Carlos Sainz cumple hoy 50 años. No hay piloto de coches en España con su palmarés. Ni Fernando Alonso se le acerca, aunque Fernando Alonso haya sido galardonado con un Príncipe de Asturies y Carlos Sainz no.
De todos los pilotos que han corrido en este país ninguno meha hecho perder tanto tiempo al borde de la carretera, o leyendo revistas o mirando la tele o mirando los tiempos tramo a tramo cuando ya existía internet como Carlos Sainz.
Ninguno me ha hecho disfrutar tanto al ver las fotos, como Carlos Sainz en sus primeros años del mundial, cuando todavía no nos tenía acostumbrados, cuando para todos era un sueño la posibilidad de que un español subiera al cajón en un rally del mundial. Aquellas fotos con los coches en posiciones imposibles, con una rueda sobre el vacío, a contravolante, en la esquina de entrada a un puente y el resto del coche cruzado, barriendo sobre toda la anchura del puente, la rueda trasera izquierda a punto de salirse por el otro lado.
Si yo hubiera sido capaz de conducir así, si yo hubiera sido capaz de sentir todos esos cientos de miles de kilómetros en el coche, a velocidades inverosímiles por esas carreteras nevadas, en los tramos del Mil Lagos, sobre la nieve del Rally de Montecarlo o sobre la tierra helada de Gran Bretaña. Si yo hubiera sido capaz de conducir por todos esos lugares, a la velocidad que lo ha hecho Carlos Sainz durante toda su vida, hasta los mismísimos 50 años, mi edad, no podría desprenderme de la sonrisa nunca más. Mi sonrisa de placer sería eterna, figuraría en todos los manuales de autoayuda para mostrar qué significa la felicidad.
Ahora que Carlos Sainz ha cumplido 50 años, me gustaría que siguiera corriendo. Me encantaría verlo de nuevo disputar un mundial de rallies. Lo sé, es muy difícil, pero me haría feliz verlo. Pegarse de nuevo con los mejores y subir al cajón de nuevo, con más de 50 años, que no debe ser fácil pero si alguien puede hacerlo es Carlos Sainz, el gran Carlos. Sólo le faltan tres podios para llegar a 100 podios en el Mundial. Seguro que le da igual llegar o no llegar a esa cifra, ya, pero… y nosotros qué. Nosotros, los aficionados, también nos lo merecemos.
Nunca fui con Carlos Sainz por tramos del Mundial de rallies. Tengo colegas que sí fueron en el asiento de la derecha, entre los árboles del 1000 lagos a velocidades supersónicas, con ondas de choque rebotando en cada árbol, formación en cuña del polvo de la pista… arrugados en el asiento, incapaces de mirar por encima del salpicadero. Por eso son periodistas, porque están muy felices de poder contarlo.
Yo he ido cuatro veces a su lado. Me acuerdo de la última vez, con un Touareg, en unas playas de Túnez. Carlos estaba enfadado porque el coche no estaba bien puesto a punto, porque no podía ni siquiera agarrar el volante con comodidad. Los técnicos le decían que no le diera importancia, que sólo era para dar vueltas a los periodistas, que fuera despacio. Carlos estaba enfurecido. «Si lo hacemos, lo hacemos bien».
En otra ocasión, en un avión, me contaba sus disputas con un ingeniero cuando trabajaba con David Richards, cuando corría con el Subaru. Carlos Sainz le pedía unos amortiguadores más duros (o más blandos) y el ingeniero le decía que eso se lo solucionaba con la estabilizadora, que no hacía falta cambiar los amortiguadores. Muchos años después todavía se le torcía el gesto: «No es lo mismo, no hay forma de conseguir lo mismo con la estabilizadora que con los amortiguadores. Cuando compites en el Mundial de Rallies no puedes hacer las cosas mal».
Con todo aquél con quien he hablado, que ha trabajado con Carlos Sainz, me ha contado su sensibilidad privilegiada para poner los coches a punto, para oír lo inaudible, para notar lo imperceptible. Hoy cumple 50 años. Tiene los mismos que yo. Hubiera sido feliz de tener su capacidad, su sensibilidad, su fuerza.
Hubiera sido feliz de dominar aquellos coches con los que él hacía malabarismos, como el slalom que le vi hacer en la recta del Jarama con un Maxiturbo para entrar luego cruzado por la entrada de boxes y repetirlo calcado, igualito, cuando uno de los que estaba por ahí (Genito Ortiz, piloto al que jubiló) le dijo que aquello le había salido de casualidad.
Esa maestría me ha hecho muy feliz sólo con verla. Gracias por plasmarla durante tantos años.
(Reportaje de la penúltima participación de Carlos Sainz en un rally del Campeonato del Mundo. Rally de Turquía 2005)
Carlos, el gran Carlos Sainz.
Felicidades y gracias por todos los momentos que nos has regalado.
Saludos.
Hola a todos.
Felicidades.
Es probable que su perfeccionismo sea debido a que ha tenido muy mala suerte alguna vez, y a raíz de eso no quisiera dejar ni un 0,001 % de la situación sin tenerla debidamente controlada, no sé.
Saludos desde Zgz.
Ufff, no puedo escribir nada.
Don javier, no me haga estas cosas hombre.
Aún tuve la suerte de poderle ver el mes pasado en avila con el 911. Tambien de ver-sentir un strators y sentir las ondas -no solo sonido- de un 911 turbo antiguo, que maravilla de subwofer-
Preciosa entrada don javier. Mañana comento algo.
Bonita entrada…
Recuerdo ver con lágrimas en los ojos siendo un chaval aquel «arráncalo Carlos»… Aquellos duelos con McRae (dep). Son parte de mis recuerdos de chaval y como tales imborrables.
Bueno, pues felicidades a Carlos por sus cincuenta primaveras. Pero no veo la razón de compararlo a Alonso, salvo en el hecho de que ambos han sido pioneros en España al conseguir los primeros triunfos en sus respectivas especialidades. La F1 y los rallyes son cosas muy diferentes.
Saludos.
No sabría mencionar un participante en ningún otro deporte que transmitiera cuando lo veías pasar tal sensación de superioridad.
Creo que hubiera podido ser (con las condiciones de hoy) campeón del mundo de fórmula uno.
Felicidades al maestro.
Me encanta leer el entusiasmo y la pasión que tanto usted, Sr. Moltó, como sus habituales sienten por este gran piloto. Me queda lejos el tema pero….. me van ustedes a aficionar.
«Mi sonrisa de placer sería eterna, figuraría en todos los manuales de autoayuda para mostrar qué significa la felicidad». Esto es mucho ¿no?
Felicidades a Carlos por sus 50 y por las pasiones que ha sido capaz de despertar.
Javier, deje de envidiar. Tal vez Carlos envidie su finura con la pluma, su capacidad para encontrar el verbo adecuado para cada oración dotando a las palabras de vida más allá de su propio significado.
Para algunos Carlos solo giraba un volante muy deprisa, para otros usted es un simple junta letras. Los amortiguadores están ahí para todos, igual que las palabras, solo hay que saber ponerlas a punto, no todos tienen ese don.
Para los que tenemos la suerte de saber interpretar ese lenguaje Carlos hacía magia con un coche y usted fabrica oro con su alquimia de palabras.
Envidio más a alguien cuando destaca en lo cotidiano que en lo extravagante. El primero nos evidencia en igualdad de condiciones, con un solo arma igual para todos, la palabra.
@8
» Los amortiguadores están ahí para todos, igual que las palabras, solo hay que saber ponerlas a punto».
Participe más por favor.
Yo he tenido la suerte de conocerle y es un crack como persona. Y tambien como piloto :D. Felicidades Carlos.
Yo he compartido pista con él, en circuito va tan bien como fuera de ellos.
Y como persona, un encanto.
JM
Carla, envidio y me gusta envidiar así. Envidio a Carlos Sainz igual que envidio Flaubert. Los dos están muy lejos de mí, los dos lo hacen mucho mejor que yo, pero intuyo el placer que han debido sentir. Me da envidia estimulante, envidia que no me hace sufrir, envidia que me hace disfrutar porque casi soy capaz de sentir lo que ellos han debido sentir. Lástima de ese casi.
Carla. Escriba más, por favor, como dice Jose. Me da ánimos para seguir contándoles lo que veo. Mil gracias por sus palabras.
Carla: escriba más y, sobre todo, lea más. Lo de «un solo arma» daña la vista.
Me uno a las felicitaciones a Carlos Sáinz y a Javier:
A Carlos por lo que ha sido capaz de hacernos sentir a los viejos aficionados a los rallys durante esos años de ilusión y emoción, en los que no podíamos creer que tendríamos un español Campeón del Mundo. Yo fui de los que estuvo en Barajas, recibiéndole con un aplauso, la noche que volvía del Rally de Gran Bretaña tras el desastre de la rotura del Toyota a 500 m de la meta. Nunca lo olvidaré.
Y a usted, señor Moltó, por lo bien que escribe y sabe transmitir.
Trata de arranCARLA trata de arranCARLA por Dios…
Carlos se tendría que presentar como candidato a la presidencia del gobierno. Yo me ofrezco solidaria y desinteresadamente a reemplazar al Borbón decadente. Autobahns para todos ja ja.