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Carta abierta a Vladimir Putin

Vladimir,

Tengo una edad parecida a la tuya, por lo que creo que lo mejor es que nos tuteemos. Desconozco si en ruso existe el tú y el usted y tampoco sé si te traducirán la carta al inglés o al ruso. Supongo que al ruso. El tuteo entre los mayores aúna respeto y cercanía y como nosotros somos mayores, me parece un buen modo de dirigirme a ti. Si me das una indicación en contrario, en la siguiente te trato de usted.

Mi propósito, el propósito de esta carta, es convencerte de que es una mala idea atacar Ucrania y por tanto pretendo conseguir que retires tus tropas y que busquemos una salida sin más muertos ni heridos a este conflicto. Me parece razonable intentarlo. Sé que has hablado con Macrón, un jovenzuelo. Hablemos de adulto a adulto, Vladimir.

Lo primero que voy a hacer para intentar convencerte es copiar un correo electrónico que recibimos el lunes 7 de marzo de 2022 todos los trabajadores de la empresa que fundé hace 23 años:

¡Hola a todos!

Envío este breve mensaje para comunicar a la familia kilometrera [de km77] que si nada falla, mi novia y yo tendremos un hijo que nacerá hacia mediados de septiembre.

Estamos muy felices.

¡Buen comienzo de semana!

Abuelos de todos los niños

Este será el primer hijo de Pablo, pero no será el primer hijo de los trabajadores de km77, nuestra empresa. A mí siempre me ha dado miedo que los trabajadores de esta casa tuvieran hijos, porque desde el primer día me ha parecido una empresa débil, sin garantía de futuro. Se lo he dicho siempre a todos ellos, pero como es habitual me han hecho poco caso.

Si no recuerdo mal, el primero fue Alfonso, que ha tenido dos hijos, luego Noe, con otros dos. A Noe la siguió Marta, con su hija que también ya es una mujercita, después Marco, otros dos, entre los que se intercalaron Fer y Eli y Ángel, también con dos cada pareja. Después de todos ellos, Mamen y su pequeña y Mario, si bien no estoy seguro del orden. Ahora Pablo se anima a aumentar la descendencia de km77. De alguna forma, todos ellos amplian la familia de esta empresa, el sentido de responsabilidad y la necesidad de luchar por un mundo en el que puedan vivir de forma razonable. Niñas y niños con una larga vida por delante.Por todos ellos, por todos los niños del mundo y también por los mayores, te escribo esta carta.

A nosotros, como abuelos ya de todas esas generaciones de niños y de jóvenes, debiera preocuparnos su futuro y buscar la forma de que sea lo mejor posible para todos.

Es imposible que quieras causar tanto dolor

He leído básicamente tres razones, que enumero pero que no tienen por qué ir en este orden en tu escala de razones. La primera es que Ucrania es una cueva de nazis, la segunda es que históricamente el territorio de Ucrania ha formado parte de Rusia y que los ucranianos son un pueblo hermano al ruso y, por tanto, se trata de una frontera artificial y la tercera es tu negativa a que Ucrania se integre en la OTAN y tener tan cerca de tu población la presencia de una fuerza militar que consideras enemiga y hostil.

Desconozco si las razones que menciono son ciertas o no y tampoco si son tus verdaderas razones. Desconozco si en Ucrania hay muchos nazis o hay pocos y si en algunos momentos han estado gobernados por nazis o no. Lo que sí sé es que todos los habitantes de Ucrania, niños incluidos, no son responsables de que haya un número elevado de nazis (en el caso de que los hubiera) entre los ciudadanos y los gobernantes. ¿De qué sirve añadir al dolor de estar rodeados de nazis el dolor de ver cómo tus seres queridos mueren, tu ciudad se derrumba, tu economía se hunde y tu posibilidad de trabajo desaparece? ¿De qué te sirve ahogar a tus hermanos en el dolor, el frío y el pánico?

La violencia no cicatriza

No estoy seguro de cuáles son las razones que te han llevado a atacar Ucrania, Vladimir. Lo que sí sé, porque me lo han enseñado los años, es que utilizar la violencia pocas veces permite conseguir un objetivo a largo plazo. Siempre dejarás a alguien sin matar y esa sola persona, hija, hermana, amante o lo que sea de la persona muerta, luchará durante toda su vida con fuerzas renovadas para extender las ideas de su ser querido muerto. La violencia ha funcionado mal históricamente para resolver conflictos. Los conflictos que incluyen violencia no cicatrizan.

La segunda razón es la que menos entiendo. ¿Cómo puedes soportar el dolor de bombardear a un pueblo hermano? Si son tus hermanos, tus iguales, quiérelos y trátalos bien y ya verás cómo te corresponden y os enriquecéis los unos con los otros. Todos necesitamos querernos. Mucho, en general. También tú, estoy seguro, aunque ahora estés demasiado atareado como para darte cuenta. Estoy seguro que conseguirás muchas más cosas de los ucranianos si los tratas bien que si los atacas. Pero, incluso, aunque tú no tengas esa necesidad de amor y cariño, aunque sea mentira y en el fondo no los sientas como hermanos, sé un poco cínico y si quieres conseguir algo de ellos trátalos como si fueran hermanos. Entre violencia y cinismo, elige cinismo, Vladimir.

La Historia no tiene autoridad

He leído que has estudiado la historia de Ucrania y que consideras que la historia te da la razón. Que Ucrania pertenece a Rusia. Vladimir, te voy a decir una cosa, de mayor a mayor. La historia nunca da la razón. Es el pasado. La historia puede ayudar a establecer una ideología o un pensamiento, pero la única autoridad en una democracia recae en el pueblo que vota y en una dictadura en lo que decida la persona que dirige el país. La historia puede contribuir a generar sentimiento de nación, por ejemplo, y ese sentimiento mayoritario transformarse en un resultado mediante los votos. La historia es determinante para cada pueblo, pero no tiene autoridad. Ninguna.

Tercer punto. La OTAN. Te confieso que este es el punto en el que me cuesta más encontrar argumentos para convencerte. En primer lugar porque no soy un fanático de la OTAN. No soy un fanático de los bloques militares. Me gustaría que la OTAN no existiera y que no existieran ni bloques ni frentes. Supongo que algún día los habitantes de la tierra vivirán sin bloques militares, pero tengo la sospecha de que faltan varios siglos para que ocurra.

Enfrentarse para vivir todos peor

Sería maravilloso que pensáramos y expresáramos en voz alta por qué motivo real nos enfrentamos los bloques. Durante muchos años parecía que era lucha del capitalismo contra el comunismo, que algunas voces también planteaban como un enfrentamiento entre dictaduras y democracias. Hoy en día esas definiciones no sirven. Formalmente, en Rusia y en Occidente hay democracias. Ninguna de ellas es una democracia perfecta, pero no podemos decir que la democracia sea el fondo de la disputa, porque todos países defendemos unos principios similares.

Si eso es así. ¿Por qué luchamos? ¿Qué razón existe para que defendamos los bloques? ¿Van a vivir mejor los niños de alguno de los bloques, nuestros nietos, si nos enfrentamos en lugar de si colaboramos? Entendería que nos enfrentáramos si alguien pensara que los de su bando van a vivir mejor aunque sea a costa de que los otros vivan peor. Pero intuyo, sólo intuyo, que si nos enfrentamos no sólo no va a haber nadie que viva mejor, sino que los ciudadanos de los dos bloques viviremos peor.

En estos más de sesenta años que llevo en el planeta que denominamos Tierra, que bien podríamos haberlo denominado Mar, he aprendido que la lucha por la civilización consiste en empujar para transformar la tradicional ley del más fuerte en unos principios que permitan organizarnos con menor influencia de la fuerza.

Todos hacemos lo que podemos

La ley del más fuerte está vigente y según mi entendimiento estará vigente siempre entre los animales y por tanto entre los humanos. Con la ley de las mayorías, que imperan en toda democracia, los seres humanos hemos conseguido sustituir las balas por votos, sin duda un avance para evitar muertes, pero el principio que subyace es el mismo. Los votos del ejército mayoritario, es decir el más fuerte, están legitimados para decidir quién gobierna. En los votos de los países democráticos tampoco vence la razón, sino que rige la ley del más fuerte, si bien bajo la forma más civilizada que conocemos. Los votos son mucho más civilizados que los proyectiles lanzados a alta velocidad.

Por tanto, las democracias tampoco podemos estar muy orgullosas de nuestros logros. Avanzamos, sí, pero despacito. No tenemos mucho de qué presumir ni vanagloriarnos, porque entre todos hacemos lo que podemos. Desde el bando de la OTAN nos hemos equivocado muchas veces al pretender imponer nuestro sistema en países que no lo aceptaban. Pensarse en posesión de la verdad, en un principio del derecho infalible, creer que existe el orden supremo correcto, es un error que cometemos todos con frecuencia.

Así las cosas, a nuestros años, Vladimir, tendríamos que saber por qué luchamos, por qué nos enfrentamos en bloques y qué pretendemos alcanzar.

Vuestra riqueza

En un momento de escasez de energía utilizable por el ser humano como el actual, en Rusia tenéis una riqueza acumulada considerable. Quizá te dé miedo que desde Occidente invadamos Rusia para quedarnos con vuestro gas y petróleo. No es un miedo descabellado, porque no me atrevo a asegurar que en Occidente no hayamos actuado así en otros momentos. Sin embargo, vosotros, con vuestro armamento nuclear, tenéis que sentiros bien protegidos ante ese riesgo. Por tanto, me cuesta entender qué ventajas obtienes de este ataque a Ucrania.

Podéis subir unilateralmente el precio del petróleo y del gas hasta encontrar el máximo nivel de rentabilidad para cada barril de petróleo que exportéis y también que utilicéis dentro del país. Estáis protegidos para hacerlo y nadie os atacará por eso. Podéis llevar a Europa al nivel de exigencia económica que queráis, sin necesidad de generar una guerra. No nos aplastéis mucho, porque si nos hundís también será en detrimento vuestro. Subid el precio sin estrangularnos y subid el precio también para vosotros, para utilizar los combustibles de la forma más eficiente. No los derrochéis, que son riqueza. Son el ahorro que durante miles de millones de años la tierra ha ido almacenando para que los seres humanos hayamos vivido relativamente bien durante unos 100 años. Hemos sido unos afortunados. Es verdad que el ciclo se acaba, pero no hace falta destrozar todo lo que hemos conseguidoa machetazos.

El verdadero motivo

¿Cuál es el motivo que te mueve, Vladimir? Piénsa la respuesta bien y despacio. ¿De verdad crees que la guerra os beneficia en algo a los ciudadanos rusos, aunque sea a unos pocos? Puedo estar equivocado, pero estoy seguro de que una gestión pacífica de vuestros recursos os haría ganar mucho más dinero en general y en particular.

Soy un mal gestor, Vladimir. No sé por qué opino ni aconsejo. En mi empresa he cometido muchos errores. He tenido aciertos, pero también muchos errores. No pretendo enseñarte nada, porque hay miles de cosas que desconozco. Pero sí me gustaría convencerte, al menos, de la necesidad de que pienses despacio, de que pienses, por favor, en el daño que haces a tantos y tantos niños, a tantas personas. La ley de la fuerza es inevitable, pero no es civilizada y cuanto más cerca estemos de la civilización un mayor porcentaje de habitantes de la tierra vivirá mejor.

Estoy seguro de que si te abstraes un poco del mundo en el que te has metido y dedicas cinco minutos a pensar te darías cuenta de que te has equivocado. Si quieres, yo te cuento todos los errores que he cometido, para que veas que no eres el único que se equivoca. Equivocarse es imprescindible. Lo queramos o no. Tenemos que tomar decisiones y equivocarnos. e intentar aprender de ellas.

Nunca es tarde para aprender

Uno de los errores que he cometido recientemente ha sido pensar que la única solución a este conflicto es que te murieras. Me ocurre por tener la cabeza alborotada. No. No puede ser la única solución a este conflicto. Seguro que podemos convencerte de que iniciar una guerra o un acto violento (guerras, golpe de estado, tiranías) es un error enorme. Porque siempre perjudica, incluso a quienes creen que les beneficia.

Somos mayores, ya,Vladimir. Somos jóvenes para hacer muchas cosas, todavía, y tengo ilusión por hacerlas, pero somos mayores para tomar decisiones en un mundo que por edad ya no nos pertenece tanto. No es razonable que a tus años tomes decisiones que determinen un mundo en el que tú ya no vas a vivir. La gente que piensa diferente de ti, como yo, no suponemos ningún impedimento para encontrar las mejores soluciones. Al contrario. Unos a otros nos ayudamos a mejorar.

Atrévete

Seguro que te preguntas por qué un iluso como yo se atreve a escribirle una carta abierta a una de las personsa más poderosas del mundo. La respuesta es sencilla y tiene dos vertientes. La primera es que se trata de mi obligación. Me siento responsable de hacer todo lo posible para que no torpedees el mundo. Y entre las posibilidades que tengo no encuentro ninguna mejor que escribirte esta carta.

La segunda respuesta es que seas lo poderoso que seas, que no estoy seguro de qué significa, te veo en fotos y veo que eres un ser humano. Por diferente que seas, no puedes ser tan diferente de mí y de tants personas a las que conozco. Te siento, además, una persona de mi edad, en buena forma física como yo y con ambición por hacer cosas. No podemos ser tan diferentes. Ser poderoso, si no lo entiendo mal, es tener capacidad para convertir el mundo en un lugar mejor para vivir. Y eso no depende de los gobernantes ni de los líderes. Depende de todos los ciudadanos, de nuestro compromiso con las generaciones futuras y de no pensar a corto plazo para nosotros, porque a nosotros, a todos nosotros, ya se nos ha hecho tarde.

Puedes ser un gran hombre

Espero que dentro de 50 años, los niños que ahora son niños, que tendrán más o menos mi edad, y sus hijos y sus nietos hayan estudiado en los libros que Vladimir Putin, es decir, tú, fue ese gran hombre que supo rectificar. Que supo aprender de su error. Esa sí que sería una gran lección para todos y supondría un gran paso adelante hacia la civilización.

No sé cómo despedirme, Vladimir. Veo por las fotos que no te atreves con las distancias cortas, así que prefiero no mandarte un abrazo. Sin embargo, cuando leas esta carta, no olvides, por favor, que muchas personas te estaríamos muy agradecidas si reconocieras tu error y dejaras de matar y herir a tantas personas que no han hecho absolutamente nada para merecer ese horror. Si lo consiguieras, nos podrías pedir cariño eterno. Eterno dentro de de lo posible a nuestra edad, obviamente.

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