El Renault Clio que compramos en el mes de abril de 2013 debería tener en estas fechas un kilometraje cercano a los 80 000 km. Pero entre que estuvo parado en el taller un mes y que no estamos haciendo tantos kilómetros cómo querríamos, acabamos de pasar por el meridiano de la prueba, los 60 000 km, distancia a la que hay que hacer la segunda revisión.
A falta de 1500 km para llegar a la revisión, aparece un mensaje en la pantalla monocroma del cuadro de instrumentos cada vez que se da al contacto indicando los kilómetros que restan, así es difícil olvidarse de que hay que reservar cita en el taller.
En la imagen que hay sobre estas líneas se ve como, una vez alcanzados 60 000 km, se enciende en la parte inferior del cuadro el testigo que advierte del paso por el taller, el mismo que se ilumina cuando hay una avería.
El jueves 28 de febrero llamamos al concesionario oficial de Renault, Leomotor Asturias, situado en la Avenida del Conde Guadalhorce, 125, en Avilés (página Web). Este concesionario pertenece a un grupo que tiene siete concesiones de Renault (cuatro de ellas en Asturias). Indicamos que queríamos realizar la revisión de los 60 000 kilómetros de un Renault Clio de gasolina de la última generación. Tras ponernos de acuerdo con el día y la hora —miércoles 5 de marzo, sobre las 10:00— y anotar nuestra matrícula, nos pregunta si es un coche particular, de empresa o renting. Aclaró que era «para saber si tienes ficha aquí o no». Le dijimos que era de empresa, que estábamos de paso por la zona y que teníamos ese día libre para hacerlo todo.
Antes de pasar la revisión, con aproximadamente 59 000 km, hicimos una pequeña comprobación del estado de los neumáticos, del líquido refrigerante y del aceite del motor. Y 200 km antes de la revisión, acudimos a un centro First Stop (situado en la Avenida de Torrelavega 21, Sarón, Cantabria) para comprobar el estado de los discos de freno y de las pastillas. Quien nos atiende, nos indicó que lo mejor que podíamos hacer era cambiar las pastillas ya. En este centro adquirimos líquido limpiaparabrisas y llenamos el depósito hasta el máximo.
A la revisión llegamos cuando el marcador indicaba 61 487 km. Justo antes de entrar al taller, bajamos la presión 0,6 bares a la rueda trasera izquerda, dejándola a 1,5 en lugar de a 2,1. La trasera derecha también la desinflamos pero sin mirar cuánto. Lo hacemos para ver si cumplen uno de los puntos que tienen que verificar en la revisión, un trabajo muy sencillo e importante.
Llegamos al taller a las 10.05. Es un concesionario relativamente grande, con una zona de venta con más de 20 vehículos —aunque sin mucho espacio entre ellos— y un taller de grandes dimensiones —pudimos contar unos 10 elevadores y multitud de vehículos (tanto para reparar, como para entregar o nuevos sin matricular)—. En el taller se ve mucho orden y limpieza, al menos es lo que apreciamos desde un lateral. Hay una tercera zona denominada Renault Minuto o Renault Express, con dos boxes, destinada a revisiones y mecánica rápida.
Entramos en este lugar, solo hay una persona que se encarga de los dos boxes, de dar presupuestos y de atender al teléfono. Después de identificarnos, el mecánico nos crea una ficha de cliente, fotocopia los papeles del vehículo y nos pregunta si hace falta que nos acerquen a algún sitio, a lo que respondemos que nos quedaremos por la zona. Nos emplaza a vernos aproximadamente una hora después —11:15—.
Le preguntamos cuánto nos va a costar y qué hay que hacerle al Clio. Su respuesta: «es la primera revisión, ¿no?». —»No, como te dije por teléfono, es la de los 60 000 km». Su gesto de la cara cambia, un poco más serio, y añade que entonces tendrá que cambiar bujías y filtro del aire, que va a tardar y que no nos puede dar presupuesto en ese momento. Apunta el número de móvil y dice que nos llama en un breve espacio de tiempo.
A las 11:00 nos dice que no tiene ni las bujías, ni el filtro de aire. Que ha llamado a las otras sucursales y que no tienen en ninguna, que me lo puede pedir, pero que ya llegará otro día. En este momento le recodamos que habíamos llamdo con anterioridad para concertar la cita, y que sabían el kilometraje del coche y la versión. Se disculpa. A pesar de ello, decidimos seguir adelante con la revisión en este taller.
Nos indica que la «Revisión Renault» cuesta 124 € e incluye cambio de aceite (Elf Evolution SXR 5W40) y filtro del mismo, revisión de 35 puntos y lavado del vehículo. También sustituirá el filtro del aire del habitáculo, 36 € más. Coincide con lo que habíamos visto en la Web de Renault. Para particulares hay una promoción en la que descuentan 40 € si el importe es superior a 150 €, por lo que esta revisión costaría 120 € (160 menos los 40 que descuentan). Comienzan a trabajar en nuestro Clio a las 11:13.
A las 12:10 el coche está en la puerta, cerrado y goteando. Lo acababan de limpiar en un túnel de lavado que tienen en sus instalaciones. La persona que nos atiende, nos entrega la llave y nos dice que todo está bien, que han soplado el filtro de aire del motor (ese que no han podido reemplazar por no tener recambio) y que no nos preocupemos por el tema de las bujías, que podemos aguantarlas 4000 o 5000 km más. También nos recomienda que para aumentar la vida del motor y evitar problemas, realicemos las revisiones cada 20 000 o 25 000 km, no cada 30 000 km como indica Renault.
Ya en el coche comprobamos que, al igual que en la revisión de los 30 000 km realizada en Córdoba, no han sellado el manual del vehículo. Volvemos a entrar en taller, no hay nadie —sí hay un coche abierto—. Ocho minutos después aparece el mecánico en otro coche —que salía del taller— que nos sella el libro sin problemas. Aprovechamos para pedirle la hoja de trabajo, a lo que responde que ellos no la usan pero que, si quiero, me la hace. Se marcha con la hoja al taller y vuelve unos 5 minutos después con ella rellenada y diciéndonos que a las pastillas de freno le quedan unos 4000 o 5000 kilómetros «de vida». Nos extraña que no propusiesen cambiarlas, dado el desgaste acusado que tenían. Tal vez, es una suposición, no las tuviesen en recambios, como las bujías y el filtro de aire del motor.
Ya fuera del taller, comprobamos (mal) el nivel del aceite porque no esperamos lo suficiente para que reposase bien. A la mañana siguiente, antes de arrancarlo, volvimos a hacerlo y vimos que el nivel estaba por encima del máximo y que su color es mucho más oscuro que el que traía cuando compramos el coche (imagen).
También vimos que habían comprobado la presión de los neumáticos porque los que deshinchamos antes de pasar la revisión ahora tenían 2,4 bares (son 0,3 bares más que lo que recomienda Renault). Los neumáticos delanteros, también estaban a 2,4 bares, en este caso presión coincidente con la preconizada. Nos sorprende que no dijesen nada de la poca presión en los neumáticos traseros, ya que podría ser síntoma de un pinchazo con pérdida lenta de presión. Entendemos que es algo que deberían poner en conocimiento del propietario del coche.
Un detalle que tampoco nos gustó es que no pusieron un plástico para cubrir el asiento. Tampoco protegieron el volante, el pomo de la palanca de cambios ni colocaron un papel sobre la alfombrilla. Nosotros metimos el coche al garaje pero ellos lo sacaron, lo llevaron a limpiar y lo aparcaron en la puerta.
Aquí termina la primera parte de la revisión de los 60 000 km, sin bujías ni filtro de aire nuevo. La segunda parte comienza a escasos 30 km de distancia, lo contaremos en la siguiente entrada del blog.