Tal vez alguna vez se haya preguntado si un coche necesita más metros para frenar cuando va cargado que cuando va el conductor solo. La respuesta, con matices, es no.
Para detener un vehículo en movimiento (o en general cualquier objeto) hay que disipar su energía cinética, una energía que varía en función de la masa y de la velocidad del vehículo (Ec = 1/2 · m · V²). El trabajo que se debe generar para compensar esta energía cinética depende de la masa del vehículo, de la gravedad, del coeficiente de rozamiento con el asfalto (simplificando la variación del factor de rozamiento con la carga) y de la distancia recorrida. Es decir, si se desea detener un vehículo hay que igualar su energía cinética con el trabajo de rozamiento de los neumáticos. Esto se expresa con la siguiente ecuación:
1/2 · m · V² = m · g · µ · D
Donde m es la masa, V la velocidad, g la gravedad, µ el coeficiente de rozamiento y D la distancia de frenado.
Para ver si la teoría se corresponde con la práctica hemos hecho un ensayo con nuestro Renault Clio 0.9 TCe 90 CV un poco después de llegar al último sexto de la prueba de larga duración, ya que acabábamos de pasar los 100 000 km. La prueba es la misma que hacemos con todos los coches que conducimos en km77.com: una frenada a fondo para medir los metros necesarios para detener el coche desde 120 km/h.
Hicimos seis frenadas, alternando frenadas en las que iba el conductor solo con otras en las que iba el conductor más 230 kg de carga. Todas las frenadas comenzaron desde el mismo punto y entre frenada y frenada dejábamos pasar 2 minutos para que los frenos pudiesen refrigerarse un poco. La carga de 230 kg estaba distribuida de la siguiente forma: un acompañante en la plaza delantera, otro en las traseras y 60 kg de lastre en el maletero.
El asfalto estaba aparentemente seco (había llovido durante la noche) y la temperatura del ambiente varió entre 19 y 21 ºC según el termómetro del coche. En el momento de iniciar la prueba el Clio tenía 103 038 kilómetros y montaba los neumáticos Vredestein Quatrac 3 en medida 205/45 R17 88V y especificación M+S. Estos neumáticos se han utilizado durante 59 000 km. El desgaste de los delanteros era superior al de los traseros. A su vez, los del lado izquierdo estaban más gastados que su correspondiente pareja del lado derecho.
En la tabla siguiente aparece el resultado del ensayo. En la columna de la izquierda, las tres frenadas con el Clio cargado con 230 kg adicionales. En la derecha, únicamente con el conductor.
Los resultados confirman la teoría. Lo que ha ocurrido es que la mayor energía cinética que tenía el Clio cuando iba cargado se ha compensado con el incremento de la fuerza de rozamiento (que aumenta al hacerlo la masa del vehículo). Esta es la razón por la que las distancias de frenado no has sido peores cuando iba cargado que cuando no —e incluso hay veces que han sido mejores—.
Por otra parte, la sensación personal de deceleración dentro del coche fue similar en todas las tandas de frenado, pero nos llamó la atención que cuando el coche iba sin carga tenía una ligera (pero sensible) tendencia a desviarse a la izquierda, algo que no ocurrió nunca con carga.
Además de hacer frenadas, también hicimos pruebas de aceleración para ver cuánto más lento era el Clio con la citada carga que sin ella. Las aceleraciones las hicimos siguiendo el procedimiento habitual de km77.com para este tipo de prueba: con el aire acondicionado desconectado y tomando el tiempo entre 80 y 120 km/h. Sin la carga, fue un 15 % más rápido (10,5 segundos frente a 12,1 s).