Es duro. Y bonito.
No hay proporcionalidad entre la brillantez, el esfuerzo y el beneficio que se consigue al montar empresas. Es duro que sea así. Y bonito.
No hay proporcionalidad entre la brillantez, el esfuerzo y el beneficio que se consigue al montar empresas. Es duro que sea así. Y bonito.
No sé si soy empresario. No sé qué soy. Sé que empecé un proyecto en el comedor de mi casa trabajando en una base de datos para tener fichas técnicas de todos los coches. Hace de eso 15 años. Empecé solo, sin experiencia, con cinco millones de pesetas (30 000 euros) y la certeza de […]
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