Me parece absurdo y desolador que en la lucha contra el terrorismo el objetivo de los gobiernos sea apuntarse el tanto de acabar con ETA. En España lo ha hecho siempre algún gobierno de los tres últimos presidentes: de Felipe González, de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero.
En mi opinión, para evitar esas tentaciones, tendría que haber permanentemente dos ministros de interior: uno del PP y un del PSOE. Simultáneamente.
Contra el terrorismo luchamos todos. No importa qué partido gobierne en el momento final. Nunca hubiera llegado a ese punto sin la participación de los gobiernos anteriores, de la colaboración ciudadana, de la falta de apoyos de ETA.
Me parecería un gesto sensato que, quienes gobiernan bajo nuestro mandato, hicieran patente esa unión de todos, con secretarios de estado de otros partidos si hace falta. Un ministerio de coalición, en Interior.
Ese gasto extraordinario, por una vez, estaría justificado.
Lo de lo un ministerio bicéfalo me parece una ocurrencia. Ya está bastante complicada la cosa con la competencia que hay entre la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Autónoma Vasca (o como se escriba en euskera, que no lo sé) para que dos ministros se peleen por las medallas. Si los políticos quieren dar imagen de unidad, ya tenían un marco, que era el Pacto de Ajuria Enea. O el más reciente, pero desprestigiado (desde el 11-M) Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo.
Yo soy de la opinión que a ETA no hay que tratarla con especial rigor. Creo que todos los delitos deben ser tratados, simplemente, con el máximo rigor. Sinceramente, creo que la condena adecuada para un asesinato cometido con alevosía y, aparentemente, sin mayor motivación que la de perpetuar una mafia que vive de extorsionar empresarios es la cadena perpetua.
Muchos países de Europa, con una tradición democrática sin tacha y poco sospechosos de violar los derechos humanos incluyen en sus códigos penales este tipo de condena sin que nadie se rasgue las vestiduras. Entiendo que esta (junto a la revisón de la monarquía) es otra de las razones para que mi generación, la de los nacidos en democracia, le dé un meneo a la Constitución. No es una cuestión de venganza, sino de proporción y no sólo aplicable al ámbito del supuesto terrorismo de ETA.
Los «objetivos políticos» de ETA me dan risa. Y creo que ellos mismos tampoco se los toman en serio. Pero mucha gentuza vive, y muy bien, de ETA.
No creo que haya nadie tan ingenuo ni como para autoproclamarse el angel exterminador de ETA, ni como para intentar convencer a los demás del éxito de tal empresa. ETA nunca acabará porque no se puede acabar con las ideas. Así de simple y de demoledor. Podremos tener fichados y condenados hasta el último criminal que actúe en base a esa forma de pensar pero los ideales en sí no se pueden capturar ni eliminar.
Sus mártires se reproducen cual metástasis, capaces de acabar con la libertad y capaces de resucitar un fascismo virado hacia el lado contrario del que mañana cumple precisamente 33 años de su fin. Es curioso, los extremos se asemejan pero se refundan para actualizarse a veces en forma de chantaje, a veces en forma de referendum «autodeterminante», a veces en forma de ikastola, a veces en forma de «Països Catalans».
Se me ha ido un poco la pinza, pero volviendo al tema, yo creo que el método no es crear más burócratas, sino apoyar a los guardias civiles o a los policías, esos que no son de ningún partido y están en las trincheras. Son profesionales al servicio de la ley y los verdaderos artífices de los éxitos contra los delincuentes, que muchas veces trabajan con medios precarios y que no pueden ni protestar por su salario. Saturar de comisiones improductivas no haría sino entorpecer aún más los ya de por sí lentos procesos del Ministerio.
Perdón por el ladrillo y saludos desde Zgz. Vamos sacando el paraguas ….
La pregunta es simple: Qui prodest?
Si sabemos responder a esa pregunta, podremos empezar a acabar de abajo a arriba con el terrorismo, y no como hasta ahora. Descabezar cúpulas no es efectivo, hay que ir a la raíz.
JM
Pues sí, Q, es una ocurrencia. También es una ocurrencia que el Ministro del Interior fuera elegido por consenso del Parlamento. Quizá fuera una solución mejor.
Se trata de pensar formas para organizar mejor la gestión pública. ¿No le parece posible que dos ministros nos e peleen por la medallas? Eso no sería un error del método, sino de las personas.
Puede haber métodos mejores. Se trata de que los pensemos. El sistema actual funciona mal. Es responsabilidad de todos encontrar métodos mejores. El Pacto por las libertades y contra el terrorismo está muy bien, pero yo creo que debiera mejorarse. Y una medida de gestión conjunta de la lucha antiterrorista sería un punto de mejor a mi juicio.
Yo también estoy de acuerdo con que generalmente no es beneficioso crear más burócratas, altro 71. Pero también creo que la utilización de la lucha antiterrorista para beneficio de partidos y gobiernos es muy perjudicial para la eficacia del objetivo final y que debiéramos mejorar las medidas actuales.
A mí no me importa quién gobierne. Lo que quiero es que quien gobierne lo haga lo mejor posible, sea del partido que sea. A veces, para hacer bien las cosas, es necesario dejar el protagonismo de lado. Si dos ministros antiterroristas no supieran trabajar en equipo, tendríamos que buscar otros dos. Pero esa razón no invalida la idea.
Si se trata de ocurrencias yo tengo la mía: que del pacto contra el terrorismo derivara una especia de agencia estatal contra el terrorismo y el crimen organizado (que para mi son casi la misma cosa), en la que estuvieran representados los dos partidos mayoritarios de ámbito nacional, un representante de cada policía autonómica y una especie coordinador de todas las policías locales del España (dios le coja confesado, al coordinador, digo). También podrían formar parte, como vocales (quizá sin voto pero con voz), representantes de los partidos políticos parlamentarios que hayan suscrito el pacto o que quieran sumarse de alguna manera. Podría ser un camino para que la solución policial fuera más eficaz, aunque yo creo que funciona bastante bien tal como está. Todo lo bien que puede funcionar, dadas las circunstancias.
Y, aunque no confío en una solución política, parece claro que esta solución no podría darse sin el PNV. Así que habría que volver a Ajuria Enea, si es que esto es posible. O deseable.
No hay que olvidar que el buen trabajo policial de los últimos años ha reducido a ETA, por suerte, a una sombra de lo que fue. Queda el paso final, el que tienen que dar ellos.
Aprovecho la pregunta de Jotaeme: “¿a quién beneficia?” y permítame que la extienda: a quién beneficia, ¿qué?: su desaparición o su continuidad.
Si se trata de su desaparición la respuesta aparentemente obvia podría ser, que al conjunto de los demócratas, a todos, como titula Javier. Al conjunto de todos los demócratas que conforman el Estado español desde hace 33 años, incluidos aquellos que no deseando formar parte del estado español se consideran demócratas, porque en democracia es posible debatir pacíficamente todas las opciones y porque en el juego democrático no es posible situarse en la ilegalidad para alcanzar cualquier fin.
Si esto fuese así, si el beneficio fuese para el conjunto de todos los demócratas, sea cual sea su pensamiento, no se entiende, o yo no entiendo, porqué la izquierda abertzale y los partidos nacionalistas vascos, supuestos demócratas antes que abertzales o nacionalistas, no son categóricos a la hora de condenar la violencia y de separarse definitivamente de un grupo armado ilegal que desde hace 40 años mata, chantajea y coacciona.
Parece por tanto que su continuidad les beneficia, parece que alguien, en el País Vasco, no ha entendido qué es ser demócrata.
Y esto es un problema, un problema de utilización del poder en democracia. Los nacionalistas vascos no se han dado cuenta de que no hay problema en que gane uno u otro, siempre que los fundamentos de la sociedad se rijan por la igualdad de los ciudadanos, se respeten los derechos humanos, y se persiga con las herramientas del estado de derecho a los que están al margen de la democracia.
Pero a los nacionalistas vascos, a los nacionalistas en general, parece que no les interesa la democracia, no les interesa la palabra, el debate, a los terroristas, menos. No hay debate porque es lo racional frente a lo sentimental, lo sentimental en el sentido de no soportar el análisis intelectual, ya que desde la razón todo lo que dice el nacionalismo es rebatible, pero eso no interesa, no les interesa escuchar, no saben debatir, no saben ser demócratas. Ante el menor amago de debate los nacionalistas se tornan en víctimas, y los terroristas en víctimas y verdugos. El mundo al revés.
En cuanto a los nacionalistas españolistas también les beneficia la existencia de una ETA, por menguada que esté, ya que su existencia impide cualquier inicio de debate acerca de la autodeterminación, así es que no se entiende como los otros nacionalistas no rompen con los violentos y entran en el juego democrático, supongo que porque saben que la consecución de su objetivo es prácticamente imposible, aunque lo imposible es que consigan algo tras los violentos.
Ante tanto beneficiario cobarde de la barbarie creo que es necesaria una sociedad unida, valiente y contundente, que recuerde todos los días que los poderes democráticos no sólo han de reconocer que su fuente de poder está en el pueblo sino que ha de ser devuelta al pueblo. Y en este sentido esa es nuestra función que los mandatarios hagan su trabajo, no que se pongan medallas.
Hola Q, me sorprende su aproximación a las ocurrencias, como si fueran un pensamiento de segundo orden. El pensamiento evoluciona a partir de las ocurrencias. Las ideas son ocurrencias.
Si su idea u ocurrencia le parece buena, o un punto de partida o una evolución sobre lo que ya existe ¿Por qué necesita justificación para expresarla? Las ocurrencias de todos son necesarias y nadie tiene por qué avergonzarse de formularlas. A partir de esas ideas iniciales, que en ocasiones son fallidas y no pasa nada, puede empezar a construirse ideas mejores.
Supongo que lo que cuenta, o algo muy parecido, ya debe existir salvo por la cuestión de los representantes de los partidos políticos. Yo creo que los representantes de los partidos políticos no deben estar en el nivel operativo, sino en el político. En el nivel operativo sólo debe haber técnicos.
Opino que sería beneficioso el máximo entendimiento entre Policía y Guardia Civil, pero desconozco la situación. Quizá eso ya se produce. No soy capaz de hacer un plan de gestión operativo porque desconozco los detalles. Pero lo que usted propone (con al discusión pendiente de a qué nivel deben llegar los políticos) me parece razonable. Me sorprendería que no existiera algo parecido.
Javier
Unamuno dijo: No nos mata la oscuridad sino la indiferencia.
Vuestros cobardes asesinatos, vuestras balas frente a la palabra y la razón, vuestra triste existencia, vuestro desconocimiento de la libertad, vuestra absoluta falta de entendimiento de los fundamentos de lo que es vivir en sociedad y el deber de conservación de los derechos humanos y los valores democráticos, el apoyo de los que no os denuncian, de los que se esconden tras vuestros crímenes, de los que viven de vuestros deleznables actos y de vuestra verborrea, me dais, me dan asco, mucho asco, y no me callo, y no me quedo quieta, y os lo digo, jamás nos doblegaréis, o nos matáis a todos, o el último os seguirá gritando: COBARDES NO SABÉIS LO QUE ES LA VIDA, NO SABÉIS LO QUE ES LA LIBERTAD.
Malditos