He probado el sistema de control de velocidad de crucero adaptativo, el reconocimiento de señales y el guiado por el carril de este BMW Serie 8 Coupé 840d xDrive. Lo he hecho de forma concienzuda en autovía, en carretera y en ciudad.
El reconocimiento de señales es bueno, al menos de día. También he probado el sistema de noche y también el reconocimiento de señales ha sido bueno, pero no he grabado los errores y por tanto no tengo un cuadro tan completo de su eficacia. Sin embargo, a pesar de lo bien que detecta las señales, el sistema debiera mejorar, ya que en dos ocasiones ha detectado, reconocido y aplicado una señal que no correspondía con la vía por la que estaba circulando, sino por un carril de deceleración. En otra, que se ha metido por un carril de deceleración por error, no ha reconocido esas señales y ha seguido a 120 km/h, cuando las señales eran claras.
Como existe la posibilidad de que la velocidad de crucero se adapte automáticamente a la velocidad máxima autorizada en cada vía, cuando el sistema de reconocimiento de señales da por buena una velocidad que no corresponde con la de la vía, puede causar un problema al conductor y a los ocupantes del coche: bien sea porque reduce la velocidad innecesariamente y de forma inesperada para los coches del entorno o bien porque supere la velocidad máxima autorizada en ese tramo de carretera.
Entiendo que cotejar las señales reconocidas con la posición del coche en el navegador debiera permitir saber si esa señal que ha leído corresponde con la vía principal o con un desvío, y si no se ha producido un giro o si no se ha accionado el intermitente para efectuar el desvío, debiera ignorar esa señal reconocida de una carretera adyacente.
En cualquier caso, salvo esos dos errores, el reconocimiento de las señales y la adaptación automática del coche a la velocidad máxima autorizada en cada tramo es buena, en comparación con muchos otros coches que conduzco habitualmente.
Guiado y centrado por el carril
La detección del carril es rápida y precisa en la mayoría de los casos, sin embargo la fiabilidad es claramente inferior a la del reconocimiento de señales. Para que el coche reconozca que el conductor está atento basta con tocar suavemente el aro del volante en casi cualquier punto. No hace falta hacer fuerza para actuar sobre la dirección, por lo que resulta más cómodo que en otros coches que te piden constantemente que actúes sobre el volante. Si al sistema le parece que no tocas el volante suficientemente, te avisa con una señal amarilla en el cuadro de instrumentos y en el propio volante, sin señal sonora.
Que te avise no impide que el coche siga actuando sobre la dirección con total eficacia. Pero si no respondes en un determinado periodo de tiempo, sí avisa de forma sonora y deja de actuar. En el guiado por dentro del carril hay diferentes aspectos que evaluar: cuánto de bien traza las curvas (si zigzaguea o no), si adapta la velocidad al trazado de la curva en alguna circunstancia de curvas cerradas, en combinación con el sistema de control adaptativo de la velocidad de crucero, cuánta fuerza de giro realiza para pasar por algunas curvas a la máxima velocidad permitida y con cuánta fidelidad sigue por el carril en circunstancias dudosas.
Respuesta impredecible
El libro de instrucciones del coche alerta de que el conductor es responsable en todo momento. Así debe ser, porque aunque yo haya probado este sistema de conducción automática del coche con la menor intervención posible del conductor, el sistema no está diseñado para conducir de forma autónoma y no debe ser utilizado de este modo. Ello no impide que yo lo pruebe para conocer lo mejor posible cómo responde. En líneas generales, la respuesta del coche es satisfactoria. En algunas curvas de la autovía, no sé explicar por qué, conduce muy bien por el centro del carril y en otras empieza a girar con un poco de retraso, se acerca demasiado a la línea del exterior y luego gira demasiado y se acerca a la línea del interior. Normalmente funciona muy bien, pero en ocasiones aparentemente similares no lo hace. Es ligeramente incómodo, pero no supone peligro alguno si se utiliza únicamente como asistente.
Cambios de rasante
Más peliagudo resulta cuando sigue una línea equivocada y se mete por un desvío sin que previamente el conductor haya señalizado nada con el intermitente. Me ha ocurrido en una ocasión. No es problema, porque el conductor es el responsable, pero es una respuesta claramente equivocada, porque en esa ocasión el coche no alerta de nada en un primer momento. Este error ha ocurrido en una curva de autovía, con un desvío justo después de la curva y en ligero cambio de rasante. Los cambios de rasante son un problema, porque los sistemas dejan de reconocer la carretera, igual que los humanos. En muchos cambios de rasante, incluso a baja velocidad, el BMW pedía inmediatamente al conductor que se hiciera cargo de los mandos.
Tampoco me ha parecido homogénea la respuesta cuando el coche adapta la velocidad automáticamente para trazar algunas curvas. En algunos casos sí lo ha hecho y en otros no y no sé explicar por qué en algunos casos sí y en otros no. Con el navegador conectado y con el navegador desconectado, en algunos casos ha adaptado la velocidad y en otros no.
Adaptación de la velocidad al tráfico
Al igual que el reconocimiento de señales, la adaptación de la velocidad al tráfico tiene un resultado magnífico. El coche acelera cuando pones el intermitente para adelantar y acelera con mayor potencia cuando eliges el modo de conducción normal que cuando eliges el Eco Pro. A mí, con el Eco Pro me basta. Es más, me molestan los coches que aceleran como si se acabara el mundo para adaptar su velocidad a la máxima indicada. También frena con antelación y potencia suficientes en todos los casos y no frena (no ha frenado nunca mientras lo he probado, quiero decir) sin venir a cuento. Cuando un coche se me ha puesto delante muy cerca, situación que se produce en ocasiones, ha reaccionado exactamente igual a como lo hubiera hecho yo. Si va más rápido, apenas se ha inmutado y si va a la misma velocidad ha frenado con suavidad para incrementar la distancia.
En ciudad y en atascos es muy cómodo y funciona a la perfección. El único inconveniente es que puede llegar un momento que todos los coches del carril contiguo se vayan intercalando entre el coche que te precede y el tuyo. Al dejar más distancia de separación de la que dejamos habitualmente los conductores, el hueco liberado es inmediatamente ocupado por algún vecino de carril en calles de varios carriles.