Hoy se cumple una semana del accidente de tren en Santiago de Compostela. Una semana en la que los medios, por norma general, han utilizado la catástrofe para ganar audiencias. El respeto a la información de calidad no parece haber sido una prioridad. Es posible que algunos medios defiendan que en su caso sí ha sido prioritario. Probablemente ellos y yo no entendamos lo mismo por información de calidad.
En España existió un periódico especializado en sucesos que se denominaba El Caso. Recuerdo que cuando dejó de publicarse se alababa la madurez de la sociedad española que ya no demandaba ese tipo de prensa. Discrepaba y discrepo. Lo que ocurrió es que la prensa generalista dejó a El Caso sin hueco, porque tratan casi todas las informaciones como «sucesos» y en los sucesos se ceban.
Tengo muchos amigos periodistas y participo en foros de periodistas. Recuerdo que el día del accidente muchos colegas reclamaban que RTVE detuviera la emisión e informara en directo desde la zona del siniestro. ¿Por qué y para qué?
¿De qué sirve tener una cabeza parlante con las luces de las ambulancias por detrás? ¿Por el morbo? ¿De qué se puede enterar un periodista permanentemente en el lugar del suceso? ¿Cuántas veces hemos visto todos esas crónicas repetidas mil veces en televisiones españolas y extranjeras en la puerta de un hospital en las que nunca se añade información? ¿Por qué es necesario detener la información? ¿Cuánta urgencia tenemos por saber si son 30, 50 u 80 los muertos? ¿Qué utilidad tiene saberlo diez horas antes o diez horas después?
En España morimos, mueren, o como se tenga que decir eso, entre 1200 y 2000 personas todos los días (Calculo el intervalo sobre la idea de una población de 40 millones de habitantes y una esperanza de vida media de 80 años. Cada año tendrían que morir en España 500.000 personas si la población y la esperanza de vida media fueran siempre exactamente esas). Los muertos en un accidente de tren son importantes, claro que sí, pero ni siquiera deben suponer una alteración reseñable de la curva diaria de fallecimientos en este país.
A mí, como lector, me gustaría que los medios informativos tuvieran un protocolo que seguir cuando ocurre una catástrofe y que los lectores pudiéramos conocerlos y decidirnos por un medio u otro para informarnos.
No me interesan las hipótesis sobre las causas del accidente. Quiero que se investigue (el juez o cualquier otra institución o empresa con tantos medios como el juez) para que determine con precisión qué ha ocurrido y que lo publique y lo informe una vez se conozca. ¿De qué sirven las hipótesis?
No quiero conocer las culpabilidades que atribuyen unos y otros sin investigaciones rigurosas y forzosamente lentas. Claro que quiero que la prensa investigue, pero cualquiera que haya investigado algo sabe que las investigaciones serias requieren de tiempo. Quiero conocer la situación procesal de los diferentes implicados y conocer si el accidente nos sirve de aprendizaje para que no vuelva a ocurrir.
Analistas y opinantes se escandalizan ahora de que en ese tramo de vía el único responsable de la situación fuera el maquinista. Esos periodistas que se escandalizan ahora no se escandalizan de que ningún periodista informara previamente de esa situación. ¿Dónde estábamos los periodistas antes del suceso? ¿Ninguno nos enteramos de que el riesgo en ese tramo de vía era muy elevado? ¿Por qué no nos enteramos de eso? ¿Lo publicamos alguno de nosotros? ¿Si lo publicó alguien, nos hicimos eco los demás?
He leído ahora que unas balizas de menos de 20 000 euros hubieran evitado la catástrofe. Eso sí que es llegar tarde para publicar una información. ¿Nos sentimos responsables? Hacer bien el trabajo de periodista requiere mucha atención y esfuerzo. Nos conviene ser humildes y tapar nuestras carencias con morbo y amarillismo puede ayudar a vender más un día, pero a medio plazo nos deja inermes.
No basta con acudir «al lugar de los hechos» y poner la cara delante de la cámara para decir banalidades o contar en el papel historias personales y testimonios nauseabundos. No alcanzo a entender esto de las historias personales. ¿Venden? ¿De verdad vende el testimonio del que se salvó porque iba abrazado a su maleta?
Oigo a menudo hablar a los periodistas del reparo que les da publicar fotografías escabrosas. Estoy de acuerdo con ellos. Esas fotografías no añaden nada de información. Pero ni las fotografías, ni las hipótesis precipitadas, ni las culpabilidades basadas en cábalas más o menos atinadas, ni los testimonios e historias personales. Información, información útil, información que permite conocer las causas, la magnitud de la tragedia y que permite tomar medidas para que no vuelva a ocurrir. De eso, a toda prisa, hay muy poco. En la inmediatez, la mayoría de lo que se emite y publica es bazofia para cerdos de quien pretende (equivocadamente a mi juicio) equilibrar la cuenta de resultados y cobrar la nómina a fin de mes. ¿Para qué un titular a cinco columnas? ¿Y Egipto? Para conocer la cifra de muertos y la de heridos basta un titular pequeñito, en una esquina. Para conocer los datos, la información, basta con una nota breve. El resto son chucherías a la puerta del cole. El Caso.
He ojeado algunos libros de estilo estos días. En ninguno he visto un protocolo claro de cómo se debe informar de una catástrofe o de una tragedia. Leí a un periodista que alababa a la BBC porque había desplazado a su reportero a Santiago para informar desde el lugar de los hechos. Eso, en periodismo, parece bueno porque sí. Yo me pregunto, ¿Por qué es mejor ir a Galicia que quedarse en Madrid o en Londres? ¿Cuál es tu objetivo, tener una audiencia muy grande o que quien decida ser tu audiencia esté bien informado? ¿Qué necesitas para que tu audiencia esté bien informada, tener una cámara con las luces de las ambulancias detrás o en la puerta del hospital, o tener datos e información relevante?
Hacemos un periodismo barato. No sólo en España. Hacemos un periodismo para vender, para subsistir, para cobrar una nómina a fin de mes. Algunos dicen que el periodismo es imprescindible para una buena democracia. Sospecho que lo dicen únicamente para mantener su puesto de trabajo o su negocio, sin asumir el fondo de lo que dicen, porque sus obras periodísticas los desmienten continuamente. Tomémonos la información en serio. Seamos rigurosos con lo que hacemos, desentrañemos la información, seamos útiles a los ciudadanos. Alertemos de los riesgos antes de que se materialice el accidente. Vayamos por delante. Estudiemos. Sepamos más que nadie. Dejémonos la piel.
Dejarse la piel significa arriesgar, dejar de servir a los intereses de la empresa que te paga la nómina, olvidarse de la audiencia, investigar aunque nadie te lo remunere, olvidarse del negocio. Hagamos bien las cosas y una vez las hagamos bien veamos si podemos comer de ellas. Hacer bien las cosas depende del criterio individual, ni de la ley ni de las ventas. El riesgo es personal, como la piel.
Me haría feliz ser fuerte y conseguirlo siempre en mi propio medio. No siempre soy capaz.
Cuanta razón tienes!!! Estoy completamente de acuerdo.
Estimado Javier,
La simple mencion a que en España mueran al dia X personas y que los muertos en el tren no supongan una desviacion de ese numero es algo que no me esperaba. No me atrevo a calificarlo de demagogia, asi que me voy a quedar «inesperado».
Pienso que es impotante dar la informacion rapido y bien y en ese caso, el desplazamiento de un coreponsal es imprescindible para esa tarea, demandad por la sociedad (le guste o no). Otra cosa es el enfoque que se le de a la informacion, pero de otra manera no haria falta que usted se desplazase a las presentaciones de coches ni en ultima instancia que los probase. Con los datos disponibles seria suficiente para hacer una decision informada.
Lo importante es el valor añadido de esa informacion y vd añade un criterio profesional y los periodistas desplazados, las informaciones de ultima hora, los testimonios, las opiniones expertas etc tambien.
Mas que barato, yo diria que se hace un periodismo poco profesional y demasiado hooliganista. Pero eso no tiene que ver con los medios desplegados ante una catastrofe. Tiene que ver con el uso que se hace de esos medios.
Un saludo y disculpe las faltas de ortografia, escribo desde un teclado sin tildes, etc.
Otro más de acuerdo con lo expuesto aquí. Enhorabuena por tu forma de pensar, Javier. Desgraciadamente creo que no es la mayoritaria, al menos por como han tratado lo ocurrido en Santiago la mayoría de cadenas y medios.
Magnífica entrada autocrítica, Sr. Moltó!
El accidente de Santiago debería ser un revulsivo para el periodismo. Porque el espectáculo está siendo patético. Tan alejada del rigor técnico.
Me parece muy atinada su observación sobre el papel del periodismo como elemento previsor de la tragedia. Pero nadie alertó. Me temo que, formalmente, ni los propios maquinistas.
Cada día disfruto más con km 77. Por los coches y lo que nos cuentan -y cómo lo cuentan- de ellos. Por lujos como sus curvas peligrosas. Y por entradas como ésta.
Enhorabuena.
Desde que los Medios privados están en manos de quienes están y se deben a quienes se deben, y desde que los medios públicos están dejando de ser considerados un servicio público para funcionar como el servicio privado del partido de turno; desde ese momento el periodismo ha dejado de tener sentido y, lo peor, utilidad.
Aún estando de acuerdo con casi todo lo que dices, sí creo que es necesaria la presencia del periodista a pie de noticia para informar, nunca para opinar ni para hacer espectáculo. Asimismo también me parece penoso que ni la televisión pública conectase hasta dos horas más tarde a través de su canal de noticias, ni que la televisión privada ni siquiera eso manteniendo programación enlatada. Como siempre últimamente, la información la conseguimos de la radio y de internet.
Pero casi peor que lo que hizo la tele, fue lo que hicieron algunos periódicos, claro que el asunto viene de lejos con las portadas de mal gusto de Marhuenda o las de casi delito de Rubido.
Salud.
Yo me acordé mucho de Usted cuando empezaron a salir las informaciones del comentario en Facebook del maquinista (de 2010!!) en el que bromeaba con la velocidad a la que se ponía el tren. Recordé una conversación en twitter en la que Usted y yo bromeábamos con lo de twittear en los túneles de la M30 de Madrid «gracias» al límite de 70 km/h. Y pensé que si algún día alguno de los dos tenía un accidente ahí sería muy fácil acusarnos automáticamente de imprudentes. El problema es que es muy sensacionalista sacar cualquier información de contexto para dar carnaza. Pero más triste aún es que la consumimos con ansia.
Feliz verano a todos y felices vacaciones a los que puedan disfrutarlas
Bea
Al periodismo le pasa lo que a todo. Como el 95% de lo que hacen es reproducir notas de agencia, hay que esmerarse cuando hay ocasión. El problema es que tienen el músculo desentrenado de tanto copiar y pegar y de poco vale desplazarse al lugar de los hechos si la última vez que se hizo fue hace 5 años, coincidiendo con alguna otra masacre.
Luego, que la gente sí demanda basura. Si no ¿qué sentido tiene que cinco cadenas de televisión estén dos horas diciendo tópicos y tonterías al mismo tiempo con la imagen del accidente de fondo? Pues está claro: la que no lo hace se queda sin audiencia. La chusma no quiere datos ni análisis rigurosos (si los quisiera, leería más y vería menos la tele), quiere cotilleo y afirmaciones contundentes (como decían Les Luthiers, «el que piensa, pierde») que les den falsa seguridad y les permitan seguir viviendo en el mundo de cartón piedra en que nos movemos.
Hasta hace un par de años morían unas 60 personas en España cada semana en accidentes de tráfico, pero como eran de a pocos, no suscitaban el menor interés. Ahora estamos en la mitad, pero sigue pareciendo mucho más terrible que mueran 80 en un mismo sitio (aunque sean de lugares muy diversos).
¿Sale en la prensa cuantos muertos hay al año en accidentes laborales en España? Pues debemos andar por los 500 y si lo del tren puede tener elementos de negligencia o de ahorro miserable, para qué les voy a contar en muchos puestos de trabajo.
Y luego está lo de las fotos. Se puede informar sin poner fotos truculentas pero, ¿se vende lo mismo? ¿se es capaz de diferenciarse de la competencia?
A las noticias les pasa lo que a la fruta que comemos: a falta de sabor y sustancia, tienen que lucir mucho en el frutero.
Amigos, les escribo desde Argentina. Lamento profundamente el accidente, mis condolencias para los familiares de las víctimas y para el pueblo español en general.
Les cuento que aquí en mi país tenemos ferrocarriles 30 años atrasados, que no pasan de 80km/h, y el año anterior tuvimos un accidente mucho más tonto (a 30 km/h ingresando a una estación) en el cual murieron más de 50 personas, y el tratamiento informativo fue similar.
Verdaderamente da pena ver y leer la prensa en general, y más aún cuando tratan todo (como bien dice Javier) como «sucesos».
Felicitaciones por el artículo, adhiero totalmente.
Saludos.
Un análisis muy acertado. Las portadas de El Mundo son un claro ejemplo. Los presuntos culpables cambian cada 24 horas.
Hoy: «Una llamada innecesaria de Renfe distrajo al maquinista»
Ayer: «El maquinista admite que frenó tarde al equivocarse de tramo»
El domingo: «El itinerario de marcha debaja al criterio del maquinista el momento de frenar».
Por lo menos nos hemos enterado de los millones de expertos en ingeniería ferroviaria, señalización y procesos que hay en España. Entre mis contactos de Facebook hay unos cuantos.
Estando de acuerdo con su reflexión, pide demasiado.
Después del accidente todos vamos a saber algo de seguridad en el transporte ferroviario. Antes, sólo los expertos de Adif o de renfe. Imaginese los periodistas.
En este caso el marrón se lo comerá el maquinista. Porqué los sistemas de seguridad que hubieran evitado la tragedia no estaban o no funcionaban o porqué se deja la vida de 200 personas en manos de una sóla persona, eso no destacará. O cuantos puntos negros en la misma situación existen. O si alguien calculó ratio pasta/riesgo, cual fué el resultado y quien dió el OK al proyecto. O como usted ha defendido otras veces, si la probabilidad baja aunque catastrofica merece el enorme gasto en seguridad que supone (que yo supongo, desde el valor que me da la posición en la barra del bar que usted amablemente nos brinda) redundar las seguridades en los trenes.
Vamos a ver Marca España a tope, no olvide que hay que vender alta velocidad por el mundo.
En Brasil mismamente.
Bastante de acuerdo. Hace unos 10 años (doy la fecha por lo que el panorama ha cambiado) unos conocidos franceses nos llamaban la atención por el gusto de las televisiones españolas de tener los planos más escabrosos posibles con los atentados, accidentes etc. Un buen charco de sangre siempre tenía hueco en una crónica de ese tipo. Sin animo de generalizar, me parece un símbolo y lo que comentas es justo algo que yo me he preguntado estos días: Si yo dirigiese un medio ¿mandaría una cámara a cubrir en directo el primer paso de un tren por la via del accidente como han hecho algunos medios? Como no soy director de un medio buscar una respuesta es puro entretenimiento… pero no dejo de sorprenderme de que pasen los años y la prensa (y la sociedad que la consume) se comporta de un modo prácticamente igual ante estas desgracias…
Por cierto, como si fuera sincronizado, este post de Todd Litman en Planetizen.com (http://www.planetizen.com/node/64369) aborda este mismo tema, con una reflexión tan evidente que duele leerla: Las muertes de tráfico tienen menos atención mediática que los asesinatos, especialmente por desconocidos. Sin embargo el riesgo de morir asesinado es mucho menor que hacerlo en un accidente de tráfico. Normalmente la gente teme a los riesgos equivocados
Saludos
Luis
El pobre maquinista (podías ser tú conduciendo el autobús, avión, en el andamio con la grúa…) le han condenado ya antes de abrir la «caja negra» (ayer). No hay derecho de eso. Tampoco hay derecho que le vayan a culpar de toda la responsabilidad.
Respecto a la «morbosidad» de imágenes, creo que fue cuando dieron las imágenes y videos del asesinato de Gadaf i, debían haberse omitido por crueles y de mal gusto. Pero luego pensaba que gracias a esas imágenes, hemos visto la realidad de la crueldad humana y de la vida en situaciones críticas, y no temo a decir que hemos pasado a vivir en un mundo idealizado, dónde el dolor, sufrimiento, la responsabilidad de nuestros actos y la muerte se intentan ocultar.
Excelente comentario Javier. Lo suscribo totalmente.
Me gustaría mucho que mas adelante nos comentarais o usted o A.A., vuestra opinión, después de la sentencia, de comprobar protocolos y demás .
Me gusta mucho todo lo concierne a la seguridad. Es obvio, que la de la carretera la llevo casi en el ADN, me gustaría poderlo trasladar un poco «a las vías detren», pero con buenos elementos de juicio.
No sabia lo de los 20 mil eu de las balizas….me parecen calderilla, desconocía el dato.
A partir de ahora cuando vea un 80 o un 100 en una recta de carretera y.o autovías, lo mas probable es que me acuerde de mala manera de chicos de fomento y de los de ingerir. Con mi coche q apenas pesa1,5 TM. Y frena140-0 en 68 metros.
Me da rabia, mucha rabia. Se me entiende, verdad!!!!
Buen verano a todos. Abzs
Muy buenas.
De acuerdo con el artículo en líneas generales, pero:
– Creo que los medios sí deben interrumpir su programación en los minutos posteriores al accidente para ofrecer información de utilidad (en este caso concreto, advertir a los visitantes a las Fiestas del Apóstol de que, en la medida de lo posible, se abstengan de acudir a la ciudad para no saturar las vías de comunicación; advertir a la ciudadanía de que se requieren donaciones de sangre para atender a los heridos; etc.).
– Donde unos ven imágenes escabrosas, otros sentimos la cruda realidad de lo acontecido. Yo no tengo claro que no deban publicarse tales imágenes, pero tampoco lo contrario. ¿Morbo? ¿Realmente se venden más periódicos al llevar en portada fotos de cadáveres? Quiero pensar que no.
Por último, me llama la atención con qué facilidad otorgan los medios (y los políticos, pero en ellos me extraña menos) el título de «Héroe». Evidentemente, es de agradecer la ayuda prestada por los vecinos que acudieron en primera instancia al rescate de los pasajeros, pero… ¿Son héroes por ello? ¿Es una heroicidad ayudar a un herido? ¿Tan poco esperamos de los demás?
Saludos.
¿Y saben qué viene ahora? ¿Un cambio radical en los protocolos en la curva de A Grandeira? ¿Una revolución en la señalización en ferrocarril? No, porque pasado mañana los todólogos de este país se olvidarán del ASFA, del ERTMS y todo seguirá exactamente igual. Pasó con accidentes anteriores (de avión, de tren) y pasará con los que vengan. Teníamos la ocasión de crear la sociedad de la información y hemos creado la sociedad de la pelotita: los medios nos tiran pelotitas de colores y nosotros corremos detrás como perritos. Pasadas dos semanas, surge una pelotita nueva y la perseguimos sin recordar la anterior. Y lo peor es que esas pelotitas ni siquiera los medios tienen muy claro cómo o por qué las escogen…
Y si alguien no se lo cree, relean lo que decían los medios sobre el BT (Bloqueo Telefónico) en el accidente de Chinchilla de 2003 y vean como sigue el BT en buena parte de la red ferroviaria española. (Sin accidentes, por cierto)
Saludos
Puedo estar de acuerdo con su reflexión y la autocrítica, que tan ajena es para tantos. Suena a como deberían ser las cosas si todo fuera correcto. La argumentación contra ello es tristemente fácil y realista: los clientes quieren eso, conscientes de ello o inducidos. Es el camino fácil a los beneficios económicos y sobre el vulgo ya dijo Quevedo más y mejor que yo.
Este verano estaba siendo difícil para los tertulianos y columnistas apenas con el caso Bretón, la desinformación sobre la crisis de la corrupción española y la tesis sobre que este año no tendríamos verano. Los infames acosos periodísticos en redes sociales a familiares, amigos y posibles testigos del triste accidente demuestran que el contenido sólo es un medio para conseguir un contrato de reportero en lugar de becario.
Como a veces el Gordo de Navidad, la noticia bomba tardó en llegar y está siendo exprimida. Agosto será largo, el tema aburrirá y habrá que esperar un incendio, otro terrible accidente o el deceso o matrimonio de algún monarca para sacar unos euros y mantener a flote el tinglado ruinoso de la rotativa. Coincido con la metáfora de las bolitas de colores. Y con la de los perros. Del vecino #15.
La información que se nos presenta en los medios cada vez se parece más a la comida basura de las hamburgueserías. Por eso me gusta leer revistas de coches, con sus datos y demás, ya que las características de un vehículo son las que son y no hay margen para la equivocación (otra cosa distinta es la subjetividad con la que se abordan las pruebas de los mismos, pero aquí cada palo que aguante su vela).
Servidor ha crecido en una ciudad ferroviaria y algunas cosas conozco que pondrían los pelos de punta a más de uno. Sin ir más lejos, el deplorable estado de muchos de los vagones de mercancías que Adif alquila a las empresas de transporte por ferrocarril. Vagones que pueden llevar cargas tan diversas, desde unos inofensivos hierros o cereales, hasta cloruro de polivinilo (el día que un vagón de éstos pierda su carga a medio km del centro de la ciudad nos vamos a partir de risa).
Hace veinte años los trenes de cercanías tenían como principal sistema de seguridad, un avisador acústico (sonaba como una campanilla si no recuerdo mal) que sonaba cada 5 minutos para evitar que el maquinista se durmiera o distrajese. Eso sí que era tecnología punta y no lo de las balizas.
Tendrían que ver la de dedos y manos amputadas de los operarios que tratan de abrir y cerrar las puertas correderas de los vagones alquilados de Adif, con más óxido que otra cosa…
Saludos cordiales,
James Marshall.
El «hombre muerto» James Marshall, así es como se llama el dispositivo, que hoy en día continúa en funcionamiento, aunque ahora emite un pitido agudo en lugar del sonido de campanilla. En esencia es un pedal que se ha de pisar continuamente, pero levantando y volviendo a pisar al menos una vez cada poco menos de medio minuto; de no hacerse así se produce un frenado de urgencia.
Así que el problema es que los pasajeros están en manos del maquinista? Claro, y los de un atobús de línea en manos del conductor, o los de un avión en manos de piloto y co-piloto. Luego hay sistemas de seguridad, sí, pero si los humanos se empeñan en no hacer caso o en distraerse, pues no hay nada que hacer. Si no, que se lo pregunten a los que iban en el vuelo de Spanair.
Ese trayecto no es el único en España donde los trenes circulan a 200 km/h amparados en el sistema Asfa y, cómo no, en la competencia profesional del maquinista.
Ahora que, también tenemos la opción de hacer los viajes en carreta tirada por bueyes, en cómodas etapas de 12 o 14 horas, a razón de 80 ó 100 km por etapa…Total, a qué demonos tanta prisa…
Saludos.
PD. Ah! sí, se me olvidaba, los medios como siempre en estos casos asqueantes.
Lastra,
En su comentario, se ha olvidado indicar que los sistemas de seguridad están justamente para suplir las carencias de atención que como seres humanos tenemos.
En el caso del avión de Spanair, el avión estaba equipado con una alarma que avisaba al piloto que los flaps-slats no estaban bajados antes de despegar, pero esa alarma no funcionó, ya que estaba desconectada de su relé.
En el caso del trén existen sistemas, balizas, etc que reducen la velocidad o frenan el tren en el caso en que el maquinista no lo haga por si mismo. Este tren no las tenía activadas.
Ráfagas, GTO.
@GTO No creo que Lastras haya olvidado eso. El tren tenía el ASFA conectado y ese sistema esta capacitado para garantizar la seguridad a velocidades de hasta 200km/h. Lo que dice, con razón, es que hay otros trayectos en los que el ASFA ampara la circulación de trenes a 200km/h y el ASFA, pese a la confusión inicial de todos los medios, no limita la velocidad ante señales de «vía libre», sólo ante las de parada, anuncio de parada, anuncio de precaución y vía libre condicionada. Dicho de otra forma, el ASFA ha sido un sistema suficiente hasta que ha surgido un tipo de error humano muy concreto en un punto muy concreto de la red.
Que todos queramos sentirnos muy seguros es comprensible pero el riesgo cero no existe y el modelo REASON muestra perfectamente que, por muchas capas de seguridad que pongamos, siempre habrá una situación en la que los agujeros se alinearán y tendrá lugar la catastrofe.
El debate que los medios están hurtando en este caso es justo ese. Si la sociedad puede asumir o no fallos de seguridad de este calado cada n millones de kilómetros a cambio de inaugurar trazados de AV como si fuese un deporte olímpico y si el número de lonchas de seguridad en este caso es suficiente o no.
Saludos
Jaime
Polonio 231. ¿Por qué no se esperaba que mencione un dato? Ante los datos, las realidades, uno puede mirar hacia otro lado o no. yo no entiendo por qué motivo no se puede mencionar ese dato.
No entiendo qué tiene que ver esa mención con la demagogia. Ni siquiera de refilón. ¿Ha mirado usted en el diccionario lo que significa demagogia? No sé por qué se le ocurre a usted la posibilidad de calificarlo como demagogia, aunque luego no se atreva. ¿Por qué no se atreve?
Dice usted: «Pienso que es importante dar la información rápido y bien y en ese caso, el desplazamiento de un corresponsal es imprescindible para esa tarea, demandada por la sociedad (le guste o no).»
No es un problema de que me guste o no. Lo que discuto es que sea imprescindible desplazar a una persona para esa tarea como principio. Si es imprescindible desplazarla para dar buena información, pues habrá que desplazarla. Pero ¿Por qué está usted tan seguro de que es imprescindible?
La comparación con los desplazamientos a las pruebas de coches es extemporánea. Para hablar de un coche con propiedad tengo que verlo, tocarlo y conducirlo. Un periodista no tiene que tocar ni probar al maquinista, ni al interventor, ni a los heridos ni a los médicos y enfermeros. Necesita datos y los datos no se obtienen en el «lugar de los hechos».
Es una cuestión del tipo de periodismo que quieras hacer. Claro que es necesario que haya informadores en el lugar de los hechos para contar determinados aspectos. Pero no es imprescindible acudir al lugar de los hechos para dar buena información.
Claro que no tenemos por qué estar de acuerdo en lo que es buena información. Hay quien opina que buena información es la que hace vender muchos periódicos. Es una forma de verlo. Ese no es mi criterio.
Luis,
Gracias por el enlace.
vazquezbis. Yo también estoy de acuerdo con interrumpir la programación para dar información. Informaciónd e datos e información de servicio. Es diferente interrumpir la programación e intercalar un servicio informativo que detenerla y pasar a informar sobre el suceso de forma continuada.
Ver un cuerpo mutilado no añade a formarse una idea de lo acontecido. Ver una montaña de cadáveres, sí. Hay fotos que no añaden información de la tragedia, sino aspectos coyunturales. No sé si ayudan a vender periódicos o no.
Totalmente de acuerdo con lo de héroes. ¿Ir a donar sangre es una heroicidad?
cierto Lastra, ¿Por qué tanta prisa? Eso decía el anterior director general de tráfico, Pere Navarro. Que pongan todos los trenes de alta velocidad a circular a 80 km/h
Gracias a todos por opinar y participar. En estos asuntos que planteo el debate en conjunto es mucho más interesante que el fondo o la superficie de lo que digamos cada uno. Gracias.
Paramos cuando hay un accidente y provocamos enormes retenciones y, a veces ,más accidentes.
Decimos que tenemos una información en exclusiva, cuando está en todos los medios, simultaneamente a veces.
Presumimos de estar probando un vehículo que casi nadie ha conducido (osea en exclusiva), cuando está en todas las revistas de prensa casi simultaneamente.
Claro que es demagógico.
Está en la más elemental de las bases ontológicas.
Y es el más simple de los basamentos de cualquier negocio.
Porvocar o morir, opina o revienta.
Estimado Javier,
Vaya por delante que no pretendo «trolear» el excelente ambiente de su blog del que me declaro lector. Si me permite, le contestare a sus preguntas y comentarios (usare el entrecomillado para citar sus frases) y usare ejemplos relacionado con el periodismo del motor sin mas animo que establecer una comparacion cercana; no por criticar su labor, que desde luego ni es mi labor ni es tarea facil:
«¿Por qué no se esperaba que mencione un dato? Ante los datos, las realidades, uno puede mirar hacia otro lado o no. yo no entiendo por qué motivo no se puede mencionar ese dato.
Porque ese dato, que es cierto, no aporta nada al tema de si la cobertura del accidente de tren es buena o mala.»
Mencionar el dato de que esas personas no representan un porcentaje significativo de las muertes al año me parece similar a si yo le digo que una revista del motor al probar de coches de mas de 200CV etc., no aporta nada al 99% de los potenciales compradores de coches y que por tanto no necesita hacerlo y al hacerlo favorece el periodismo del motor de baja calidad. Dato cierto en ultima instancia, pero asociacion equivocada.
«No entiendo qué tiene que ver esa mención con la demagogia. Ni siquiera de refilón. ¿Ha mirado usted en el diccionario lo que significa demagogia? No sé por qué se le ocurre a usted la posibilidad de calificarlo como demagogia, aunque luego no se atreva. ¿Por qué no se atreve?»
Ahora que lo dice, pues venga, me atrevo. Definicion: Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Creo que usar el argumento de que las victimas del accidente del tren no son mas importantes que los muertos de cancer es hacer hacer mencion a una verdad fundamental para tratar de conseguir llevar la conversacion a otro lugar.
«Dice usted: “Pienso que es importante dar la información rápido y bien y en ese caso, el desplazamiento de un corresponsal es imprescindible para esa tarea, demandada por la sociedad (le guste o no).”
No es un problema de que me guste o no. Lo que discuto es que sea imprescindible desplazar a una persona para esa tarea como principio. Si es imprescindible desplazarla para dar buena información, pues habrá que desplazarla. Pero ¿Por qué está usted tan seguro de que es imprescindible?»
Vaya por delante que no soy periodista, pero estoy seguro que in situ se recoge mas informacion y de manera mas rapida. El ejemplo mundial del periodismo lo hace asi (BBC). Otro tema es como se trate esa informacion, que puede ser de una manera morbosa o de una manera que no trate a los oyentes como hooligans sedientos de alabanzas a su equipo/partido/tendencia/ideolologia correspondiente.
«La comparación con los desplazamientos a las pruebas de coches es extemporánea. Para hablar de un coche con propiedad tengo que verlo, tocarlo y conducirlo. Un periodista no tiene que tocar ni probar al maquinista, ni al interventor, ni a los heridos ni a los médicos y enfermeros. Necesita datos y los datos no se obtienen en el “lugar de los hechos”.»
No creo que mi comparacion sea inoportuna. No necesita viajar a un circuito cerrado ni a una autobahn a probar coches porque su audiencia jamas estara en esas circunstancias (alguien habra, pero me apuesto que no llega al 0.05% de los hits a km77.com). Sobra decir que soy el primero que devora sus pruebas y que su criterio influira en mi decision de compra. Pero creo que somos la excpecion.
Ya acabo: creo que si es necesario estar inmediatamente en el lugar porque se necesita intepretar esos datos en un contexto dado por la situacion. Si solo necesitasemos datos frios, no harian falta periodistas, creo.
Ademas es necesiario dar una informacion «de servicio» inmediata en caso de accidente.
Insisto en que otra cosa sea dar una informacion solvente, fiable y objetiva (que por cierto, vd y sus compañeros dan).
«Es una cuestión del tipo de periodismo que quieras hacer. Claro que es necesario que haya informadores en el lugar de los hechos para contar determinados aspectos. Pero no es imprescindible acudir al lugar de los hechos para dar buena información.»
Yo creo que si, pero si vd me dice, como preiodista que no, le doy el merecido beneificio de la duda.
Espero su respuesta.
Claro que no tenemos por qué estar de acuerdo en lo que es buena información. Hay quien opina que buena información es la que hace vender muchos periódicos. Es una forma de verlo. Ese no es mi criterio.
Es un accidente de tren. Nada más. Lamentable, penoso. Con dolor para un buen número de personas pero es un hecho nada inaudito. De vez en cuando se estrella un autobús. Se estrella un avión. Descarrila un tren. En muchos lugares del mundo. No está bien. En ningún lugar del mundo. Hay que informar. Hay que investigar y hay que hallar las causas.
Informar pasa por contar lo sucedido. No en espolear el lucro propio a base de la exhibición de dolor ajeno, mostrar cadáveres, sangre y dramas, haciendo pornografía macabra de la pena ajena para poder hacer caja.
En efecto El Caso murió porque la prensa tradicional, que resiste a morir en papel, ha aprendido a generar la demanda morbosa de víscera.
Los medios actúan como el circo de los Romanos, dando de qué hablar, distrayendo y generando una sociedad más inmadura, peor informada y más ansiosa de consumir dolor ajeno, y ver borbotar la sangre de los demás, acaso por sentirse que la pena propia es la serenidad propia si quiera por contraste.
Inmadurez desde la sobreinformación del s. XXI.
JM
No puedo estar más de acuerdo con usted, señor Moltó. Pero el párrafo que me ha llegado al alma es donde dice: «Tomémonos la información en serio. Seamos rigurosos con lo que hacemos, desentrañemos la información, seamos útiles a los ciudadanos. Alertemos de los riesgos antes de que se materialice el accidente. Vayamos por delante. Estudiemos. Sepamos más que nadie.»
Yo tengo una formación técnica y también científica y quizá por esto me encuentre mejor preparado para comprender mejor que la mayoría de mi entorno, que para poder contar y comentar un tema (si no se quiere ser banal), no digo ya extraer conclusiones. Primero, hay que tener una sólida formación base sobre el tema; segundo, hay que recabar la información concreta de fuentes fiables; tercero, hay que formarse sobre los aspectos clave para tener criterios de selección de cuáles son los elementos de la información recibida más o menos relevantes; cuarto, ser honesto, informar de la verdad.
Por desgracia y por mi trabajo, he tenido que trasladar aspectos objeto de información a periodistas, y demasiadas veces he notado el escaso interés que tienen por elementos que, siendo muy relevantes y quieres que tengan en cuenta, son obviados por que dicen «no interesan para la noticia» o «la gente no entiende de eso». Como lo que al final ocurre es que tergiversan y cambian el sentido de tus palabras, termino optando por contar lo menos posible. Considero que es «batalla perdida».
Este mal no es patrimonio del periodismo actual, sino general de nuestra sociedad. Generalmente no se valora a quien se esfuerza, a quien trabaja duro, a quien te presta ese servicio con profesionalidad y eficacia… sino que piense cada uno ¿cuándo fue la última vez que felicité a alguien por hacer su trabajo de manera especialmente eficaz o agradable para mí?
En fin y por desgracia, estudio, esfuerzo y razonamiento no son valores que cotizen mucho en esta sociedad. La autocrítica debemos hacerla todos.
Hola Polonio231, su nivel de escritura y de argumentación son incompatibles con el troleo. encantado de debatir.
1) Tiene razón exacta en su comparación con las pruebas de coches de más de 200 CV. Nosotros publicamos esas pruebas como entretenimiento, no como servicio. Somos conscientes de que es así. el porcentaje de personas a las que son útiles es ínfimo.
Me da usted la razón. se aprovecha un accidente, una catástrofe, para vender, que es lo que yo decía en los primeros párrafos de mi texto. Me gustaría que hubiera algún medio que no lo hiciera. Que se centrara en la parte informativa del accidente y no en la parte lúdica y comercial del accidente.
Dicho esto. ¿Por qué no hago yo ese medio? Porque sé que no vendería un colín. Sé que es así. Pero al menos no presumo de que «el periodismo que yo hago es imprescindible para la democracia» y para una sociedad más culta y mejor preparada para afrontar los retos del futuro.
Lo de la demagogia sigo sin entenderlo.
Los coches están donde están y si quiero informar tengo que ir a conducirlos. Los fabricantes no me traen los coches a Madrid solo porque yo se los pida. Ojalá.
No me dé ningún beneficio de ninguna duda. Hay muchos medios sobre el terreno, muchas agencias. No hace falta que vayan todos los medios a hacer lo mismo,a esperar a la puerta del mismo hospital, a sacar las mismas imágenes. Informar significa informar sobre lo que no informan otros. Cuando todos hacen exactamente lo mismo el trabajo de todos pierde valor.
Gracias
Hola de nuevo,
Usare el sistema de enumerar, queda mas ordenado:
1) En que se ha hecho un mal uso de la informacion en los medios estamos de acuerdo. Coincido con un comentarista anterior en que todo el mundo se ha hecho experto ahora del ASFA, igual que lo fuimos del TOWS hace unos años (les confieso que si tengo visual del ala, echo un ojo a ver si los flaps van desplegados, miren vds que tonteria).
2) A lo que voy, es que creo que los datos ofrecidos in situ dan mas valor añadido que los datos de agencia, de ahi el inicio de mi argumento; desplazar corresponsales y dar informacion al calor de la noticia es algo bueno en si mismo.
Voy a poner un ejemplo que responde a mi experiencia propia. Las investigaciones que se hacen en el laboratorio X son sumamente importantes, pero complejas para el publico general. Un departamento de prensa bueno, las simplifica, las contextualiza, las digiere y, haciendo un buen uso de la informacion proveida, es capaz de transmitir mucho mas que la lectura de los datos correspondientes en la revista medica de turno. Uno malo dice que fulanito tiene la cura para el cancer, saca una foto de una rata con un tumor mas grande que su cabeza y otra sana y santas pascuas. Que haya caraduras no significa, en mi opinion, que tengamos que obligar al publico general a leer el articulo para estar bien informado, solo que hace falta periodismo de calidad que de valor añadido a la noticia y sepa contar las cosas bien sin estar movido por otros intereses que no son los puramente informativos.
3) Por lo anterior, en los sucesos me temo que se debe hacer periodismo a pie de Hospital igual que el periodismo cientifico se hace a golpe de descubrimiento novedoso y no cuando otros grupos han replicado tu estudio, ya ha salido el medicamento, se tienen todos los datos de seguridad etc.
Creo que es un tipo de periodismo necesario siempre y cuando se haga bien y que no tiene porque ser macabro. Como lo hace la manida BBC (que dicho sea de paso, se financia de manera independiente al color politico, a traves de un impuesto directo sobre las televisiones que reciben señal externa, y eso la hace ser tan «guay»)
Un saludo y reitero las disculpas por la falta de tildes general.
@Javier Moltó: querido Javier, me parece que te has puesto, y no ésta la única ocasión, un poco maximalista en cuanto a las exigencias de profesionalidad para nuestro querido periodismo, al menos en cuanto a los «currantes» que les toca estar «a pie de obra», sea en el accidente del tren, o probando unos coches. Somos parte de una comunidad, y como profesionales, esa exigencia de «dejarse la piel» no creo que, en un promedio estadístico, deba ser superior a la exigible para un funcionario de ventanilla, para un albañil en el andamio, o para el dependiente de una ferretería. Otra cosa es lo referente al entramado empresarial del periodismo, en lo cual puedo estar de acuerdo, pero yo hablo del informador de a pie.
En un país, en una sociedad, hacen falta líderes (no «héroes» sobre los que ya se ha comentado con acierto más arriba) que señalen ideales o mejoras a conseguir, y den ánimos y ejemplo para esforzarse un poquito más para conseguirlos. Pero no tiene sentido exigirles a todos y cada uno de los profesionales que tengan ese espíritu visionario y misionero, esa entrega y ese sacrificio que caracterizan al líder. Cada vez que un empresario periodístico ha pedido en cualquiera de los medios en los que he trabajado ese «esfuerzo suplementario» para darle un empujón al negocio, siempre he dicho que los «fervorines» duran unas cuantas semanas, y al final todo el mundo vuelve a su velocidad de crucero de rendimiento; que en unos es mayor que en otros, porque no todos somos igual de inteligentes, ni de responsables, ni de eficientes, ni de eficaces; somos simplemente humanos, y esa es nuestra grandeza y nuestra limitación.
@ «El Caso»: durante los primeros siete años de mi actividad profesional en «Velocidad», nuestra redacción estaba a unos pocos metros de la de «El Caso», otra publicación del Grupo Eugenio Suárez. Y puedo decir que, profesionalmente, sus redactores literarios y gráficos estaban, como mínimo, al mismo nivel que los de todas las demás revistas, si no más. Porque se esforzaban al máximo en ofrecer lo que el público demandaba entonces, y sigue demandado ahora. Porque como como muy bien ha explicado Javier, a «El Caso» no lo cerró el desfavor del público, sino que la prensa general se metió en su terreno, con mucho mayor poderío. Y aquí estamos en lo del huevo y la gallina; ¿qué es antes: el periodismo amarillo, o el público que lo demanda? Porque las largas horas de TV sobre el corazón, el hígado, o un poco más abajo, que siguen triunfando mañana y tarde lo hacen porque el público les da audiencia; si se demandasen documentales científicos y zoológicos, «La 2» y otras cadenas especializadas subirían como la espuma; pero entonces les pasaría lo mismo que a «El Caso»; los empresarios desplazarían allí sus esfuerzos.
Así que no le echemos toda la culpa de la apestosa información que estamos recibiendo sobre el accidente a los periodistas que han sido «enviados» allí (no han ido de «motu proprio»), ni tan siquiera a los empresarios que los envían, sino a la sociedad que se traga esa información, e incluso la sigue demandando transcurrida más de una semana. Y lo de cambiar el nivel ético y estético de toda una sociedad creo que es tarea que rebasa las posibilidades de este portal (no sé si tan siquiera es misión suya, ¿qué opinas, Javier?); aunque, por supuesto, hablar es libre, y se desfoga uno. Sigo teniendo en gran estima la famosa frase del idealista desengañado: «antes quería cambiar el mundo; ahora me conformo con que el mundo no me cambie a mí».
@ 25 DavidVR: Suscribo totalmente su comentario; no me duelen prendas, y nunca me he sentido especialmente corporativista. En esto, y en muchas cosas más, coincido al 100% con Javier Moltó. Y precisamente nosotros dos (y bastantes colegas, no sé si muchos más) somos de los que nos encantaría oir sus explicaciones, a poco que el tema nos resultase lo bastante próximo y comprensible.
Y también suscribo la habitualmente ácida y penetrante opinión de @24 JotaEme: estas cosas ocurren, y ante la realidad hay que ser muy humilde. Otra cosa es que intentemos mejorarla, y más que buscar culpables o responsables (que también), lo que hay que buscar es soluciones, tras de localizar los fallos. Pero sin olvidar los que dice @20 Jaime: el riesgo «cero» no existe, y los agujeros se alinean fatalmente de vez en cuando.
Por lo mismo que también suscribo lo dicho por @18 Lastra: hay que contar con el factor humano, o llegar a un sistema tan automatizado en el que ya no hiciese falta ni el maquinista. Pero es que los protocolos, y las balizas y los mecanismos de frenada estarían concebidos y fabricados por seres humanos, aunque en fábricas también muy automatizadas. De modo que me van a permitir Vds que intercale una especie de chiste un poco sádico, pero que viene muy bien al caso, para enmarcar lo de la automatización 100% segura:
Despega el vuelo inaugural del último avión Super-ultra-mega-hiper-Jumbo. Lo último de lo último, cargado de VIPS. Una vez alcanzadas la altitud y velocidad de crucero, se oye el habitual saludo del comandante: «Bienvenidos a bordo; son Vds testigos de un momento excepcional en la historia de la aviación; normalmente yo les hablaría desde la cabina situada delante de Vds, pero uno de los grandes avances de este avión consiste en que, en este preciso instante, yo estaré tomándome el aperitivo igual que Vds, pero en mi casa, después de haber hecho previamente la programación del vuelo. El piloto automático, de una complejidad, perfección y seguridad inigualables, ya se ha encargado del despegue, y lo seguirá haciendo hasta el aterrizaje, también automático. Pero no tienen Vds por qué preocuparse de nada, puesto que nada puede fallar click, nada puede fallar click, nada puede fallar click,…
Al final, no está de más el maquinista; lo que hay que evitar es el riesgo del teléfono móvil a destiempo, por si acaso los agujeros se han alineado y es necesaria una mano humana que nos salve si ocurre lo de «nada puede fallar click»; pero hace falta que, en ese momento, no esté a su vez hablando por teléfono. Al final, siempre nos podrá pillar el toro.
Y un último comentario, en la línea de lo expresado al final del suyo por @20 Jaime. Es increíble la obsesión, manifestada por los políticos autonómicos (pero compartida por un importante porcentaje de sus paisanos) por conseguir «como sea y YA» un AVE como los de Sevilla y Barcelona. Y mejor si se llama AVE, aunque sólo vaya 40 km/h más rápido que otro de Alta Velocidad. Esto lo piden primero los que están más lejos, en la costa; pero los que están a medio camino no quieren ser menos. Y así tenemos que el AVE de Madrid a Barcelona tiene parada en Guadalajara, y el de Valencia, nada más salir de allí, en Utiel-Requena, al margen de hacer un recorrido que recuerda a una culebra. Pero no lo hagas pasar y parar por todos esos sitios (aunque suban y bajen cuatro), y verás la que te cae en las próximas elecciones. Y como además tiene que ser YA, pues ocurre lo de las dolinas por Los Monegros: que el estudio geológico está hecho deprisa y corriendo, y el terreno se hunde. Una vez más, algo que ni la más absoluta automatización podrá evitar nunca: el factor humano; nuestra grandeza y nuestra limitación.
@ 28; Lo próximo de este estilo,será,probablemente,algún desastre en el tramo Zaragoza a Madrid.Conozco un trabajador de la empresa que hizo los estudios geológicos que nunca ha vuelto a ir en tren a Madrid…
Saludos
Cuando ya uno da por perdido todo criterio informativo de los «periolistillos» que dirigen los informativos aparece un oasis en el desierto de las publicaciones y de parte de un blog del motor.
En mi opinión está más que claro que el accidente ha venido muy bien a los políticos. Ya se sabe ; lo de «tapar mierda con mierda».
Mi enhorabuena a J.Moltó por su criterio honrado y parece que no manipulado.
He de recordar que había un programa no hace demasiado tiempo que en su primera media hora se ocupaba de relatar los SUCESOS del día y que se llamaba GENTE.
El debate sobre el huevo o la gallina se terminó con Internet. Los medios saben lo que funciona y lo que no. Se sabe que el sexo, la muerte y la bizarría vende más, y vende menos hablar de otras cosas, igual que en coches vende publicar de BMW, Audi o Volkswagen, y vende menos hablar de otras marcas. Y eso se sabe y por eso se publican rankings de noticias más leídas que retroalimentan el fenómeno, para tener más clicks.
Se sabe que mucha gente usa los medios como entretenimiento y vía de escape momentánea. Que no tiene tiempo para sesudeces y análisis largos, salvo en los temas que le interesan. Por eso los McDonald´s informativos están llenos (velocidad, basura) y los restaurantes de calidad vacíos.
Dice Vd. Sr. Moltó que es absurdo llevar a gente al lugar del suceso. Puede ser, pero el marco del relato afecta a la sensación de veracidad del mismo, de la misma manera que a usted le viene bien para su relato contar las cosas desde el lugar donde se presenta un coche nuevo, aunque los datos los tengan en su redacción antes de que haya llegado Vd. al sitio.
Para el relato del asunto es importante estar en el lugar, porque eso da sensación de veracidad, pero sobre todo de actualidad. Y esto entronca con la clave de todo el asunto: la urgencia por contar cosas nuevas, que hace que constantemente se lancen informaciones erróneas o refctificables a posterori sin la más mínima cautela (ni tampoco consecuencias).
Sale mucho más rentable para un medio estar diciendo cosas todo el rato, aunque sean tonterías, que estar callado. Qué hubiera pasado si un medio no da información hasta que esté contrastada? Pues que no lo mirará nadie. Se ha acostumbrado a la gente a esto; a la hiperactualidad (que no hiperrealidad). Lo que trae la instantaneidad de la tecnología es gente pueril, incapaz de aguantarse un rato, que necesita constantemente que le cuenten punto por punto lo que pasa entre A y B, aunque el camino intermedio no genere ningún efecto de relevancia, correcciones y rectificaciones incluidas. Tan sólo entropía, bits de información innecesarios.
Luego está la complejidad del fenómeno; estos días he visto por tv y en los medios a muchos supuestos expertos, ingenieros y demás (esos que son más listos y con capacidad de análisis que el resto, según el criterio de muchos de los que opinan por aquí) decir auténticas chorradas y sandeces sin sentido al respecto del accidente. Cuando ni suquiera los que supuestamente no tienen la información suficiente, de qué sirve pedirles opinión.
Y todo esto entronca con lo de siempre; el periodismo está enfocado a ganar dinero mediante la publicidad. Es un sistema del siglo XIX-XX que ya no funciona actualmente. la gente quiere que la información sea de calidad, veraz, y gratis. Y eso no es posible. Y como no es posible, o te tragas información mercantilizada (de mala calidad) o pagas por ella. Y como nadie está dispuesto a pagar por estar bien informado, así nos va.
Y para terminar, al opinador ése que se sitúa por encima de la media en entendederas, le digo que comete él el mismo fallo que la mayoría, el «fallo del adivino»; meter a todos en el mismo saco por una o varias malas experiencias; generalizar. El mundo está lleno de buen periodismo, pero hay que buscarlo. Y no lo vas a encontrar en el ranking de mejores noticias de elmundo.es.
Grandisimo articulo Sr.Molto;solo una cosa,asombrarse de que los medios de comunicacion cubran de esa forma un suceso lleno de muertos,sangre e imagenes crudas;es el sintoma inequivoco de la lamentable sociedad en la que vivimos.Solo hace falta circular por una autovia de doble sentido,para ver como inmediatamente despues de un accidente;se producira otro en sentido contrario,prueba latente del morbo que genera la sangre en nuestra sociedad.Pòrqie primero todo el mundo,reduce para ver;NO PARA SEÑALIZAR,AYUDAR,ORGANIZAR…Y luego ya veremos.Seguro que la audiencia de los telediaris esta semana pasada aumento considerablemente.
@31 JFKa
«El mundo está lleno de buen periodismo, pero hay que buscarlo. Y no lo vas a encontrar en el ranking de mejores noticias de elmundo.es.»
Claro, pero es que aunque pagues a una plataforma digital (Orbyt.es) para tener información de algo más de calidad, resulta que tienes la misma bazofia un poco mejor aliñada, porque el problema es la inmediatez -como bien dice ud.- y aunque las actualizaciones de la noticia se hacen cada 24 horas y no cada 3 ó 4, la información sigue siendo errada cuando no falsa de toda falsedad. Eso sí, al día siguiente dan otra información que desmiente la del día anterior y no se molestan en rectificar, deben suponer que un clavo saca otro clavo.
Saludos.
A. de A.
Querido Arturo,
A mí el mundo me cambia continuamente. Eso no me preocupa nada. Yo cambio mucho, aprendo, modifico mi opinión, afino cuando soy capaz. En fin, hago lo que puedo.
Del mismo modo que yo cambio mucho porque tengo mucho que mejorar, creo que en conjunto en el mundo hay mucho margen de mejora, en concreto con mayor educación, información y conocimiento.
A mí me parece que el periodismo puede contribuir a que haya mayor educación, información y conocimiento o no contribuir. El periodismo que yo quiero leer es el que contribuye a mejorar esos tres factores.
A mí me parece magnífico que cada uno haga con su negocio lo que quiera. Pero quiero que tengan claro que no nos engañan. Que ese periodismo comercial, destinado a vender, no es ese «periodismo fundamental para la democracia» y por el que solicitan subvenciones y prebendas.
No discuto si mi posición es maximalista o no. Puede que lo sea, pero me da igual. yo opino lo que opino, mediante un proceso que intento que sea lógico y coherente. Las etiquetas no pueden hacer variar mi forma de pensar. Me da igual que se etiquete como maximalista o como demagógico.
Buenos viajes y buenas curvas enlazadas 🙂
@34:
Hola de nuevo, Javier. No sé si no me has entendido, o no me has querido entender, o tampoco querías entender al anónimo creador de la frase marras que he citado. Como sin duda en el fondo sabes, ese «que no me cambie el mundo» no se refiere a las formas, sino al fondo. Ese fondo que tras decir que «el mundo me cambia continuamente», te lleva a proclamar cuatro párrafos más abajo que «las etiquetas (una de las manifestaciones de «el mundo») no pueden hacer variar mi forma de pensar». Pues eso.
Y ten en cuenta, porque tú lo sabes mejor que yo (que no he pasado nunca de asalariado del periodismo, sin voz ni voto sobre la orientación de los medios en los que ha trabajado y sigo colaborando) que si ese periodismo que reclamas (reclamamos) para que transmita educación, información y conocimiento no tiene a su vez suficiente difusión, se queda en un cenáculo para exquisitos, que de entrada ya están prácticamente de acuerdo en todo. Y así para poco sirve. Por ello me alegro cuando veo más de 100 comentarios a alguna de mis entradas; porque es señal de que, aunque pequeñita y dentro de nuestro ámbito, la mancha de aceite algo se va extendiendo, y quizás contribuye a mejorar información y respeto en el intercambio de ideas.
Por supuesto que en el mundo hay mucho margen de mejora; en casi todo, por no decir en todo. La cuestión es si podemos (puedes) exigir a todo el mundo que ese margen lo intentemos cubrir «dejándonos la piel cada día», o simplemente haciendo bien nuestro trabajo (que no es poco) y, si llega el caso, metiendo una idea en el «buzón de sugerencias». Porque ese nivel de exigencia sí que podría ser tachado de maximalista, que sería lo de menos; lo malo es que sea inoperante por utópico. Una cosa es que algunos, entre los que nos cuento a ambos, lo apliquemos por nuestra cuenta y riesgo; otra, que se lo exijamos a todo el mundo.
En la Constitución norteamericana (anterior a la Revolución Francesa, por cierto, que no fue el giro copernicano del que presume, ya que el cambio se inició al otro lado del Atlántico) hay una frase fundamental, en algo así como el Preámbulo o cosa parecida, que dice que el objetivo de esa sociedad organizada que entonces se iniciaba era «the quest for happiness» (la búsqueda de la felicidad). Impresionante objetivo, curiosamente alejado del enfoque calvinista que hubiese sido lógico esperar de aquellos «padres de la patria» de raíces WASP (White Anglo-Saxon Protestant), que busca la riqueza y el bienestar a través del trabajo, o más bien como premio divino a éste. Objetivo todavía más alejado del «valle de lágrimas» al que nos quería apesebrar por entonces el pensamiento católico tradicional y reaccionario.
Nuestro objetivo, al menos yo comparto el de la Constitución americana, debe ser conseguir la felicidad para el conjunto de las sociedad; y si podemos hacerlos sin «dejarnos la piel a diario», mejor que mejor. Aunque si hay que apechugar, se hace; pero sin confundir el fin con los medios. Los teóricos del siglo XIX ya hablaban de la «regla de los tres 8» para dividir la jornada del trabajador mondo y lirondo, al menos como objetivo: 8 horas para descansar (dormir), 8 horas para trabajar, y 8 horas para asueto y vida familiar. Por desgracia, a la gran mayoría (y desde luego a mí) lo de las 8 horas de asueto me sigue sonando a chino mandarín; pero no deja de ser el objetivo. Otra cosa son los medios para conseguirlo; pero no dejarán de ser medios, nunca el objetivo.
Se me olvidaba: suscribo prácticamente, de la cruz a la firma, todo el comentario de @31 JFKa. Me parece un enfoque muy sereno, lúcido y apegado a la realidad; con su puntito de desencanto, por ello mismo. Pero lo dicho: que al menos el mundo no nos cambie; y sobre todo, que no crean que nos engañan.
«Nuestro objetivo, al menos yo comparto el de la Constitución americana, debe ser conseguir la felicidad para el conjunto de las sociedad; y si podemos hacerlos sin “dejarnos la piel a diario”, mejor que mejor.»
En la próxima presentación de un modelo de Tata, cuyo mercado potencial será enorme, veremos como se desplaza el periodista hasta el confin remoto de la India (de India como se pretende decir ahora).
Hay queconseguir el bienestar de la sociedad, ¿de toda?, ¿de todas? o solo de la que nos compre o nos vote.
@37 Jose:
Por más que lo releo, no consigo ver el nexo de unión entre los diversos conceptos que mezcla en su comentario: a) presentación de un Tata (que no tiene por qué ser en la India); b) modo de desplazarse hasta allí (me atrevo a dar por hecho que sería en avión, ¿no cree?) en el triple supuesto de que la presentación sea allí, ser invitados y aceptar la invitación; c) potencialidad de mercado ¿de qué o quién, de la India como país, de Tata como marca o del nuevo modelo?; d) qué tiene que ver el lanzamiento de un coche en la India, y la hipotética información que la prensa española del motor (quiero suponer que se refiere a ella en conjunto, y no sólo a km77) vaya a dar o dejar de dar sobre ella, con el bienestar de aquella sociedad, al margen de que un nuevo modelo suponga algún puesto más de trabajo en Tata, estén bien o mal pagados. Pero sobre esto supongo que tendrá bastante más que decir, y desde luego mucha más influencia, el Sr. Tata (propietario también, en no sé qué porcentaje, de Jaguar y Land-Rover) que lo que digan los hipotéticos periodistas españoles que hipotéticamente se hayan desplazado a esa hipotética presentación.
Como luego habla de «quien nos vote» parece que ahora se refiere a los políticos, y ya habla en términos genéricos. Pero cuando se refiere a «la que nos compre» parece referirse a los lectores que compran una publicación (del motor en nuestro caso); puesto que entrar en km77 sale, al menos por el momento, gratis total.
No sé Vd, pero yo tengo un concepto sumamente humilde acerca de la transcendencia de mis actividades para mejorar el biestar de «la sociedad». Sé que debo ser lo mejor posible en mi actuación cívica, profesional y familiar, y luego el resultado será el que sea, y estará por completo fuera de mi alcance el modificarlo en cualquier sentido; al menos, en cuanto vayamos un poco más allá de lo que pueda influir en mi comunidad de propietarios, o en alguna asociación cívica a la que hipotéticamente pertenezca (sea partido político o no). Y luego votaré o no, en blanco o no, según crea en cada momento que hago lo más adecuado; y poco más. Así que para qué vamos a hablar de la India; claro, también podría ir con una pancarta delante de la Embajada de la India pidiendo que les suban el sueldo a los empleados de Tata (y ya de paso, a los de Jaguar y Land-Rover).
La sociedad mundial es «toda»; pero a efectos prácticos está subdivida en muchas «todas» más pequeñitas, y la organización socio-político-económica del mundo nos impide tener influencia, tan siquiera mínima, más allá de la circunscripción más grande en la que votamos (o sea, nivel nacional, aunque sea para Elecciones Europeas). A partir de ahí, los organismos europeos y la ONU, para bien o para mal. Claro que también podemos hacernos misioneros o participar en una ONG que vaya a lugares recónditos a intentar, con menor o mayor fortuna, mejorar el bienestar de aquella sociedad.
No sé si nada de esto responde a su comentario, porque la verdad es que no he entendido ni palote de lo que en él pretende decir. Pero por intentarlo que no quede. Saludos.
D. Arturo, no me refiero a Vd. y si me apura a nadie en concreto.
Me refiero a la demagogia y la hipocresía con las que nos conducimos (véase doble sentido).
Se acude raudo (todos) a la presentación de un Porsche en los USA en un hotel a todo trapo.
Pero no se ve la necesidad de desplazar un señor a informar de una catástrofe.
Devoramos las imágenes de muertos y sangrantes, pero las tachamos de innecesarias y morbosas.
Eso si, mucho más asépticas, estéticas y trascendentes las fotos de una llanta 22″ con pinzas de freno rojas (o verdes).
Todos nos conmovemos profundamente (ironia) con los acontecimientos que golpean nuestras vidas, como lo es este accidente.
Al minuto pedimos otra de rabas.
Nos importa un rábano el sufrimiento ajeno, es más, nos molesta que nos lo recuerden.
Gracias por tomarse la molestia de leerme y contestarme.
Sepa que le leo con interés y que como otros muchos lectores de sus artículos, los dejo siempre para poder leerlos con calma (otros se leen en cualquier momento, los suyos no) , releerlos y disfrutarlos cada línea y así poder ver en qué discrepo con Vd. lo cual forma parte de la diversión.
Saludo afectuoso
Ahora ya tengo más claro su enfoque. Pero sigo sin coincidir con él más que en parte. Vamos con lo de las presentaciones de modelos nuevos de coches:
En primer lugar, ése es nuestro trabajo, muy concreto y especializado. Si no vas a una presentación (y si puede ser la internacional, que va por delante, mejor que mejor) puedes tardar meses (sí, meses) en poder sentarte al volante de ese coche, sobre todo si es un Porsche como Vd dice, pues a lo mejor tardan ese tiempo en comercializarlo en nuestro país, y hasta entonces no hay unidades de pruebas. Y no me dirá Vd que es lo mismo informar simplemente con la carpeta de prensa y la ficha técnica (eso se puede hacer desde casa) que decir «yo lo he conducido y notado esto y lo otro», al margen de alguna primicia que hayas podido recoger entrevistando al personal de la marca. Y vas al hotel al que te invitan; como ya dijo con este motivo Javier Moltó (y yo suelo repetir con frecuencia) no pedimos que las presentaciones las hagan ni aquí ni allá; si nos traen el coche a Madrid, para una presentación de dos días, con amplio kilometraje y personal al que hacer preguntas, por nosotros perfecto. Pero a las marcas les resulta más barato, y además factible, reunir a toda la prensa del mundo en un único lugar, que ir paseando a su personal y la flota de pruebas por los cinco continentes.
Por el contrario, para informar de una catástrofe como la de Santiago, creo que lo fundamental son tres cosas, al margen de decir que ha habido un descarrilamiento: el balance de víctimas (muertos y heridos), el análisis de las causas (lo cual no se sabe con certeza al principio), y el estudio de las mismas para, en lo posible, intentar evitar que se vuelva a repetir. Y para todo eso no es imprescindible desplazarse (salvo para dar la impresión de que nuestro medio se interesa por el asunto). Pero con unas fotos de agencia, aunque sean todas iguales para todos los periódicos (como son iguales las fotos del Porsche), sería suficiente. No hay opinión personal que añadir por el hecho de ver los hierros retorcidos, ni creo que haya redactor técnicamente cualificado para profundizar en el accidente.
En cuanto a lo de «otra de rabas», estamos de acuerdo. Pero no sé por qué le extraña tanto. El ser humano tiene mecanismos de autoprotección, y procura limitar las sensaciones y sentimientos molestos en la medida de lo posible. Los dramas nos afectan, por lo general, en razón inversa al cuadrado de la distancia que nos separa de ellos; se nos muere un familiar próximo, y es un trauma; se muere alguien en Nueva Zelanda, y nos quedamos tan panchos. Y lo otro que modifica nuestra sensación es la rareza. Que un tío coja un fusil de asalto y mate a cuatro, catorce o cuarenta personas en USA ya no nos conmueve, porque desgraciadamente ocurre con harta frecuencia. En cambio, lo del monstruo que se cargó en Noruega a cerca de 80 personas nos impresiona, porque hasta ahora, «esas cosas en Noruega no pasaban». Pero son igual de muertos que los de Texas, pongamos por caso.
Para accidentes de tren, los de la India, donde la gente todavía acostumbra a ir colgando por el exterior de los vagones y en el techo, como racimos humanos. Y cuando ocurre el accidente, son centenares los muertos, y nos impacta un poquito, pero decimos «claro, cómo no se van a matar, si van colgados por fuera dela ventanilla». Y esto es así, primero porque están más lejos, y segundo, porque es relativamente habitual. A lo que llega a acostumbrarse el ser humano durante las guerras es algo que nos cuentan los que lo han sufrido, y es increíble, pero cierto. Tenemos una gran capacidad para autoanestesiarnos; de lo contrario, nos pasaríamos la vida llorando. Así que el chute de cloroformo es «otra de rabas».
JFKa, el periodismo es negocio. Yo también lo sé. Me alarma que algunos periodistas y algunas empresas periodísticas manifiesten que el periodismo no puede ser tratado como otro negocio cualquiera, porque en el periodismo recae parte de la responsabilidad sobre el buen funcionamiento de una democracia y que luego hagan «eso».
A. de A. Abres varios debates que me interesan mucho. Gracias.
Empiezo por lo menos importante. Creo que te he entendido perfectamente. Yo no estoy seguro de que mi fondo no haya cambiado y de hecho no creo que sea malo que cambie. No tengo muy claro qué es el fondo de una persona, pero me miro a mí y no me reconozco en nada con cómo era hace 30 años. He cambiado, yo creo que el fondo y la superficie. Pero en cualquier caso, ese asunto es accesorio. Lo mencioné como muleta para apoyarme, nada relevante.
Tengo clarísimo que sin difusión no sirve de nada a la sociedad en su conjunto escribir magníficas obras. También sé que pervertir las grandes obras para hacerlas accesibles no sirve de nada, porque son accesibles, pero dejan de ser grandes obras. No conozco solución para aunar esa disyuntiva. Vuelvo al origen. Quitemos importancia ese periodismo. Denunciemos a quien reclama que el periodismo es «imprescindible para garantizar la democracia», porque es una afirmación falsa que sólo busca obtener prebendas. Si ni los medios ni los periodistas se arrogan ese valor, si el periodismo es tratado como un negocio más, no me quejo de nada.
Por último. Hablas del disfrute y la felicidad. A mí me parece que la mejor manera de disfrutar es dejándose la piel, con autoexigencia. Yo soy un disfrutón. Disfruto muchísimo las cosas que hago. Creo que es así porque me implico. Dejarse la piel significa exactamente hacer bien el trabajo, no hacerlo a medias, sin fijarse en los detalles, sin poner la máxima atención e intentando saber y mejorar. Tú lo haces cada día. A eso llamo dejarse la piel. No es masoquismo, no es sufrir, no significa atizarse con el cilicio. Eso no sirve de nada. Significa ser exigente con uno mismo, para hacerlo mejor y disfrutar más.
El periodismo es imprescindible para garantizar la democracia, al menos una que aspire a serlo en algo mas que el nombre. En GB, en Alemania, paises liberales de verdad, no del liberalismo fetén 2.0 que predican libertades digitales, intereconomias y demás morralla, los medios publicos se financian con impuestos ad hoc y los gobiernos no pueden tocar a los trabajadores de la cadena, lo que garantiza su independencia. Los medios privados lo tienen mas dificil, y desde el hundimiento del maine, sirven a los intereses de sus dueños.
Lo de menos, Moltó, es que acudan o no a cubrir el accidente de tren mas grave de la historia de este pais. En otro sitio, un huevo de periodistas viendo al plasmas, aceptando como un hecho habitual que no haya preguntas o que éstas se pacten, seria motivo de bochorno; al gobernante en cuestión le caerian ostias de todos los colores. Aqui, los medios, todos, en bancarrota economica y de lectores, a lo maximo que aspiran es a subsisitir de la teta pública ofreciendo agradables masajes al poder, sin apretar mucho please.
¿La culpa de todo esto? Nuestra, claro está.
Acaba de morir Helen Thomas (tambien JJ Cale, lástima) corresponsal de la Casa Blanca desde Kennedy hasta 2010. Sus andanzas son inimaginables aqui, pero en las plutocracias que son en realidad las democracias occidentales, son el único contrapeso al poder del estado.
@41 J. Moltó:
Creo que, como no podía de ser de otro modo (vaya con la frasecita de marras, que se ha puesto de moda), ya hemos acabado coincidiendo en el 99% de los postulados. En cuanto a lo del fondo, todo depende de a qué profundidad queramos considerar que está nuestro fondo. Yo me refiero a unos cuantos principios intocables, que desde luego no son muchos; diríamos que mi particular y personal versión de los X de la ley de Dios, con los que no tienen por qué coincidir ni en número ni en sus enunciados. Pero que yo los defino de una manera muy simple: los que me permitirían cada noche irme a dormir con la conciencia aceptablemente tranquila. Cosa que no siempre consigue uno, pero al menos se intenta.
Lo de que el periodismo es «imprescindible para garantizar la democracia» puede ser una verdad en sí misma; si se pretende utilizar para conseguir subvenciones y prebendas económicas empresariales, es simplemente una prostitución de algo que puede ser cierto. En cualquier caso, es una faceta que me preocupa muy poco; en mi vida he concursado a un premio periodístico.
Pero me sigue quedando por ahí un 1% que no acabo de situar; y me refiero a tu personal visión de la felicidad. Ser feliz es ser feliz, sin más; y cada uno sabrá donde sitúa esa felicidad. Pero creo que si hicieses una encuesta para saber cuánta gente identifica tu idea de «ser un disfrutón» con el concepto de «dejarse la piel con autoexigencia», el resultado no iba ser nada favorable a que lo segundo es el principal componente de lo primero. Luego lo edulcoras un poco con que dejarse la piel es hacer bien el trabajo, no a medias. Pero la primera impresión que da lo de «dejarse la piel» no es esa. Tal y como tú lo expresas, esa felicidad (que por otra parte pareces centrar exclusivamente en la actividad laboral) tiene un componente que no sé donde situar, a caballo entre la ascética y la mística de nuestro Siglo de Oro: entre el cilicio del Stajanovismo y el éxtasis de conseguir la inalcanzable perfección. Porque en esta vida hay más cosas que el trabajo; ¿recuerdas lo de la «regla de los tres 8»? Y hay momentos en los que el delicioso y sabio concepto italiano de «il dolce far niente» cobra todo su valor.
Muy en concreto, me resulta preocupante tu continua referencia a «mejorar», esa especie de «kaizen» personal; si aceptamos que la práctica continuada y asidua de tu trabajo puede llevarte a hacerlo cada vez un poco mejor, o igual de bien con menos esfuerzo, pues santo y bueno. Como ya dije en un comentario anterior, cada cual acaba teniendo una velocidad de crucero en su rendimiento personal (en cantidad y calidad); se pueden hacer cortos sprints, pero si fuerzas la máquina, puede ocurrirte como a esos ciclistas que atacan un puerto con mucha alegría, luego revientan y acaban entrando con tres cuartos de hora de retraso. La constante tensión de estar buscando una mejora que la mayoría de las veces no sabes en qué consiste, ni dónde encontrarla, puede acabar perjudicando la humilde labor del día a día.
Tengo en una estantería, a un metro de donde estoy escribiendo, una foto enmarcada de un camión ya antiguo, con un remolque, y ambos cargados de lino hasta los topes (5 Tm en el camión y 3 Tm en el remolque), con media docena de personas personas, una de ellas mi padre.
Y la dedicatoria de una de ellas: «Al inmejorable transportista Luis Andrés, como recuerdo de la campaña 1947, con todo afecto de… Yosíñaga» (el director de la factoría donde se transportaba el lino). Pue sí, Luis Andrés era un perfeccionista obsesivo; su hijo (o sea yo) no ha llegado a tanto. Pero me ha quedado siempre el recuerdo de una de sus frases: «Por lo general, las cosas se pueden hacer de quince maneras: catorce mal, y una bien». Pero ese afán de perfección (y de insobornable honradez personal) no le llevó a conseguir ese premio que el calvinismo adjudica al buen trabajador: el éxito económico. Creo que murió más pobre lo que nació; y su hijo no lleva mucho mejor ejecutoria, como no me toque la Primitiva. Y como no juego, pues…
Pero sí he heredado lo suficiente como para que, por dos veces en los últimos nueve años, haya tenido los dos únicos problemas de salud que recuerde en mucho tiempo (escayolas aparte): una dolencia psicosomática denominada «colon irritable». Un dolor sordo en el abdomen, causado por una situación de stress; laboral, en mi caso. En la primera ocasión, se curó como por arte de magia: fue transferirme de «Autovía» a mi segunda y última etapa en «Automóvil», y en menos de una semana, adiós a la irritación. Misma cantidad de trabajo, mismo horario, pero menos presión.
Y la segunda vez, pues estoy medio saliendo de ella ahora mismo.
Así que sobre los efectos de esa continua tensión hacia la perfección, ya tengo suficiente experiencia. Y habida cuenta de que todavía tienes más de dos décadas de margen, aprovecha para tomar ejemplo, y busca tu «velocidad de crucero»; ya sé que es muy alta, pero al menos no hagas demasiados sprints: sube un piñón, aumenta un poquito el ritmo de pedaleo, pero afloja la presión sobre los pedales. A tren, a tren, que el tuyo es más que suficiente. Un fuerte abrazo
@4 sera para tanto???
Me parece muy interesante una faceta de lo que dice. Eso de que «en los países liberales de verdad,…, los medios públicos se financian con impuestos ad hoc, y los gobiernos no pueden tocar a los trabajdores de la cadena, lo que garantiza su independencia.»
Esa es la foto fija, en un momento dado; pero vamos a la dinámica. ¿Quién nombra al siguiente director del medio, cuando se jubila o se retira? ¿Y quién selecciona a los redactores? Porque si a los directores los nombra el gobierno, o quienes tengan mayoría parlamentaria (viene a ser lo mismo), y a los redactores los seleccionan los directores, no acabo de ver clara esa supuesta independencia. ¿O es que a esos medios se accede por oposición, como un funcionario? ¿O es por cooptación entre los que siguen quedando, creándose así una endogamia ideológica? Cierto que, en un momento dado, el director de turno se cruza con un cambio de gobierno, y ese nuevo gobierno tiene que tragar con ese director, le guste o no. Pero cuando el director se jubile algún gobierno habrá, y alguien tendrá que nombrar al nuevo director; ¿y cómo, pregunto?
En este mundo, hay un principio casi universal que, lamentablemente o no, tiende a cumplirse casi siempre: quien paga, manda. ¡Y qué difícil debe ser pagar (aunque sea con fondos del presupuesto, no propios) y no caer en la tentación de mandar, cuando el asunto te toca en zonas sensibles! Al final, y salvo que Vd tenga una mejor explicación que ofrecer, estamos entre quienes mandan por disponer del cambiante poder político, o por disponer del poder económico, que suele ser más constante, pero dispuesto a posicionarse cara al sol que más calienta.
En los tiempos del «ABC verdadero» (L.M. Anson «dixit»), al menos teníamos una única cosa clara: era un diario monárquico borbónico. Si es que el saberlo servía de consuelo, claro.
» los medios publicos se financian con impuestos ad hoc y los gobiernos no pueden tocar a los trabajadores de la cadena, lo que garantiza su independencia.»
Ja,ja,ja,,,,como chiste es bueno.
@44 Puede hacerse una idea de como se elige al presidente de la BBC con esto:
http://elpais.com/diario/2004/04/03/sociedad/1080943211_850215.html
No se detenga en el titular, la noticia tiene bastante mas miga.
Compare con nuestra RTVE.
Si tiene interes en el caso aleman, pero vamos, que lo puede buscar usted mismo…
@45 Pues tengo otros dos:
Jose dice:
bemeuve guta, merchedes caca
bemeuve guta, masda caca
bemeuve guta, volvo caca
Tiene poca gracia, ya lo se, a ver este:
Dice Jose a su señora:
Oye cariño, tu porque estas conmigo?
Porque te quiero
No, digo aqui, mientras cago
SPT
@46:
Pues no crea que esa información de «El País», por mucha «miga» que a Vd le parezca que tenga, me ha resuelto mis dudas; ni mucho menos. De lo único que me entero es de que, en 2004, pasó a dirigir la BBC un «ejecutivo de siempre, carismático, de fuerte cáracter, sin filiación política, que dice no haber donado nunca una libra (a un partido político, se supone) y que nadie sabe a quien vota». Todo ello, en la opinión del corresponsal de «El País» o de las fuentes en las cuales, a su vez, haya bebido dicho corresponsal.
En principio, parece evidente que dicho candidato, finalmente elegido, es independiente respecto a cualquier partido político; o tal vez que disimula muy bien. Pero sigo sin saber quién es, ni de qué pie cojea; tan sólo que un medio «ultraconservador» le había acusado de «pornógrafo jefe». Y luego aparece por ahí la figura de unos «reguladores», cuyo ámbito de decisión parece que anteriormente había dado lugar a fuertes tensiones; o sea, lo que en román paladino quiere decir «pugnas por el poder». Y no tengo por qué comparar con TVE; me basta con justificar por qué no veo tan claro como Vd la bondad de ese sistema de funcionamiento. El que también a mí me pudiese parecer un desastre lo de TVE no hace mejor a lo otro.
Pero lo más interesante es que el director de la BBC parece ser «que no tiene competencias sobre la gestión del día a día de la plantilla». De modo que, si le parece a Vd, y tal y como ya insinuaba yo en un comentario anterior, podemos trasladar el problema a la plantilla de redactores y, fundamentalmente, editorialistas. Y por lo tanto, repito: ¿cómo se ingresa en esa plantilla: por oposición, por curriculum, por titulación, porque te presenta un amiguete que ya está dentro? Y una vez ya dentro tú también, ¿escribes lo que que te da la gana, sin rendir cuentas a nadie? ¿Y el público tiene que tragarse ese editorial o comentario salido no se sabe de dónde, ni de qué ideología (que no partido politico) es ese novato que lo ha redactado?
Todo el mundo tiene alguna ideología; incluso el más pretendidamente neutral será un «liberal conservador de centro-izquierda» (¿capta la ironía?). O será ácrata, que no deja de ser otra ideología, aunque pretenda lo contrario. Tenemos un buen ejemplo en nuestro convulso y controvertido Consejo General del Poder Judicial: ¡menuda «merienda de negros»! (dicho sea sin la menor connotación racista; es una «frase hecha»). Personaje, en principio, más aséptico ideológicamente que un juez es difícil encontrarlo; mucho más que ese ejecutivo carismático y de fuerte carácter. Pero luego nos enteramos de la pelea a dentelladas entre «progresistas» y «conservadores», y los partidos que respectivamente les respaldan, para conseguir un puesto más en el Consejo. En la casi seguridad (porque de lo contrario no pelearían tanto) de que, cuando toque dictaminar sobre un tema sensible, ya se sabe lo que van a votar. Pues lo mismo podrá aplicarse, digo yo, a los editoralistas de la BBC.
En la prensa de propiedad privada, por lo general, hay un sesgo ideológico bastante conocido; y el que compra el periódico, o ve/escucha el informativo, ya sabe, o debería saber, hacia dónde apuntan los cañones. Del accidente de Santiago, sobre todo buscando responsabilidades, no todo el mundo ha informado igual. Pero sabiendo de qué pie cojea cada uno, la fórmula del «suma y divide» es posible que nos de una panorámica más amplia, y más exacta,que fiarnos en exclusiva de un único medio al que se le supone la más aséptica de las neutralidades. Porque cada uno de sus componentes, del director al último redactor, bien podría campar por sus respetos. En cambio, en un medio ideológicamente posicionado, se la podrás meter doblada una vez a tu redactor-jefe; pero como el tema sea de los que de verdad importan, la segunda vez no te publican nada sin antes revisarlo (si antes no te han puesto en la calle con una excusa mínimamente válida). No estoy diciendo, con todo esto, que un sistema (público versus privado) sea mejor que otro; tan sólo que no está tan claro, ni mucho menos, que uno de los dos lo sea.
P.D.: Me parece de muy mal gusto su respuesta 47 a la chanza de 46 jose. Del mismo modo que Vd y yo hemos debatido de forma racional y razonable sobre el tema, concédale a él la libertad de tomarse a broma la frase que califica de chiste. Creo que tiene derecho no sólo a expresarlo, sino a creérselo de verdad; con ello no insulta a nadie, sino que simplemente manifiesta su absoluta falta de confianza en dicha frase; y tiene derecho a ello.
Empezando por lo anecdotico.
Jose y un servidor somos de los que pensamos que no ofende quien quiere sino quien puedo, y yo se que no puedo. Estas puyas nos las hemos dedicado en otros momentos, son parte del jolgorio y a ninguno de los dos nos causa el menor desasosiego. No obstante lo anterior, si él se siente ofendido, aqui mismo me la envaino y me disculpo. Si no es el caso, tan amigos.
Me parece que ya somos adultos para decir caca, culo, pedo, pis sin montar escandalos ni risas flojas ni invocar derechos fundamentales. Igual estoy equivocado.
Siguiendo por el otro tema.
Viendo que nos metemos por caminos que no estoy dispuesto a transitar, permitame que corrija mi comentario.
Donde dije:
«En GB, blablabla, los medios publicos se financian con impuestos ad hoc y los gobiernos no pueden tocar a los trabajadores de la cadena, lo que garantiza su independencia»
Reculo y digo:
«En GB, la BBC se financia con un impuesto especifico, no depende tecnicamente del gobierno y la elección de su presidente debe pasar una serie de filtros que garantizan algo mas de imparcialidad que en RTVE, aunque sea via fabricación de consensos. El prestigio de la cadena y su capacidad para vender contenidos se afianzan en ese aura de independencia que se le otorga. Independencia forzosamente relativa, a no ser que sus trabajadores fueran extraterrestres venidos del espacio exterior, sin ningun interes en el devenir del ser humano y por tanto, diria yo, poco capacitados para ser periodistas de los que le gustan a Moltó»
Atentamente
SPT
@48 y 49
Ningún problema.
🙂
@47
Cuide sus bromas.
No por ofensivas, sino porque ha demostrado saber zaherir a sus adversarios con habilidad y finura quirúrgica, sin necesidad de recurrir a lo zafio.
Lo escatológico pesa en su debe, y lo brillante es siempre de buen gusto, más dificil claro, pero a su alcance.
Las señoras ni se mentan….
Que disgusto estar de acuerdo con José.
No quisiera desviar el debate hacia otros derroteros pero sí hacer un paréntesis para contar algo indignante. En el Colegio de Caminos tenemos un Gabinete de Prensa que ha publicado la opinión del colegio sobre este accidente:
http://www2.ciccp.es/index.php/publicaciones/556-comunicado-accidente-santiago-de-compostela
Por supuesto que ni el gabinete de prensa ni el colegio (ahora en minúsculas) nos representan a todos pero si estas personas que pretenden hablar por otros se creen «prensa», «comunicación» o como quieran llamarlo estamos apañados.
Este comunicado ha provocado este debate en linkedin:
http://www.linkedin.com/groupItem?view=&gid=1084577&type=member&item=263389034&qid=a78653f1-5e5b-4380-b08c-5068bd5eef02&trk=group_most_popular-0-b-ttl&goback=%2Egmp_1084577
Con leerse las primeros comentarios se observa que no hay mucha gente a favor.
Siento haber desviado el debate y no pretendo nada más que deshagorme y dar a conocer la necedad de otros «periodistas» de pacotilla que, además, pretenden dar voz a lo que piensa un colectivo.
Lo dicho, disculpas.
@53 No entiendo que tiene de indignante el comunicado del Colegio de Ingenieros, no sé qué problema ve ud. Por mi parte el comunicado explica de forma correcta y comprensible los diferentes sistemas de seguridad que se usan actualmente, tanto en la red de alta velocidad como en la convencional.
Si los integrantes del colegio tienen algún problema con ese comunicado, supongo que deberían dirigirse a tal institución y manifestar su desacuerdo.
Saludos.
@54 Yo se lo explico. El comunicado se asemeja a un panfleto defensor de la alta velocidad española, «una verdadera proeza tecnológica de nuestra ingeniería que fortalece la Marca España», dirigido a dar jabón primero a las empresas constructoras españolas en su lucha por construir AVE’s por ahí fuera(*) y segundo a los gobernantes, de uno y otro lado, que se han gastado todo el presupuesto en unas infraestructuras claramente innecesarias. Y así esta el sector ahora («movilidad exterior» para todos, en vez de «kalisse»).
A parte de la explicación técnica, en la que no entro, en expresiones como: «El siniestro de Santiago de Compostela (…) ha de imputarse, pues, al ferrocarril convencional, no totalmente automatizado y, por lo tanto, con índices de siniestralidad superiores», se adivina poco tacto pues parecen indicar que, como en el juego de Halloween, en el que se elige entre «susto y muerte», aquí los viajeros se equivocaron al elegir entre «AVE y convencional».
Una aclaración más porque no me quiero extender: Renfe vende en sus publicidades este tramo de vía como de Alta Velocidad, lo cual es incongruente con el comunicado que intenta salvar, con perdón, el culo de otros.
Y por último, indignante es que nadie lo firme y pretenda representarnos a todos. A mi y a muchos de mis compañeros, como puede leer en el debate en linkedIn, no nos representa.
(*) Sin ir más lejos la licitación del AVE brasileño en la que pretende participar Renfe no permite la entrada a aquellas empresas que hayan sufrido un accidente en sus líneas de alta velocidad.
Bueno, no veo mal alguno en que ese Colegio de Ingenieros defienda la alta velocidad española, aún con panegíricos si hace falta; al fin y al cabo se supone que los pertenecientes a tal institución tienen intereses en este tipo de infraestructuras, digo yo.
Luego ya en lo de la ausencia de firma y tal, así como lo que se diga en folletos publicitarios que pretenden -como todos- vender la octava maravilla del mundo, pues la verdad que ni entro ni salgo. Como ya le dije, en lo tocante al colegio en sí deberán interesarse quienes estén colegiados, sobre todo en lo tocante a comentarios poco afortunados.
La línea en sí, desde poco después de Orense y hasta poco antes de Santiago, sí es de alta velocidad por trazado (aunque esté construida en ancho ibérico) y tiene instalados los sistemas de seguridad necesarios para dicho tipo de trazado. Ahora bien, el lugar donde el tren descarriló, ya no cumple con esos criterios, por eso dicen que el accidente no ocurrió en la alta velocidad.
Saludos.
Como dije desde el principio, no voy a polemizar aquí sobre este tema, solo pretendía mostrar que hay otra prensa que, en mi opinión, y el de muchas más personas, no saben hacer su trabajo. Pero esta entrada no está para discutir sobre el colegio de caminos.
Respecto a su explicación de lo que es el tramo y lo que dicen que es, estaba claro. El problema es que lo vendieron como de alta velocidad (y así constaba en su documentación) y ahora lo tenemos que comprar como que no, porque no interesa.
Creo que debemos dejar aquí este debate, si le parece, porque se nos va a enfadar el Sr. Moltó por «trolearle» el motivo de su entrada.