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Subaru Legacy 2.0 GL SW (1999)

Subaru Legacy 2.0 SW

Como si formas de ser o la personalidad de cada uno de nosotros, el Subaru Legacy también  tiene la suya propia. Una un tanto particular, algo alejada de las modas y un tanto anacrónica  incluso para su tiempo, a pesar de haber cumplido esta unidad 21 años. Es probablemente su personalidad sea el centro de toda la prueba, ya que su rendimiento expresado en cifras no despertarán en el lector ninguna gran emoción. 

Cuestión de formas  

A simple vista, en el año 2021 empiezan a escasear sus formas. Un station wagon sin florituras en  su diseño, que huye de paragolpes angulosos, faros complejos, ruedas grandes, ni siquiera  nervaduras decorativas en la carrocería. Aparcado despierta el encanto en quienes recordamos  las formas tímidas de modelos japoneses de los 90, de los que muchos escasearon por estas tierras, o apasionados de los rallies que recuerdan el emblema de la constelación de las  pléyades vestidos en carrocerías color azul oscuro y llantas doradas cruzando ganador decenas  de tramos. Línea de las ventanas más baja que casi cualquier modelo popular que puebla  nuestras calles actualmente, llantas de aleación de 15 pulgadas, distancia al suelo convencional, ventanillas sin marcos; un aire racing subrepticio emana para los aficionados a la marca. 

Al abrir la puerta vienen sabores de bienestar duradero, de manera que los asientos deben su  forma, mullido y color al objeto para el que fueron creados. Los plásticos interiores también  debieron ser concebidos para dicho menester, pues tras los años y 215.000 kilómetros están en  perfecto estado de tacto y color. Dicha afirmación cobra más peso en algunos en particular como los mandos de la climatización o el pomo de la palanca de cambios, estrictamente de serie y  estrictamente sin desperfectos. Los años no pasan en balde para absolutamente todos los elementos, y el cuero embellecedor de la palanca o la parte superior del panel de las puertas  empiezan a acusarlo. 

El maletero, al tratarse de un station wagon, es como no podría ser de otra forma amplio y  diáfano. Llama sin embargo un detalle la atención, y es la boca plana de carga, tan infrecuente hoy día en cualquier automóvil. Después de ojear decenas de maleteros es bastante infrecuente encontrar hoy día uno en el que el piso del maletero esté a la misma altura del plástico protector del borde inferior de la boca de carga.  

Subaru Legacy 2.0 SW

Vano motor  

Abrir el capó delantero es una tarea cada vez más decepcionante en un automóvil. Una amplia  variedad de tapas de plástico alejan a aquellos que quieren acercarse con un maletín de  herramientas. En el Legacy los elementos están dispuestos para exhibirse. Un amplio vano motor  donde el alternador, el sistema de aire acondicionado, los cables del encendido o el filtro del aire están ahí para que puedan admirarse y repararse. Sin tapitas de plástico, solo tornillos, de los  que por cierto hay muchos repartidos, algunos numerados y apenas presillas en todo el vehículo.  Arrancar el motor, salir fuera del habitáculo y tirar uno mismo del cable del acelerador  seguidamente será un gesto olvidado dentro de un par de décadas. El bloque es extraño en su  disposición, como buen bóxer, presentando una suavidad en su sonido inhabitual,  funcionamiento redondo, y una cilindrada de 2000cc que pasa factura en el impuesto de  circulación. No hay turbo, aunque otras versiones de este bloque EJ20 la han equipado en varios  modelos de la marca. Algunas operaciones como cambiar las bujías de cada uno de los cuatro  cilindros se hace un tanto más complejo, al tener que desmontar de un lado la admisión del aire  y del otro la batería y el depósito del limpiaparabrisas. Otras tareas en cambio como rellenar  fluidos, sustituir el filtro del aire o cambiar la lámpara de cruce son cuestión de segundos.  

Toma de contacto  

Girar la llave de contacto es probar un perfume de principios de los 90. Todo sabe a cosas de  antes. Tarda unas décimas de segundo en ponerse en marcha y al terminar de hacerlo es una  persona despertándose con los primeros rayos del alba. Está frío, lo sabes y él también lo sabe,  de manera que los primeros metros son para andar sin brío. Da algunos tirones cuando está casi  parado, probablemente la tracción integral permanente ponga su granito de arena en ello, pide  respetar su régimen de unas 2000 rpm mientras va tomando calor, y parece un buen momento  para ir encendiendo la radio o activar la climatización. Una vez en pleno orden de funcionamiento,  la suavidad es la tónica general. Cuesta creer que a poco que se vaya manteniendo una  conversación o la radio encendida a un volumen convencional, el motor prácticamente no se  escucha. El ruido aerodinámico a velocidades superiores a 90 km/h también lo mitiga, de manera  que a menos que requiramos de él regímenes altos, todo queda en un ameno crucero.  

Decepciona en su fuerza, desgraciadamente menor que la mayoría de turismos que declaran una  potencia en torno a los 125 CV del bloque 2.0 del Legacy. Probablemente la disposición  mecánica y la ausencia de turbocompresor sean los responsables de ello. Tampoco se conduce  como otros coches, sino que sus mejores prestaciones las ofrece en regímenes en torno a 5000  rpm, recorrido del cuentarrevoluciones que es toda una delicia. Un sonido metálico se va  despertando en dicho recorrido de la aguja, que va introduciéndose en el habitáculo para ir dando a entender que se está requiriendo de sus servicios. Sonidos del ayer ya casi olvidados y que denotan la entrega de su quintaesencia a la vez que nos recuerda porqué estamos al volante  de automóviles así. La respuesta al acelerador es honesta y no presenta cierto retardo como en otros vehículos actuales donde las normativas anticontaminación penalizan a bajas revoluciones. La dirección filtra muy poco, cada grieta del asfalto llega a las manos, ayuda a llevar ritmos  alegres en carreteras de montaña por la inmediatez de las órdenes y resulta muy gratificante cuando queremos virar de forma contundente. Los carriles de aceleración de carreteras de  montaña frente a modernos SUV diesel turboalimentados, probablemente más potentes, se convierten en una prueba de pericia, ya que el Legacy nos exige, hay que conducirlo, y nos dibuja una sonrisa cuando hemos completado la maniobra con éxito. 

Pero es justo reconocer que no es un turismo con muchas aspiraciones deportivas. No entra en las curvas con la agilidad de otros coches, no dispone de aceleraciones brillantes, ni su esquema o tarado de suspensión fueron diseñados para ello.  

Transmisión  

Manejar su caja de cambios no es un acto excesivamente gratificante. Con una palanca larga y  los recorridos más bien largos, engranar una relación satisface más por el sonido de su mecánica  al cambio de régimen que por lo que se siente en la mano. No es un accionamiento pastoso como el de muchos modelos franceses de hace pocos años, pero dista de un Mazda MX-5 o un modelo alemán reciente. Son 5 relaciones que podrían calificarse de cortas las 4 primeras y una quinta de desahogo para disminución de consumos en carretera; la marcha atrás a veces hay que probar dos veces para engranarla a pesar de haberse sustituido el embarque. Viene apoyado con una reductora, cuya pequeña palanca se acciona justo al lado, y cierra la relación de transmisión, muy útil en caminos de campo, arena o nieve. Los neumáticos son estrictamente de verano y el Legacy no ha sido puesto en situaciones comprometedoras, aunque caminos de campos con zanjas no muy profundas o algo de barro no son problema para él. Una prueba más exhaustiva  con neumáticos M+S sería justa para reconocer sus aptitudes.  

Vida a bordo  

Los pasajeros son habitualmente amigos de su habitáculo. Encuentran un amplio espacio para  las piernas y un mullido correcto. La línea de las ventanas es baja, y permite contemplar el paisaje a la vez que se ameniza con una conversación en la que el ruido de la mecánica no se entromete.  Es un habitáculo caluroso, en verano y zonas cálidas de nuestro territorio el sistema de aire acondicionado a máximo rendimiento se antoja justo para los pasajeros que viajan en los  asientos traseros. El tapizado de los asientos y las puertas es de buena calidad, su limpieza se realiza de manera sencilla y exitosa. El balanceo de la carrocería es mayor que en modelos actuales a pesar de amortiguadores nuevos, de manera que perjudica a una conducción racing y no es del gusto de acompañantes. Su esquema de suspensión, un tanto básico en el eje trasero, no brilla en dicha veleidades, y es más cómplice de una vida familiar incluso off road. El  transporte de equipajes u otros elementos como una tabla de surf en el maletero es muy práctico, la cortinilla abatible y desmontable así como los asientos abatibles puede transformarlo en un  gran volumen de carga polivalente.  

Mantenimiento  

Es un coche bien fabricado, como muchos detalles pueden dejar entrever. Hay mucho elemento atornillado, hasta el cuadro de los relojes. Los plásticos no son llamativos pero son de mucha calidad, habiendo resistido una vida útil entera casi sin desperfectos, sólo algo de decoloración en ciertos plásticos duros más expuestos al sol como los del tener de transmisión o la parte  superior de los paneles de las puertas. Hay varios números o letras repartidos en muchos  elementos del vano motor, así como pegatinas incluso en japonés, informado de la utilidad de cada tapón, códigos de bastidor o caja de cambios, código de color de la carrocería y un sinfín de detalles. El manual del usuario no es un folleto, es un libro impreso en blanco y negro pero con gran cantidad de información incluso para la correcta conservación del coche. El precio de los  repuestos genéricos es más bajo en general que la mayoría de coches actuales. Los repuestos específicos, según disponibilidad en el mercado de ocasión o nuevos en proveedores. El  mantenimiento de rutina es sencillo, rellenar y comprobar el nivel de aceite del motor, líquido de la  dirección asistida, aceite de caja de cambios o cambiar el filtro del aire es cuestión de minutos. Los neumáticos son de medida 195/60 en sección de 15’, evitando encarecer su recambio. La calidad de la pintura y la carrocería no es excepcional aunque ha mantenido muy bien el paso de  los años, con algunos swirls y pequeños desperfectos de aparcamientos. 

Subaru Legacy 2.0 SW

Conclusión  

Ser aficionado al automóvil te hace huir cada vez más de convencionalismos en el sector.  Imagino que un SUV nuevo de 35.000 euros en color blanco y tracción delantera con 5 años de  garantía sería el coche definitivo para la inmensa mayoría de familias. También más seguro, más  cómodo y más tecnológico. Pero es justo recordar una época no tan lejana en que se podían  reconocer los modelos desde lejos por la forma de sus faros, donde la identidad de marca existía,  donde el coche aún era coche y no un gadget de internet de las cosas con ruedas, coches que  se podían reparar con pocos conocimientos, el derecho a mantenerlos indefinidamente y a  disfrutarlos. En definitiva, un trocito de la era del automóvil de combustión interna que ya empieza  a ver su ocaso.

Nacho Santos

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