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SEAT IBIZA CUPRA 1.8 20VT ( Marzo 2006)

Vida a bordo

 Encontrar la postura óptima de conducción es tarea sencilla, pues consta de regulación en altura y profundidad del volante, así como regulación de la altura del asiento, tanto del piloto como del copiloto. Una vez acomodado en el interior no posee demasiados huecos donde dejar objetos. Si bien la cartera y el móvil pueden dejarse debajo de la radio de serie, en un espacio acolchado con una goma. Debajo del asiento del copiloto dispone de un cofre, que complementa a una guantera iluminada, pero sin refrigeración, que no es especialmente grande.

La habitabilidad está bien conseguida, con unos asientos de corte deportivo pero que no sacrifican la comodidad en exceso. Los asientos traseros poseen un acolchado más blando que los delanteros. El climatizador automático que viene de serie es tremendamente efectivo, consiguiendo que, tanto en verano como en invierno no haya que mover la temperatura. Además, consigue que los cristales nunca se empañen, sea cual sea la condición meteorológica externa. Se echa de menos iluminación en las plazas traseras, así como en el parasol del acompañante. Cuenta con un volante grueso, de gran factura, forrado en cuero y cosido a mano. El pomo también es de cuero.

Conducción

Contrariamente a lo que los medios especializados comentan, el Ibiza Cupra nunca me ha parecido un coche incómodo. La comodidad viene dada en gran medida por la suavidad del piloto y sobre todo, por el estado del firme. La dureza de las suspensiones se deja notar, pero el cliente de éste tipo de modelos es consciente de lo que compra.

En viajes largos es mejor hacer paradas cada dos horas, porque no es un coche pensado para esos menesteres. Aún así, se pueden realizar perfectamente, pues  cuenta con comodidades como el control de velocidad que permiten realizar largos trayectos descansado. Los principales inconvenientes vienen de los ruidos aerodinámicos y de rodadura. Sobre todo cuando sobrepasamos el límite de lo legal en España.

El tacto de la dirección electrohidráulica es preciso, dando datos en todo momento de lo que ocurre bajo los neumáticos. El cambio exige gran precisión al insertar las marchas, pues los recorridos, a pesar de ser cortos, son ajustados. Con experiencia se consiguen cambios rápidos. Los pedales, de aluminio, también tienen un tacto correcto.

En conducción relajada el motor ayuda en todo momento empujando con energía desde prácticamente las 1.500 rpm. Por tanto no requiere estar constantemente pendiente del cambio. Es tremendamente elástico, teniendo en cuenta que hablamos de un motor turboalimentado. El consumo obtenido en éste tiempo ha sido de 12 l. /100 km. de media. Es elevado, pero no exagerado, teniendo en cuenta que la mayoría de recorridos han sido urbanos o por carretera convencional. Hilando fino se llega a conseguir consumos en torno a 8 l. /100 km. en carretera convencional, si bien lo normal son 10 l. /100 km. En ciudad es muy complicado bajar de 13-14 l. /100 km. En velocidad constante de 135 km/h el consumo es de 8,8 l. /100 km.

Dinámica

Llegamos a la razón de ser de creaciones como el Ibiza Cupra 1.8 20vt. La conducción deportiva. La clave está en el motor. El bloque de origen Audi retocado por Seat Sport eroga 180 cv. a 5.820 rpm, aunque se puede apurar hasta sobrepasar ligeramente las 7.000 rpm. El margen de utilización en conducción deportiva debe estar entre 3.500 y 6.000 rpm. En éste margen el empuje es brutal, llegando a rivalizar con compactos GTI y sobrepasando a los demás utilitarios. El 0-100 km/h se sitúa ligeramente por debajo de 7 s. según mediciones de varias revistas de motor.

La contra de éste potencial lo pone la tracción, que se ve desbordada ante la falta de autoblocante. Se vuelve más grave al tomar curvas cerradas, pues la rueda del interior pierde tracción a la mínima alegría con el pie derecho. Cuando las cosas se llevan al límite es netamente subvirador. Todo esto puede subsanarse una vez se conoce como reacciona el coche y siendo suave. Mención a parte merecen los frenos firmados por Seat Sport. Su eficacia se nota sobre todo en frenadas desde muy alta velocidad. Pueden detener el coche en realmente muy pocos metros, si bien, ante el trato exigente de un tramo de montaña terminan cediendo ante la temperatura y pierden eficacia, más percibida que real.

Uso e incidencias

 En 35.000 km. sólo ha tenido un problema. La tapa del depósito del refrigerante no era estanca. Se subsanó por poco dinero. Los cambios de aceite han sido cada 7.000 km. Las ruedas me han durado unos 16.000 km., si bien podían apurarse hasta unos 20.000 km. Las pastillas delanteras han durado 35.000 km. De momento, la única pega son los grillos que pueblan todo el interior. Por lo demás, una buena compra, sobre todo por motor y frenos.

David (Cupraboy)

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