Aquella mañana, todo empezó como otras tantas mañanas en Alameda. Era jueves, el sol de primavera empezaba a hacerse notar, y yo ya tenía mi mente puesta en el fin de semana. No iba a ser un fin de semana ordinario: el sábado tenía concertada una prueba de conducción del Chevrolet Bolt, digno aspirante a desplazar al Nissan Leaf del númeo uno en la categoría de “coche eléctrico del pueblo”. Tras semanas de espera, por fin me veía al volante del primer coche eléctrico de más de 300 kms de autonomía para el gran público. Tan sólo dos días más…pero en fin, no quiero adelantarme a los hechos…
Me llamo Pablo, y hace casi un par de años me vine a vivir a California, a una pequeña isla-dormitorio llamada Alameda cerca de San Francisco, donde trabajo en una empresa de gestión energética de edificios. Estudié ingeniería industrial en Barcelona, y una vez graduado estuve trabajando durante unos años por Tarragona, hasta que por motivos laborales y también sed de aventura, me lancé a por el sueño americano.
A los pocos meses de llegar a California, me vi obligado a adquirir un coche para mis desplazamientos. Tras la buena experiencia que había tenido con un Toyota Prius que me acompañó durante 90.000 kilómetros en los 3 años y medio que tuve cuando vivía en Tarragona, me decanté por repetir y comprarme otro igual. Tras un poco de búsqueda por internet, encontré uno con casi 11 años y más de 250.000kms en un concesionario multimarca. El esfuerzo económico del traslado a California había sido fuerte, y mi presupuesto era esta vez más ajustado que cuando me compré mi primer Prius, así que esta vez opté por uno un poco más viejo y menos equipado.
Sorprendentemente, y pese al paso del tiempo, aquel segundo Prius tenía el mismo tacto de conducción que el primero, ¡y eso que tenía casi el doble de kilómetros! Tras hacerle una inspección concienzuda, una prueba de conducción y buscar en el menú secreto del ordenador de abordo posibles códigos de errores, todo parecía correcto y me lancé a la compra. Pagué poco más de 6500$ por un coche al que tan sólo le pedía aguantar entre 3 y 4 años, el tiempo justo para que yo y mi novia Alba (que se me uniría en la aventura americana unos meses después) tuviéramos tiempo para adaptarnos al país, y poder decidir sin demasiadas ataduras si queríamos quedarnos de forma definitiva. Al final de ese período, nos desharíamos del coche y ya decidiríamos.
Así, durante un año y medio el coche cumplió con todo lo que le pedimos y fue mi fiel compañero de las mañanas para ir al trabajo, y en los fines de semana Alba y yo lo utilizábamos para descubrir los alrededores de la zona. Todo parecía encajar según el plan…
Como os comentaba antes, aquella mañana empezó como tantas otras otras mañanas en Alameda. Al salir de casa conecté la aplicación Scoop en mi teléfono, que te busca a gente con quien compartir coche y así poder utilizar el carril VAO de la autopista para entrar en San Francisco. Tenía que recoger a unos compañeros con los que ya había coincidido en algunas ocasiones. Los tres éramos “carpoolers” experimentados, y nos conocíamos todos los atajos y trucos para evitar los atascos de la tercera ciudad con más tráfico de EEUU. Treinta minutos y estaríamos todos en la oficina. Todo era pan comido…hasta que apreté el botón de POWER para encender el Prius.
Al momento me percaté que el nivel de batería estaba inusualmente bajo. Si bien es normal en los híbridos de Toyota que el nivel de batería baje al principio del uso del coche (debido a que la parte eléctrica proporciona tracción durante la fase de calentamiento del motor térmico), encontrarme con tan sólo 3 rayitas de 8 era un terreno desconocido para mí. Tras recorrer unos pocos metros, el nivel de carga subió a valores normales y le resté importancia, y proseguí con mi ruta diaria. Minutos después, y gracias a la magia de los carriles de alta ocupación, estábamos los tres en el Prius entrando a San Francisco por el Bay Bridge.
El Bay Bridge es un puente muy largo. Para sorpresa de muchos, con casi 10 kilómetros, es más largo que el icónico Golden Gate Bridge. También es un puente muy transitado: sus 12 carriles reciben a diario a más de 250.000 vehículos que cruzan la Bahía desde Oakland, Berkeley, y otras ciudades de la zona hacia San Francisco.
En el lado donde el puente conecta con San Francisco, tiene una pendiente muy acusada que como buen conductor eficiente, siempre solía aprovechar para cargar al máximo la batería del Prius. Así, al entrar en la ciudad el Prius tenía las baterías bien cargadas y podía mantener el motor térmico parado hasta casi llegar al trabajo.
Sin embargo, aquel día la batería llegó a tope mucho antes de salir del puente, lo cual achaqué en un principio al tráfico lento, que quizás habría hecho trabajar el térmico cargando la batería. Para mi pesar, pocos instantes después empezaron los problemas: el motor de gasolina se puso en marcha manteniendo un ralentí clavado en unas 1200 revoluciones por minuto (según el lector OBD), como si intentara cargar la batería (en situaciones de nivel alto de carga, un vehículo híbrido detendría el motor térmico y primaría el funcionamiento eléctrico). Al llegar a la primera parada, el valor de carga de la batería se desplomó al tiempo que el temido triángulo de la muerte (entrada de cómo «reparar» la batería de un Prius) junto con otras luces se encendieron en el panel de instrumentación del salpicadero. Al poco, una alarma se unió a la fiesta de luces que desfilaban por él para hacerme saber -por si aún no me había dado cuenta- que teníamos problemas. Para mi alivio y sorpresa, el coche se continuaba pudiendo conducir, y mis compañeros, que estaban absortos en una charla sobre la actual situación política, no repararon en lo que estaba pasando.
Así con todo, fui capaz de llevarles a sus respectivas oficinas con relativa normalidad, aunque el ritmo de velocidad cambiante que exige la conducción urbana hizo mella en el coche, que fue perdiendo prestaciones cada vez que se le pedía acelerar. Al llegar a la oficina, llamé a Alba y le comenté que lo sucedido. En aquel momento no lo sabía, pero en menos de cuatro días el Prius tendría un sustituto.
Si la batería ha durado cerca de 300.000 kms, algo habitual por lo que parece, pues no está nada mal. Que sustituirla cuesta cerca de 2.000 euros, pues sí, pues eso es un coste algo parecido a sustituir dos embragues en un coche convencional, algo también frecuente en 300.000 kms.
Y a ese coche convencional si no se le estropea el turbo en esos kilómetros pues ya seria raro.
Lo cierto es que a partir de los 200.000 kms por muy bueno que haya salido un coche, turbo, embrague, amortiguadores ,catalizador ,etc están a punto de expirar y suponer 4 o 5 mil euros de reparación, y eso es una cifra que hace pensárselo dos veces antes de gastarlos.
Al leer el título entendí mal (o es un juego de palabras): «Toyota Mirai, la muerte del Prius».
Yo al hidrógeno como combustible no le veo futuro a corto plazo, sigo pensando que una masificación de lo eléctrico puro, incluso con cambio rápido de batería en las gasolineras (que se llamarían «¿pileras?») o mejora en la rapidez y capacidad de su carga tiene más probabilidades.
Saludos.
Por cierto, y es algo muy subjetivo, el Mirai me sigue pareciendo un puñetero Transformer a punto de convertirse en robot cabreado contra el mundo. No me acotumbaré a esos diseños nunca.
@2 Jose GL
Y por qué? Yo pienso que repostar en una gasolinera en menos de 5 minutos es mucho más rentable y te permite hacer viajes que sin embargo con una puñetera batería de litio recargable te condena a morir unas majas horas de recarga, algo inadmisible para quien use el coche para todo tipo de trayectos.
Sin meter en esta contienda a los híbridos, claro.
Vivendo en California, se puede instalar una batería «reacondicionada» por cuatro duros en muchos talleres, por ejemplo:
http://www.battery4prius.com/cost.html
Pero si estoy ha servido para que nos vaya a contar cosas del Mirai, pues bienvenido sea 🙂
@Jose GL: sin duda los coche eléctricos tienen su nicho de mercado, pero poco a poco os intentare descubrir por qué la opción de la pila de combustible tiene mucho más sentido de lo que muchos piensan. Te lo dice alguien que estaba tajantemente en contra.
@5 Clint Eastwood: la verdad que contemplé la opción de las baterías regeneradas, pero mirando opiniones en un conocido foro americano del Prius (no sé si puedo decir nombres), vi que las experiencias en general eran muy negativas. Las baterías reacondicionadas tienden a fallar, y los talleres instaladores no hacen honor a la garantía que anuncian y suelen remitir a los clientes al fabricante -que a su vez atribuye los posibles fallos a una mala gestión de la batería durante su instalación-, que los envían de nuevo al taller. Más de un propietario se ha encontrado teniendo que pagar finalmente por una batería nueva con todo su coste (en EEUU cuesta más de 3000$), y a la espera de la devolución del importe de la reacondicionada.
Hola Pablo,
Por supuesto «puede» decir nombres.
Gracias por este maravilloso texto para introducir una información futura con la que se me cae la baba.
Muchas gracias
Muy interesante esta entrada.
Vamos a ver a una persona normal con el coche del futuro en la ciudad del presente, bueno del presente americano.
Buen artículo, iba usted para escritor y se quedó en ingeniero industrial, pero no me sea tan cursi y en la próxima entrada vaya al grano un poco antes. Y si me permite la pregunta ¿Como consiguió usted las visas de trabajo para usted y su novia con tanta facilidad? ¿O es que entraron como turistas y luego se quedaron cual mejicanos?. Y enhorabuena por la blancura de sus dientes, resplandecen como los del tiburón de «buscando a Nemo», me imagino que está de moda en los «States» llevarlos así de fluorados y resplandecientes, los dentistas deben estar haciendo su agosto. Pero críticas aparte, me ha gustado su artículo, a ver si nos lo completa (pero con la boca cerrada en la próxima foto, please).
Saludos
Joaquín,
Como vuelva a llamar cursi a Pablo lo desheredo.
Déjelo en paz, es una orden. Con estas chorradas que dice usted lo único que va a conseguir es que pierda frescura en lo que escribe y este texto es grandioso.
¿Por qué tantos de ustedes se creen que son buenos editores y lectores y que su opinión vale para algo?
Me cabreo y con razón. No malmeta. Usted no tiene ni idea de lo que dice. Cállese, hombre.
Este texto es glorioso. Y aquí mando yo.
«Cursi». Aprenda a leer primero antes de dar lecciones. ¿qué sabrá usted lo que es cursi y lo que es un texto soberbio?
Ni lo toque que salto.
(A mí me pueden decir lo que quieran. A quienes escribimos en km77.com, lo que quieran. A los lectores, a quienes no tienen la confianza y la experiencia que tenemos nosotros, ni me los toquen porque saco la metralleta)
(Espero que entienda el tono de este mensaje. Es en broma. Pero es en serio. Y lo de que primero debe aprender a leer es muy en serio)
@4 davicico: por eso apunto a un sistema rápido de cambio de baterías, no a estar media hora «enchufado» a un supercargardor. Me refiero a un sistema en el que las «pileras» tengan baterías cargadas para reemplazar en pocos minutos por la que lleve su coche con baja carga.
@6 Pablo: Para mí el problema no es la pila de combustible, sino su combustible, el hidrógeno. Hoy por hoy, su obtención es cara, ecológicamente tan negativa como los combustibles fósiles y con un tratamiento a nivel de repostaje y almacenamiento delicado, por su reacción al contacto con el aire. Yo, cuando veo a algún bestia repostando su tractor con gasóleo B y el cigarrillo encendido en la boca, tiemblo imaginándolo con una manguera de hidrógeno.
Saludos.
@joaquin. No tengo ánimo de polemizar con usted, pero creo que ha estado algo desafortunado. A la hora de comentar, todos destacamos aquellas partes del mensaje que consideramos meritorias de aclaración, de aportación o de crítica. Lo que no creo muy pertinente es agarrar el subrayador y destacar del mensaje lo accesorio con intención de crítica ácida aspiracionalmente ingeniosa para propio lucimiento. Incluso cabe la chanza, cuando ésta no se aúpa a lomos de nadie: a quien le usan de montura involuntaria del chiste, no suele sentarle muy bien.
Alguien que dedica desinteresadamente su tiempo a tratar de contar una experiencia que pueda ser útil, informativa o meramente entretenida merece, al menos, un comportamiento civilizado. No tengo intención de polemizar, pero a mí, me ha dolido por desmotivador.
JM
He empezado diciendo que el artículo me parecía bueno. pero el resto de lo que digo lo mantengo, y no me sean ustedes porteras y dedíquense a lo suyo.
Reconozco el valor de lo que dice el autor y de dejarnos compartir su experiencia.
Pero don JotaEme, nos debe aun muchos artículos, dedíquese a lo suyo.
Y don Moltó, lease primero y después de lecciones de escritura o lectura, aun le falta mucho. Aunque aquí mande usted, el significado de «cursi» no lo puede cambiar. A veces también cae usted en eso, le encanta leerse. Y no diga que no.
Como usted dice, en broma pero en serio.
Ningún cagado se huele.
Saludos cariñosos.
@13 Joaquín. Me alegro que el articulo haya sido de su gusto y que tenga interés de leer los que puedan venir. También tomo nota de su crítica sobre el artículo, que hábilmente ha sabido condensar en tan solo una única palabra: cursi. ¡Admiro su ingenio y dominio del vocabulario!
Lamento sin embargo, tal y como han apuntado otros antes que yo, que se haya explayado en tanto en las críticas a cosas que no venían a cuento.
Por una parte, demuestra usted muy poca sensibilidad al usar como ejemplo a los mexicanos que, ya que no únicamente entran en EEUU como turistas, sino también como inmigrantes ilegales para huir de barbaridades a las que usted parece ser ajeno. Y digo parece porque dudo que si fuera plenamente consciente de sus penurias mucho se abstendría de hablar de ello en tono jocoso.
Por otra parte, pierde usted el tiempo haciendo referencias al físico, dado que a diferencia de los artículos que yo pueda escribir en el futuro -cuyo contenido puedo cambiar y mejorar- la apariencia física es la que uno tiene al nacer, que incluso en el mejor de los casos empieza a perder sustancia a partir de cierta edad; sin posibilidad de mejoría. Le guste o no, esta es la realidad para todos.
Le sugiero por tanto que la próxima vez invierta de forma más productiva su tiempo en elaborar una crítica del artículo que contenga más de una palabra.
Pablo
@14 Pablo: ¡pero cuéntenos más del Mirai, hombre! 🙂
En relación a lo que comentaba de las baterías de intercambio, tiene razón en que en USA se encuentran usarios quejándose del resultado. De hecho me ha sorprendido que Lusciousgarage (uno de los primeros sitios que se dedicó a esto que yo recuerde), ya recomiendan directamente instalar una nueva.
De todas formas, como ya comenté en el otro blog acerca de la prueba de larga duración del Prius, yo pondría la original en todo caso (y más en España donde cobran mil y pico Euros).
1. «Lo cierto es que a partir de los 200.000 kms por muy bueno que haya salido un coche, turbo, embrague, amortiguadores ,catalizador ,etc están a punto de expirar …»
Pero qué coches, o qué uso le dan, compran vds.?
No me diga, vehículos «premium»
No sé si en realidad hay mucho coche «premium» por ahí. A lo que antes se le denominaba «marca premium» porque tenía unos estándares más altos, hoy puede denominarse «generalista distinguido» o «generalista con pasado de pedigrí».
Me van a decir que un BMW serie 1 es premium en algo, si es más tosco que un tractor.
Los únicos productos premium son las gamas más altas de cada marca porque las marcas ya no son per se premium.
Antes se predicaba de las marcas, ahora a parte de su catálogo
Saludos variados
Chevrolet ¿Bolt? No señor, Volt… Por lo demás bien.
@Enrique, a mí los embragues me duran tanto como el coche. Nunca he cambiado ninguno y hablo de vehículos con más de 300.000 kms.
@18 Juanjo.
El Bolt y el Volt son modelos diferentes -aunque en español lamentablemente sus nombres se pronuncien igual-.
El primero es un monovolumen compacto 100% eléctrico de unos 250-350kms de autonomía reales. En España estará a la venta como Opel Ampera-e.
El segundo es un vehículo compacto eléctrico de autonomía extendida, que en su actual generación, puede recorrer unos 90kms en movido eléctrico antes de que el motor térmico tenga que ponerse en marcha. En Europa se vendió como Opel Ampera, aunque la versión en marca Chevrolet Bolt también estuvo disponible.
En la tercera entrega y última del prólogo lo comentaré.
Saludos,
Pablo
@19 El último Chevrolet al que se refiere es el Volt con v, saludos 😉
Saludos variados.
@19 Gracias por la aclaración, Pablo y disculpa.