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smart fortwo electric drive

Smart Urban Stage Madrid

El día 1 de Noviembre acudí invitado al acto de presentación del Smart Electric Drive en Madrid. La invitación la obtuve a través de un anuncio en una red social.

El acto se realizaba en la zona conocida como Cuatro Torres Business Area, que es el espacio en torno a las cuatro torres ubicadas en el lugar de  la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, al norte de Plaza de Castilla. Para ello se había montado un stand con multitud de comerciales, una cafetería, varios paneles haciendo referencias a diversas formas de sostenibilidad, y una unidad del Smart ED con partes clave desmontadas para poder ver de cerca el sistema de propulsión y el interior.

Tras la toma de mis datos, llegó el momento de la prueba. Una comercial me hizo una pequeña introducción de camino al coche, comentándome a rasgos generales los elementos exteriores diferenciadores de este Smart con respecto a otros: las llantas de color verde y el emblema “Electric Drive”.

Una vez dentro, me recalcó que se trataba de una versión básica, sin extras como el navegador. La batería estaba al 85% de su capacidad y en la pequeña pantalla de instrumentación detrás del volante, la barra “Performance” estaba al 100%. Esto quería decir que el motor podía entregar todo su potencial gracias al nivel de carga de la batería. Cuando la carga baja de un cierto nivel, la barra de Performance disminuye y con ello la potencia, para que lo poco de carga que quede dure algo más. La ubicación de la batería es bajo los asientos.

En la parte superior del salpicadero, centrados, hay dos indicadores, uno el de la carga de la batería y otro que muestra el consumo o la recarga de energía que está sucediendo en ese momento, de forma que al acelerar la aguja se dirige a la zona naranja marcada con un símbolo negativo, y al levantar el pie del acelerador se va a la zona verde, marcada con un símbolo positivo. Ambas zonas también tienen su propia escala, de forma que indicará mayor gasto cuanto mayor sea la presión sobre el acelerador, y mayor recarga si además de levantar el pie, se frena suavemente, ya que es el propio motor el que frena y funciona como generador. Si se frena con mayor intensidad es el equipo de frenos (discos delante, tambores atrás) quien se encarga de la detención.

Finalizado el briefing, llega el momento deseado, la conducción. El recorrido fue bajar por la Castellana hasta la Plaza de Lima, dar la vuelta, realizar el mismo camino a la inversa, y llegar a las torres, dando una vuelta a su alrededor. La transmisión del Smart ED es de una sola velocidad, pero el funcionamiento de la palanca es como la de un coche automático con las posiciones habituales P, R, N y D. Piso el freno, pongo la D y quito el freno de mano; estando en D no es necesario pisar el freno si se quiere estar parado, puesto que el motor no hace fuerza para avanzar, está completamente parado. Tiento el acelerador porque no sé cómo va a salir el coche, y lo único que se oye es un zumbido-pitido similar al que hacen los taladros sin cable al pulsar poco el gatillo. Ese sonido es acompañado de un lentísimo movimiento de avance, de muchísima menos velocidad que cualquier persona andando despacio. Tras esa fase, estamos ya abandonando el parking y nos dirigimos a la incorporación al tráfico. Me incorporo acelerando con mayor intensidad y el sonido antes mencionado deja de existir. En su lugar aparece un nuevo sonido, muy parecido al del Metro o el tren. Ya estamos incorporados al tráfico como un vehículo más. El indicador de energía está en la zona naranja más o menos a la mitad de su escala.

El coche acelera mejor de lo esperado hasta unos 50 km/h, la aceleración hasta esa velocidad es prácticamente lineal. Diviso el primer semáforo y en lugar de frenar, decido levantar el pie para ver cómo funciona el motor reteniendo. Es una delicia. Da algo más de retención que si fuera en un coche con motor de combustión con caja de cambios manual en segunda o tercera velocidad.

El indicador comenzó a adentrarse en la zona verde avanzando hasta un 60-70% de su escala, ahí ya frené y el indicador se volvió a 0. El tacto del pedal de freno es bastante duro, pero se consigue dosificar bien la frenada a la segunda o tercera vez que se usa. La suspensión es muy seca, los resaltos para disminuir la velocidad se  transmiten adentro con total fidelidad, llegando a parecer que el coche “rebota”.

A la salida de un semáforo pude comprobar la máxima aceleración que es capaz de dar el Smart ED, para ello hay que accionar una especie de kickdown al final del recorrido del pedal del acelerador. Se aprecia verdaderamente la diferencia a partir de 60km/h, ya que hasta ahí la aceleración es igual pisando a fondo que accionándolo. Ese mecanismo tiene el punto de resistencia adecuado para poder ir acelerando a fondo y no accionarlo a no ser que se quiera. La velocidad está limitada a 100km/h.

En una de las paradas, la comercial conectó el compresor del climatizador, y la indicador de carga de la batería dio un pequeño bajón (calculo que disminuyó un 1%). Lo desconectó a los pocos segundos. No se notaron vibraciones ni sonidos de ningún tipo.

Durante el trayecto también hablamos de que el Gobierno subvencionará este tipo de coches, de que no pagarán parquímetro, y que el coche se ofrecerá mediante renting a los particulares, con una cuota de 500€ mensuales, IVA incluído, en un período de 4 años y sin opción a compra.

Al llegar, la batería indicaba un nivel de carga del 80%. Tras aparcar, me enseñó el maletero del coche y el procedimiento para cargar la batería. En la tapa del maletero está el cargador, consistente por una parte el enchufe y un control con dos botones (“on” y “off”), y por el otro lado la conexión al coche, con una forma similar al boquerel de la gasolinera pero con el terminal eléctrico propio. La boca de carga se sitúa donde estaría el tapón del depósito del combustible. El proceso es: enchufar a la red, enchufar al coche, y darle al botón de “on”. Al activar la carga se enciende en la boca de carga un aro de led rojo y cuando el proceso de carga ha concluido, se apaga.

En un enchufe doméstico, el tiempo de carga son 8 horas si la batería se encuentra por debajo del 20%, y la comercial me dijo que tendría un coste aproximado de 1.50€. La carga se realiza a un ritmo de 3kW/h. Como la  autonomía es de 135km según datos oficiales, resulta un gasto poco superior a 1 céntimo por kilómetro.

Para finalizar el acto, fuimos invitados a consumir algo en la cafetería y nos obsequiaron con una bolsa con chucherías (de sandía) y una tarjeta de papel que tras leerla, es un cartón con semillas que se arruga, se planta, se riega y crece una planta. Curioso.

En conclusión, me fui con muy buena impresión del Smart ED, de su bonita y esmerada presentación, pero sobre todo de su sorprendente funcionamiento. El vehículo eléctrico es algo que a priori me sugería muchas dudas y que aunque la autonomía sigue siendo algo a mejorar bastante, creo que me ha quedado claro que está mucho más cerca de lo que pensaba. Ahora sólo falta ver la respuesta de la competencia.

Alberto Seco Barrero (titobiturbo).

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