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A la cabalgata de Reyes con chófer. En Citroën C6.

En víspera de Reyes los niños están especialmente nerviosos. Todos dicen que se han portado muy bien. Además, lo dicen convencidos, hasta a los desconocidos, no vaya a ser que los Reyes, que todo lo pueden, interfieran las comunicaciones y se delaten involuntariamente. Esa misma omnipotencia puede detectar las mentiras. Los niños no son conscientes de tanta omnipotencia o se creen lo que dicen. Yo siempre temo que los Reyes cambien de opinión a última hora, al oírles mentir.

Cuando yo era pequeño, los Reyes pasaban por mi casa en Nochebuena. Venían en Nochebuena pero eran los Reyes. Nada de Papa Noël, un invento moderno en España.

¿Por qué venían el 24 de diciembre por la noche a nuestra casa y a todas las demás el día 6 de enero? Mi padre tenía una respuesta preparada: “Porque a nosotros nos dejan los juguetes a la ida y a los demás se los dejan a la vuelta”. Sólo de mayor me pregunté a la ida de dónde. Lo cierto es que recibir los juguetes al principio de las vacaciones era mucho mejor que al final, cuando apenas quedaban días por jugar.

En beneficio de los niños, a los Reyes habría que cambiarles el calendario o cambiar de fechas las vacaciones de Navidad.

Este año, la víspera de Reyes, la noche de la cabalgata, he hecho de chófer a una familia durante unos minutos. Ha sido un recorrido corto, porque se tenían que ir a ver la cabalgata. Los niños estaban muy nerviosos. Los padres tan tranquilos. O se habían portado mal y no esperaban nada de los Reyes o se habían portado muy bien y estaban seguros de que les iban a traer muchas cosas.

Como anticipo a los regalos por venir, los reyes les trajeron una tarde con Chófer en Citroën C6, por haber ganado el concurso organizado por Citroën con la Asociación de comerciantes de Jorge Juan. Utilizaron el chófer para ir a ver el atardecer en el templo de Debod en Madrid. La principal ventaja de llevar un chófer es que no hay que preocuparse por el aparcamiento. Los llevé, los dejé bajar del coche en un sitio en el que estaba prohibido aparcar para que sintieran la importancia de llevar chófer, y les esperé a que volvieran de su visita al templo de Debod.

A la vuelta, el padre, la falta de costumbre, metió las manos en el bolsillo en busca de las llaves de su coche. Y eso que le esperábamos dos chóferes (Roberto, el chófer verdadero asignado para este día, que aparece en las fotos con la orbata roja. Gracias Roberto por tu amabilidad) y el coche bien grande, en solitario, bien aparcado, esperando para llevar a toda la familia a la cabalgata.

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