En el diario El País de hoy día 24 de enero de 2013 han publicado una foto cuyo contenido no correspondía con la información que pretendía ilustrar. Según anunciaba El País se trataba de Hugo Chávez, el presidente Venezuela, intubado. Por lo visto no era así. Parece ser que la persona que aparecía en la imagen no es Hugo Chávez y que esa imagen pertenece a un fotograma de un vídeo que circula por internet desde hace varios años.
Después de conocer el error de El País, he leído a colegas periodistas mofarse del periódico madrileño. He leído comentarios en los que se apreciaba satisfacción por que el diario El País hubiera cometido ese error. Muchos comentarios relacionaban el reciente ERE en el diario con el error cometido ahora. En fin, todo críticas fáciles, simples, interesadas, autotranquilizadoras, satisfechas por la debilidad del otro… yo que sé. No he leído ningún comentario que permitiera ayudar a pensar mejor, que ayudara a aprender del error. Todos eran comentarios de tipo operativo: «Claro, sin personal no hay controles y sin controles no hay calidad». Estupideces y obviedades de esta índole. También he visto sacar pecho en diarios de la competencia por no haber cometido ese error. Todo banal y cutre. Prescindible.
Es obvio que los controles internos de el País han fallado. ¿De qué sirve decirlo? ¿Existe algún sistema de gestión periodística que tenga procesos infalibles para falsar el contenido de las fotos? Una foto falsa se la pueden colar a cualquiera. El error, cuando te la cuelan, es intrascendente. La cuestión es cuánto riesgo merece la pena correr por publicar una foto. Qué cantidad de información aporta la foto en caso de ser real y qué perjuicio causo a los lectores en el caso de que sea falsa.
He echado de menos comentarios de periodistas que permitan plantearse este asunto más allá del error. Preguntas que permitan aprender. En ese desierto, sólo he visto una pregunta discordante, la de Marilín Gonzalo (@marilink) «¿Cuál es la necesidad de esa foto, aunque fuera real?» decía Marilink en un tuit.
A mí me parece que esa pregunta, la de Marilín, va en la dirección adecuada. Un buen diario, la buena información, no depende nunca de una buena foto, de una primicia, de una exclusiva. El Watergate le hizo un daño incalculable al periodismo. Ese empeño por la primicia, por la exclusiva, por el ser el primero y el único no tiene nada que ver con informar, sino con el negocio. Un negocio de pacotilla, porque es un negocio usurpador, corrupto, en el que se subvierte el principio ético de dar servicio para que la sociedad esté informada, por el principio crematístico de que sea yo quien la informe, aunque sea de forma torticera, bajo mis propios intereses (en cualquier investigación periodística se ocultan fuentes, se ocultan intereses, se ocultan métodos que pueden ser igual de relevantes o más que la propia información publicada).
¿Los lectores de El País solicitan ver la foto de Chávez intubado? ¿Aporta información esa foto? Para que aporte información es imprescindible saber si esa foto estaba tomada el mismo día de la operación, una semana después, dos semanas después, antesdeayer… Una foto como esa sin detalles informativos no es más que carnaza.
A mí me interesa la información sobre la salud de Chávez. De todos los medios que he leído, el que siempre me ha parecido con fuentes más acuradas en este asunto ha sido el ABC. He buscado información sobre la salud de Chávez en todo tipo de periódicos españoles y no españoles. Fuera de España no he encontrado ninguno que le prestara demasiada atención.
Yo leería El País ávidamente si viera que trabajan con interés para informar sobre la salud de Chavez, si hubieran encontrado un médico fiable, o una enfermera o un familiar o político hablador, fiables, que dieran detalles sobre su salud. Si hubiera un trabajo periodístico prolongado, al que no le importara lo que hiciera la competencia, al que no le importara si es en primicia o en exclusiva, sino que lo único que le importara es que los lectores a los que nos interesara pudiéramos estar informados.
A mí me importa el diagnóstico exacto de Chávez y el pronóstico. Verlo intubado o haciendo flexiones me trae sin cuidado. Una foto de Fidel Castro leyendo el periódico es propaganda. Una foto de Chávez intubado es propaganda. Diagnóstico y pronóstico, fechado y atribuido a fuente precisa y de prestigio médico es el fin último. Pasos intermedios pueden tener valor. Una foto sin más, que viene de una agencia, que no está respaldada por una investigación y un trabajo diario, es periodismo de pelotazo, para colgarse el cartel de exclusiva, nada que ver con la referencia, sino con los neones.
Que haya una agencia que haya engañado a El País es una anécdota. Que haya más o menos gente en la redacción del periódico es otra anécdota. Se puede hacer muy bien periodismo con un grupo pequeño de periodistas. De esas críticas, no hay nada que aprender.
La clave está en saber a qué tipo de lectores nos dirigimos y qué información queremos conseguir para esos lectores. Qué nos demandan ellos y qué les sugerimos nosotros, porque quizá alguna de nuestras sugerencias les puedan resultar interesantes. Es posible que a un determinado número de lectores de el País les interese una foto real de Chávez enfermo e intubado. ¿Pero es suficiente esa demanda como para que un medio la publique?
Ser un medio de referencia obliga a tener criterio propio. Si uno se deja llevar por la demanda de los lectores convertimos todos los medios en baratijas de alta demanda. Que el tipo que aparece en la foto sea o no sea Chávez es irrelevante. Imagínense que de verdad fuera Chávez. ¿Sólo por esa pequeña diferencia la información de El País sería buenísima?
La diferencia entre la buena y la mala información no depende de contingencias. Si lo fuera, sería facilísimo hacer un buen periódico de referencia. Y no lo es. Hacer un buen periódico de referencia es muy difícil y la diferencia entre uno bueno y uno malo no tiene que ver con asuntos contingentes. Tiene que ver con línea editorial, criterio propio y periodistas capaces de ejecutar esa línea editorial con la exigencia que impone el criterio de quien la dirige.
¿Acuradas? Contrastadas, aquilatadas, verificadas, precisas…
Dice usted últimamente unos palabros muy raros.
¿Acuradas? Contrastadas, aquilatadas, verificadas, precisas, creíbles…
Dice usted últimamente unos palabros muy raros.
Cierto Kontaminadorrr, se me olvidó comentarle lo de incrúspito.
Incrúspito no existe. Que yo sepa se la inventó la misma persona que se inventó «esta palabra«
Por esa regla de tres, que no haya ninguna imagen en los periódicos. Prácticamente la totalidad de las que aparecen, aportan «0» a la noticia.
Para mi, lo importante, es que la noticia y lo que esta comprenda, sea veraz. En este caso, no lo era.
Que otros periodistas se mofen o sientan satisfacción por este hecho me parece que es por corporativismo.
En un primer momento puede parecer que es justo lo contrario, que de corporativismo nada. Pero todos esos comentarios jactándose de el error de El País tienen origen en el ERE, sirven para «demostrar» que esos periodistas a los que despidieron son necesarios. Y para no correr ellos la misma suerte, hacen carnaza de este periódico, para hacer ver (a sus jefes, a sus lectores, a la sociedad o a quien sea) que son imprescindibles.
Es cierto? Vd señor Moltó dice que no. Yo sinceramente no sé si quienes se burlan de El País ven que su cabeza corre peligro y si son o no prescindibles en su empresa, pero creo que quizás hay demasiados periodistas, informadores, columnistas, tertulianos… Me parece que hay demasiada gente en este «mundillo» (no lo digo en plan despectivo) pero también entiendo que quieran defender su medio de ganarse la vida.
Sr. Moltó, utiliza tantas veces la expresión «periódico de referencia» que casi da pena.
Hace tiempo que El Pais no es referencia de nada.
Creo que como todo en este bendito pais, ha entrado en una espiral de autodestrucción y no sabe si es una empresa o un libelo.
Dicen una cosa y hacen la contraria si conviene, que es una cosa muy de derechas y que la izquierda practica sin pudor.
Como sigan bajando las ventas el Sr. Cebrian acabará. de adjunto la dirección de «El Mundo» y eso demostrará que perro no come carne de perro, lo cual no necesita demostración.
Saludos a Amy.
Hola, Javier, oportunísima reflexión sobre el periodismo y, por contigüidad, sobre la sociedad. Me has traído a la cabeza el libro «Los Bárbaros», de Alexandro Baricco (2006), en el que el autor sostiene que el comportamiento actual de cada vez más gente se caracteriza por una suerte de vagar por la superficie, con movimientos en los que cada parada sólo sirve para tomar impulso para el siguiente desplazamiento, eludiendo cualquier profundidad.
Según esto, la foto (por aquello de una imagen vale más que mil palabras), facilita en el periodismo la «navegación superficial». (casi) Todo el mundo está entregado a la causa bárbara de la superficialidad. ¿Qué hacer?
Sr. Rodríguez Rojo, ¿qué hacer? ponerse unos buenos tacones, tal y como dice la lectora que ha escrito a la Dra. R. Love. Ella se queja de que se le da demasiada importancia a lo profundo, y dice que por qué no ser superficial….., aquello que usted denomina «causa bárbara».
En cuanto a lo de la foto, no sé por qué tanto revuelo, un error lo comete cualquiera, con mucho o poco personal.
El País tiene mucho contenido, debe ser muy difícil controlar todo.
Lo que propone D. Javier sobre ejecutar una línea editorial, debe ser difícil cuando se está cercado por todo tipo de dificultades extra-periodísticas.
Es digna de estudio la inquina que le tienen en el Pais a Chavez, propia de la razon o de LD e indigna de un medio que se las da de progre. Algun negociete le debió joder al grupo, fijo.
Imagino la secuencia: alguien trae la foto, a otro alguien se le pone dura pensando en hacer leña del arbol caido. Claro está, desviada la sangre del cerebro hacia el otro organo no ha lugar para contrastar, verificar, pensar dos veces, etc.
En el pais les queda mucho que aprender si quieren jugar al nuevo periodismo, aunque en ello están. Ahí tienen a Pedro J. y su mundo, expertos en dosificar la mierda fresca con la que agasajan a sus (cada vez menos) lectores.
No me repetiré sobre el periodismo tradicional, su penosa y lastimera situación, desbancado por los twits, por los blogs de la peña y por cuatro vídeos virales.
Competir con lo gratuito y fresco es difícil y no morirán todos, pero sí la mayoría. Habrá que comprar información de calidad, de analistas de prestigio y no de cualquier mentecato en la materia que lo mismo cubre un evento deportivo que una cumbre financiera. Y en esto, como en tantas otras cosas, ya vamos tarde. Pero claro, en este país en el que la gente paga un euro por una mierda de café de Starbucks pero no paga un euro por una canción que tiene cientos de miles de euros detrás de ella qué vamos a pedir.
Me producen sonrojo las cabeceras de éste país.
Me parece que le ha dolido menos el error que la mofa hecha sobre él atacando algo que se vislumbra para usted como la caída del Granma.
JM
La decadencia de los periódicos es consecuencia directa de la decadencia de España y de su corrupta relación con el poder. Saben perfectamente que los medios están en manos de pocas familias (Lara, Godó, Ybarra, Polanco, etc) en contacto permanente, íntimo, húmedo y pegajoso, con la cosa pública, a todos los niveles. Esto es una realidad que cualquiera puede comprobar investigando un poco quién es quién en el mundo de la comunicación. A partir de ahí uno puede, y debe, preguntarse ¿Qué responsabilidad tienen estos grupos en la decadente situación política y económica actual?
El País se ha pasado lustros otorgando carnets de «Periodismo de Calidad», que siempre les tocaban a sus colaboradores, y descalificando desde su autoconcedida superioridad a todos los demás. No es extraño pues que muchos se la tengan guardada y sientan una maligna alegría al comentar sus pifias. ¡Quien a hierro mata, a hierro muere!
Solo diré una cosa.
Qué gran grupo periodista puede decir que es ; no objetivo, sino relativamente objetivo.
Cuando prácticamente todos los medios de comunicación están comprados o son directamente propiedad de grandes grupos de inversión o de poderes políticos.
Me fío más de los 4 papeles de unos chavales que hacen un periódico «de barrio» que de «El País» «El Mundo» «La Razón» «ABC» y algún otro que ya tiene buena tirada.
Cada vez quedan menos publicaciones dignas de la profesión del periodismo. Las dos últimas que leí, y hace mucho tiempo de esto, «Süddeutsche Zeitung» y «The Economist»
Espectador. Lo que dice es cierto. Yo he vivido esa suficiencia con muchos periodistas de El País en ruedas de prensa. Ahora, algunos de los que se mofan, en otra época parecían tocados por la mano de Maradona. A mí me parece mezquino alegrarse de los errores de los demás, lo que no impide que yo me pueda sentir mezquino a veces.
Jotaeme. A mí los errores de los demás no me duelen nada. Equivocarse es imprescindible. Y los errores contingentes, como este, debieran ser intrascendentes. el objetivo de un periódico es informar. Todos los lectores de El País saben que esa foto no informaba de nada. Con toda la rapidez de que fueron capaces, el diario informó. Para mí, como lector, es un error intrascendente. Para la empresa editora no lo sé. Es posible que su cuenta de resultados quede afectada por un error como este. Es su problema.
La mofa me parece estéril y dolorosa, porque muchos de los argumentos utilizados justifican la poca calidad de la profesión periodística de este país. Los argumentos que utilizan muchos de los periodistas que leo para criticar a El País y a su director no tienen nada que ver ni con la información ni con la labor periodística, sino con la satisfacción de ver cómo otro se equivoca y porque vislumbran la oportunidad de machacarlo. Como decía antes, me parece mezquino. Todos tenemos nuestras miserias, pero constatar esa realidad no evita la pena.
Sera para tanto?? Si yo fuera periodista haría todo lo posible por informar (informar quiere decir informar) de la enfermedad de Chávez. Un gobierno que no informa a sus ciudadanos de la salud de su presidente es un gobierno déspota y corrupto, que no merece mi respeto. Yo me solidarizo con los ciudadanos venezolanos que reclaman transparencia al gobierno venezolano, porque la misma transparencia reclamo yo a los gobernantes de mi país. Si ser progre es mirar para otro lado cuando un gobernante no cumple con las reglas básicas de la democracia, me alegraría de que en este país no hubiera diarios progres.
Juan Carlos. No sé qué podemos hacer. Intentar no transigir sería un primer paso. No transigir nunca, en ningún sitio, con nadie. Pero es difícil y agotador. Intentarlo sería mucho.
Jose, no digo que El País sea un periódico de referencia. Digo lo que yo haría si fuera su director para intentarlo.
DRIVES DYN. Lo que usted dice me parece verosímil.
zetec. Hace años apenas había fotos en El País y traía unos artículo y editoriales densos. «Sin fotos no informábamos peor» podría ser el eslogan.