Introducción

Como resultado de la colaboración Rover-Honda surgieron varios modelos e intercambios de motores (Rover proporcionaba motores diesel a Honda y esta última gasolina a la primera).

Por tanto este modelo comprado en 1995 es un coche prácticamente idéntico al Accord equivalente de su generación salvo la estética y suspension (más blanda en el Rover).

Mecánica

El motor Honda de 2  litros y 131 CV es posiblemente lo mejor del coche junto con la caja de cambios. Debido al bajo peso (para lo que hoy estamos acostumbrados), 1285 kilos,  el coche se mueve con soltura.

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Si se busca un empuje intenso hay que irse por encima de las 3000 rpm, estirarlo mucho más allá de las 5500 (hasta las 6200 del corte) no parece muy productivo salvo situaciones particulares (por ejemplo terminar un adelantamiento). Por ciudad es agradable de conducir y la 3ª marcha casi puede usarse como un cambio automático. El accionamiento de la palanca de cambios es delicioso y preciso y aunque los recorridos sean algo largos es muy difícil fallar un cambio aunque se maneje con rapidez.

Lo peor del coche es, sin duda, la dirección. Está demasiado asistida, lo que en ciudad agrada, ya que se puede maniobrar sin esfuerzo, pero en autopista flota demasiado y es muy sensible a cualquier movimiento del volante. Es en carreteras más reviradas donde se hace más patente que no se transmite ninguna información al conductor sobre lo que pasa en las ruedas, lo que provoca que pensemos estar mucho más cerca del límite del coche de lo que realmente estamos. A pesar de todo es un coche noble, de reacciones predecibles, que no hace extraños al llegar al límite. Si está en un apoyo fuerte las irregularidades se transmiten a la carrocería de manera muy perceptible, aunque sin afectar a la trayectoria del coche.

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En origen era un coche muy silencioso y sin vibraciones (costaba distinguir si estaba arrancado), pero con el paso de los años, 15, y los kilómetros, 270000, se transmiten vibraciones perceptibles al volante aunque no así a la caja de cambios. En comparación con coches más modernos da la impresión de estar mal aislado del ruido exterior (rodadura, viento, motor etc) aunque en su época lo recuerdo mejor.

El funcionamiento del equipo de frenos ( 4 discos con ABS) es excelente, en especial la dosificación de la frenada, ya que  toda la fuerza de frenado se reparte en buena parte de su recorrido, haciendo más fácil frenar con suavidad.

Interior

Destacar la calidad de los tapizados de los asientos, que tras muchos años tienen un aspecto impecable, sin embargo alguno de los guarecidos de tela de las puertas se ha despegado.

El asiento del conductor es cómodo y sujeta lo suficiente para el tipo de conducción que el coche invita a hacer (relajada) aunque está totalmente desfasado en ergonomía. El volante no se puede regular en profundidad pero si en altura, lo que provoca que si conducimos con el asiento demasiado retrasado (para ajustar la distancia a los pedales al gusto) el volante quede un poco lejos. La posición de la palanca de cambios es buena.

Un aspecto negativo es que si la tercera plaza trasera está ocupada la visibilidad trasera por el retrovisor es casi nula.

Respecto a los ajustes…. los hay penosos (como la moldura de la caja de cambios) y los hay mejores (salpicadero). La parte superior del salpicadero está revestida de un material blando, aunque la inferior es un  plástico duro poco agradable al tacto. El volante y la palanca de cambios están forrados en cuero que ha dado buen resultado.

Conclusión

Es un coche apropiado y agradable (tanto para conductor como pasajeros) para largos viajes en autopista y carreteras con curvas amplias, aunque la comodidad se resiente si el firme está muy bacheado o el tramo es muy virado debido a la suspensión blanda en exceso.

Los consumos van de unos 8 litros a los 100 km en autopista a unos 120/130 km/h hasta los 13 litros en ciudad. Es posible gastar algo menos (mi record es 7,35) y complicado gastar más de 10 en carretera abierta.

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La fiabilidad del motor hace gala de la fama, merecida, de los motores Honda y el coche en general no ha dado ninguna avería grave más allá del manteniendo habitual. El mantenimiento en la extinta Rover era caro y el coche tiene particularidades (tanto las bujías como el sistema buje/discos de frenos tienen peculiaridades). Al ser un clon del Accord no he tenido problema para encontrar piezas.

Por destacar algún otro dato diré que es muy fácil que la pintura de los paragolpes salte, según la revista francesa L’Automobile Rover miente acerca de la longitud del coche siendo esta 4,85 y no 4,65 metros, y  el coche es muy bajo para los estándares actuales (1,39 metros) por lo que casi cualquier coche actual parece ridículamente alto.

Óscar