Por Lorenzo Serrano.
El principal motivo de mi viaje vacacional era ver por primera vez una de las tres carreras más importantes o con más tradición del panorama automovilístico: las 24 horas de Le Mans.
Hasta el momento, hemos realizado unos 3000 km en el Renault Clio, es miércoles y hasta el domingo que termina la carrera, nuestro vehículo permanecerá en un aparcamiento VIP que mi compañero diseñó aprovechando las cintas de nuestros vecinos noruegos.
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Solo utilizaremos el Clio para ir a por provisiones. Y el viernes para acercarnos al pueblo, un día en el que nos fotografiaron muchísimo —pensarían que era el Clio RS— y también nos abuchearon: el viernes a última hora lo único que hay para hacer en la zona es ver cómo los más exaltados piden a los conductores que hiciesen patinar las ruedas de sus coches. Nosotros no hicimos caso a esta gente así que, junto con el abucheo, nos llevamos un globazo de agua.
24h of Le Mans
Nosotros íbamos prácticamente a ciegas, habíamos leído algo por Internet pero no sabíamos a ciencia cierta qué panorama nos íbamos a encontrar. Recomiendo encarecidamente que si acudís a la carrera, lo hagáis por lo menos desde el miércoles.
Compramos las entradas por Internet —general, por un precio de 71 €— y pedimos que nos las enviaran a casa —tardaron más de un mes en llegar, precio 22 €—. Esta compra la realizamos a primeros de año, momento en el cuál también elegimos el camping. La elección fue muy sencilla, sólo quedaban dos.
Sobre nuestro camping, Beajeuseur, decir que está a las afueras del circuito, justo en la entrada a las curvas Porsche, la estancia de toda la semana cuesta 54 €. Los hay más caros, por ejemplo Maison Blanche —para mí el mejor ubicado—, donde está la Curva Corvette —a la que no pudimos acceder— o Du Houx, situado muy cerca del paddock —el preferido de los ingleses—.
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Excepto por las lagunas formadas de manera espontánea, es un camping recomendable por el precio y por la tranquilidad. Como en el resto, no hay luz. Los aseos y duchas son portátiles —sólo los cercanos al circuito tienen baños fijos—. Para comprar hielo y pan, necesitábamos el coche ya que el hiper más cercano estaba a unos 4 km.
Del domingo al martes, en la plaza del pueblo de Le Mans, se pasan las verificaciones, es una buena oportunidad para ver los coches detenidamente ya que son empujados por los mecánicos. Pero realmente, es algo que si no lo veis, no pasa nada.
Además de los participantes en las 24 horas de Le Mans —categorías GTeAm, GTePro, LMP2 y LMP1—, hay una carrera denominada Le Mans Legend (ver todas las imágenes) y otra de la Ferrari Challenge (ver todas las imágenes). Accedimos al paddock —por la zona Technoparc—, no sabemos si legalmente, y pudimos deleitarnos con los Ferrari Italia.
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Los entrenamientos se realizan las jornadas del miércoles y jueves —por 5 euros adquirimos una guía para estar informados de todo—. La rutina para los dos días es la misma, acudir al mayor número de curvas posibles para ver cuál es el mejor sitio y sobre todo, disfrutar de todas las gradas.
Durante las mañanas no hay nada que hacer, es el momento de aprovechar para hacer algunas compras y visitar el espectacular Museo —no hay fotos, es muy oscuro y teníamos que ahorrar batería—.
El jueves por la noche, tras el último entrenamiento, os recomendamos que acudáis al final de la recta de meta, por la zona de Village —sitio dónde se sitúan los mostradores y tiendas de los equipos—. El motivo, debajo de estas líneas (ver todas las imágenes):
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El viernes, es el día del espectador. Es un día que no os podéis perder bajo ningún concepto. ¿Por qué? La respuesta es sencilla, durante todo el día está abierto el pit lane. Los equipos —por lo menos durante la mañana— desmontan los coches y, aunque algunos pueden estar haciendo retoques de última hora, la mayoría colocan todas las partes visibles del coche para el mayor disfrute del aficionado. Incluso el equipo Lotus nos premió con un ensayo de cambio de ruedas y piloto (ver todas las imágenes).
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Este año, coincidiendo con el 90 Aniversario de la carrera, también abrieron la pista, desde la salida de Box hasta la Pasarela Dunlop. El motivo era exponer los 11 vehículos que han marcado una época —elegidos por el público y un comité de expertos— (ver todas las imágenes).
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Por la tarde, hay que acudir al centro de Le Mans (ver las imágenes). Se produce el desfile de los pilotos —Parade des Pilotes—. Cada equipo, montado la mayoría en coches de época, hace el recorrido que permite al aficionado estar muy cerca de los pilotos. Además, en esta ocasión pudimos ver en movimiento el Porsche 918 Spyder y el Alpine A110-50.
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Por un problema de espacio/tiempo, no pudimos ver ni a Antonio García —piloto de Chevrolet— ni a Lucas Ordoñez —piloto de Nissan Nismo—. Sí llegamos a tiempo para ver a Marc Gené —piloto de Audi—. Quiero darle las gracias al piloto español porque al vernos —camiseta de la selección y bandera en mano— hizo que su piloto aminorara la marcha e intentó, sin éxito que nos llegaran unas fotografías firmadas. ¡Gracias Marc!
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Una vuelta al circuito
Las gradas están numeradas para la carrera, no para los entrenamientos —acceso libre—. Si se adquiere una entrada de grada —precio entre 55 y 100 €—, no se podrá acceder a las míticas Mulsanne y Arnage. Aunque para los días de entrenos, hay entradas por 12 € para estas curvas.
Creo que lo mejor es comprar una entrada en las gradas que hay frente a los garajes, es un espectáculo sobre todo por la noche, cuando mejor se ven las paradas y cambios de pilotos (ver todas las imágenes). Además, se puede ver la ceremonia de salida y el festejo al final de la carrera (ver todas las imágenes). Si uno se aburre de ese sitio, puede acceder al resto del circuito Bugatti sin problemas.
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Otro buen sitio, son las gradas que hay en las Chicane Raccordement y Ford (ver todas las imágenes), esas que hay justo antes de la entrada a garajes. Es un sitio bastante entretenido, un punto en el que se producen bastantes adelantamientos y el lugar perfecto para tener controlado quién entra al pit lane.
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Para terminar con la zona de gradas, la Pasarela Dunlop es un sitio divertido para ver la Ferrari Challenge, estos pilotos van con el cuchillo entre los dientes por lo que son frecuentes las salidas a la grava y adelantamientos espectaculares. Con los “mayores” es un sito más monótono.
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Entre la pasarela Dunlop y Tertre Rouge, hay varias zonas en las que se visualizan las curvas de Chapelle y S de Forèt (ver todas las imágenes). La ventaja de estos sitios es que en cualquier momento tienes buenas vistas. La gente se mueve constantemente de lugar.
La curva Tertre Rouge (ver todas las imágenes), se ha convertido este año en un punto negro del circuito. Sólo habían transcurrido 10 minutos cuando uno de los Aston Martin se salió —para mí de manera incomprensible— impactando de manera brutal contra las protecciones. El piloto danés Allan Simonsen falleció horas después —nosotros, no nos enteramos hasta el día siguiente, nos pillo cenando cuando notificaron la noticia—. Se puede ver desde el interior o exterior, en esta segunda zona hay más espacio para poder sentarse, es un sitio por el que se circula bastante rápido. No hay nada destacable.
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En la recta de Hunaudières, no hemos estado, hay acceso a las Chicanne —Forza Motorsport y Michelin— pero no servicio de autobús, por lo que hay que andar muchísimo para llegar hasta ese punto. Lo estuvimos explorando el día previo a la carrera y decidimos que no nos iba a merecer la pena.
A Mulsanne e acudimos sólo el día de la carrera (ver todas las imágenes). Lo hicimos de tal manera que nos coincidió el amanecer. En la noche cerrada, es todo un espectáculo, sabes que viene un coche no sólo por el sonido atronador que emiten los escapes durante la última parte de la recta Hunaudières —excepto el del Audi R18 e-tron quattro— sino porque el bosque se ilumina de una manera muy peculiar. Un sitio agradable, con una pantalla que te permite estar más entretenido y saber realmente cómo va la carrera.
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En Arnage estuvimos dos veces (ver todas las imágenes), una durante los entrenamientos —acudimos con el Clio y lo aparcamos bastante lejos para no pagar parking— y otra durante la carrera —utilizamos el transporte gratuito, bastante eficaz—. A estas alturas, no os voy a descubrir esta curva, en el día a día es un Stop, en la carrera, es el punto más lento del circuito. Para hacer fotografías, es mala, la valla imposibilita tener buenas fotos. Si estáis situados en la misma curva, sólo veréis el giro y la salida. Si lo hacéis más hacia la curva de Indianapolis, tendréis algo más de visión y sobre todo una pantalla de televisión.
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Estas dos curvas, están en la parte exterior del circuito. Hay aparcamientos —acceso no incluido— y un servicio de autobuses. La vez que más tiempo hemos tenido que esperar fue unos 35 minutos —el primer bus estaba lleno—. Si os preguntáis, yo lo hacía, cómo uno puede pasar del interior al exterior del circuito os diré que hay dos formas, por el túnel de las curvas Porsche, abierto las 24 horas o por la pasarelas en el interior del circuito Bugatti —por Dunlop, por la entrada principal o por Tetre Rouge—.
En el comienzo de las curvas Porsche (ver todas las imágenes) hay una «pelousse» tanto en el exterior como en el interior —desde nuestro camping—. Nos resultó muy curioso que durante los entrenamientos nos pidieran las entradas pero que no lo hicieran en el día de la carrera.
Las vistas, creo que son mejores en la parte exterior que en la interior. En la exterior, situándose en un lateral, se ve el final de recta y el apoyo y trazada de los coches en la curva. Desde el interior, sólo se ve la curva en sí. Excepto por el grandísimo error de no existir ninguna pantalla de televisión, es un sitio muy divertido.
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Creo que es el punto donde más adelantamientos hemos podido vivir. También, durante el inicio de la noche fuimos testigos de unas cuantas salidas de pista. Era fácil saber quién iba a la grava, salirse en este punto de la trayectoria tenía graves consecuencias.
El último sitio para ver la carrera con la entrada general, es justo antes de las Chicane Ford, —entrada a meta—, sitio elegido por Audi para colocar su inmenso Motorhome para los clientes VIP —el de los pilotos está en el paddock—. Es un sitio un poco aburrido, aunque hay una pantalla.
Lo que más destaco de esta carrera, también lo hizo Antonio García en un evento de Chevrolet al que acudimos (más información), fue la cercanía entre equipo/piloto y los aficionados. Tampoco hay un escalón de clases tan marcado como en la Fórmula 1, aquí hemos tenido vecinos de camping a gente que acudía en Ferrari, Lamborghini, Aston Martin y un largo etcétera (ver todas las imágenes).
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Y por último, un comentario sobre la vuelta a casa. Como saben, si no se lo digo yo, cuando termina la carrera, el circuito de La Sarthé queda abierto al público (ver todas las imágenes). Es el momento de pasear por el interior de las curvas Porsche o acercarse a la curva Dunlop para capturar una mítica imagen. Si su intención es salir cuanto antes, es obligatorio perderse este momento al no ser, que quieran «tragarse» una caravana de infarto. Lo mejor, es salir antes del final de la carrera o hacerlo varias horas después.
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Nosotros decidimos salir al día siguiente, la estampa que nos encontramos fue desoladora.
Una pregunta, si el año que viene vuelves, harías lo mismo? Tengo la sensación por lo que has dicho que Arnage es un poco sosa y encima está bien lejos. Merece la pena? Te has llegado a aburrir?
P.D: aunque a alguno no le guste, buenas vacaciones se ha pegado
Hola Antonio.
Si sólo vas a ir una vez cada diez años, claro que merece la pena. Merece la pena cara rincón del circuito.
Si tu intención es ir frecuentemente, yo compro entrada de grada (dudo si justo en el centro de la recta o en la Chicanne). Siempre tengo la posibilidad de ir en los entrenamientos por poco dinero a Mulsanne y a Arnage. Otra opción es reservar camping en estas curvas, eso te permite tener acceso.
Si vuelvo, no haría lo mismo. Paro y me acuesto aunque sean unas horas. Desde las 9:30 del sábado (warm-up, aunque no quieras, te desvelas) hasta las 22:30 del domingo, es una paliza. Lo dicho, paro y duermo.
Yo no he llegado a aburrirme porque he estado siempre cámara en mano, buscando sitios, probando, equivocándome, gastando fotos, etc. Si voy sin cámara, o me busco una TV o me da algo.