Hemos pasado la primera revisión de nuestro Tesla Model 3. Hicimos la reserva de la cita a través de la aplicación móvil el 17 de febrero de 2020, en previsión de que llegaríamos a los 80 000 kilómetros en marzo. Cogimos la primera cita disponible, para el 10 de marzo a las 10:00, en el servicio Tesla de la Avenida de Manoteras, 22, Madrid. El día de la revisión nos faltaban 400 km para llegar a los 80 000 y hacía un año y dieciséis días que estrenamos el coche. Curiosamente, en la web de Tesla este servicio técnico aparece como que estará disponible «próximamente», pero la aplicación nos permitió elegirla sin mayor problema.
Para hacer la reserva el procedimiento es muy sencillo, aunque puede resultar confuso en un primer momento, puesto que la aplicación exige escribir en el apartado «Servicios / Otra cosa más» qué tareas son las que se desea realizar. Lo habitual es que sea al contrario, que la marca indique cuáles son los puntos a revisar según el kilometraje del coche y el programa de mantenimiento. Por tanto, simplemente escribimos lo que considerábamos que tocaba: «Revisión que corresponda 80 000 km, sustituir líquido de frenos, sustituir refrigerante».
Hemos decidido hacer esta revisión a los 80 000 kilómetros ateniéndonos a lo que Tesla recomendaba en el manual de servicio del que disponíamos cuando adquirimos el coche hace un año (en el que no consta un número de edición, sino tan solo una fecha de publicación, diciembre de 2018). Tesla actualiza este libro periódicamente (enlace al manual actualizado en formato PDF). En la edición vigente a fecha de este artículo, sí aparece la versión en portada (2020.4) y la fecha de publicación es 27 de enero de 2020. El manual en formato PDF es el mismo al que se tiene acceso desde la pantalla del Model 3 y, por tanto, también se va poniendo al día conforme el coche recibe actualizaciones.
En ambos manuales la indicación de los intervalos de mantenimiento es distinta. Aquí debajo están las respectivas capturas de ambos textos, el primero en inglés y el segundo y más reciente, en español.
En el texto antiguo, Tesla indica que el líquido refrigerante de la batería debe ser cambiado a los 80 000 kilómetros o a los cinco años y el líquido de frenos a los 40 000 kilómetros o dos años. En ambos casos, lo que suceda primero. En el segundo y más reciente, indica que no es necesario cambiar el refrigerante «en la mayoría de los casos» durante la vida útil del coche, y el líquido de frenos aconseja que se revise cada dos años y que se reemplace «en caso necesario», pero no aconseja un kilometraje.
Tesla tiene dos servicios técnicos oficiales en Madrid, uno en la zona sur, en Getafe, que es donde entrega los coches y los recambios (aquí recogimos el tapacubos en sustitución del que perdimos), y otro en la zona norte, que lleva menos tiempo abierto. El taller de la zona norte pertenece al mismo propietario que Talleres Gresalba, que es uno de los talleres de chapa y pintura que Tesla tiene concertados en la capital y adonde llevamos nuestro coche cuando tuvimos que pintar el paragolpes trasero por un roce (lo contamos aquí). Aunque comparten ubicación porque son naves contiguas, no son la misma empresa, por lo que el teléfono de información de Gresalba no sirve para contactar con el servicio técnico «Norte Service Lite». Elegimos este taller por cercanía a nuestro lugar de trabajo.
Para cualquier gestión con el taller es necesario llamar al teléfono de atención al cliente de Tesla ( 91 038 10 99 ) que centraliza todas las llamadas. Este teléfono, por nuestra experiencia, no facilita las cosas cuando hay que resolver dudas, a veces porque no responde nadie, otras veces porque hay que esperar a que deriven a la persona adecuada y hay que tener paciencia para que respondan, y otras porque, aunque atienden amablemente, no hacen lo que se les pide (como por ejemplo, cambiar los datos de facturación o responder a nuestra reclamación por los días de supercarga gratuita que nos quitaron). Yo quise contactar con el taller a primera hora de la mañana para saber qué tiempo solía durar la revisión y así organizarme. Llamé a Gresalba pensando que serían quienes me resolverían la duda, pero la recepcionista fue quien me comentó que no eran la misma empresa y que no podía responderme. Desistí de intentarlo por otra vía porque tenía algo de prisa. Posteriormente, en el taller, pregunté por un teléfono de contacto y me dijeron que cualquier gestión debía hacerla a través del teléfono de Tesla, por lo que directamente al local no se puede llamar.
El taller está situado en una de las naves de un edificio de oficinas cuyos bajos son locales grandes, la mayoría ocupados por instalaciones de Gresalba, aunque también hay bares y algún otro negocio. No es fácil localizarlo mediante el GPS porque este, si se pone la dirección facilitada, lleva a la parte delantera del edificio. Para llegar hay que rodearlo y después entrar a una callejuela interna que lo bordea a un nivel inferior al de la calle.
El día que llegué estaban instalando la cartelería de Tesla en la puerta. El taller estaba a medio terminar, con poco mobiliario aún, cajas y utillaje por desembalar y maquinaria de montaje. Hay un mostrador vacío y una sala de espera con butacas, una cafetera y un cartel con la clave del wifi. Cuando entré había tres operarios a la vista, aunque es posible que alguno más estuviera en otra sala. No hay recepcionista como tal. Uno de los trabajadores vino desde el fondo al verme entrar, me preguntó si tenía cita, le dije que sí y fue a por una tableta para hacer los trámites.
La gestión fue rápida. El chico que me atendió fue muy amable en todo momento. Me comentó que llevaba apenas un mes en el taller y que anteriormente trabajaba en un concesionario de otra marca, por lo que aún estaba adaptándose y conociendo los detalles de Tesla. Confirmó los datos de contacto que tenía registrados a través de la reserva, me dijo que el coche estaría a mediodía, que me llamarían para avisarme. Me pidió la tarjeta llave y lo metió un poco más al fondo del taller. Me dijo que la revisión era sencilla, pero no como para hacerla sobre la marcha. Como en la sala de espera hay wifi, pensé en quedarme allí trabajando, pero vivo a 15 minutos andando, así que me fui. El odómetro de nuestro Tesla indicaba 79 608 kilómetros (aunque en la factura anotaron 79 607, no sé por qué) y tenía un 81 % de carga.
Al dejar el coche me llamó la atención que no parece que haya un protocolo de actuación muy detallado, como es habitual que haya en otros concesinarios, en los que a veces hay que rellenar un formulario o bien lo hace quien recibe el coche y se realizan comprobaciones in situ de ciertos componentes y del estado del coche, para señalar roces y daños previos. Generalmente, también se coloca una funda de plástico para proteger el asiento y el volante. Nada de esto tuvo lugar. Tampoco me entregaron ninguna clase de comprobante de depósito del coche ni de justificante de trabajo.
Pregunté por el presupuesto y me respondieron que debía tenerlo en el corre electrónico desde hacía varios días. Efectivamente, así es. El día 27 de febrero nos enviaron una proforma por correo electrónico de los trabajos solicitados, que aparecen a continuación. No nos dimos cuenta porque era un correo con el asunto en inglés y directamente pensamos que era publicidad.
En esta proforma aparece la descripción de las tareas previstas y su precio. El texto está en inglés: General diagnosis (diagnóstico general), 55,00 €; Brake fluid check (revisión de líquido de frenos) 11,00 €; Filter – Cabin (Remove & Replace) (reemplazo del filtro del habitáculo), 22,00 €. La tarifa por hora de trabajo es de 110 euros. Nos llama la atención que tanto este documento como la posterior factura aparezcan en gran parte en inglés. Nos dieron la explicación al recoger el coche, porque preguntamos. Toda la facturación está centralizada desde una sede extranjera en la que emiten los documentos a diferentes países con un mismo programa. Emitir facturas en otro idioma es perfectamente legal en España. El precio previsto de las operaciones era 106,48 euros, IVA incluido.
Una vez que revisaron los datos, justo conforme se llevaban el coche para dentro me volvieron a enviar una segunda proforma, esta vez con más conceptos añadidos y un coste previsto del doble: 213,70 euros. En este documento, a las tareas listadas en el primero añadían la mano de obra de sustituir la combinación de filtros, de 15,70 euros, más el coste de sustituir el líquido de frenos de 110 euros. Aunque este nuevo presupuesto lo vi en mi correo electrónico cuando ya había salido del taller, me habían comunicado que no sustituirían el líquido de frenos si no era necesario.
Mientras el coche estuvo en el taller probé a localizarlo con la aplicación móvil, pero aparecía un mensaje que impedía toquetear cualquier función o ver su estado, y que indicaba que el coche estaría listo a las 13:00.
A las 13:02 minutos me llegó un mensaje al móvil indicándome que ya podía pasar a recoger el coche. Simultáneamente me enviaron la factura por correo electrónico (a la que tenía que pedir que cambiasen los datos de facturación). En ella constan dos trabajos adicionales a los que aparecían en la proforma: sustitución del filtro del habitáculo y cambio en garantía de la pegatina con el número de chasis a través de la garantía, sin coste. Adjunto la captura de pantalla de los tres mensajes que me enviaron al móvil durante el día. El primer mensaje fue a las 09:53, cuando entregué el vehículo.
El detalle del horario (de 08:00 a 17:00) que dice el mensaje de las 13:02 casi me cuesta tener que dar dos viajes. A las 13:35 llegué al taller y me encontré las puertas cerradas. Curiosamente, justo en el intervalo de tiempo que había estado fuera, habían colocado este cartel con el horario de atención, donde decía que de 13:30 a 14:30 estaba cerrado.
Se puede comprobar que el cartel no estaba en la foto del antes y del después. Afortunadamente, llamé a la puerta y con la misma amabilidad me abrió y me atendió el empleado de antes. Le dije que lamentaba interrumpir su hora de la comida pero que ese cartel no estaba por la mañana y que hice caso del horario citado en el mensaje, a lo que me respondió que no importaba la hora, que tenían turnos para comer y podía atenderme sin problema. Y que revisarían el mensaje.
Acercaron el coche desde el fondo de la nave, donde ví que había un Model X conectado a un cargador de pared Tesla de los de 11 kW, como los de los centros comerciales. No alcancé a ver si disponen de más cargadores, pero intuyo que sí, porque a la vuelta me entregaron el coche con un 89 % de carga y exactamente los mismos kilómetros en el odómetro, 79 608. Que tenga los mismos kilómetros al recogerlo indica que no hicieron ningún recorrido de prueba con el coche. Si lo hubiesen hecho y hubiesen probado los frenos (cosa que me consta que hacen en algunos talleres), quizás se hubieran percatado de que los discos delanteros vibran y hacen un poco de ruido.
Me devolvieron la tarjeta llave y me indicaron someramente lo que habían hecho: cambiar el filtro del habitáculo y una revisión general, en la que elevan el coche y comprueban el estado de los palieres y de la batería para cerciorarse de que no está dañada por algún golpe. También habían comprobado el líquido de frenos y el refrigerante de la batería y no era necesario sustituirlos.
Dada la poca información que recibí, pregunté por el estado de las pastillas de freno y de las ruedas, por si hacían algún tipo de diagnosis mediante cable o remotamente y por si entregaban algún tipo de informe de trabajo o del estado de la batería. Me respondió que «antiguamente» sí entregaban una lista de chequeo, pero que ya no se hacía. Me dijo que las ruedas era aconsejable cambiarlas ya, porque las traseras están en unos 3 mm de huella (en efecto, aunque no han llegado a los testigos, es prudente cambiarlas en breve. Este es el segundo juego de ruedas de nuestro Model 3 —más información—), las pastillas de freno están bien porque este tipo de coches gastan poco material frenante y la diagnosis la hacen remotamente, en el taller, sin necesidad de conectar cables. No me dijo que hubieran revisado la presión de las ruedas (aunque el avisador del Tesla es extremadamente sensible y en cuanto una rueda baja una décima de 2,9 bares, salta un aviso). También me indicó que el coche hace permanentemente un diagnóstico de la batería y que si hubiese alguna anomalía, me aparecería un aviso, pero mientras tanto a ellos no les consta más información.
Como había revisado la primera factura recibida mientras iba de camino al taller, me percaté de que no habían añadido ninguna anotación sobre el estado del coche. Le comenté al operario que me resultaba extraño que no indicasen observaciones, como la del estado de los neumáticos, y me dijo que, dado que yo le había pedido previamente que cambiasen los datos de facturación y tenían que pedir que se volviese a emitir, me podían añadir esa anotación si yo lo deseaba. Yo creo que lo ideal es que ellos hubiesen escrito lo que vieron motu proprio. Aquí consta la factura definitiva (la primera página completa y la parte impresa de la segunda hoja) que me enviaron dos horas más tarde, ya con los datos corregidos y con la anotación sobre los neumáticos. El total fue de 144,47 euros. La forma de pago es la misma que cuando adquirimos el tapacubos, mediante transferencia bancaria. No se puede pagar con tarjeta de crédito o efectivo en el establecimiento. Por tanto, me llevé el coche sin haber abonado la factura previamente (lo hice horas después).
Respecto de la proforma que me enviaron al llegar con el coche (es decir, la segunda), también había una discrepancia en el precio de la mano de obra, puesto que habían hecho constar que solo era una operación y, posteriormente, facturaron dos operaciones de 15,70 euros. Esto me hace sospechar que, o bien no recordaban que el coche lleva dos filtros en lugar de uno, o bien son poco cuidadosos a la hora de detallar los presupuestos.
Antes de marcharme pedí ver el filtro del habitáculo para comprobar cómo estaba tras un año y 80 000 kilómetros de uso. Me los entregaron en una bolsita. El Model 3 lleva dos filtros, ubicados por detrás de la guantera, lugar en el que lo llevan muchos coches que disponen de este tipo de filtro. Para sacarlo hay que desmontar una tapa de plástico sujeta con varias grapas. Este es el estado en que se encontraban.
Haciendo una búsqueda rápida por internet he localizado el precio del filtro en una web de recambios, por 26,42 euros (el precio que nos han cobrado en Tesla, ya con el IVA incluido, es exactamente ese). La referencia de pieza en Tesla es 110768100A. Mann, por ejemplo, fabrica el recambio con la referencia 4011558097783, y en su web da información sobre el proceso de montaje en el Tesla (aquí) mediante un PDF donde indica que es una operación de 15 minutos. En el propio enlace es posible comprobar en las fotos que vienen dos filtros idénticos y que la referencia es únicamente para Tesla Model 3.
También pregunté si revisaban el nivel del líquido lavaparabrisas y qué significaba lo del cambio del adhesivo con el número VIN (de Vehicle Identification Number o número de identificación de vehículo). La explicación sobre la pegatina fue que se trataba de una campaña interna de Tesla, que no sabían la razón, aunque podía deberse a que algún número fuera ilegible. No nos consta que se hubiese borrado ningún número, pero tampoco estamos pendientes y la única foto que tenemos la hicimos a los pocos días de comprar el coche. En esta foto aparece la pegatina antigua y la nueva. Respecto al líquido lavaparabrisas la respuesta fue «creo que eso no se revisa». Yo intenté comprobarlo y no se puede ver el nivel desde la boca de llenado, que está en el capó delantero. Según el manual del usuario, cuando el nivel es bajo, sale un aviso en la pantalla.
Antes de salir del taller pregunté cuándo debía volver a pasar por el taller y la respuesta fue «dentro de un año». Me pareció una respuesta elegida al azar, como para salir del paso, puesto que Tesla no aconseja en su manual revisar el coche anualmente. Cuando llegué a casa, revisé por mi cuenta el nivel del líquido de frenos y su aspecto. El líquido conserva un color claro, sin turbidez ni suciedad y el nivel es el correcto (no debería ser distinto, ya que no hay presencia de fugas y es un circuito estanco pero, generalmente, cuando las pastillas se van gastando, el nivel desciende un poco). Para conocer su estado habría que usar, además, un comprobador que mide el nivel de humedad y determina si el líquido aún conserva un punto de ebullición adecuado.
Antes de ir a revisión decidimos dejar el coche sucio, porque estaba recién llegado de un viaje, para comprobar si tras la revisión lo entregaban limpio y si el servicio era gratuito o lo cobraban (ambas cosas nos han ocurrido en otros concesionarios de otras marcas, en otras pruebas de larga duración). Nos devolvieron el coche tal cual lo llevamos.
En anteriores pruebas de larga duración, con un kilometraje cercano al de nuestro Model 3 actualmente, ya habíamos pasado varias revisiones con costes casi siempre más elevados. En el Toyota Prius, a los 75 000 km se hizo una revisión de 68,15 euros y a los 90 000, una de 154,64 (más información). En el Volkwsagen Golf, la revisión de los 90 000 km costó 467 euros y hubo una serie de irregularidades flagrantes por parte del concesionario (más información). La del Renault Clio la hicimos en un taller Norauto, costó 157,90 euros y también nos suscitó dudas por la calidad del trabajo realizado (más información). En general, el coste de mantenimiento del Tesla Model 3 está siendo muy bajo en comparación con el de otros coches de motor térmico que hemos probado antes, si bien la revisión llevada a cabo no es barata para las pocas tareas que conlleva.