Elegí a Raquel Blanca para que me acompañara a «Las auroras boreales en silla de ruedas».
Al final, Raquel me dijo «no». Después, Víctor me dijo «sí».
Anoche Raquel me enseñó esta poesía que había escrito el día anterior. (El original es en catalán. Abajo está traducido al castellano)
«A Cada dia
A Cada hora
A cada instant…
Hi ha uns peus nus que descobreixen la terra
Un cor calent que batega ràpid
I una respiració lenta que s’apaga.»
i ahir, es va apagar un cor,
un cor que va dir que sí quan jo vaig dir que no,
un cor que bategava vida,
que sense coneixe’l em va ensenyar,
em va fer viatjar,
em va fer veure aurores boreals,
em va emocionar.
Un cor atrevit que avui vola i riu,
les cartes són les que són, diria…
què sé jo!
Ell va dir sí, jo vaig dir no
Ell va viure i jo…encara hi sóc a temps
Les aurores boreals s’han de veure, no somiar-les,
i és que la vida… s’ha de viure,
a cada dia,
a cada hora,
a cada instant.
* * *
“Cada día,
A cada hora,
A cada instante…
Hay unos pies desnudos que descubren la tierra,
Un corazón caliente que palpita rápido
Y una respiración lenta que se apaga.”
Y ayer se apagó un corazón,
Un corazón que dijo sí cuando yo dije no,
Un corazón que palpitaba vida,
Que aun sin conocerlo me enseñó,
Me hizo viajar, soñar,
Creer en auroras boreales,
Me emocionó.
Un corazón atrevido que hoy vuela y sonríe
“las cartas son las que son” diría o…
¡Qué sé yo!
Él dijo sí, yo dije no.
Él vivió y yo… aún estoy a tiempo.
Las auroras boreales hay que verlas, no soñarlas,
Y la vida…hay que vivirla
Cada día
A cada hora
A cada instante
* * *
Elegir entre los 70 candidatos me costó y, como es habitual en mí, me dejé llevar por la calidad de la escritura. Yo quería que quien me acompañara al viaje me ayudara a escribir las crónicas. Era un viaje de nosotros contado por nosotros.
Raquel me escribió e inmediatamente la clasifiqué en el grupo de elegidos. Desde el segundo día, Raquel, que había escrito desenfadada y feliz a la primera propuesta, dando por hecho que no iba en serio, empezó a mostrar sus dudas. Soy una «cagadubtes», me dijo enseguida.
Era mi candidata. Era mi candidata porque para mi «idea inicial de romper barreras inexistentes que nos impiden relacionarnos con personas sólo porque van en silla de ruedas» conseguir romper esa barrera de temor inicial hubiera sido un logro enorme. Tenía muchos riesgos. Sé que con Raquel corríamos el riesgo de regresar antes de llegar a París, pero yo apostaba y quería apostar por ella.
Gracias Víctor, por decir que sí.
* * *
Copio de la poesía aquí abajo porque no sabía dónde poner este texto explicativo. Esta lectura tiene que acabar con el poema de Raquel
«A Cada dia
A Cada hora
A cada instant…
Hi ha uns peus nus que descobreixen la terra
Un cor calent que batega ràpid
I una respiració lenta que s’apaga.»
i ahir, es va apagar un cor,
un cor que va dir que sí quan jo vaig dir que no,
un cor que bategava vida,
que sense coneixe’l em va ensenyar,
em va fer viatjar,
em va fer veure aurores boreals,
em va emocionar.
Un cor atrevit que avui vola i riu,
les cartes són les que són, diria…
què sé jo!
Ell va dir sí, jo vaig dir no
Ell va viure i jo…encara hi sóc a temps
Les aurores boreals s’han de veure, no somiar-les,
i és que la vida… s’ha de viure,
a cada dia,
a cada hora,
a cada instant.
* * *
“Cada día,
A cada hora,
A cada instante…
Hay unos pies desnudos que descubren la tierra,
Un corazón caliente que palpita rápido
Y una respiración lenta que se apaga.”
Y ayer se apagó un corazón,
Un corazón que dijo sí cuando yo dije no,
Un corazón que palpitaba vida,
Que aun sin conocerlo me enseñó,
Me hizo viajar, soñar,
Creer en auroras boreales,
Me emocionó.
Un corazón atrevido que hoy vuela y sonríe
“las cartas son las que son” diría o…
¡Qué sé yo!
Él dijo sí, yo dije no.
Él vivió y yo… aún estoy a tiempo.
Las auroras boreales hay que verlas, no soñarlas,
Y la vida…hay que vivirla
Cada día
A cada hora
A cada instante
* * *