El concesionario de Toyota de Geary Street consiste en una antigua nave industrial reconvertida. Las grandes bóvedas de vigas de acero, junto con su techo de madera y sus paredes de mahones rojos son testimonios del pasado industrial y comercial de la región.
Eran casi las cuatro de la tarde cuando Larry nos recibió. Alba y yo estábamos hambrientos, y la falta de aire acondicionado había hecho mella en nosotros. Antes de hacernos pasar a su oficina, Larry nos ofreció unos refrescos que nos nos hicieron recuperar el aliento. Minutos después, nos sentamos en su mesa los tres a hablar un poco del Mirai.
Tras una breve descripción en la que nos introdujo las características básicas del coche —que por supuesto yo me sabía de memoria gracias a artículos como este—, Larry nos describió una serie de requisitos para poder acceder a la compra del Mirai:
- Residencia: uno de los requisitos para acceder a la compra era tener una dirección cercana a una de las estaciones de servicio presentes en la Bahía de San Francisco, así como la residencia permanente en California. Ésta se valida mediante el carnet de conducir de California y facturas de banco donde se viera claramente nuestros nombres y la dirección.
- Recorridos habituales que solemos hacer. Larry buscaba asegurarse que alguna de las pocas estaciones de servicio de hidrógeno quedaba relativamente cercana a nosotros y que no impactaría demasiado en nuestra rutina.
- Uso que pensábamos darle al coche. Aquí nos recordó que el coche tiene ciertas limitaciones respecto a uno de motorización convencional (autonomía, espacio de carga, etc.) y que tendríamos que estar dispuestos a convivir con ello.
- También nos avisó que el coche tiene sistemas de transmisión de información que proporcionan datos estadísticos sobre el funcionamiento de los distintos sistemas del vehículo con el objetivo de mejorar la segunda generación cuando ésta llegue al mercado. Como consecuencia, deberíamos firmar un documento dando permiso a Toyota a recopilar dicha información.
- Por último, nos indicó que si optábamos por la opción de leasing, deberíamos proporcionar a la entidad financiera de Toyota información acerca de nuestros ingresos y puntuación financiera, nivel de estudios y otra serie de parámetros biográficos, además de tres personas de contacto que vivieran en la zona. Todo esto lo hacen para garantizar la solvencia del solicitante.
Podría parecer que estos requisitos sean barreras de acceso a potenciales clientes. Sin embargo, en ningún momento sentí que Larry nos estuviera desalentando a realizar la operación. De hecho, él mismo es propietario del coche, y mostraba una gran disposición a ayudarnos a tomar una decisión que se adaptase a nuestras medidas para no tener sustos más adelante.
Una vez revisados los requisitos, Larry nos dirigió al aparcamiento donde tenían varios vehículos disponibles de prueba. Me dio la impresión que Toyota, tras un inicio de comercialización bastante flojo, estaba dispuesta a darlo todo por tal de verlos rodar por la calle.
Al acercarnos nos dimos cuenta que el Mirai es un coche grande. Sus proporciones apriusadas engañan bastante en la fotos. Partiendo de que el estándar de Toyota es el segmento compacto, me sorprendí al verlo aparcado junto un Toyota Camry y comprobar que el Mirai tenía, efectivamente, más longitud y altura.
Estuvimos viéndolo por fuera unos minutos. Me parecieron muy interesantes las enormes tomas de aire frontales, poco habituales en los vehículos eléctricos. También me sorprendió la altura de la cintura, y la forma con la que los pilares A se fusionan con el techo, dando lugar a unas ventanillas delanteras con ángulo muy marcado en dicha unión.
Me pareció un detalle retro la luz de freno trasera, que cruza toda la anchura del portón del maletero como en algunos coches de los 80. El maletero, como es de suponer, tiene un tamaño limitado por el espacio que ocupa la batería y uno de los tanques de hidrógeno. No obstante, me pareció que el volumen de éste debía de ser cercano a la media de un compacto.
A continuación pasamos al interior. Las puertas cerraron con un agradable sonido que parecía ser el resultado de una gran labor de aislamiento y muy buen ajuste de componentes. Me gustó la sensación de solidez del conjunto y la alta calidad percibida en los materiales. Salpicadero, puertas, partes inferiores del salpicadero y otras zonas del habitáculo están recubiertas con materiales suaves y muy bien ensamblados entre sí. No se oía ningún crujido al ejercer presión en diferentes puntos críticos como son superficies de unión y voladizos de paneles.
Debido al gran tráfico que había aquel día en la ciudad, Larry nos llevó al distrito del Presidio a realizar la prueba de conducción. Se trata de una zona de parques con numerosas caminos y carreteras en el lugar que antaño fuera una base militar española situada estratégicamente para controlar el tránsito marítimo que entraba en la Bahía.
Al llegar, Larry me cedió el puesto de conducción. Me ajusté la postura del asiento y el volante a mi gusto, cosa que fue sencilla debido a los múltiples grados de ajuste eléctricos. Cuando ya estaba dispuesto a empezar la marcha, me quedé sorprendido de la altura y verticalidad del salpicadero que tenía delante mío. En el Prius 2G del que venía la postura de conducción era menos estirada y la caída del parabrisas siempre me quedaba ligeramente por debajo del horizonte.
El inicio de la marcha me resultó intuitivo. La palanca selectora tiene las mismas funciones que el resto de vehículos híbridos de Toyota, y, al igual que éstos, el Mirai dispone una función de arrastre simulada que empieza la marcha de forma suave al levantar el pie del pedal de freno cuando la palanca se halla en la posición D. Todo esto esto ya me resultaba familiar después de haber tenido varios Prius.
El poco tráfico que había en el Presidio me permitió apreciar las virtudes dinámicas del coche. Me pareció que tenía buen aplomo y una suspensión orientada al confort, pero que gracias a su bajo centro de gravedad permitía negociar las curvas sin excesivo balanceo. Por otra parte, su motor (prestado del Lexus RX450h) empujaba de forma inmediata y movía con agilidad los más de 1800 kg del coche. Esta masa elevada quedó patente en el momento que solté el acelerador: el coche mantenía la velocidad deslizándose a vela con la más mínima pendiente. Con relación a esto último, el Mirai no dispone de conducción a un pedal: la acción de frenada se debe realizar en la mayoría de casos con el pedal de freno, aunque sí que dispone de una posición B que, sin llegar a ofrecer la retención del Chevrolet Bolt que había probado horas antes, permite realizar una conducción más relajada en ciudad.
Alba no perdió la ocasión para probar el coche, y sacó a relucir su capacidad de aceleración en los diferentes modos de conducción (ECO, NORMAL, POWER), así como la agilidad de la dirección. A los dos nos dio la impresión que aunque poco comunicativa, el número de vueltas entre topes del volante era claramente menor a las del Prius 2G (unas tres vueltas y media). Esto daba al Mirai una capacidad de reacción más inmediata que con el Prius.
Mientras Alba estaba al volante tuve la oportunidad de experimentar la vida a bordo dentro del coche. Me dió la impresión que Toyota había optado por una estrategia muy diferente con el Mirai respecto al Prius. Éste último, cuando llegó al mercado en 1997, era un producto donde los costes de ingeniería se habían dedicado en su mayoría al sistema híbrido/conjunto motor del coche, dejando el habitáculo en un segundo plano. Este hecho se se daba también —aunque en menor medida— en las subsiguientes generaciones del híbrido, que siempre estuvieron en el ámbito de interiores ligeramente por debajo de la competencia.
Con el Mirai, en cambio, parece que una de las prioridades de Toyota era fabricar un vehículo de pila de combustible donde no hubiera que hacer ningún sacrificio respecto a otros coches de precio similar en cuanto a acabados, equipamiento y calidad percibida. Obviamente existen ciertas limitaciones con las que se tienen que convivir, pero en definitiva, a Alba y a mí nos pareció un producto muy sólido respaldado por una marca con buenas credenciales. La decisión ya estaba tomada.
Otro aspecto en el que no caí hasta que viajé de copiloto, y que de hecho no había reparado en toda la jornada, fue que en ningún momento me había preocupado por la autonomía restante en el coche. ¿Cuánto quedaba? ¿200 millas? ¿150 millas? ¡Qué más daba! El Mirai tiene tanta autonomía que el viajar con el aire acondicionado encendido y practicar una conducción desahogada no es motivo de preocupación. Esto no suele ser así con todos los vehículos eléctricos.
De vuelta al concesionario, Larry nos indicó los requisitos que debíamos tener listos el día que fuéramos a recoger el coche. Además, debíamos enviarle documentación adicional para poder optar a los 5000 dólares de ayudas estatales que California ofrece a la compra de vehículos de pila de combustible. Con todo listo, nos despedimos hasta el siguiente lunes por la tarde.
Dos días más tarde nos presentamos de nuevo en el concesionario. Habíamos reunido toda la documentación necesaria y Larry nos comunicó que habíamos pasado los requisitos y que podíamos acceder al leasing. Nos derivó a un colega suyo del departamento de contabilidad, con quien pasamos un buen rato rellenando formularios en una pecera desde donde podíamos ver nuestro coche. Al acabar todos los asuntos bancarios volvimos con Larry, que durante nuestra ausencia había tenido el detalle de enviar toda la documentación a las autoridades competentes para optar a las ayudas estatales. A continuación nos dio un cursillo acelerado sobre cómo rellenar el depósito del coche en una estación de recarga falsa que tienen en el concesionario. También aprovechó el momento para entregarnos la tarjeta provisional de repostaje. Esta tarjeta va conectada a una cuenta de Toyota con unos fondos de 15000 dólares que únicamente pueden ser utilizados en combustible durante 3 años.
Por último, nos sentamos los tres dentro del coche para realizar los ajustes de bluetooth, preferencias, etc. que tiene el coche. Para nuestro pesar, Larry estaba empecinado en que saliéramos del concesionario con todo configurado, cuando lo único que queríamos era irnos de allí cuanto antes con nuestro nuevo coche. Para cuando acabamos de repasar todos y cada uno de los aspectos del coche, ya llevábamos casi tres horas metidos en el concesionario. Finalmente Larry se dio por satisfecho y nos dejó ir, no sin antes recordarnos que él visita a menudo Alameda, y que no dudásemos en contactarle para cualquier duda.
Encendí el Mirai y puse rumbo a Alameda con la convicción de que para Alba y a mí, la etapa del motor de combustión había quedado atrás para siempre. Tan sólo en aquel momento reparé en que no nos habíamos “despedido” del Prius, que dejamos en el párking del concesionario como parte del pago de la entrada.
Continuará…
A mí estéticamente me sigue pareciendo un transformer tras una pelea contra medio mundo, en el que las piezas no terminan de encajar.
Ya nos contaréis cómo va, porque aquí en España tardaremos mucho tiempo en ver esos vehículos, quizás la 3ª generación.
Curioso que ahí y en Japón apuesten por hidrógeno, y aquí en Europa se junten con BMW para montar sus Diesel y, según dicen, próximamente sus gasolina también.
A disfrutarlo con salud, tanto vuestra como del vehículo.
Saludos
@1 José GL que grande era la serie la de los Transformers! En cuanto a motores, parece lógico que Toyota se asocie con BMW para el tema de los motores diésel, ya que casi ninguna marca vende esas motorizaciones fuera de Europa. ¿Para qué invertir en su desarrollo cuando se trata de un mercado donde las marcas locales ya tienen bien asentada su cuota de mercado?
Por otra parte, el mercado manda, y por mucho que me pese, en Europa el diésel sigue reinando en cuanto a ventas, así que Toyota -como cualquier otra marca- tan solo está ofreciendo lo que le piden.
Un saludo,
Pablo
Espero que nos cuente cual fue el coste total, y cual sería la diferencia con un Bolt (o un Tesla Model S, que no sé si llegó a considerar por precio).
@3 Clint Eastwood la verdad es que un eléctrico no era viable para nosotros principalmente porque no tenemos punto de recarga en casa. Actualmente vivimos alquilados y guardamos el coche en un parking comunitario.
Dicho esto, el Bolt me dejó gran sabor de boca.
Los Tesla son muy caros, y además tienen serios problemas de calidad. Nuestro paisano Saúl López ha dado parte su experiencia con el suyo, y el foro oficial de Tesla tiene unos cuantos hilos de usuarios hablando de los problemas de sus coches: crujidos en salpicadero, cambios de motor, ¡y hasta la entrega de un coche con el pilar A rajado! Aún en el caso que nos lo hubiéramos podido permitir, no hubiese optado por uno debido a su fiabilidad.
A día de hoy, Tesla es un experimento apoyado por sus fans incondicionales (que suelen tener más de un coche), y están dispuestos a pasarle todos los fallos.
Un saludo,
Pablo
Lleve usted cuidado con lo que dice sobre los Tesla, no vaya a ser que le caiga encima un comando de Teslanazis diciendo que del Mesías no se duda y a su obra no se la cuestiona.
Los fanboys de Tesla son implacables.
Ninguno es o ha sido propietario de un Tesla, pero ay, cuánto más saben que los demás.
Y si su referencia es esa de ese señor que se compra un coche y se hace YouTuber, vamos apañaos.
JM
Bueno, la verdad es que el coche estéticamente es un horror, pero eso es algo muy personal.
He estado mirando la prueba que le hicieron en la casa al modelo en cuestión y la verdad es que me he quedado de piedra viendo ese maletero y sus ¿formas? Algo así se podía entender en el primer Auris Hybrid que no había sido diseñado para albergar la batería híbrida, pero en un coche como este, diseñado para lo que es y con las dimensiones que gasta me parece infumable.
Por otro lado, en la prueba que le hacen en tierras germanas, con un precio de 9,5 euros el Kg. de Hidrógeno, resultaba más caro en términos de consumo emplear este vehículo que un Lexus Gs 450h. No sé a como irá el Kg. de Hidrógeno en Usa.
En fin, si añadimos que además solo tiene 4 plazas la verdad que no lo veo muy interesante.
Saludos.
Hola Pablo, ¿tienes twitter o cuenta youtube para que te podamos seguir? Me parec muy interesante la experiencia q vas a vivir durante estos 3 años. Un cordial saludo
@5 JotaEme Efectivamente Tesla tiene una legión de fanboys. Pero también hay mucha gente capaz de ver lo bueno y malo; en ellos está el poder de exigir que se mejoren las cosas.
Mis fuentes no se limitan a Saúl López (aunque su contenido es muy bueno y variado). Un compañero de trabajo tiene un Model S y algunos aspectos del interior y calidad de fabricación no están a la altura del precio del coche. Gomas sueltas, algunos plásticos mal ajustados, y cromados que no están alineados con las puertas. Para un coche de 2 años y medio es motivo de crítica.
@6 Lastra el maletero no es muy grande, pero es más aprovechable de lo que parece. Te caben dos maletas grandes y algunas bolsas. De todas formas, este coche no se debe tomar como un producto de masas. Es básicamente una forma de probar qué tal funciona la pila de hidrógeno antes de lanzar el modelo definitivo. Toyota ya hizo lo mismo con el primer Prius allá por 1997.
No tendría sentido que lanzasen ahora al mercado un coche de 60000$ con las limitaciones que tiene y esperar vender muchos.
@Pau actualmente estoy grabando algo de material para ir colgando pruebas próximamente en la propia cuenta de Km77. Algunas veces serán casuales, otras un poco más elaboradas. ¡Estád atentos!
Pablo
¡Qué fácil parace comprar un coche de 60.000€ en EEUU!
Casi, casi, y por plazos, como quien compra una camisa.
Estaremos atentos. Todo apunta a que lo eléctrico es el futuro. Pero queda por saber si es a través de pila, enchufe o algo por conocer.
¿Cuánto consume el Mirai? ¿Qué autonomía tiene? ¿A cuánto sale el km.?
Una pregunta, ¿al ser un coche de hidrógeno se puede aparcar en cualquier sitio, o tiene algún tipo de restricción?
@10 Chandler Me parece una pregunta interesantísima que ni me había planteado.
En absoluto, el coche no está sujeto a ninguna restricción de aparcamiento o de circulación.
Un saludo,
#10 Chandler, ¿qué restricciones tiene un coche que quema el combustible empleado para fabricar cócteles molotov desde 1936?
Puede ver toneladas de gasolina en coches que se mueven y están aparcados por todas las ciudades, pueblos y carreteras del planeta sin que a nadie le importe un pimiento lo que podría pasar si hubiera un accidente con esa gasolina.
¿Cree que el hidrógeno es más peligroso que la gasolina? Pruebe a quemarse a lo bonzo con hidrógeno. No podrá. Pero no lo intente con gasolina.
Con lo que compramos hay que aplicar el conocimiento que se supone nos dieron en primaria, EGB, la Academia de Platón o donde / cuando estudiásemos cada uno. No podemos repetir frases que los ignorantes y los pagados repiten en internet.
El hidrógeno a temperatura ambiente es un gas, el más ligero de la naturaleza. Como tal, si se «escapa» del depósito, del motor o de los conductos entre uno y otro, se diluye en la atmósfera. Si se mezcla con el oxígeno ambiental, dará lugar a agua, que como mucho nos podrá ahogar o dar asco, según el grado de alcoholemia de cada cual.
La gasolina a temperatura ambiente es un líquido más pesado que el aire, con lo que incluso si salpica, tiende a caer sobre el suelo, sobre el coche, sobre los pasajeros. Sin diluirse y empapando la ropa, la tapicería de los asientos, las cortinillas abatibles y el pelo de nuestros hijos. Con un aporte energético suficiente (chispas) es capaz de combinarse con el oxígeno del aire para mover un coche o convertirlo en una parrilla asesina.
El que trocea los mensajes, sí, sabemos que H2 y O2 dan agua y, además, 580 kj/mol y, como adobo, lo hace de forma explosiva ¿recuerda el Hindenburg?
H2 O2 da agua oxigenada, para teñirse el pelo de rubio californiano