting a test very high (for example, you must have a fever of over 37.5 degrees Celsius for four days) but it also seems to be actively discouraging tests. Japan tests roughly 117 people per million for coronavirus as of March 19th. South Korea tests 6148 people per million. Do the math».
En fin, el tiempo dirá. Gracias por tus aportaciones y como decía Alex más arriba: ¡fuerza, ánimo e higiene!
Saludos cordiales,
Javier Castañeda
@15 Vicente, su comparativa es un poco extraña, no?.
Todos los años si no estuviese el Covid muere un Nº similar de personas en los mismos meses?, ¿y si hubo un accidente aéreo, un terremoto, un solo accidente de autobús con 30 muertos?
Seamos un poco mas serios.
Saludos
A fecha de 6 de abril nos llega este comunicado:
El primer ministro japonés Shinzo Abe está a punto de declarar estado de emergencia al empeorar la crisis de COVID-19 en Japón. El día 4, el Gobierno japonés confirmó 314 nuevos casos de coronavirus en el país, siendo la primera vez que se rebasan el umbral de 300 contagios diarios. En el caso de Tokio, la capital, ya se encuentra en cuarentena «de facto», pues la gobernadora Yuriko Koike pidió a sus ciudadanos que se recluyeran en casa.
Si bien Abe hasta la fecha mantenía reticencias a declarar estado de emergencia por los efectos negativos en la economía del país, ahora considera esa medida seriamente tras consultar con expertos y con los principales integrantes de su gabinete.
De hecho, algunos funcionarios creen que la declaración de emergencia es inevitable para evitar que el virus se propague en todo el país y para impedir un colapso del sistema de salud. Llegado el caso, pedirán a los residentes de Tokio que se abstengan de abandonar sus hogares, pero los servicios esenciales como bancos, supermercados y farmacias permanecerán en funcionamiento.
El borrador de la declaración de emergencia ya está redactado y solo falta la aprobación oficial, que presumiblemente anunciarán el día 7 del corriente.
¡Mucha suerte a todos los japoneses. Mucho ánimo a todos!
@Javier El covid se va a propagar por Japón, y por todo el mundo, antes o después, de modo que ese un problema inevitable. Lo único evitable, en mayor o menor medida, es el colapso de los sistemas sanitarios de cada país. En Japón, con su asepsia y distanciamiento social (excepto en los medios de transporte colectivo), estoy seguro que las curvas de infectados graves y de fallecidos, serán muy planas, se declare o no el estado de emergencia. Si en occidente se hubieran tomado estas medidas de asepsia y distanciamiento social desde enero, y se hubieran confinado en primera instancia a los grupos de riesgo (personas mayores, residencias de ancianos,…), nuestras curvas de infectados graves y fallecidos, serían muy distintas. La crisis económica mundial sí que era evitable… y a pesar de las advertencias de los científicos de todo el mundo, las labores de prevención fueron mínimas, sobre todo en occidente ¿por qué será?
Un saludo y ¡mucho ánimo!
Tal y como se venía anticipando al final Japón ha declarado estado de emergencia. Mucha suerte a todos en el pais vecino
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52199914
Estimado Javier (y Alex por extensión)
he estado revisando los datos de Japon desde que me comentaste lo de que iba a ser de «espoleta retardada» (1 de abril) y sigo viendo datos muy similares a los que venian mostrando y mejores que los de Corea del Sur.
Creo que como dice vicente gomez tiene que ver más con una tradición cultural que por el buen hacer de uno u otro gobierno.
En cuanto a lo «blanco y en botella» de Alex sigo tambien esperando,… no tengo datos de ese nivel y entiendo que todos van maquillando sus datos pero me extrañaria un desajuste tran grande.
Siempre que los datos contradicen nuestra visión del mundo aparecen las tramas indemostrables,… que se le va a hacer.
Retomando las buenas «practicas» que se han difundido para evitar-minimizar el avance del COVID-19 me llamo la atención un articulo de hace mes-mes y medio de un epidemiologo de cabecera de Alemania y me llamo la atención la importancia que daba a las fases iniciales y finales de la propagación en el resultado final.
Entre las cosas que mencionaba como clave estaba la detección precoz de los casos en dichas fases y puntualizaba que no se podia esperar a la aparición de los sintomas porque en dicho caso se perdian 5-10 dias desde la contaminación y justo son los dias donde mayor capacidad de contagio hay.
Decia que en Alemania optaron (no se en que medida ni extensión porque no he visto mucha «publicidad» al respecto) por la detección a traves de las aguas residuales donde se detectaba la presencia y grado de concentración desde el momento inicial para determinar los focos y valoraba que era el camino para las fases inicial y final de la epidemia.
Era un tema que lo tenia casi olvidado hasta que hoy he vuelto a leer que una comunidad, Navarra, ha preparado un sistema de gestión global de tests para detección precoz a traves de las redes de colectores y que se habia iniciado hace un tiempo la recogida muestras. El «pero» venia en los análisis porque parece que el protocolo para su realización o no se habia finalizado o no tenia la aprobación correspondiente (no me ha quedado claro la verdadera razon).