Hace muchos años, en mi niñez y juventud, la sociedad de consumo era denostada por los ciudadanos de izquierdas. La austeridad casaba bien con la conservación del planeta, el nuclear no gracias y el reparto de los bienes escasos entre todos. La idea subyacente era: si tú consumes menos, existe la posibilidad de repartir lo poco que haya, para que llegue a más barrios y lugares en el mundo.
Uno podía estar de acuerdo o no, pero la lógica parecía sensata. En un resumen muy rápido, la burguesía y los que consumían mucho eran los defensores de la derecha, defensores del desarrollismo franquista y del me lo gasto porque me lo he ganado y la izquierda estaba asociada con las clases trabajadoras que en parte no gastaban por convicción y en otra parte no gastaban por imposibilidad.
Debido a circunstancias que no me atrevo a resumir, los descendientes de ese proletariado, en buena parte de izquierdas, que dio mayorías absolutas al PSOE, superaron notablemente el poder adquisitivo de sus padres y engrosaron una clase media prácticamente inexistente en décadas anteriores.
Esta clase media ahora sospecha que sus hijos vivirán peor que ellos y se sorprenden porque para ellos lo «natural», lo que han conseguido probablemente con menos esfuerzo que sus padres, es vivir mejor que tus predecesores. Y, en esta situación, muchos de los que se autoproclaman de izquierdas reclaman un incremento del gasto, para incentivar el consumo, y muchos de quienes se autoproclaman de derechas recomiendan austeridad. El mundo al revés de lo que conocí de pequeño.
Yo, que no me autoproclamo nada, que no sé si soy de izquierdas, de centro o de derechas, pero que sin duda estoy influenciado por mi niñez y juventud antifranquista, me quedo perplejo ante el lema de «consumir más para ser más ricos (o menos pobres)». No sé si es un lema de izquierdas o de derechas. Lo único que sé es que es una afirmación ilógica. Desde siempre, cuanto más consumes, menos tienes. Y además, clarísimamente, si consumimos más emitimos más óxidos de carbono y protegemos peor el planeta.
Estas contradicciones no son exclusivas de la economía y de la ideología. También se dan en los ámbitos de la ecología y la movilidad.
A principios de la década de los noventa, la legislación europea introdujo limitaciones a las emisiones de óxidos de nitrógeno. En aquella época, los óxidos de azufre y de nitrógeno eran la bestia negra de la lucha ecologista. La famosa lluvia ácida de aquel entonces era el demonio en toda la Europa descendiente del mayo del 68.
Se suprimió el azufre de los combustibles y se limitaron las emisiones de óxidos de nitrógeno. Para cumplir con esos límites, los fabricantes se vieron obligados a introducir catalizadores de reducción en los coches de gasolina y, por tanto, mezcla estequiométrica para que esos catalizadores pudieran cumplir con su función (las reducciones de óxidos de nitrógeno no se consiguen en atmósferas ricas en oxígeno ni siquiera con catalizadores).
Es decir, debido a esta legislación europea de finales del siglo pasado, el consumo de los coches de gasolina se incrementó alrededor de un 20 por ciento y potenció de una forma u otra la llegada de los diésel, ahora tan denostados. No sólo se incrementó el consumo, también se abandonaron o retrasaron líneas de investigación prometedoras de motores de gasolina con mezcla pobre y muy pobre, de bajo consumo, cuyo inconveniente eran unos niveles de emisión de óxidos de nitrógeno por encima del límite permitido. En aquellos años, un catalizador de reducción con urea ni se planteaba.
Llegados a este punto, estamos en otra encrucijada. No queremos ni óxidos de nitrógeno, ni óxidos de carbono, ni óxidos de azufre. Pero la producción de baterías por sí misma genera cantidades elevadas de CO2 (con datos diferentes en función de la fuente), consume materias primas escasas y requiere de una minería que contamina ríos y aguas freáticas. El problema no se circunscribe a la producción y transporte de materiales muy pesados, antes y después del ensamblado, también al final del ciclo resulta imprescindible el transporte y un reciclado minucioso y costoso. Por último, la generación de electricidad que permite recargar esas baterías, en muchos puntos del planeta contamina más que los motores de combustión de los coches. Promover el coche eléctrico en algunos lugares es absolutamente contraproducente hoy en día.
Desde que denostamos el diésel y promovimos el coche eléctrico, las emisiones de óxidos de carbono no pararon de incrementarse, hasta que llegó la pandemia.
La pandemia, que trajo el parón abrupto del consumo, nos ha mostrado que sin consumo, con nuestro modelo de economía, la pobreza se dispara y las emisiones de óxidos de carbono decrecen enormemente.
No sé si seremos capaces de aprender algo gracias al virus. Me parece una oportunidad para entender que normalmente las decisiones conllevan consecuencias no previstas inicialmente y que por tanto nos conviene ser prudentes, que no sé si significa menos ilusos, menos engreídos o ambas cosas. La presión social lleva muchas veces a los gobernantes, en su afán de conseguir votos, a tomar decisiones cargadas de buenas intenciones, pero que generan consecuencias perversas e imprevistas. No ocurre únicamente con la ecología.
No tenemos una bola de cristal. Las decisiones que tomemos ahora, por cientos de motivos que no imaginamos, se pueden volver en contra. La inacción tampoco es una solución. No hacer nada también es una decisión. Por tanto, tenemos que equivocarnos. Como sabemos que es así, seamos poco engreídos y poco ilusos.
No propongo soluciones. No las tengo. Sólo muestro contradicciones y errores del pasado. Por si tenerlos en cuenta nos sirve al menos para descabalgar de esa idea de que todos los problemas tienen solución y además esa solución, por supuesto, es la que defendemos nosotros.
La engreída idea de la humanidad de que todos los problemas tienen solución, se ha ido al tacho con esta pandemia. Es difícil aceptar que podríamos estar al comienzo del fin de la humanidad, pero hay que ser humildes y pensar que bien podría ser. Hay que aceptar que de esta espectacular «carrera de vacunas» a la que estamos asistiendo, con inversiones multimillonarias de los laboratorios y previsiones de venta igualmente astronómicas, puede que no salga nada, que nos sigamos muriendo. Hay que aceptar igualmente que el mundo -con la innegable contribución del payaso Trump-, a base de negar la realidad se está convirtiendo en un lugar absurdo. Por ejemplo, si de repente en las redes se propaga que la difusión del coronavirus se debe a cualquier cosa inconcebible que a ustedes se les ocurra, seguro que la solución propuesta para evitar el contagio se difunde a gran velocidad. Necesitamos agarrarnos a algo y pensar que tenemos la llave que abre la puerta de la deseada solución. Pero puede que no, y que las cosas que eran importantes ya no lo sean, que de igual el tipo de coche que nos compremos en este acelerado fin de año en que todas las marcas pugnan por colocarnos sus electrificados para tratar de esquivar la millonaria multa a la que son acreedores. Y todo por intentar mantener en marcha sus fábricas, la maquinaria de su supervivencia. Es otro efecto colateral nefasto: Las multas de la CE están acelerando a tope el consumo de recursos escasos para la elaboración de las baterías de estos electrificados y aumentando los niveles de CO2 necesarios para su producción. ¿Es bueno, es recomendable en estos momentos esa prisa, esa tensión? Parece que no. ¿No estaríamos mejor con los nuevos diésel? Pues probablemente si.
Sr. Moltó, no tenemos una bola de cristal, pero tenemos a la ciencia.
Lo que pasa es que la economía capitalista es acientífica, se ve en su propuesta de crecimiento infinito en el sistema cerrado Tierra-Sol, en sus sumas distintas de cero, etc.
Pero lo más grave es que niega la ciencia, niega el conocimiento. A finales del siglo XIX Arrhenius demostró que un aumento en la concentración de CO2 subía la temperatura, por efecto invernadero, del sistema estudiado.
Y las empresas, carboneras al principio, petroleras luego, gastaron ingentes cantidades de dinero para pagar a científicos (de los que también reniegan de la ciencia y su transmisión) para que negaran la existencia de tal relación.
Y esta es solo una de las acciones, las hay a cientos.
Así que, gracias a la economía capitalista, vamos juntos de la mano hacia la extinción, como cantaba Siniestro Total.
@manuiel xvi #2
Sin entrar en otros detalles: niego la mayor.
«gracias a la economía anticapitalista, vamos juntos de la mano hacia la extinción».
A día de hoy compete únicamente a la economía comunista la eliminación del Mar de Aral, el que era 4º lago más grande del mundo hasta hace sólo 50 años, y ahora es un desierto de vida, concentración de sales y residuos de productos fitosanitarios agrícolas y páramo que ya no amortigua los extremos meteorológicos de la región.
Un saludo
Patoaparato.
No niega ud. nada, solo hace un «y tú más», y comprable al desastre de Aral tenemos el delta del río Colorado, casi sin agua y con altos niveles de contaminación.
Pero los problemas más graves a los que nos enfrentamos: calentamiento global (y lo que implica), extinción de especies (la más grave, sin catástrofe causal, de la historía de la tierra), destrucción de hábitats y contaminación son producto, solo y exclusivamente, de la economía capitalista.
Cordiales saludos
Muy bien, es un «y tú más». Cuando su planteamiento es excluyente (vamos de la mano de la economía capitalista hacia la extinción), hay dos formas de negar su mensaje: negar la condición o negar la finalidad.
No niego la finalidad, niego la condición: no vamos hacia la extinción por ir de la mano de la economía capitalista, sino que vamos de la mano por la sobreexplotación de los recursos naturales, y eso se da en cualquier economía que no respete el medio ambiente: sea capitalista, comunista, pseudo-comunista o de subsistencia. Así, la Isla de Pascua no quedó deforestada por una economía capitalista, sino por sobrepoblación.
Por otro lado, el calentamiento global no está ligado a la economía capitalista; de hecho, ya no se refiere en términos climáticos a calentamiento global sino a cambio climático y, desde luego, está muy en duda que se deba exclusiva o mayoritariamente a fenómenos ligados con la actividad humana (cambio climático antropogénico). Es un fenómeno en estudio cuyo mayor exponente es el desmentido público, notorio y vergonzante de la Gráfica «J» o «Palo de Hockey» de Mann.
Estoy de acuerdo en la parte de la gravedad de la dinámica destructiva de la biosfera; olvídese de que el Colorado desemboque en el mar, las selvas están en franco retroceso por deforestación masiva, se vierten plásticos al océano como si no hubiera mañana… Pero también he de decir que hay un factor aún más importante que el capitalismo: el estallido demográfico humano.
En doscientos años la población humana se ha multiplicado por 10 en los últimos 270 años.
Y no es que antes se fuera especialmente respetuoso con el medio ambiente, pero la capacidad destructiva del hombre (sin derivados del petróleo, sin nitroglicerina, sin máquina de vapor), la sensibilidad ante las enfermedas (sin vacunas, ni antibióticos…) y la ineficiencia agrícola/ganadera regulaban muchísimo la población de forma natural.
Gráficamente
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/af/Crecimiento_poblacion_mundial.png
Por tanto, olvida la superpoblación como factor determinante en la dinámica destructiva de la humanidad sobre el ecosistema que los sustenta.
Un saludo
‘…debido a esta legislación europea de finales del siglo pasado, el consumo de los coches de gasolina se incrementó alrededor de un 20 por ciento…’
Fuente señor Moltó? Gracias
Hola L.A.
No estoy seguro de a qué fuente se refiere.
La legislación europea es pública. Supongo que no se refiere a eso.
Me imagino que se refiere al dato del incremento de consumo del 20% en los coches. Para ese dato no tengo más fuente que mi experiencia personal y la prueba de cientos de coches en el periodo de transición. He dado un dato del 20% para redondear, pero puede ser del 15 o del 25.
Es un dato imposible de verificar en la práctica y para el conjunto de coches, además de que su precisión es mínima. Los datos de homologación no sirven, porque los coches no son equiparables entre el antes y el después, ya que además de la mezcla estequiométrica y el catalizador los coches aumentan de peso por medidas de seguridad y equipamiento y mejora la eficiencia de las inyecciones electrónicas.
Se trata de una estimación personal. Entre un motor eficiente, con mezcla más o menos pobre, y el mismo motor eficiente, con catalizador y mezcla estequiométrica, la diferencia de consumo debía de rondar entre el 15 y el 25%.
La mezcla estequiométrica implica un incremento con el único objetivo de que pueda funcionar el catalizador de reducción. La relación de 0,7:1 o 0,8:1 pasa a una relación 1:1. Un despilfarro notable.
@L.A. #6: fue general en aquella época el aumento de consumo y la bajada de rendimiento de muchos motores al incorporar catalizador.
Por ejemplo: BX 16V, XUE9J4, 160 CV antes de catalizar, 148 CV después de catalizar y con mucha pe´rdida de empuje en todo el rango de revoluciones.
Cuando cambias las condiciones de dosado y metes un tapón en el escape…
Un saludo
Sr. Moltó,
cuando dice:
«Desde que denostamos el diésel y promovimos el coche eléctrico, las emisiones de óxidos de carbono no pararon de incrementarse, hasta que llegó la pandemia.»
…Se refiere a España, Europa o a nivel global. Puesto que habla de las normativas europeas, entiendo que se refiere a nuestro continente.
¿No puede estar incurriendo en el error de confundir cotemporalidad con causa-efecto?
¿Acaso ese aumento de emisiones de la industria de la automoción no está íntimamente ligada al aumento significativo de la proporción de SUVs en el parque móvil?
Si los «ricos» consumen menos, y los «pobres» no consiguen trabajos mejor remunerados, éstos difícilmente consumirán más. Los «ahorros» de los «ricos», si éstos no los invierten en oportunidades económicas para que los «pobres» prosperen, sólo servirán para mantener o ampliar el consumo de los «ricos», a corto, medio y largo plazo (siempre que no se equivoquen con sus inversiones especulativas, por supuesto), mientras que el consumo de los «pobres», seguirá a la baja.
¿Será suficiente con la tendencia a la baja de la natalidad, para que las generaciones futuras puedan seguir compitiendo pacíficamente, por unos recursos naturales cada vez más escasos y caros, y al mismo tiempo, sirvan para cubrir unas demandas cada vez mayores de espacio, equipamiento, calidad,… tanto en las viviendas, como en los vehículos, lugares de estudio, trabajo, ocio…?
Comparando la batalla y anchura de vías de un SEAT Ibiza actual (2,56 m, 1,52 m, 1,5 m), con las de un Volvo S40 de 1995 (2,56 m, 1,47 m, 1,47 m), o las de un León actual (2,68 m, 1,54 m, 1,52 m), con las del S70 de 1999 (2,66 m, 1,52 m, 1,47 m), creo que está bastante claro que los fabricantes hace tiempo que asumieron la estrategia de incrementar calidades y precios de sus modelos más vendidos (en Europa, «compactos» de 5 puertas/»MPV»/»SUV», sobre plataformas comunes, y cada vez más grandes), aunque eso suponga cierta ralentización en el ritmo de crecimiento de las ventas, para seguir siendo rentables.
Hola Käfer
No he querido decir ni he dicho que sea causa efecto. Sólo constato la realidad. Me refería al mundo, no a europa. La promoción del coche eléctrico en Europa repercute en las emisiones de todo el mundo.
Pero, repito, no hablo de causa efecto. No soy capaz de realizar ese estudio.
Tengo claro que si las cifras de emisiones de CO2 que genera producir una batería sólo se amortizan con el paso de los kilómetros, mientras crezca la curva de producción de coches eléctricos se dispararán las emisiones de CO2 relacionadas con el automóvil.
Esa deducción es sencilla. Durante muchos años, mientras crezca la penetración de eléctricos, no se podrá amortizar en el mismo periodo el incremento de emisiones.
También tengo claro que en algún momento hay que empezar, pero tengo clarísimo que si los datos son ciertos, si tenemos en cuenta el parque mundial, el periodo de vida media de los coches y la necesidad de sustituirlo, durante muchos años será imposible reducir ls emisiones globales gracias al coche eléctrico (por el periodo de amortización).
Dicho esto, no obtengo conclusiones de causa efecto de datos concretos, porque no tengo ni la menor idea de en qué proporción influye cada factor. Sólo constato que el CO2 en el mundo no ha parado de subir, hasta que llegó la pandemia.
Estoy convencido de que si no hubiéramos denostado el Diesel y no hubiéramos promovido el eléctrico tampoco hubiera parado de subir. 🙂
5. Patoaparato.
Tiene ud. razón en lo de la sobreexplotación, pero no me negará que el maestro de ella es el capitalismo, su mantra del crecimiento ilimitado y la oferta-demanda.
Sí, es calentamiento global, lo de cambio climático es una consecuencia de ello (y un eufemismo, como invidente por ciego). Aunque leyendo su comentario me recuerda mucho a un negacionista, lo es ud.?
Y tengo que darle de nuevo la razón, el calentamiento por emisiones de CO2 no es antropogénico, es capitalogénico; miles de millones de antropos no elevaron nada la concentración de CO2 en la atmósfera; pero fue llegar la revolución industrial y empezar a aumentar esta.
Y no se equivoque, el aumento demográfico tiene mucho que ver, pero infinitamente menos que el consumismo, el usar y tirar que impone el capital; y en los plásticos lo puede ver perfectamente, o en la obsolescencia.
Hola,
¿Y si se le dedicara un ratito a la investigación en la producción de combustibles sintéticos, compatibles con los actuales motores de combustión (supongo que con algunas adaptaciones necesarias. O sin ellas)?
Tampoco parece la solución. Pero sería otro trampolín en la transición a vehículos sin tubo de escape.
Y no es nada nuevo. Los Nazis ya los probaron, ante la escasez de petroleo cuando le iban mal dadas.
Petronor algo debe estar haciendo. ¿O no se trata de eso en lo del «hidrogeno verde»?
Un saludo,
manuel xvi
¿Puede definir qué es exactamente para usted el capitalismo?
Gracias
Manuel XVI
A nosotros nos gustaria que nos definiese tambien el shintoísmo ya que se pone
Gracias
Sr. Moltó.
Pues lo mismo que para ud. supongo.
Si quiere una definición le puedo poner la del recientemente finado Pedro Casaldáliga: «El capitalismo es un pecado mortal y si este es neoliberal, de lucro omnímodo, es abiertamente mortal.»
A este teólogo de la liberación le importaban sobre todo los pobres, a mi también, pero creo más importante el futuro de Gea (nos va la vida a todos en ello) y a esta, a las condiciones que tenía cuando surgió antropos, se la está cargando el capitalismo.
O ud. no lo ve así? No ve los gravísimos problemas que está causando: calentamiento, contaminación, destrucción de hábitats, extinción de espcies….
Y si ve los problemas, cree que hay solución dentro del neoliberalismo consumista?
La redazion
Prefiero definirle el shinchanismo: cuiño, cuiño (culito, culito)
@Moltó. Recuerdo un aumento con la llegada de los catalizadores, pero en un lustro aprox. se corrigió. Los gasolinas del año 2000 aprox. ya consumían menos q los gasolinas sin catalizar.
manuel xvi
Eso que pone usted no es una definición ni de capitalismo ni de nada.
Lo que quiero saber, lo que me parece importante saber, es cuando alguien se refire a capitalismo a qué modelo económico exacto se refiere. Porque es una obviedad que todos los modelos económicos utilizan capital, incluso desde antes de que el hombre empezara a cultivar.
Después de leer a Marx y de leer a muchos economistas, liberales, no liberales, comunistas, y de empaparme de lecturas que se me olvidan entiendo que todos los modelos son capitalistas, les llamen como les llamen.
Una economía planificada y estatal también es una economía capitalista. No puede ser otra cosa.
Capitalismo, con esa palabra, a mí no me define nada.
A mí me importan los pobres. Es lo único que me importan. O, mejor dicho, lo que más me importa en esta vida. E importándome tanto los pobres, es muy posible que para remediar la pobreza (o paliarla, porque no soy tan optimista) yo proponga soluciones muy diferentes a las suyas.
Desconozco su caso. Pero muchos «izquierdistas» consideran que soy un malvado cuando presento mis propuestas. Deben de considerar que soy un mentiroso y un hipócrita. Que en realidad no me importan nada los pobres. Yo en cambio, considero que ellos han estudiado poco, que se han dejado convencer por falacias que la realidad no soporta.
La realidad es testaruda y el ser humano también.
Es importante saber de qué hablamos cuando hablamos de capitalismo, a qué nos referimos, si queremos poner solución a la pobreza. Si lo único que queremos es presumir de lo bueno que somos, basta con decir cosas facilonas. Si lo que de verdad nos importa es acabar con la pobreza, lo primero que tenemos que ser es muy humildes, reconocer que no hay una única solución, estudiar cada lugar, cada cultura y cada idiosincrasia antes de proponer medidas.
Acabar con el «capitalismo» no significa nada. El ser humano es «capitalista», depredador y acaparador. El capitalismo sólo existe porque existen animales. Podemos intentar avanzar en la civilización y terminar con el ser humano depredador y acaparador. Pero los pobres a los que quiere salvar de la pobreza se convertirán en su enemigo.
Cuando habla de acabar con el capitalismo no sé de qué habla. No sé si lo sabe usted. Eso es lo que le pregunto. Da igual cómo denomine al sistema económico que ponga en marcha. Seguirá habiendo diferencias sociales. Muchas. Y seguirá habiendo muchos pobres. No porque no haya recursos para todos, que probablemente también, sino porque somos seres humanos, que venimos del mono, acaparadores y depredadores.
Igual que la democracia es el sistema menos malo posible, para de verdad ayudar a la mayor parte de la población tenemos que buscar el sistema económico menos malo posible. El ideal, el que no tiene en cuenta al ser humano, el teórico ideal, es imposible, porque la base de la sociedad es el ser humano real, no el ideal.
En fin. Cuando yo era joven pensé que podía cambiar el mundo. De mayor me he dado cuenta de que quienes dicen que quieren cambiar el mundo lo único que quieren es que cambien los que están en el poder, hacer demagogia.
Cambiar el mundo, hacer de este planeta un lugar en el que nadie sufra por pobreza, requiere de muchos siglos. El hombre, con nuestras limitaciones, no aceptamos la civilización ni la racionalidad. Nos encantan lo eslóganes y las teorías fáciles. Estamos cargados de buenas intenciones, en el mejor de los casos. Muchso hombres ni siquiera están cargados de buenas intenciones, pero su fuerza radica en hacernos creer que sí lo están.
Mi ambición no es acabar hoy con los pobres, porque sé que es imposible. Mi ambición es que dentro de 1000 años los seres humanos vivan mejor de lo que vivimos ahora. Se lo debemos a Giordano Bruno.
Menudo speech nos ha soltado! Se nota que el tema le preocupa, o quizá le preocupa mas que los demás le vean como un patrono capitalista y quiere esquivar ese sanbenito a toda costa. No se me preocupe, su contribución a la mejora de la humanidad es Km77. Y no está nada mal. Pero no se esponje, aun tiene mucho campo por delante. Pero muchos le agradecemos su labor. Aunque lo que ha hecho con su antaño estupendo foro no tiene nombre.
Grrr.
Estoy de acuerdo, Tartarín de Tarancón. No tiene nombre.
el día a día, intentar ser rentables, unos responsables de IT nada aficionados a los coches… Nadie le tiene cariño al foro en esta casa, o eso parece.
Y yo no he sabido hacerlo mejor . snif.
Tiene toda la razón. El foro todavía utiliza la tecnología con la que lo desarrollamos en 1999. Ahí sigue, impertérrito.
supongo que no me puedo quejar. Fue un referente . grrr.
Sobre cómo me ven los demás.
Me importa cómo me ven las personas a las que yo quiero. Pienso lo que pienso y no lo escondo nunca, salvo cuando alguien me pide que no le diga lo que pienso, que no le apetece hablar de eso. En este blog he dado muestras de decir siempre lo que pienso. Seguiré haciéndolo. A mi modo de ver, lo único sensato para entendernos y para convivir es que las personas digamos exactamente lo que pensamos. Muchas personas se quejan de que les diga lo que pienso. Siempre me ha parecido que la alternativa es mucho peor.
L.A.
Lo que no sabemos es lo que hubieran consumido esos motores sin catalizar. Los catalizadores obligan a mezcla estequimétrica para funcionar. Atmósferas pobres en oxígeno. Esa necesidad obliga a mezclas ricas. Que los motores consuman lo mismo que los motores de hace cinco años no signfica mucho. En el mejor de los casos, cinco años de retraso.
@manuel xvi #12
Disculpe, no había visto su mensaje.
«Tiene ud. razón en lo de la sobreexplotación, pero no me negará que el maestro de ella es el capitalismo, su mantra del crecimiento ilimitado y la oferta-demanda.
Sí, es calentamiento global, lo de cambio climático es una consecuencia de ello (y un eufemismo, como invidente por ciego). Aunque leyendo su comentario me recuerda mucho a un negacionista, lo es ud.?»
No soy negacionista, soy escéptico en general.
Y vuelva a decirle que el capitalismo no es el maestro de la sobreexplotación. Ya le he dicho que el ejemplo perfecto es el Mar de Aral, y eso era comunismo puro y duro. ¡Que se han cargado el 4º mar interior del mundo!
La sobreexplotación tiene muchos padres y muchos maestros: el egoísmo, la voluntad de medrar a costa de lo que sea (ya sea económicamente o en el «partido»), la desvergüenza, la codicia…
Incluso la pobreza lo es: antes me cargo mi entorno que vivir en la miseria o que mis hijos se mueran de hambre. En los tiempos de la pobreza, la deforestación en Galicia era salvaje, pues los árboles valían para obtener madera y combustible, dejando paso campos de cultivo o a pastos para los animales allí donde se deforestaba. Y ahí no había capitalismo salvaje, había supervivencia.
Por supuesto que soy contrario a ciertos mantras del capitalismo: el crecimiento ilimitado es falso en todo punto (el mundo es limitado, así de claro, y no tenemos ni queremos otro), la autorregulación del sistema es una gran mentira y más en entornos que tienden a la corrupción como el nuestro, etc.
No me ha dicho nada sobre lo que comento acerca de la gráfica en J de Mann y que es el principial sustento del calentamiento global. Así, a vuelapluma:
https://plazamoyua.com/2019/08/25/elpalo-de-hockey-de-mann-no-pasa-un-juicio-de-difamacion/
En cuanto calentamiento global vs cambio climático, todo depende de cómo lo vea: los glaciares europeos sufren una retracción real, pero la duda es de cuándo proceden esos glaciares: no son necesariamente orginarios en la última glaciación, sino de épocas históricas.
Acaso la aparición del Sáhara es un proceso antropogénico? Usted sabe que no, tanto como sabe que en tiempos históricos antiguos era mucho más pequeño que en la actualidad. Ha sido su crecimiento un proceso antropogénico? Usted sabe que tampoco. Y claro que hay procesos antropogénicos: descongelación del permafrost en el hemisferio norte… y precipitaciones históricas en los glaciares andinos del hemisferio sur.
«Y tengo que darle de nuevo la razón, el calentamiento por emisiones de CO2 no es antropogénico, es capitalogénico; miles de millones de antropos no elevaron nada la concentración de CO2 en la atmósfera; pero fue llegar la revolución industrial y empezar a aumentar esta.»
No hubo miles de millones de antropos simultáneamente en el planeta antes de la revolución industrial, si estamos ahora en casi 8.000 millones y la población se ha multiplicado por 10 en 270 años, es que antes de la revolución industrial no había, ni de lejos, 1.000 millones de personas en todo el mundo. De hecho, hay tres revoluciones: la industrial, la económica y la demográfica.
La industrial tiene una fecha clara: la creación de la máquina de vapor de Watt y su regulador (que realmente el regulador es lo que la diferenciaba de las máquinas pre-existentes, junto con otras características).
La económica tiene dos: los acuerdos de Bretton Woods de 1944 y el posterior abandono del mismo patrón oro por Nixon en 1971.
La demográfica: ya se lo comenté anteriormente, vacuna, antibióticos, desecación de humedales (en Galicia hubo malaria hasta 1960, siendo realmente endémica de Europa), etc.
Por lo tanto, eso que comenta estaría muy bien si no hubiera un histórico de ciclos (más o menos rápidos) de calentamiento y enfriamiento documentados (me refiero a tiempos históricos, no prehistóricos): óptimo climático medieval, pequeñas edades de hielo, «años sin verano», épocas de sequía pertinaz…
Como ejemplo, le puedo dar el caso de mi pueblo, en el que hace algo más 700 años se realizó un voto penintencial (que continúa a día de hoy) para pedir a una santa que lloviera, dado que llevaban 7 años de sequía y el río Miño se podía cruzar a pie enjuto en marea baja en su desembocadura; después de 3 días de retiro espiritual a pan y agua por parte de feligreses de las 7 parroquias de la Hermandad del Santo Clamor, llovió.
Si 7 años de sequía seguidos no son indicativos de algo…
«Y no se equivoque, el aumento demográfico tiene mucho que ver, pero infinitamente menos que el consumismo, el usar y tirar que impone el capital; y en los plásticos lo puede ver perfectamente, o en la obsolescencia.»
Estoy de acuerdo en que la obsolescencia programada es algo abominable, sin duda. El capital no impone el usar y tirar, lo impone la corrupción de los Estados por parte del capital. Un claro ejemplo es el sistema de Ecoembes.
Porque, que yo sepa, en Alemania te devuelven dinero cuando retornas envases (o sus restos, como latas) después de su uso; sin embargo, aquí te cobran por basuras y le «regalamos» la materia prima a Ecoembes para que valoricen sólo lo que les interesa y se entirre plástico vergonzosamente. ¿Cómo lo hacen? Ecoembes vende todo y, al vender, lo da por «reciclado»; claro, ellos no se quedan con nada. Cuando sus compradores de materia prima separan lo comprado, se quedan lo que les interesa, se quema lo que les interesa, y el resto se entierra. Es que de verdad, enterrar la basura, wall-e estaría orgulloso.
Acaso Alemania no es capitalista?
Un saludo
La pandemia ha servido para muchas realidades. Una de ellas es que limitando la movilidad el planeta y la atmósfera se va generando un poco. Para ello hace falta que todos los gobiernos unidos hagan lo que han hecho, es decir quitar la libertad de las personas. Y esa obediencia de los gobiernos al amo todopoderoso ha sido perfecta. O sea, que el sistema capitalista funciona y va a más. Puede llamarse salvaje, destructor, degenerado, pero el sistema funciona. Todos han obedecido. Gobiernos, medios de comunicación, sanitarios, investigadores, tertulianos…por un puñado de dólares y privilegios, ha funcionado. Han logrado que los poderosos se queden satisfechos y puedan confiar. Todo esto está muy bien, pero…Cuál será la próxima orden o estrategia que prepararán? Porque ellos necesitan demostrar el poder…
Que se vayan preparando las próximas generaciones porque van a sufrir las consecuencias de un sistema que funciona a la perfección…