Por Víctor Jiménez Coquard
Segundo día. Perdón por no escribir. El ansia del primer día nos pudo e hicimos 903 kilómetros y poco más, bueno, poco más, no. Fueron 24 horas intensas de conversaciones inacabables que hilvanaban vidas privadas con anécdotas. 24 horas donde nos conocíamos y aprendíamos a convivir por primera vez Javier y yo. Hasta ahora, dos desconocidos.
De paisaje poco hasta ahora, salvo un País Vasco precioso que nos acogía con tonos ocres y verdes marchitados por un invierno que parecía apretar con fuerza, previniéndonos de lo que nos espera mucho más al norte. El viaje empieza en Malmö, al menos para mí, aunque el tópico sea cierto y el destino no sea nada más que una excusa para el camino.
Hasta ahora genial, para qué voy a mentir. Sinceramente, todo está superando las expectativas, mucho más de lo que cabía desear. La culpa es de todos. Leticia y Julián completan un equipo que hace muy buena pinta, frescos, cariñosos y divertidos. Me tratan como un rey y eso que no me gusta la monarquía. Mi cuerpo responde bien, mi culo responde como un jabato y aguanta kilómetros y kilómetros gracias a un cojín de viscolatex que ha resultado ser la compra del siglo, quién lo iba a decir. Quizás el único problema sea compaginar devorar kilómetros con devorar conversaciones interminables que aparecen en cada parada para repostar depósito y estómago. A ver cómo lo solucionamos. No me preocupa. Javier insiste, y hace bien, en que el viaje se vaya definiendo día a día y salvo las paradas obligadas en Malmö para preparar el coche de camino a la aurora. Todo lo que suceda estará perfecto.
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¿El segundo día? Más de lo mismo, salvo que Francia me ha parecido un país largo y extremadamente caro. Muero de ganas por llegar a Copenhague y pegarme un paseo más o menos corto por el centro. Sea como sea, Malmö y la aurora cada vez están más cerca.
LEs recomiendo encarecidamente que para el lugar de llegada escuchen la música del disco «Biosphere: Substrata». Del músico Gaert Jenssen (1997). Es natural de Tromso, y sólo él sabe describir con música los paisajes polares que van a encontrar.
Es posiblemente el mejor disco de música ambient de la historia.
Acabo de leer vuestro diario de viaje. Me alegro con vosotros de como vais derribando las barreras, que comentaba Javier en la entrevista de la radio, utilizando la comunicación como puente maravilloso de encuentro. ¡ Bienvenido el cojín de viscolatex! ¡Bravo por ese cuarteto!
Os sigo día a día. Abrazos cariñosos. Marité
Me encanta que vayas escribiendo en primera persona las cosas que os pasan, Víctor. ¿Cómo lo haces?, ¿tienes un sistema de reconocimiento de voz para editar el texto y luego Javier lo cuelga?, ¿se lo dictas y el lo escribe?, …
Gracias por la descripción del País Vasco, lo he visto, si sigues describiendo lo que ves de la misma forma. En ese viaje también estoy yo.
No me engañó la corazonada de la primera impresión. Este equipo tiene fuerza y sensibilidad. Eso os puede llevar al fin del mundo sin mayor problema.
Hola, equipo. Me alegra que todo vaya perfecto. Y me gusta mucho que os llevéis todos tan bien porque eso es muy importante. Víctor, yo conocí a Javier unos minutos pero me pareció un tío de la hostia. Venga chavales, seguir subiendo, y muy importante, seguir contando, que en los coches no sólo vais 4 personas. Aunque sólo conozco a Javier, abrazos para todos.
Ya no queda nada para Malmö, lo tenéis hecho! Mucho ánimo en el viaje y suerte con las auroras!
Ahora mismo están entrevistando a Javier en la SER, por si a alguien le interesa.
¡Saludos!
Supongo que el arriesgarse, Víctor, tiene sus recompensas, y vosotras las vais a disfrutar. Segura. Endavant, y espero leeros más.