Con motivo del ruido que mostrábamos en el vídeo de la entrada anterior, el viernes 7 de marzo pedimos cita en el centro Renault Automoción Qualiauto S.A situado en la Carretera de Toledo km 9,9 (pertenece a Getafe), en la provincia de Madrid. Decidimos llevarlo a un taller cercano a Madrid por si era necesario dejar el coche varios días, ya que desconocíamos cuánto iba a durar la reparación.
Concertamos la cita por teléfono. Explicamos lo que sucedía y quedamos en dejar el coche sobre las 5 de la tarde del siguiente lunes. De esta manera, los mecánicos podrían probar el coche a la mañana siguiente ya que es un ruido que aparece cuando el coche lleva parado un rato y hace frío. Como ocurre las otras veces que hemos llevado el coche a un servicio Renault, nos preguntan la matrícula, nuestro nombre y si ya habíamos estado previamente en el taller.
Llegamos a la hora acordada. Hecho el papeleo, la persona encargada de recibir a los clientes coloca un papel protector en la alfombrilla y un plástico que cubre todo el asiento. No protege el volante ni el cambio. No sabemos si el mecánico, cuando salió a probar el coche (hicieron 7,8 km con él), lo hizo. Ya en la oficina, mientras abría la ficha, la persona de recepción nos dijo «uff, cómo tiembla, quizás sea una bobina de encendido». Nuestro Clio con motor de tres cilindros «tiembla» exactamente igual que los otros que hemos tenido de pruebas con el mismo motor.
Le explicamos el ruido de la suspensión y añadimos que el portón también suena en ocasiones (cuya cerradura ya nos cambiaron en otro taller con anterioridad porque hacía ruido) y les pedimos que comprueben por favor el nivel de aceite, porque tras la última revisión —que realizamos en dos partes pocos días antes— la primera en Avilés y la segunda, para completar la primera, en Gijón— nos daba la impresión de que el nivel se había quedado ligeramente alto.
Nos ofrecieron transporte hasta Getafe y quedamos en ser avisados a lo largo del martes para explicarnos el problema y el coste de la reparación.
Al mediodía del martes recibimos su llamada. Habían identificado el problema: las gomas de la barra estabilizadora estaban en mal estado. Es un cambio que entra en garantía, sin coste para el cliente. Del ruido procedente del portón, nos informan de que no lo habían oído. Del aceite, que tenían que extraer un poco.
También nos dicen que las pastillas delanteras de freno estaban muy desgastadas y era necesario cambiarlas. El coste del cambio de pastillas aparece en la web de Renault; seleccionando el concesionario, es posible descargar un PDF con un listado con todos los precios. En nuestro caso, 92,00 € incluyendo la mano de obra. Les decimos que las cambien.
Al recoger el coche no nos entregaron las viejas, algo que en nuestro caso no era un problema porque sabíamos que estaban en mal estado, pero tal vez otro cliente habría querido verlas. Cuando se las pedimos al recoger el coche, nos explican que lo teníamos que haber dicho antes porque a estas alturas ya estarían en reciclaje. Otro aspecto mejorable es que no nos dieron ninguna indicación sobre el rodaje de las pastillas: unas pastillas nuevas hay que acoplarlas al disco y, durante los primeros kilómetros, la capacidad de frenada es menor. Nosotros le preguntamos a un mecánico al salir y nos aconsejó que durante los primeros 300 kilómetros realizáramos una conducción suave, sin frenadas bruscas.
En la llamada por teléfono mencionada anteriormente también nos indicaron que si les llegaban las gomas de la estabilizadora antes de las 17:00, tendrían el coche listo esa misma tarde. Que nos avisarían cuando lo tuviesen. Finalmente recibimos la llamada a primera hora del miércoles, el día siguiente. Nos preguntaron si íbamos a recogerlo por la mañana porque, de no ser así, guardarían el coche en el garaje. Fuimos a por el Clio poco después. Estaba aparcado junto a la puerta, cerrado y limpio (lo habían lavado). Nos informan de las operaciones realizadas y le preguntamos si el problema del temblor del motor estaba solucionado. La responsable —que era la persona que nos indicó que el coche vibraba— nos dijo que no había ningún problema, que había sido error de apreciación suyo. Nos acompaña a caja y nos entrega la factura, en ella (siguiente imagen), no aparece nada del arreglo de la suspensión.
Pedimos un justificante de la reparación de la suspensión pero nos dicen que no es necesario, que estaba anotado en el historial del vehículo. Preguntamos también sobre la garantía de dicha reparación, a lo que responden que los nuevos casquillos no tienen un periodo adicional de garantía, sino que es la misma que la del resto del vehículo.
Finalmente, y de forma muy amable por su parte, nos facilitan un documento en el que sí aparece la operación realizada (imagen siguiente).
Desde la reparación hemos recorrido unos 5000 kilómetros en los que no hemos oído el ruido de la suspensión, aunque el del portón sigue apareciendo intermitentemente.
En general, estamos satisfechos con el trabajo realizado en el taller. Han sido atentos y amables, han solucionado el ruido de la suspensión, corregido el exceso de aceite del motor y detectado y reemplazado unas pastillas de freno desgastadas.